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ELEMENTOS DE FISIOLOGÍA LARÍNGEA
Benoît Amy de la Bretéque
APUNTES DE ANATOMÍA FUNCIONAL
En este capítulo nuestro objetivo es presentar aquellos elementos anatómicos que permiten comprender cómo funciona el vibrador laríngeo en estado fisiológico, así como en las principales situaciones patológicas.
Posición y armazón cartilaginoso
Como es sabido, la laringe es un fragmento de tubo situado a continuación de la tráquea. La faringe inferior lo envuelve enteramente, dejando detrás un espacio doble, estrechado en su centro; son los senos piriformes derecho e izquierdo, que constituyen el hueco del esófago (Figura 1).
Figura 1: forma esquemática de la posición de la laringe
Este cilindro está articulado en la parte posterior entre una porción base y una porción alta (Figura 2).
Figura 2: articulación de la laringe en dos partes
Este punto es importante, ya que, como veremos posteriormente, explica cómo podemos variar la tensión de las cuerdas vocales y la altura del sonido producido. La porción inferior tiene forma de anillo: es el cartílago cricoideo (Figura 3).
Figura 3: cartílago cricoides
La porción superior es más compleja; en la parte anterior se encuentra un escudo cartilaginoso, el cartílago tiroides (Figura 4).
Figura 4: cartílago tiroides
El tiroides está colocado sobre el cricoides, cerrándolo hacia atrás por medio de dos pequeñas astas. Estos dos cartílagos pueden bascular el uno hacia el otro gracias a la articulación que los une desde atrás.
En la parte posterior están situados dos cartílagos piramidales, los aritenoides, prolongados por los cartílagos corniculados (Figura 5). Éstos están encaramados sobre el cricoides como un jinete sobre un caballo. Están pues relacionados estrechamente con la porción inferior de la laringe y cubren la abertura de la parte posterior del tiroides.
Figura 5: el cricoides coronado por los aritenoides
Los aritenoides pueden moverse avanzando o retrocediendo sobre su asiento articular y de este modo, se acercan o se alejan el uno del otro. Pueden también inclinarse, lo que provoca que la apófisis vocal baje y vaya hacia el interior. Es en esta última en donde se insertan las cuerdas vocales. Los aritenoides tienen, pues, un papel esencial en los movimientos de aducción y abducción cordales.
Señalemos que el término glotis designa el plano de las cuerdas vocales y los elementos anatómicos que se encuentran en ella (pliegues vocales, aritenoides, comisura posterior).
Finalmente cabe mencionar la epiglotis, cuyo rol es importante en la deglución. Tiene forma de pluma. Su pie se sitúa sobre la glotis, en el interior del tiroides sobre el cual destaca (Figura 6).
Figura 6: armadura laríngea y hueso hioides (perfil izquierdo)
Este conjunto de cartílagos está relacionado con un pequeño hueso: el hueso hioides (Figura 6). En este hueso se inserta un cierto número de músculos que lo unen a la base de la lengua, al suelo de la boca, a la base del cráneo y al velo del paladar, habiendo una estrecha interrelación entre todos ellos.
Principales músculos internos de la laringe
El tubo laríngeo está «adornado» interiormente como un pequeño joyero. En este revestimiento encontramos un cierto número de músculos, llamados intrínsecos, y una cobertura mucosa.
La figura 7 nos permite ver algunos de estos músculos. Su visualización es posible por la retirada del ala tiroidea izquierda, como si la hubieran serrado y quitado.
Figura 7: músculos intrínsecos de la laringe.
Músculos constrictores de la glotis o aductores
Tres grupos de músculos contribuyen a acercar los pliegues vocales:
– Los interaritenoideos actúan acercando los dos aritenoideos, uno contra el otro, hacia atrás.
– Los cricoaritenoideos laterales lo hacen hacia adelante, al nivel del proceso vocal.
– Los tiroaritenoideos se dividen en dos porciones; los tiroaritenoideos medios, llamados también músculos vocales, constituyen el cuerpo de las cuerdas vocales junto con el ligamento que los bordea (Figura 9).
