Читать книгу Las sombras cardinales de Porfirio - Hugo Barcia - Страница 7

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En Las sombras cardinales de Porfirio, Hugo Barcia prosigue con su vocación novelística afincada en un gran fabulario. Cercano a la alegoría, este género reconoce su origen en las figuras —entre dramáticas y picarescas— de la vida popular, dándoles una resolución que, en medio de animadas viñetas costumbristas, lleva el mundo moral de sus novelas hacia un deleitable desenlace de redención.

El fundamento picaresco procede con alusiones al erotismo barrial, mirado de frente con ojo travieso, y el hilo interno moral contrasta la fábrica y el prostíbulo como la parte trabajosa en la que la vida popular elabora su ética llena de gracejos, provisoriedades y pedagogías sentimentales descubiertas por imperio de su propia sabiduría secreta.

El costumbrismo es el estilo de la complacencia retozona con la vida popular; carga consigo un moralismo saltarín, que brota de la construcción de tipos humanos a los que se otorga la libertad de la transgresión de la ley paterna, mientras ésta es tratada a través de curiosos funámbulos que emanan de la simpatía del autor por las historias de aparecidos. Éste último es un antiquísimo recurso del pensamiento popular y de las leyendas que componen el primer estribo de la imaginación humana. Hugo Barcia transfiere todas estas intuiciones a una novela de cuño clásico que carga todas las imaginerías de la conciencia que cae y se redime por la fuerza de sus propios descubrimientos.

Inevitablemente, esos descubrimientos tienen un valor pedagógico que, en Las sombras cardinales de Porfirio, se establecen en un doble sentido: el contraste de la vida infausta con lo que luego será el pasaje hacia el colectivo humano produciendo en común, y la vida amorosa también sometida al reencaminamiento o el aprendizaje que va desde creerla un fácil evento, hasta su transformación en los verdaderos frutos de un bullicioso noviciado. El nombre del personaje central, tomado de las más antiguas filosofías del conocimiento, y el suave aire marechaliano de la novela, hacen del trabajo de Hugo Barcia un gran capítulo en una lograda lengua de barriada e inmigración, en el cual se traduce el antiguo empeño de las “novelas de aprendizaje”, esto es, aquella donde los personajes cambian al conjuro de los golpes de la vida.

Las sombras cardinales de Porfirio

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