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CAPÍTULO III EL ECUADOR EL MARFIL VEGETAL
ОглавлениеPhiladelphia Commercial Museum El fruto de la tagua, del cual se hace marfil vegetal.
La producción de marfil vegetal es otra industria importante del Ecuador. En español se llama esta substancia corozo o corojo, pero hay otra nuez que algunas veces se confunde con ella. El fruto de la tagua suministra el artículo de comercio que ha resultado ser un excelente substituto del colmillo de elefante, y que también se ha utilizado para otros fines.
Es un árbol silvestre que crece a lo largo de la costa occidental de la América del Sur, es decir, desde Panamá, a través de Colombia y el Ecuador, hasta el Perú. Es una especie de palmera cuya altura varía entre diez y veinte pies, que tiene un tronco muy corto coronado de grandes frondas de color verde brillante. Sus flores despiden un perfume muy fuerte, su fruto se asemeja un tanto al del coco y echa desde cuatro hasta nueve bayas por árbol. Las bayas pesan cerca de veinte libras, crecen hasta el tamaño de la cabeza de un hombre y se componen de una cubierta leñosa que contiene la nuez propiamente dicha, la cual es de una composición dura y blanca, del tamaño de una patata pequeña, con granos muy finos, y es muy parecida al verdadero marfil en todos sus rasgos característicos. Las bayas contienen de seis a nueve nueces. Cuando la nuez o semilla es muy tierna, contiene un flúido insípido y claro, que hace las veces de agua para el sediento viajero en los bosques, pero que, como sucede con el del coco, se torna pronto lechoso y adquiere un sabor dulce.
Como el clima afecta el desarrollo del árbol, hay una notable variación en la forma y composición de las nueces de la tagua que crecen donde las lluvias son excesivas y las que se recogen en los climas más secos. Puesto que la planta es silvestre y crece sin ningún cultivo, no se sabe exactamente a qué edad fructifica, pero se calcula que sea aproximadamente a los seis años, y que vive de cincuenta a cien años.
Los indígenas recogen ordinariamente sólo las nueces maduras que se encuentran en el suelo. Las que no están maduras tienen un punto blando en el centro, que las hace menos valiosas. Por lo tanto, es necesario tener cuidado de no escoger las que tienen defectos.
El marfil vegetal se vende a los comerciantes o exportadores de la localidad. El precio en el mercado depende de la competencia que se hagan estos exportadores y de la demanda que haya en los mercados americanos y europeos. Algunas casas de comercio extranjeras guardan grandes cantidades de nueces y no las venden hasta que obtienen buenos precios. En Guayaquil se venden las nueces aproximadamente desde dos dólares hasta dos dólares y medio las cien libras, y las que se escogen especialmente tienen un precio todavía más subido. El gobierno del Ecuador cobra un derecho de un dólar por cada cien libras de nueces sin descascarar, y de un dólar y cuarenta centavos por las descascaradas.
Este producto extraordinario se usa principalmente en la fabricación de botones. Algunas cantidades de marfil vegetal se emplean para hacer cabos de paraguas, piezas de ajedrez, fichas para juegos de naipes, y otros artículos semejantes que se hacen también de marfil de colmillo de elefante; pero la mayor parte de esta substancia vegetal se dedica, como antes se ha dicho, a la fabricación de botones. Ésta es una industria importante que proporciona trabajo a muchas personas, así en Europa como en los Estados Unidos. Muy variado es, en verdad, el procedimiento que se emplea para convertir la semilla o nuez de tagua seca en botones de fantasía, debiendo advertirse que esta operación se lleva a cabo en grandes fábricas que están provistas de muchas diferentes clases de maquinaria especial.
El Ecuador exporta todos los años un promedio de veinte mil toneladas de marfil vegetal. Colombia también participa en una buena proporción de este comercio, y sus exportaciones anuales por los puertos de Cartagena y Savanilla aumentan cada vez más. A pesar de que en los últimos años el África ha exportado una cantidad limitada de este producto, sin embargo, puede decirse que el verdadero centro del corojo o tagua está en la América Central y del Sur, donde constituye una importantísima fuente de riqueza para los países que la suministran.