La segunda porción, los tiroaritenoideos laterales, son más externos que los músculos vocales. Suben formando la pared muscular de las bandas ventriculares sobre la glotis. Éstas tienen un rol importante en la deglución y en la tos, cerrando herméticamente el vestíbulo. Durante la fonación su función es accesoria. Entran en vibración en ciertas técnicas del canto. En patología vocal, aparecen supliendo en ocasiones una deficiencia glótica: es la voz de bandas.
Figura 8: armadura de la laringe y de las cuerdas vocales.
En cierta medida, todos estos músculos contribuyen a aumentar la rigidez de los pliegues vocales, exceptuando los interaritenoideos.
Músculos dilatadores de la glotis o abductores
Sólo los músculos cricoaritenoideos posteriores actúan abriendo la glotis.
Músculos tensores de las cuerdas vocales
Los músculos cricotiroideos hacen bascular el tiroides sobre el cricoides, lo que tiene como efecto el aumento de la tensión longitudinal de las cuerdas vocales. Por ello también se los conoce como músculos tensores (Figura 9).
La contracción de los cricotiroideos hace bascular el tiroides sobre el cricoides, lo que tiene como efecto el alejamiento de la inserción de las cuerdas hacia adelante, es decir, las tensa. Cabe resaltar que el músculo vocal y el tensor son antagonistas, lo que significa que sus acciones se contrarían. Se debe recordar este punto para comprender la cuestión de los mecanismos de emisión.
Figura 9: cómo tensar las cuerdas vocales (acción de los cricotiroideos).
Estructura del plano glótico
Para comprender mejor cómo funciona el vibrador laríngeo, es preciso profundizar en el conocimiento de la estructura de los pliegues vocales.
El corte frontal
Cerrada sobre sí misma, la laringe revela difícilmente su estructura interna. Ésta se puede apreciar en los cortes anatómicos, particularmente el corte frontal, es decir, vertical y transversal (Figura 10).
En la parte baja de la laringe, el conducto aéreo se estrecha progresivamente formando el cono elástico. A nivel del plano glótico, se aprecia que el aspecto de las cuerdas es el de dos repliegues de la pared. Por ello se los denomina pliegues vocales en la terminología actual.
Sobre la glotis, la pared forma en cada lado una invaginación llamada ventrículo, que participa en la resonancia del sonido. Finalmente, los dos repliegues situados encima son las bandas ventriculares ya mencionadas.
Figura 10: sección frontal de la laringe (se ve el tramo de sección desde la parte posterior)
El espacio entre el plano glótico y el reborde superior de la laringe toma el nombre de vestíbulo laríngeo.
Estructura interna de los pliegues vocales
Examinemos con detenimiento qué nos revela el corte frontal a nivel de uno de los pliegues vocales (Figura 11).
La mucosa que recubre los pliegues vocales a nivel del tercio medio está compuesta por tres capas:
– La más superficial es la que se ve en el examen, el epitelio, de color blanco nacarado (Figura 12). Esta constituye la cobertura. Es en este nivel en el que aparece la mayoría de las lesiones por esfuerzo como los nódulos y los pólipos. En estado normal, esta capa, sostenida por la inferior, flota literalmente sobre ella. Puede ser así arrastrada por el paso del aire espiratorio y entrar en vibración.
Figura 11: estructura interna de las cuerdas vocales en la sección frontal.
– La capa media es muy débil y constituye casi un espacio virtual; es el espacio de Reinke. Actualmente, se denomina lámina propia. Ella está a su vez compuesta por subcapas. En el edema del fumador, llamado edema de Reinke, se encuentra alterada: se vuelve más espesa y sobre todo más viscosa, lo que constituye un impedimento para los movimientos vibratorios de la mucosa.
– La capa profunda está adherida al músculo vocal: es el ligamento vocal. Éste, estando compuesto por una parte de fibras elásticas, puede estirarse bajo la acción del músculo tensor de la glotis. De todas formas, hay un límite a este estiramiento por la presencia de fibras colágenas (no elásticas) en su seno. Ligamento y músculo constituyen el cuerpo.
