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Presentación

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La investigación y la reflexión sistemática sobre las múltiples implicaciones y los desafíos que impone la formación de psicólogos es una tarea aún pendiente en nuestro país, y en general en América Latina. Las implicaciones académicas, éticas y subjetivas del ejercicio de formación de psicólogos son un asunto de obligatoria reflexión e investigación por parte del amplio cuerpo de docentes, a muchos de los cuales les pagan por hora cátedra; pues la formación es en sí misma una práctica, y la docencia universitaria en psicología, una ocupación de por lo menos el 10% de los psicólogos graduados de nuestro país. Adviértase con conciencia autocrítica que la gran mayoría de los que ejercen la docencia efectivamente en la cotidianidad de las aulas universitarias de nuestros cursos de psicología no tiene formación en pedagogía ni didáctica universitaria, pese a que muchos de los sistemas de selección y escalafonamiento de los docentes universitarios hoy piden por lo menos un diplomado en docencia universitaria.

Existen, además, algunas especializaciones y maestrías, generalmente ofrecidas por facultades de educación, en docencia universitaria –genérica–, que una minoría entre los psicólogos-docentes ha cursado. La tarea está aún pendiente. Los desafíos de la formación de psicólogos en el contexto actual no son menores: el cambio y las brechas generacionales, la presencia y el impacto de nuevas tecnologías de la información, las exigencias de mayor investigación, la emergencia de una naciente revolución tecnológica denominada cuarta revolución industrial, fenómenos de creciente globalización, diversificación y complejización del panorama social, histórico y cultural, el cambio climático, en el ámbito más general, y la asistencia a un momento de transición sociopolítica denominado posconflicto o posacuerdo, en el ámbito nacional particular, son condiciones de posibilidad para pensar que estamos ante un escenario reconfigurado en estos albores del siglo XXI. Este conjunto de cambios desafía a la psicología como ciencia y como profesión, para que responda a nuevas demandas de explicación del comportamiento humano, de las nuevas psicopatologías y de la configuración de la subjetividad, entre otros aspectos. Este nuevo escenario desafía a repensar las prácticas de formación, así como los contenidos, las competencias, las formas y el sentido de la evaluación, la interfaz entre teoría y práctica profesional, las formas de trasmisión y evaluación de la formación, así como la pertinencia de los profesionales de cara a las nuevas exigencias del mercado de trabajo. Como vemos, enfrentamos un panorama complejo que demanda recursividad académica, investigativa y pedagógica para asumir el oficio de formar en psicología.

Ahora bien, en el campo específico de la psicología como ciencia, atestiguamos la emergencia de nuevas líneas de pensamiento (psicología positiva), nuevas formas de aproximarnos a la realidad (etnografía digital) e implementar la psicología como profesión (ciberpsicología), nuevos temas de investigación (felicidad, empresas saludables, placer y sufrimiento en el trabajo); y una mayor aceptación de formas de hacer ciencia que desbordan el paradigma dominante, dan lugar a debates más abiertos, aunque no superados en la práctica, y permiten que se desplieguen estudios en una línea más cualitativa y crítica, y que estos sean cada vez más publicados. Una conquista epistemológica para la disciplina.

La dimensión paradigmática característica de la psicología y los múltiples campos de ampliación, así como la combinación de estos aspectos, complejizan aún más la reflexión sobre la formación en psicología, pues cada paradigma tiene un conjunto de presunciones y cánones sobre cómo hacer ciencia, a la vez que cada enfoque teórico concibe de manera específica un objeto de estudio e intervención consecuente, y que cada campo de aplicación demanda formas de intervención ajustadas y consecuentes con sus propósitos profesionales, científicos y técnicos. Paradigmas, enfoques teóricos y campos de aplicación coexisten y se recombinan para producir una profundización de la naturaleza del campo de la psicología. Este es otro asunto a considerar de cara a lo que representa una formación de calidad de nuestros futuros psicólogos.

La psicología del trabajo y las organizaciones como campo de investigación y acción profesional específico no está al margen de tales complejidades y, además, está en interfaz constante con los cambios sociohistóricos, en general, y en el orden productivo y la dinámica del capitalismo, en particular, que le imponen también, desde hace ya cuarenta y cinco años, repensarse de cara a un mundo del trabajo reconfigurado bajo la impronta posfordista: el trabajo por proyectos, las organizaciones flexibles y horizontales, las nuevas patologías laborales, la fragmentación precaria del mercado de trabajo, el migracionismo laboral y la presencia masiva de fenómenos de diversidad, y concomitantemente, las demandas ethopolíticas de inclusión social de la diferencia, así como la emergencia de nuevos temas, como la felicidad en el trabajo; o nuevos campos subdisciplinares, como las clínicas del trabajo o la psicología clínica laboral. Por lo menos en nuestro contexto latinoamericano, se imponen nuevos retos que se debe privilegiar o incorporar en la formación de los psicólogos del campo de la POT, de cara a la actualización curricular, pedagógica y temática.

Al terminar este libro comenzamos a vivir la crisis planetaria producida por la pandemia de la covid-19, crisis que sin duda va a tener un impacto en el mundo del trabajo y en la estructura y la función de las organizaciones laborales; este fenómeno contextual no puede ser eludido, pues toca nuestro objeto directo de estudio. Creemos que la ecuación sujeto/persona-trabajo-organización-contexto, aludido por muchos de los trabajos aquí reunidos, evidencia la importancia del contexto y su influjo sobre nuestro objeto de estudio. No abriremos un debate específico sobre el impacto de la pandemia, más bien confiamos en que se ofrecen las herramientas conceptuales para que la reflexión sobre el mundo pospandemia que tendremos sea posible a partir de lo que se plantea en el libro.

Por todo lo anterior, es perentorio para el campo de la POT pensar en las implicaciones y los nuevos desafíos que enfrenta, en cuanto proyecto de formación científico-profesional. Este libro es un granito de arena que aporta en esa dirección. Los invitamos a leerlo y debatirlo, con los autores, los colegas y los propios estudiantes. Que el presente volumen sea solo una excusa para abrir y animar un debate que no puede seguir pendiente ni cesar en el país.

Johnny Orejuela

Editor académico

Jefe del Departamento de Psicología

Coordinador de la maestría en Psicologia del Trabajo y las Organizaciones

Universidad EAFIT

Medellín (Colombia)

Desafíos en la formación de psicólogos de las organizaciones y el trabajo

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