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PRÓLOGO
ОглавлениеLa teoría y la práctica de la negociación ocupan dos mundos paralelos. Hay expertos que conocen sobre todo la teoría, en muchos casos reflejada en importantes libros; mientras otros conocen especialmente la práctica, a veces a partir de textos analíticos o biográficos. Sin embargo, lo que no hay es suficiente cantidad de libros que reúnan lo mejor de la teoría y de la práctica. Este nuevo libro, editado por Julián Arévalo, representa una excepción.
Dentro de estas páginas, el lector encontrará capítulos con aproximaciones teóricas a la negociación que incluyen no solo un excelente resumen de la literatura, sino que también contiene ideas originales sobre temas olvidados, un ejemplo es la dignidad como variable clave dentro de un espacio de negociación. Además, el lector encontrará estudios de caso de negociación, con un enfoque en experiencias recientes de Colombia, el país que ha sido el laboratorio más robusto para la negociación de paz, desde los años noventa en Irlanda del Norte. Este libro también ofrece importantes capítulos sobre actores clave en negociación, entre ellos uno interesante sobre el “modelo” Trump de la negociación.
Desde mi propia experiencia en el dominio de la negociación de paz, es sorprendente cuántas veces los detalles más básicos y estructurales son ignorados o malentendidos, sobre todo, en temas metodológicos. Por ejemplo, aunque puede parecer obvio, siguen existiendo comentaristas que critican las negociaciones de paz en uno o más países como si fueran espacios de decisiones unilaterales y controladas. Es importante anotar que, debido a su naturaleza, en una negociación siempre se requiere el consentimiento formal de las partes y las concesiones mutuas son intrínsecas. Estructuralmente, estas son el único camino para llegar a un acuerdo, ya sea en cuestiones de justicia, dejación de armas, participación política o cualquier otro tema.
Naturalmente, en una negociación, el equilibrio de poderes en la mesa puede variar permitiendo que una parte tenga mayor capacidad de presión sobre la otra. Pero esto no significa que alguna pueda imponer su voluntad y visión sobre el otro, ya que, en este caso, se dejaría de hablar de negociación, y se hablaría más bien de rendición.
Desde una perspectiva teórica y práctica, el impacto del “hecho de la negociación” es difícil de exagerar. Repercute profundamente en el campo de lo moral, en la medida en que los intereses opuestos y las cosmovisiones –algunas de ellas quizás fuertemente antiliberales– deben reconciliarse. A nivel práctico, se afecta la agilidad en la toma de decisiones; no solo porque las partes deben pasar por un proceso de identificación de consensos sobre cuestiones controvertidas, sino también porque las discusiones y puntos de encuentro deben aglutinarse próvidamente en un texto conjuntamente acordado. El hecho de la negociación también afecta a nivel jurídico, en la medida en que la capacidad del Estado para cumplir con sus obligaciones jurídicas nacionales e internacionales, –por ejemplo, en el ámbito de los derechos humanos y el derecho humanitario y penal– se debe entender en el marco de las decisiones que allí se adopten.
Estas limitaciones morales, prácticas y legales son especialmente pronunciadas en un escenario de un conflicto armado interno. Las negociaciones en esos contextos tienden a requerir un altísimo nivel de formalidad, rigor y densidad. Por diseño, requieren una «ficción de igualdad» entre las partes que favorezca intrínsecamente a la más débil, ya que la imagen y la realidad de la negociación deben ser de igualdad procesal. De hecho, las partes llegan a un acuerdo mediante un ejercicio de consentimiento mutuo en el que nadie es un claro perdedor o ganador.
Incluso, en un escenario en el que un gobierno civil o militar está negociando un acuerdo político con los partidos de la oposición para restaurar la democracia o acordar el reparto del poder, el hecho de la negociación tiene una influencia determinante en lo que puede o no ser viable en la agenda de discusión. Si bien es probable que esas negociaciones tiendan a ser menos estructuradas, más secretas, y más centradas en el poder político que las que se dan entre las partes en una guerra civil, es el mero hecho de la negociación lo que, una vez más, obliga a las concesiones mutuas. Esta es la razón principal por la que, por ejemplo, una amnistía amplia (o ausencia prolongada de justicia a nivel nacional) es probable.
Aparte de las lecciones para negociar conflictos armados, uno de los propósitos del libro es además brindar herramientas para que la ciudadanía aborde sus conflictos cotidianos: entre vecinos, compañeros de trabajo y, en general, los diferentes espacios de la vida en democracia. Uno de los mensajes centrales que transmiten los autores del libro es que las capacidades para abordar conflictos son un elemento clave para el fortalecimiento de la democracia; las teorías presentadas y las experiencias prácticas brindan herramientas para mejorar tales capacidades.
Estos temas, dilemas y realidades son algunos, entre muchos otros, que el lector encontrará en este excelente libro, a la vez provocador y riguroso. Lo recomiendo a cualquier persona en búsqueda de una exploración intelectual y práctica del arte de la negociación. Más allá del placer de leer el libro, la aplicación a medida de sus ideas y lecciones puede ayudar a la resolución de actuales situaciones de conflicto armado, y así salvar vidas y mejorar nuestro mundo.
Mark Freeman
Toronto, agosto de 2020