Figura 12: la laringe en una epifaringoscopia. A la izquierda durante la respiración; a la derecha en fonación.
Cuando la vibración afecta a la totalidad de la mucosa y el cuerpo, decimos que los sonidos así producidos son efectuados en mecanismo 1. Cuando la vibración no implica más que a la mucosa hablamos de mecanismo 2. Retomaremos más adelante estos mecanismos de emisión.
En el edema del fumador (llamado de Reinke) existe una pérdida del mecanismo 2: dada su extrema viscosidad, este edema adhiere permanentemente la mucosa y el cuerpo, no pudiendo vibrar más que unidos, e impide la emisión del agudo.
Las lesiones congénitas forman en la cuerda repliegues de forma variable (quistes intracordales abiertos o cerrados, sulcus glottidis).Comportan con frecuencia adherencias ligadas al ligamento vocal, lo que obstaculiza considerablemente la vibración de la mucosa. Es éste un punto importante a considerar: cuando son operadas, la cicatrización del lecho de exéresis puede comportar también adherencias, limitando de este modo la ganancia esperada por su resección. Aquí reside el límite actual de su tratamiento quirúrgico.
Inervación de la laringe
La laringe está inervada por dos ramos del décimo par de nervios craneales:
– Nervio laríngeo superior, asegura la inervación sensitiva de la laringe, así como la inervación motriz del músculo cricotiroideo.
– El nervio laríngeo inferior o nervio recurrente es el responsable de la inervación motriz de todos los otros músculos. Cabe resaltar que el nervio recurrente debe su nombre a su trayecto, primero descendente y luego ascendente antes de entrar en la laringe. En la parte izquierda, el trayecto descendente lo conduce muy abajo en el tórax (el mediastino), ya que nace bajo el cayado de la aorta. Este punto es importante en patología: este nervio puede estar lesionado en su parte torácica.
Efectos de las parálisis laríngeas
• La parálisis del nervio laríngeo superior da una voz agravada, monocorde, sin alcance.
• La parálisis unilateral del nervio recurrente se manifiesta por una voz debilitada, sin timbre, soplada y a veces bitonal. Su altura será más elevada de lo que es normal cuando la cuerda está inmovilizada en el cierre, y agravada en los demás casos. Transitoriamente pueden existir falsas rutas en los líquidos.
• La parálisis bilateral de los nervios recurrentes supone el cierre de la glotis. Se manifiesta entonces con una disnea de esfuerzo, a veces incluso en reposo. La voz está relativamente poco alterada, en general, un poco debilitada y velada.
• La parálisis completa del décimo par da una voz muy alterada, baja, bitonal, a veces incluso sin ninguna vibración. Provoca igualmente importantes trastornos de la deglución:
– por falta de relajación del esfínter superior del esófago,
– por defecto de detección del bolo alimenticio,
– por falta de impermeabilidad del esfínter glótico.
ALGUNOS ELEMENTOS DE FISIOLOGÍA LARÍNGEA
Vibración del aire a su paso por la glotis
El sonido de la voz se produce por la actividad del vibrador laríngeo y se modifica por la reacción del pabellón bucofaríngeo y nasal. Entre los resonadores y el vibrador existen interacciones complejas.
Para vibrar, la laringe necesita que le proporcionen energía: es el papel del soplo fonatorio. Los sonidos laríngeos son producidos en general en espiración. La columna de aire que circula por la tráquea se fracciona sucesivamente a su paso entre los pliegues vocales. Esta acción se realiza a la frecuencia del sonido producido, desde una centena a un millar de veces por segundo. Esto es lo que produce el sonido laríngeo que, a continuación, se recupera en las cavidades de resonancia (Figura 13).
En la práctica clínica se observa la vibración gracias a la estroboscopia (Figura 14). Sin embargo, no debemos olvidar que de este modo no se observa el movimiento real, sino una imagen reconstruida a partir de diversos ciclos vibratorios.
