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A) En general:

La Sindone (Sábana Santa en el entorno católico) es una sábana (sindòn = sábana, tela) de lino de un grosor de apenas 0,34 milímetros, tejido en forma de «espina de pescado» con una técnica ya conocida hace dos mil años en Egipto (se conservan restos egipcios de hace cincuenta mil años), en Palestina y en otras zonas del Medio Oriente. El hilado es de «torsión en sentido Z» (en sentido de las agujas del reloj), en lugar de «en S» (contrario a las agujas del reloj) como se haría en épocas posteriores.7 Se trata de técnicas de hilado y tejido de las cuales ya se había perdido el recuerdo muy al principio del Medioevo. Esta Tela mide, después de las restauraciones de conservación realizadas en 2002 (v. Cronología, año 2002), 4,41 metros de largo y 1,13 metros de ancho.8 Su Custodio oficial es el arzobispo pro tempore de Turín (es decir, quien ocupa el puesto). La Sábana Santa está en Turín desde 1578, con algunas interrupciones ocasionales, normalmente debido a guerras, como durante el asedio francés a la ciudad de 1706 y, la última vez, a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, tras cuyo estallido en 1939 (en previsión de que también Italia, como acabó sucediendo, entrara en guerra) se trasladó, para protegerla de los bombardeos, al Santuario de Montevergine, cerca de Avellino. Volvió a la capital piamontesa en 1946.

La Sábana Santa de Turín, aunque en casi todo el mundo se la conoce sencillamente como la «Sindone», es una tela todavía en parte misteriosa.

Como se puede observar en las fotos anteriores, presenta diversas manchas, cuya naturaleza y causa solo se conocen parcialmente. Como veremos, en algunas partes de estas manchas la Sábana Santa se comporta como un negativo fotográfico. En otras partes, no.

Sin duda...

Sobre esta tela hay remiendos y señales de abrasión.

Se sabe, a la vista de las muestras y los análisis de los expertos, que en ella hay restos de pólenes de plantas del Medio Oriente y de flora de los Alpes. Además, en la tela hay restos de aloe y de mirra, además de aragonito (composición de carbonato de calcio, hierro y estroncio), una tierra presente en Jerusalén y, en particular, en una tumba estudiada por Riccardo Levy-Setti, un investigador de la Universidad de Chicago, que, comparándola con el aragonito de la Sábana Santa, ha concluido que los dos minerales son exactamente iguales.

También es seguro que sobre la tela hay manchas de sangre coagulada del grupo AB con restos de ADN, después de análisis efectuados por diversos anatomopatólogos de prestigio internacional, entre ellos el profesor Luigi Baima Bollone, antes catedrático titular y ahora profesor emérito de medicina forense en la Universidad de Turín.

Por cierto: Es cuando menos curioso saber que sangre de idéntico tipo AB mancha el llamado Sudario de Oviedo (España), una tela de 83x52 centímetros. Estas manchas hemáticas tienen formas simétricas y, por lo que se dice, corresponderían en su conjunto a un rostro humano.9 Además, resulta interesante el hecho de que los restos (reliquias) del milagro que cuenta la tradición que ocurrió en el siglo VIII en Lanciano, en la provincia de Chieti (un sacerdote dudaba de la presencia de Cristo en la Eucaristía mientras estaba consagrando y el pan y el vino se transformaron en carne y sangre), son: sangre del grupo AB, como la de la Sábana Santa; carnes humana del tejido miocárdico (análisis de 1970 del profesor Odoardo Linoli, anatomopatólogo).10

Sindone: La Misteriosa Sábana Santa De Turín

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