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CAPÍTULO 1

Memoria de una obra

Jaime Reyes G.

La Parroquia de Corral (1) tal y como fue reconstruida por arquitectos y profesores de nuestra universidad hace más de sesenta años, se encuentra en un buen estado de conservación, especialmente en su interior. Conserva la mayoría de los elementos que la constituyen como una de las obras importantes de arquitectura moderna religiosa que hay en Chile. Sin embargo, esta obra no está en la cuenta de la historia arquitectónica del país.

Este libro quiere recuperar la plenitud de la Parroquia de Corral; considerando esa plenitud tanto en las actividades religiosas, culturales y comunitarias; en la conservación de la modernidad artística (en el diseño, la arquitectura, etc.) de su edificio; en la recuperación de su historia para la comuna de Corral y para la historia de Chile. Pero quiere algo más: construir memoria.

En primer lugar, este libro pretende hacer una memoria de la reconstrucción de la Parroquia para presentársela a la propia comunidad de Corral, para que conozca detalles de como fue realizada y por quiénes; que si bien fue concebida por arquitectos como Jorge Sánchez Reyes, José Vial Armstrong, Alberto Cruz C., Fabio Cruz P. y otros (2), de hecho fue ejecutada materialmente por esa propia comunidad, especialmente los pescadores de Corral.

Esta es una memoria basada, principalmente en un muy diverso material conservado en el Archivo Histórico José Vial Armstrong de la e[ad]. Este material incluye las planimetrías originales, los bosquejos, los datos técnicos, fotografías de la época, cartas y documentos. Creemos que este material es de interés para arquitectos, investigadores, artistas, historiadores y académicos que estudien estos ámbitos y, como ya dijimos, muy especialmente para la comunidad de Corral.

Un segundo paso, más allá de los alcances y posibilidades de esta publicación, podría ser reconstruir materialmente los elementos que se construyeron entre 1960 y 1964, y que con el paso de las décadas han ido desapareciendo, siempre y cuando en este proceso se siga y persiga el mismo partido que se tomó entonces. Este partido está detalladamente explicado en los capítulos que siguen.

Este libro es para la realización de los aspectos considerados en el primer paso y podría ser preparatorio para acometer, en una nueva fase, los aspectos del paso segundo.

Esta publicación pretende adentrarse en la memoria de la reconstrucción de la Parroquia recogiendo antecedentes en diversos formatos disponibles: fotografías y planimetrías originales, especialmente las realizadas durante la reconstrucción de la Parroquia. Se trata también de una “memoria poética”, precisamente aquella que desde un fundamento artístico abre la posibilidad de que exista la historia como tal. Esta historia considera los factores que los reconstructores utilizaron hace sesenta años. Esos factores o fundamentos, por ser más amplios y profundos que las especificaciones técnicas actuales, incluyen y son la esencia de conceptos como patrimonio, conservación o restauración.

Esta memoria podría bien exponerse a la comunidad de Corral y a los visitantes de todo el mundo que recalan en este puerto.

Corral, patrimonio de la humanidad.

Desde nuestro punto de vista, la Parroquia de Corral cumple con los criterios de la UNESCO para ser considerada una importante obra arquitectónica y artística:

“testimonia un intercambio de influencias considerable… en un área cultural del mundo determinada, en los ámbitos de la arquitectura o la tecnología, las artes monumentales, la planificación urbana o la creación de paisajes…”

“es un testimonio único, o por lo menos excepcional, de una tradición cultural…”

“es un excepcional ejemplo de un tipo de construcción o conjunto arquitectónico o tecnológico, o de paisaje, que ilustra uno o varios períodos significativos de la historia humana…”

La arquitectura moderna religiosa, en Chile, no cuenta con muchas obras, ya sea que se encuentren o no actualmente erigidas. La más famosa, con justicia, tal vez sea el Convento de los Benedictinos de Santiago.

Algunos arquitectos e investigadores apoyan esta constatación (Moreno, 2000):

Se analizaron grupos de obras, organizados de acuerdo a los usos de las mismas (arquitectura institucional, industrial, pública, religiosa, educacional, de infraestructura, etc.) y se realizó un catastro y relevamiento de la información existente. Uno de los hechos constatados en la investigación es que del grupo de obras seleccionadas, tan sólo una, la iglesia y monasterio de los Benedictinos (en Las Condes, Santiago) es monumento nacional, o sea, digna de ser preservada. Del resto de las obras no existe ni siquiera un registro claro de sus planos originales y de las transformaciones que han sufrido.

En este momento cabe mencionar el caso de las iglesias de Chiloé, que se encuentran ampliamente estudiadas, documentadas y que muchas de ellas están incluso restauradas. Una de las características que hace a estas iglesias dignas de pertenecer al “Patrimonio Mundial en Chile”, es, según el Consejo de Monumentos Nacionales, que

Tienen la peculiaridad de haber sido construidas por la comunidad de fieles. Los lugareños aportaban su trabajo o bien materiales de construcción, y procedían a edificar las capillas en conjunto con los misioneros. Es así como las Iglesias chilotas, así como la cultura del archipiélago, son resultado de un rico diálogo intercultural, y de un profundo mestizaje.