Figura 13: fraccionamiento de la columna de aire a su paso entre los pliegues vocales (izquierda) y curvas de presión en función del tiempo (derecha).
Figura 14: la vibración glotica (4 ciclos) en la estroboscopia (imágenes presentadas como filmación).
Para entender de qué manera la laringe puede entrar en vibración, se intenta reducirlo a una máquina física (en este caso un oscilador) simple pero no muy alejada de la realidad. Se llama a estas equivalencias modelos físicos.
La laringe como oscilador armónico
Podemos considerar la laringe como un oscilador armónico. El diapasón (Figura 15) constituye un buen ejemplo de este tipo de vibrador.
Las dos ramas del diapasón vibran exactamente a la misma frecuencia, sin contacto entre ellas, y reproducen un sonido puro. Para moverlas, es suficiente desplazarlas de su posición de reposo, aunque sea mínimamente.
Figura 15: el diapasón, un ejemplo de vibrador armónico.
Modelo de masas
El primer modelo de vibrador armónico que se propuso para la laringe es el de Flanagan y Landgraf (Figura 16). Las cuerdas vocales vibrarían como dos masas encaradas, unidas cada una a un resorte fijado en su extremidad externa.
Figura 16: modelización de la vibración glótica por un sistema de una masa y un resorte (corte frontal).
Si m es la masa y k la rigidez del resorte, la ecuación de la frecuencia del sonido resultante es F =√k/m. Es decir, el sonido será más alto cuanto mayor sea la rigidez del resorte y/o la masa menor. Jugando con estos dos parámetros podemos hacer variar la altura de la voz. Un ejemplo puede ayudarnos a entender mejor esta ecuación: en una guitarra el sonido es más agudo cuando tensamos la cuerda con la ayuda de la clavija (k elevada); y para los sonidos más agudos se utiliza la cuerda más fina (m menor).
La intensidad del sonido depende de la amplitud de la oscilación.
Mantenimiento de la vibración
La vibración va a extinguirse poco a poco, a menos que se mantenga. En el caso de las cuerdas vocales es el aire el que aporta este mantenimiento: acumulado bajo las cuerdas inicialmente cerradas, las separa. Éstas ceden, dejando paso a una fracción de este aire (un puff), y se vuelven a cerrar enseguida en una especie de retroaspiración de las paredes llamada efecto de Bernouilli. Esta sucesión de acontecimientos se denomina ciclo vibratorio. Dura algunos milisegundos y es tanto más breve cuanto más agudo sea el sonido.
Sabiendo que la duración de un fenómeno es del orden de algunas centésimas de segundo, es comprensible que se necesiten varias decenas de ciclos para realizar un sonido vocal, aunque sea breve.
Con posterioridad se ha modificado este modelo con el objetivo de describir mejor la propagación vertical de la onda mucosa. Es el modelo de 3 masas de Titze (Figura 17).
Sea cual sea su nivel de sofisticación, el modelo de la vibración laríngea como oscilador armónico no considera determinadas realidades del sonido vocal. En particular, no toma en cuenta la presencia de un nivel de energía mínimo requerido para activar la vibración. Sin embargo, este umbral se encuentra en la experimentación y en la clínica. Además, esta descripción tampoco considera el contacto que se establece entre las cuerdas en cada cierre y sus consecuencias.
La laringe como oscilador de relajaciones
Ante las insuficiencias del modelo armónico, se ha propuesto considerar la laringe como un oscilador de relajaciones.
Las oscilaciones de relajaciones se obtienen aplicando a un objeto un impedimento continuo, seguido de una relajación súbita. El ejemplo que con frecuencia se da es el del vaso de Tantale (Figura 18).
Figura 17: modelización de la vibración glótica por un sistema de 3 masas.
Figura 18: el vaso de Tantale, ejemplo de oscilador de relajaciones (oscilaciones del nivel bajo al nivel alto alternativamente).
