Читать книгу Las sombras cardinales de Porfirio - Hugo Barcia - Страница 4

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A las buenas ánimas que me han empujado y que me siguen empujando, desde que ánimas fueron, para que yo alcance mis sueños y mi destino.

A todas las mujeres que me han amado y a todas las que amé, aunque las sumas no den los mismos resultados.

A mis primeros fuegos literarios: Juan Rulfo,

Gabriel García Márquez y Fedor Dostoievsky: en sus piras me quemé en sagrados ardores y mis fiebres ya nunca fueron las que antes eran.

A mi única bicicleta y a mi primera máquina de escribir: con ellas me puse alas y recorrí, con libertad inocente y con el atrevimiento de un pibe de barrio, los misterios, las grandezas y las miserias del mundo, del cielo y de mis adentros.

Y a las emociones y pasiones de todos los hombres de buena voluntad que hayan soñado sueños de justicia social: sin ellos, la humanidad sería un miserable y patético cúmulo de náufragos a la deriva.

Las sombras cardinales de Porfirio

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