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1. LA PROFESIONALIZACIÓN DE LA POLÍTICA

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Hasta ahora los partidos políticos tradicionales han ideado su estructura en un entramado de caminos y puestos orgánicos donde no aparece por ningún lado el agente más importante, el ciudadano. La profesionalización de la política viene a poner remedio a este problema y a colocar al elector en el lugar que le corresponde. Comités locales, ejecutivas, presidencias, vicepresidencias, secretarías, áreas de no sé qué y así un sinfín de nomenclaturas que, si bien son importantes para la organización legal y jurídica de las organizaciones políticas, de cara a las nuevas formas de orientar y dirigir los partidos políticos no tienen ya razón de ser. A eso hay añadir que, dependiendo del color o la ideología política, puedes encontrarte con el añadido extra de más divisiones o cargos que, francamente, a mí me cuesta entender. Bueno, la verdad, no tanto: nos gusta mucho la titulitis y la palabra jefe, aunque sea de sí mismo.

Hablamos de innovar y de vender un producto llamado candidato político. El votante es el componente más relevante de la estructura de cualquier formación dedicada a vender confianza y a cambio obtener más papeletas en las urnas. ¿Cuántas veces escuchas esa frase de «eso también es política», refiriéndose a realizar gestiones o tareas relacionadas con la sociedad? Bien, compro una parte, pero no toda. Trabajar gobernando y gestionando un departamento o presupuesto público es eso, trabajo, una responsabilidad y en casi todos los casos una obligación. Los modelos de organización de ayuntamientos, gobiernos, diputaciones, comunidades o cualquier otra entidad pública fragmentada en áreas son gestión de recursos o de carteras de gobierno y no búsqueda de votos. Cuando hablas con cualquier dirigente político de cómo tiene definido o dividido su equipo, en el gobierno o en la oposición, enseguida oyes carteras, concejalías o departamentos como hacienda, igualdad, trabajo, patrimonio, turismo, servicios sociales, infraestructuras, deportes, etc.

Y ahora ¿dónde está el cliente político en todas esas definiciones? Solo en el discurso o mensaje político; solo ahí, encorsetado en palabras y en publicaciones de todo tipo en los canales de comunicación ya conocidos o las nuevas plataformas como las redes sociales, internet y todos los que forman la política 2.0. Los nuevos sistemas políticos deben orquestarse en base a procesos políticos de trabajo; unos claramente estratégicos, unos procesos más operativos; y otros más de apoyo, como puedan ser aquellos relacionados con la comercialización del producto político, la administración y contabilidad del partido o aquellos que dan soporte en el día a día y que son también importantes para el correcto funcionamiento de los equipos políticos. Son las nuevas formas de entender las estructuras políticas las que orientan la organización al votante, a dar respuesta a sus inquietudes o necesidades; nuevos diseños organizativos donde el ciudadano está al inicio y al final de cualquier proceso relacionado con el producto político y que serán los que darán posibilidades de continuar representando a su electorado. Operaciones, procesos, procedimientos, perfiles políticos son algunos de los nuevos conceptos que implantar en partidos que realmente quieran ganar elecciones. Es en este nuevo contexto donde ya no es suficiente ser político, simpatizante o aficionado a esa rama de las ciencias sociales llamada política. Ahora toca contar con profesionales. Profesionales de la empresa política.

Son las nuevas formas de entender las estructuras políticas las que orientan la organización al votante.

La política tiene demasiada relación con la economía, con las personas, con los medios de comunicación, con la evolución y el desarrollo de las sociedades; entonces es evidente que ya no basta con declarar buenas intenciones y afrontar un proyecto político. Hace falta mucho más. ¿Por qué? Porque hay un factor que sí ha hecho cambiar el ritmo político de la sociedad actual: la competencia política, esa que nos hace ser mejores para poder subsistir. En próximos procesos electorales y en las décadas venideras veremos evolucionar hacia estos nuevos formatos, modelos que en sociedades más avanzadas cada vez están más implantados. Hablamos de vender política, ¿verdad? Entonces, ¿hasta cuándo los partidos políticos actuales van a seguir actuando en modo burocracia y no como empresa política que busca resultados?

La respuesta la tienes en la profesionalización de la política.

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