El agua sube hasta un nivel de altura máxima. La cuba se vacía entonces a través del sifón hasta una altura mínima en la que el sifón se desactiva; la cuba se llena de nuevo. Este oscilador se desarrolla, pues, entre dos estados extremos, al igual que la glotis, que oscila entre un estado de cierre y un estado de apertura. Entre los dos la presión subglótica se acumula y debe alcanzar un valor umbral para que el cierre se produzca.
El oscilador de relajación implica la existencia de distintos elementos:
• Un umbral de energía para activar el fenómeno oscilatorio (para la laringe, es el umbral de presión fonatoria, SPP)
• Un funcionamiento en «on/off» (para la laringe, es el cierre y la apertura de las cuerdas en cada ciclo)
Cabe señalar que el efecto «on/off» puede obtenerse sin un contacto real entre las dos cuerdas; es suficiente que la impedancia del pabellón sea elevada. Los ejercicios de fonación con una caña aprovechan este fenómeno e insistiremos en ello en el capítulo 13 de este libro.
La consecuencia primordial de este funcionamiento en «on/off» es la transferencia de energía de una cuerda a otra en cada contacto o acoplamiento.
El acoplamiento de las cuerdas
Distinguimos dos fases en un ciclo vibratorio: la fase de cierre y la fase de apertura. Las proporciones entre estas dos fases se obtienen por el cociente de cierre (tiempo de cierre/duración del ciclo) o por su inverso, el cociente de apertura. La técnica que permite medir estos cocientes es la electroglotografía (EGG), utilizada especialmente en investigación.
En el cierre, las cuerdas llegan una hacia la otra con una energía cinética propia. Ésta depende de la masa y de la velocidad del borde libre en el momento en que aquéllas entran el contacto. Ahora bien, como en la cara, la laringe no es estrictamente simétrica. Pueden existir ligeras diferencias entre las dos cuerdas.
La vibración podría encontrarse afectada: una de las cuerdas puede llegar al encuentro en la línea media con retraso o anticiparse respecto a la otra, lo que se traduciría por una alteración del sonido si se repitiese en cada ciclo. Afortunadamente, esta asimetría, si es suficientemente ligera, se recupera por la transferencia de la energía cinética de una cuerda a otra: la cuerda izquierda recibe la energía del movimiento de la derecha, y viceversa. Esto es lo que se denomina acoplamiento.
DEL ACOPLAMIENTO AL CIERRE
Supongamos ahora que la simetría glótica sea pronunciada. Éste es el caso, por ejemplo, cuando hay una lesión cordal. Para intentar mantener un sonido más o menos estable, el sujeto va a buscar aumentar el acoplamiento. Dicho de otra manera, va a apretar más las cuerdas vocales. Esta conducta puede agravar la situación: los bordes libres se dañaran mutuamente y las lesiones perdurarán o se agravaran. En reeducación será importante tratar este componente, como veremos más adelante.
LA BITONALIDAD, FALLO EN EL ACOPLAMIENTO
En los casos de una parálisis unilateral de la laringe, la cuerda dañada tiene una rigidez (el coeficiente k) muy diferente a la otra, ya que está flácida. La asimetría es importante, y para compensarla se necesita forzar el acoplamiento. Pero justamente esto no es posible porque la parálisis daña los aductores y también porque la cuerda inmovilizada esta desplazada verticalmente, ligeramente más abajo que la sana. El sujeto, así pues, tendrá un sonido extremadamente inestable, dando la impresión de dos notas yuxtapuestas. Es la tan conocida bitonalidad.
No obstante, en ciertos casos existe la posibilidad de limitar este fenómeno. Recordemos que en las parálisis recurrenciales la afectación no implica al cricotiroideo (tensor de las cuerdas). El sujeto puede estirar fuertemente las cuerdas, lo que tendrá como efecto elevar la tonalidad a una altura inhabitual y permitirá obtener una tensión más simétrica, es decir, con menos irregularidad vibratoria. Es lo que observamos con frecuencia y es lo que se buscará obtener en las reeducaciones vocales de estas parálisis.
