Читать книгу Los comités y las comisiones nacionales de bioética en América Latina y el Caribe - Ignacio Maglio - Страница 10

1. Introducción

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En las últimas cuatro décadas, la influencia de la bioética ha ido impactando distintas esferas de la sociedad. En sus inicios, en EE. UU., su ámbito de aplicación se limitó a la discusión sobre situaciones éticamente conflictivas en casos clínicos dentro de algunas instituciones de salud; de este modo, la bioética no excedía los límites de las biomedicina. Posteriormente, y sobre todo a nivel global, comenzó a abarcar campos más amplios tales como la biotecnología, la genómica y la genética, lo que extendió el horizonte de las relaciones clínicas al impacto que las biotecnologías podrían tener en la vida y la salud humanas.

Esa manera de considerar a la bioética estuvo ligada a una forma de pensar y actuar propia de un modelo occidental, etnocéntrico, alejado de enfoques de género, que desconocía diferentes entornos culturales y distintos enclavamientos antropológicos que escapaban a esa visión hegemónica y típicamente anglosajona.

En América Latina se comenzó a vislumbrar la necesidad de ampliar el campo y el objeto de estudio de la bioética, así como su contenido y su misión, al considerar circunstancias que excedían los temas circunscritos a la biomedicina; se trataba de incorporar situaciones de mayor impacto social y ambiental que limitaban las posibilidades de un “buen vivir” (al decir de las tradiciones andinas) a poblaciones excluidas y desamparadas. En ese sentido, la bioética comenzó a reflexionar sobre la posibilidad de incidir en el diseño de políticas públicas que influyeran no solo en las ciencias de la vida y las tecnologías emergentes, sino en la vida humana y no humana en todas sus dimensiones, incluyendo temas sociales como la lucha contra la desigualdad, la pobreza y el hambre, el acceso a los servicios de salud, la discriminación y la violencia de género, así como cuestiones ambientales relacionadas con la explotación irracional de los recursos naturales, la degradación del medio ambiente y el cambio climático, entre otras tantas que afectan la vida en todas sus formas.

A partir de allí, distintas líneas de pensamiento latinoamericano emprendieron el camino de recrear nuevas formas de pensar la bioética, conectadas con los determinantes reales que afectan la vida y el desarrollo de las capacidades de las personas vulneradas, así como con el creciente deterioro del medio ambiente y los recursos naturales. Amparadas en una epistemología común y ligadas al valor de la dignidad y los derechos humanos, florecen y se destacan la bioética de intervención, la bioética de protección, la bioética hermenéutica y la bioética narrativa, entre otras, además de los aportes del pensamiento decolonial y las cosmovisiones de los pueblos originarios que han enriquecido y propuesto diferentes miradas desde esta región.

De este modo, el conocimiento y la acción bioética comenzaron a interrogarse sobre los distintos escenarios propios de la región, a fin de dar respuestas más eficaces y contextualizadas para tener mayor incidencia colectiva y política en el desarrollo de capacidades que permitieran modos de vida más saludables y ecológicamente sustentables.

Por otro lado, los estudios bioéticos sobre justicia distributiva en la asignación de recursos estuvieron tradicionalmente sesgados por la falta de una lectura crítica de los presupuestos económicos, financieros, políticos y sociales que perpetuaban la desigualdad y la pobreza en la región. La evaluación de tecnologías sanitarias solo se realizaba sobre estudios de costo-efectividad, impregnadas del modelo de la medicina basada solo en la evidencia, sin tener en cuenta las necesidades reales de las comunidades y la accesibilidad a estas tecnologías.

Así las cosas, en 2003, se gestó y constituyó la Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética, auspiciada por la UNESCO a partir del encuentro de un grupo de bioeticistas de la región que promovían un ideario bioético común, sensible a las dimensiones antes planteadas. La Redbioética tomó como marco de referencia la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos (DUBDH), aprobada en el año 2005 por la Conferencia General de la UNESCO, que reflejaba los valores y principios antes planteados.

Con este escenario, en 2015 se suscribió el Compromiso de San Salvador, en el que los participantes, representantes de los distintos países de América Latina y el Caribe, manifestaron:

1 1.Impulsar la creación de comités/comisiones/consejos nacionales de bioética y ética en aquellos países donde aún no existan, siguiendo los criterios de género, los grupos en situación de vulnerabilidad y el compromiso en la defensa y promoción de los Derechos Humanos.

2 2.Fortalecer, en aquellos países en donde existan CNB, el funcionamiento de los mismos, para garantizar su sustentabilidad y el cumplimiento pleno de sus objetivos.

3 3.Contribuir al funcionamiento pleno de la red Latinoamericana y del Caribe de CNB, que tenga por objetivos:a.Propiciar el intercambio de conocimiento y experiencias en materia de Bioética en su más amplia acepción (incluyendo sus aspectos jurídicos, sociales y medioambientales).b.Generar y utilizar mecanismos de comunicación a nivel regional e internacional.c.Promover acciones comunes de capacitación y de relevamiento de información.d.Estimular reflexiones éticas sobre temas comunes emergentes y persistentes, teniendo en cuenta las particularidades de cada país.e.Identificar problemáticas comunes de los CNB y buscar posibles vías de solución (p. 1).

Desde entonces, UNESCO ha emprendido distintas acciones de fortalecimiento de los comités de bioética en distintos ámbitos, con la convicción de que pueden servir de vehículos eficaces para la implementación de los instrumentos normativos adoptados por este organismo multilateral y relacionados con la bioética, y considerando tanto la DUBDH (2005), como la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos (1997) y la Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos (2003).

En el nivel normativo internacional, con la DUBDH se comenzó a ampliar el horizonte y el campo de acción de la bioética, pues dentro de sus principios, se incluyeron la protección del medio ambiente, la biosfera y la biodiversidad, la promoción de la salud y el desarrollo social para los pueblos, el acceso a una atención médica de calidad y a los medicamentos esenciales –especialmente para la salud de las mujeres y de los niños–, el acceso a una alimentación adecuada y al agua potable, la mejora de las condiciones de vida y del medio ambiente, la supresión de la marginación y de la exclusión de personas por cualquier motivo y la reducción de la pobreza y el analfabetismo (Art. 14).

De esta manera, la DUBDH se presenta como una gran herramienta para esta renovada visión de la bioética con perspectiva latinoamericana, en particular, al instar a los gobiernos a promover la responsabilidad social en salud. En ese sentido, la posibilidad de disminuir la brecha entre su nivel de normatividad y las prácticas sociales encuentra una gran oportunidad a través de la promoción y la creación de Comités o Comisiones Nacionales de Bioética (CNB).

Es así que la bioética se presenta como una gran oportunidad para cristalizar distintas formas de incidir en las políticas públicas a fin de lograr formas reales de transformación social.

Los comités y las comisiones nacionales de bioética en América Latina y el Caribe

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