Читать книгу Catarsis de la humanidad - Isabel Cortés Tabilo - Страница 14

Llovía milagrosamente en Calama

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Milagrosamente, llovía en mi norte,

diáfanos como los ojos del río Loa,

que baña de sol radiante cada mañana,

entre pastizales perfumados de alfalfa.

El cielo lloró un caudal de aguas cristalinas,

mojando el aguayo del desierto dormido,

y el cabello de choclos nortinos

ondula feliz al alero de un pueblo encantado.

Lluvia, pasión regada de invierno altiplánico,

campanas jugando en el corazón de la gente,

¡el canto del río Loa! mojaba su ropaje nuevo

fantaseando atolondradamente con agua bendita.

Llovía orgasmos de nubes y cielo,

cerros bañados de cristales benditos,

volcanes traviesos amando la puna,

¡júbilo calameño que renueva la faz del desierto!

Catarsis de la humanidad

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