Читать книгу Nínive - Henrietta Rose-Innes - Страница 7

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Mis posesiones, cual una bandada de cuervos que asciende, se han alzado en vuelo, y lloraré: “Oh, mis posesiones”. Aquel que vino del sur, se llevó mis posesiones al sur, y lloraré: “Oh, mis posesiones”. Aquel que vino de las tierras altas se llevó mis posesiones a las tierras altas, y lloraré: “Oh, mis posesiones”. Mi plata, mis gemas y mi lapislázuli se han desperdigado por todas partes, y lloraré: “Oh, mis posesiones”. La ciénaga se ha tragado mis tesoros, y lloraré: “Oh, mis posesiones”. Hombres que ignoran la plata se han llenado las manos con mi plata. Hombres que ignoran las gemas se han ceñido mis gemas alrededor del cuello. Mis pequeños pájaros y aves de corral han sido arrastrados por el viento, y diré: “Ay, mi ciudad”. Se han llevado a mis muchachas esclavas y a mis niños en una embarcación, y diré: “Ay, mi ciudad”. Pobre de mí: mis muchachas esclavas usan extraños emblemas en una extraña ciudad. Mis jóvenes están de duelo en un desierto que desconocen.

Lamentaciones de Ur

(La diosa Ningal solloza por su ciudad.)

c. 2000 a.C.

Me siento como un viejo caballo de batalla que escucha el sonido de la trompeta, cuando leo acerca de la captura de escarabajos inusuales.

CHARLES DARWIN

1854

Nínive

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