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Las expediciones del Adventure y el Beagle
ОглавлениеEl conjunto de episodios que nos ocuparán transcurrió, como dijimos, en el marco de dos expediciones llevadas adelante por embarcaciones de Su Majestad Británica. La primera de las travesías, que llegó hasta Sudamérica y regresó, contó con la participación como naves principales del Adventure y el Beagle, y la segunda, solo con esta última. La primera expedición abarcó desde el 22 de mayo de 1826 hasta el 14 de octubre de 1830 y la segunda entre el 27 de diciembre de 1831 y el 2 de octubre de 1836. A los dos principales buques mencionados se agregaron por períodos variados otras naves: algunas goletas como Adelaide, La paz y La liebre (la primera para recorrer canales fueguinos y las dos últimas alquiladas en Bahía Blanca para relevamiento de costas), dos buques foqueros (el Uxbridge y el Adeona) y un bote con cubierta (el Hope), además de otras embarcaciones menores.
El primer viaje estuvo al mando del capitán Philip Parker King,2 su segundo comandante era Pringles Stokes y el joven Robert Fitz Roy participó como teniente de navío hasta la muerte de Stokes, cuando asumió como segundo comandante y quedó al mando del Beagle. Así narraba el capitán King la extrema situación que desembocó, entre otras cosas, en el suicidio de Stokes:
La severidad del clima trajo aparejado un fenómeno muy desagradable. El escorbuto llegó y se acrecentó; a su vez, la muerte accidental de un marinero al caer desde una escotilla, seguida por el fallecimiento de otros dos, así como del señor Low, del Adeona, cuyo cuerpo me fue enviado para su entierro, contribuyó a crear una sensación de abatimiento entre los tripulantes que no pude controlar de ninguna manera. La monotonía de sus ocupaciones, el escalofriante y sombrío aspecto del país y el rigor del clima contribuían a aumentar el número de enfermos, así como los síntomas desfavorables de su enfermedad. No obstante, el período de ausencia del Beagle estaba llegando a su fin, por lo que hice correr el rumor de que abandonaríamos Puerto Hambre en cuanto llegara. (Narrative, t. I: 144)
King había decidido nombrar como comandante del Beagle a William Skyring luego de la muerte de Stokes pero, por distintas razones, al llegar a Río de Janeiro el comandante de la estación naval, sir Robert W. Otway, anuló la decisión de King y, entre otros cambios, nombró a Fitz Roy al mando del Beagle para su regreso a Inglaterra. El suicidio de Stokes, como bien señala King, afectó profundamente a la tripulación, al mismo King y, seguramente, condicionó al futuro capitán Fitz Roy a elegir un compañero de su misma clase para el viaje que emprendería años después. El destino querría que ese compañero de viaje fuera un ignoto joven en ese momento, pero que con el correr de los años se transformaría en uno de los científicos más importante del mundo moderno: Charles Darwin.
Los objetivos de la primera expedición eran realizar un relevamiento hidrográfico en el extremo sur de Sudamérica y trazar mapas de las costas entre Montevideo y Chiloé, principalmente de los canales fueguinos; asimismo, recoger muestras de animales, vegetales y minerales de las zonas visitadas. Inicialmente, en el Adventure (“una embarcación amplia de 300 toneladas de arqueo, sin cañones, de aparejo ligero aunque fuerte y de construcción sólida”; Narrative, t. II: 38) viajaban: el capitán King, varios pilotos, cirujanos, voluntarios, un recolector botánico, un artillero, un carpintero, quince infantes de marina y alrededor de cuarenta “marineros y pajes” (unas 76 personas). En el Beagle (“un pequeño navío de construcción sólida de 235 toneladas, aparejado como una barca y dotado de seis cañones”; Narrative, t. II: 38) viajaban el comandante Stokes, cirujanos, voluntarios, algunos oficiales, unos diez infantes de marina y también alrededor de cuarenta “marineros y pajes” (unas 63 personas). A lo largo del viaje hubo muchos cambios, incluidos los mencionados en el comando de la expedición.
Para la segunda expedición se destinó inicialmente (luego se fueron agregando otras naves, como ya se mencionó) solo el Beagle con algunas modificaciones estructurales con respecto al viaje anterior y que, según la enumeración que hace el propio Fitz Roy, zarpó con el joven naturalista Charles Darwin, trece tripulantes –entre oficiales y sus asistentes–, un médico, un carpintero, siete particulares, treinta y cuatro marineros, seis grumetes, un sirviente de Darwin (Syms Covington, quien lo acompañó en los múltiples viajes a caballo en Uruguay, Chile y Argentina), el reverendo Richard Matthews, el ya entonces reconocido pintor Augustus Earle (quien renunció a la expedición en Montevideo y fue reemplazado por Conrad Martens, autor de algunas de las más conocidas pinturas de la expedición, pero que también se retiró de la travesía en 1834, en Chile) y los tres fueguinos. Como es natural, a lo largo de cinco largos años hubo algunos cambios en el personal de a bordo.
Darwin enumera, en el primer párrafo de su Diario, de manera muy sucinta, los objetivos3 del viaje del H.M.S. Beagle:
[C]ompletar el reconocimiento de Patagonia y Tierra del Fuego, comenzado bajo la dirección del capitán King de 1826 a 1830; hacer un estudio de las costas de Chile, Perú y de algunas islas del Pacífico, y efectuar una serie de medidas cronométricas por todas partes del mundo. (Darwin, 1892: 267)
Como ya se ha señalado, la doble expedición británica forma parte de una larga serie de viajes por distintas regiones del planeta y obedece a la estrategia de expansión diseñada y llevada a cabo a lo largo del siglo XIX (que algunos historiadores denominan el “siglo imperial”) con el resultado conocido: el Imperio británico –el más extenso de la historia– llegó a dominar hacia principios del siglo XX aproximadamente al 25% de la población y el 20% del territorio mundial, sin contar otras formas de dominación diplomática y comercial. Aunque América quedó exenta, en el último tercio del siglo XIX se consolidan los imperios coloniales que anexaron, formal y administrativamente, una enorme cantidad de territorios alrededor del mundo en manos de las principales potencias europeas (Reino Unido, Italia, Alemania, Francia, Países Bajos y Bélgica) y Estados Unidos. En buena medida, esos territorios surgieron de la desintegración de los imperios español y portugués.
De los cinco años que duró el segundo viaje, aproximadamente un año transcurrió en el actual territorio argentino, ya que el 24 de julio de 1833 indica Darwin en su Diario que la expedición zarpó desde Maldonado en Uruguay con rumbo hacia el sur, y el 10 de junio de 1834, por su parte, relata que a través del estrecho de Magallanes el Beagle pasó al océano Pacífico rumbo a la región central de Chile. Incluso permaneció unos pocos días en Mendoza luego de cruzar los Andes desde Chile.4 Al período “argentino” le dedicó ocho de los veintiún capítulos de su Diario.