Читать книгу 1891: Historia naval de la Guerra Civil - Gustavo Jordán Astaburuaga - Страница 6
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En el año 1891, después de varias décadas de convivencia democrática, estalló una Guerra Civil en Chile, generándose uno de los conflictos más debatidos por nuestros historiadores. Faltaba un libro dedicado a uno de los aspectos más importantes de esta guerra: su historia naval, el cual hoy presentamos.
Diferencias fundamentales entre los poderes Ejecutivo y Legislativo generaron una creciente polarización de la élite chilena, la que desembocó en la guerra más cruenta que registra la historia de nuestro país, produciendo enormes daños y ningún beneficio que no se pudiese haber logrado por otros medios.
Desde el momento en que el Presidente Balmaceda promulgó leyes apartándose de la Constitución, sus adversarios políticos optaron decididamente por la revolución. Ambos bandos requirieron el apoyo del Ejército y de la Armada para imponer por la fuerza su voluntad a sus adversarios. Gran parte de la Marina se volcó en favor del Congreso y la casi totalidad el Ejército actuó, inicialmente, en favor del Gobierno.
La Armada, con solo 1.400 marinos embarcados, gozó desde el inicio de esta guerra de un nivel incontrastable de control del mar y logró, durante los primeros meses, en conjunto con el incipiente Ejército Constitucional, conquistar la zona norte, fuente de los principales ingresos del país por los impuestos a las exportaciones del salitre.
Las fuerzas militares constitucionales triunfaron ante las balmacedistas, que eran numéricamente superiores en razón de 3 a 1, porque la Escuadra logró mantener el control del mar durante la guerra y, utilizando sabiamente la movilidad que otorga el poder naval, materializó una adecuada estrategia ofensiva conjunta con el naciente Ejército Constitucional, que logró dividir sistemáticamente a las fuerzas balmacedistas, tanto en las campañas efectuadas en la zona norte como en la de la zona central, logrando batirlas en detalle y vencer.
Este conflicto ocurrió en medio de masivos programas de modernizaciones del Ejército y de la Armada. Los nuevos cazatorpederos Condell y Lynch, que se incorporaron a la Marina Balmacedista, eran los buques más modernos de su tipo en el mundo, y lograron hundir, mediante un ataque con torpedos, al blindado Blanco Encalada, uno de los buques capitales de la Escuadra, hecho que fue una noticia de carácter mundial en su época.
Para los autores este libro ha sido toda una aventura leer numerosos libros antiguos (y también recientes) y revistas de marina de la época, para sumergirnos en el mundo de Chile de fines del siglo XIX y tratar de descubrir cómo la Escuadra, reducida en sus efectivos, y el nuevo Ejército Constitucional, creado de la nada, en solo ocho meses, lograron el triunfo final contra un Ejército numéricamente superior, mejor dotado logísticamente y triunfador de la Guerra del Pacífico, lo que no deja de ser un hecho enormemente sorprendente hasta el día de hoy.
De la Historia Naval de la Guerra Civil de 1891, se dedujeron numerosas lecciones de estrategia y logística, que están tratadas en sus respectivos capítulos.
La masiva politización de las Fuerzas Armadas previa a esta guerra, propiciada por primera vez en Chile por el Gobierno del Presidente Balmaceda, y el creciente nivel de violencia política alcanzado en el año 1890, también se analizan en el respectivo capítulo, por considerar su relevancia en los hechos que ocurrieron posteriormente.
Pese a los miles de bajas ocasionadas en este conflicto, que equivaldrían hoy a casi 52.000 chilenos (guardando la proporción de la población existente en Chile en 1891 con la actualidad) la sociedad fue capaz, en un relativo breve plazo, y tras diferentes leyes de amnistía, de ir superando poco a poco estas profundas heridas existentes entre los chilenos.
Las lecciones de esta Guerra Civil y la forma como los chilenos se reencontraron después de este conflicto, deberían iluminarnos para guiarnos en las disputas políticas internas actuales respecto de nuestro pasado reciente.
En este conflicto, se comprobó una vez más, al igual que en todas las guerras sostenidas desde nuestra independencia, que Chile depende vitalmente del mar para su seguridad, y que quien controle nuestro mar, controlará a nuestro país. Consecuentemente, la Armada deberá contar siempre con fuerzas navales suficientes para disuadir a nuestros potenciales adversarios de atacar nuestro tráfico marítimo, territorio o población, afectando a la seguridad nacional.
También se deduce que la clave del éxito está en el accionar conjunto de las Fuerzas Armadas, como lo fue en este caso entre la Escuadra y el Ejército Constitucional.
Todas las guerras son extremadamente complejas y la Guerra Civil de 1891 no fue la excepción. Sin embargo, los autores del libro hemos tratado de presentar al lector este conflicto en la forma más simple y gráfica posible, haciendo uso de una amplia bibliografía e iconografía.