Sin embargo, podemos encontrar puntos débiles en este modelo. En efecto, deberíamos obtener una frecuencia que variase según la energía proporcionada al oscilador, pero éste no es siempre el caso; el tono de la voz puede estar conservado aun variando la presión subglótica, variando solamente la intensidad. Esto es lo que hace el cantante cuando hace una nota «filatto» (aumenta y después disminuye la intensidad). Además, sabemos que la vibración glótica puede también producirse en ausencia de contacto entre las cuerdas. Esto se aprecia muy bien en las imágenes obtenidas actualmente con las cámaras ultrarrápidas.
El modelo stickslip (adherir-deslizar)
En definitiva, la laringe puede comportarse en ciertos momentos como un oscilador armónico y en otros como un oscilador de relajaciones. El modelo «stickslip» (Giovanni et al.) resalta la importancia del contacto entre las dos cuerdas. A continuación haremos una breve descripción.
Consideramos que el aire se presenta bajo la glotis cerrada. El moco que recubre ambas cuerdas las une una contra otra (stick) más o menos eficazmente según su viscosidad. La presión subglótica (PSG) debe alcanzar un valor umbral, necesario para abrir la glotis. Las cuerdas, liberadas la una de la otra, prosiguen entonces su movimiento vibratorio según su masa y su rigidez, cada una por su lado (slip). Se recuperaran en la fase de cierre siguiente.
Comparamos este fenómeno con la vibración de una cuerda de instrumento, activada por un arco. La colofonia que recubre las crines del arco desempeña el papel del moco, pegado a la cuerda, llevándola a separarse de su posición de equilibrio. Llegado un punto de alejamiento, el arco libera la cuerda que prosigue su movimiento oscilatorio libremente antes de quedar adherida nuevamente. Se sucede de este modo una serie de adherencias-liberaciones, característica de este tipo de oscilaciones mantenidas.
• Un coeficiente de contacto elevado equivale a un arco recubierto de colofonia muy adhesiva, manejado con una cierta lentitud y una gran presión del brazo. En estas condiciones, la laringe se comporta como un oscilador de relajaciones. Las oscilaciones son forzadas, con todos los riesgos que esto conlleva para el epitelio que recubre las cuerdas.
• Un coeficiente de contacto bajo equivale a un arco manejado suavemente y a una gran velocidad. Es la forma de tocar la viola de gamba en oposición a la del violonchelo. En estas condiciones, la laringe vibra casi como un oscilador armónico.
Registros y mecanismos de emisión
Cuando una persona recorre toda la extensión de su voz, por ejemplo en un glissando, percibimos generalmente una ruptura en la continuidad de la emisión. Los graves y los agudos suenan de forma diferente. Para esta persona, también cambian las sensaciones en el momento de esta ruptura. Hablamos entonces de pasaje y las dos partes de la voz separadas por este pasaje se denominan registros o simplemente voz, como si hubiese dos. Las expresiones empleadas tienen en ocasiones acepciones divergentes. Las más corrientes son voz de pecho o voz plena para la parte grave y voz de cabeza para la parte aguda. Las investigaciones en fisiología de este fenómeno continúan aún, pero podemos considerar que:
• Conviene tener las cuerdas vocales con suficiente masa para emitir los sonidos graves. Se consigue activando el músculo vocal. Las cuerdas son más gruesas y la vibración toma a la vez cuerpo y cobertura, en bloque. Para elevar la tonalidad, se busca aumentar la rigidez contrayendo los músculos que pueden hacerlo. En función del grado de habilidad, se utilizan unas determinadas acciones musculares. El músculo más eficaz es el cricotiroideo, pero su acción se opone a la del músculo vocal; decimos que son antagonistas. Intentando ir al agudo de esta forma, nos encontramos con la tensión creada por este antagonista.
• Para obtener sonidos más agudos aún, se relaja intuitivamente la acción del músculo vocal, cesando la oposición al estiramiento del cricotiroideo. Las cuerdas son entonces más finas, y la vibración no compromete más que a la cobertura. Es importante acordarse de este punto cada vez que en reeducación queramos instaurar o conservar la flexibilidad de la ondulación mucosa. El sonido resultante difiere sensiblemente del de la parte más grave.
Esta división de la voz en dos partes es claro en las voces más graves, es decir, en el hombre. Pero en la mujer y sobre todo en el niño es menos evidente. Por ello, las expresiones voz de pecho y voz de cabeza ligadas a la sensación son ciertas pero poco precisas. Por este motivo se ha creado el concepto de mecanismo de emisión, definido por la actividad del músculo vocal. El mecanismo 1 se refiere a los sonidos emitidos con esta acción y el mecanismo 2 a los sonidos emitidos sin ella. No existe una correspondencia estricta término a término entre las denominaciones de registros y las de los mecanismos. El pasaje de uno a otro depende de la persona y de la manera en que se lleva a cabo. Existe una cierta libertad para efectuarlo. Sin embargo, este pasaje actúa generalmente en la primera parte de la octava 3. Se puede tomar el re3 como referencia (Figura 19).
Existe toda una zona de la voz sobre la cual ambos mecanismos pueden ser utilizados. Esta zona varía en función de las personas, pero en general cubre desde la octava la2 hasta la3 (220-440 Hz).
Los otros elementos utilizados con frecuencia para definir los mecanismos derivan de esta acción muscular. El conocimiento fisiológico exacto de cada uno de ellos, y en particular del mecanismo 2, es aún incompleto.
Figura 19: límites de los mecanismos de emisión.
En la práctica, para identificar la emisión en uno u otro mecanismo, se utiliza la EGG. En efecto, la forma de la onda es diferente en función de cual se utilice. En la figura 20 observamos un fonetograma de los dos mecanismos en una voz masculina, sana y entrenada. Recordemos que el fonetograma se obtiene pidiendo a la persona que realice el sonido más débil y el sonido más fuerte que pueda en una nota dada; se recorre así toda la extensión de la voz del sujeto para obtener los dos campos dinámicos.
Figura 20: fonetograma de una voz masculina en los dos mecanismos.
Se definen igualmente dos registros accesorios: el «fry» en el extremo grave y el «silbido» en el extremo agudo. Este último es inconstante y aparentemente no existe más que en algunas laringes pequeñas, es decir, en las voces más agudas (niños y algunas mujeres).
Más allá del plano glótico, la reacción del pabellón
El soplo entra en vibración a su paso entre los pliegues vocales, prosigue su ruta hacia la salida y puede encontrarse con obstáculos en su evolución (lengua, labios, velo del paladar, etc.).
• Cuando existe la presencia de un obstáculo total, el soplo y el sonido se interrumpen un breve instante. Es el caso de la articulación de las consonantes oclusivas.
• Cuando el obstáculo es parcial, el soplo pasa por espacios estrechos y en su circulación aparecen remolinos que provocan ruido. Es el caso de las consonantes constrictivas.
• La repetición rápida de un obstáculo total y de una apertura posterior provoca vibraciones. Es el caso de las vibrantes.
• Finalmente, cuando no hay un obstáculo anatómico, el régimen de circulación del aire es laminar, sin ningún ruido añadido. Es el caso de las vocales.
Exista o no un obstáculo anatómico, el pabellón ejerce una resistencia más o menos importante al paso del aire. Se denomina impedancia. Esta impedancia modifica la manera de vibrar de la laringe. Estudiaremos con más detalle este punto en el capítulo 13 dedicado a la reeducación de la voz.
BIBLIOGRAFÍA
Giovanni, A., Ouaknine, M., & Garrel, R., (2003). Physiologie de la phonation. Paris: Editions Médico-Techniques, EMC ORL, 20632-A10.
Le Huche, F., Allali, A. (1984). La Voix (1) Anatomie et physiologie des organes de la voix et de la parole. Paris : Masson.
Titze, I.R., (1994). Principles of voice production. Prentice Hall, Englewood Cliffs.