Se cree comúnmente que es la arquitectura de las iglesias chilotas el bien cultural que se convierte en patrimonio, pero el CNMN las destaca porque “se caracterizan por su óptimo aprovechamiento de los recursos del medio ambiente –en particular, de la madera–, por su diálogo e interrelación con el paisaje”. En este sentido dicen los arquitectos que trabajaron en Corral (Jorge Sánchez Reyes, José Vial Armstrong et al. 1982):

los únicos brazos disponibles en Corral eran los pescadores, que habían quedado cesantes a raíz del maremoto. Con ellos se ejecutó la totalidad de la iglesia, y llegaron finalmente a tal grado de preparación y precisión, que muchos de ellos fueron contratados más tarde, en Valdivia como carpinteros de primera.

Se han mencionado las iglesias de Chiloé porque el caso de la reconstrucción de la Parroquia de Corral, en estos aspectos, es muy similar a ellas.

Reconstrucción y patrimonio

Esta obra tiene una historia particular, pues no fue erigida desde cero, sino que se trata de una reconstrucción (Mihalache, 2006):

En 1960, después de uno de los más devastadores terremotos que tuvo lugar en Chile, la Escuela de Valparaíso estableció un acuerdo con las autoridades eclesiásticas para reconstruir algunas iglesias dañadas a causa del desastre. El problema se abordó de tres maneras: intervenciones integralmente nuevas, ampliación de algunos edificios deteriorados o integración de rastros antiguos en nuevas propuestas. El momento de esta intervención es relevante al menos por dos razones: por una parte, marca los cambios litúrgicos preconizados todavía al inicio del s. XX y legitimados luego por el Concilio Vaticano II; por otra parte, ofrece la oportunidad de la puesta en práctica de los estudios sobre arquitectura religiosa y parroquial.

El hecho de que se trate de una reconstrucción y no de una obra nueva implica que en su concepción, se adelantaron las definiciones de conceptos que en la actualidad son esenciales, especialmente porque en Chile siguen y seguirán sucediendo grandes y destructivos terremotos, a la hora de abordar trabajos y estudios de reconstrucción y patrimonio. Es probable que los arquitectos de la Parroquia, al momento de acometer la reconstrucción, en 1960, no estuviesen preocupados por términos como patrimonio, restauración, o conservación. Pero la proposición que hacen, a través de la palabra reconstrucción, implica, recoge y profundiza los anteriores. El patrimonio proviene de la paternidad; es una propiedad heredada de un ancestro. La restauración es un proceso; es la acción de renovar o reparar algo para devolverle su condición original; también es la restitución de un derecho (como el de una corona sobre la cabeza de un monarca) o el de una costumbre antigua. La conservación es un cuerpo comprometido con la preservación de la naturaleza o de los recursos naturales; se refiere a la vida salvaje y al medio ambiente; la protección de los ecosistemas. Se trata además de la reparación y prevención de los deterioros de los sitios y artefactos arqueológicos, históricos y culturales.

Todas estas definiciones ciertamente ayudan a comprender los fenómenos sociales, políticos y culturales que le conciernen a la civilización occidental cuando con sus propios productos; a su producción de todo orden. Sin embargo, la reconstrucción de la Parroquia de Corral no está basada en estas definiciones, sino está fundada en el acto de orar. Este acto, ¿cómo se lo hereda, se renueva o repara? ¿cómo se lo devuelve a sus orígenes, a su condición original?, ¿cómo se lo restituye o se lo conserva o se lo preserva?, ¿se lo puede reparar y prevenir su deterioro? Este acto es el que funda, el que abre, el que inaugura otorgando nacimiento. Este acto, que sucede y acontece siempre por primera vez, permite la existencia del Templo. Es la misma pregunta que se hiciera Alberto Cruz hace casi sesenta años, y que desencadenaría una de las formas más originales de la arquitectura y el arte de Chile (Cruz, 1954): “¿Cómo debe ser la forma dentro de la cual se ora?” Esta pregunta sería la misma que se intentaría responder en la reconstrucción de esta parroquia (Jorge Sánchez Reyes, José Vial Armstrong et al. 1982): “La forma arquitectónica se funda en el acto de orar, el retiro de la presencia de la forma y a la luz de oración”.

La Parroquia de Corral es una de las obras más significativas de la arquitectura moderna religiosa de Chile (Mihalache, 2006):

Los juegos de luz, sabiamente incorporados a lo nuevo y a lo viejo, son obtenidos considerando que la nueva estructura de madera está pensada de tal modo que no se necesita personal especializado para los trabajos de obra”.

“Las intervenciones siguieron las líneas directrices de la Escuela: cuidado por la materia, trabajo en comunidad, colaboración con las huellas del lugar.

Uno de los desafíos con que se enfrentan los arquitectos fue la escasez de medios y recursos, que los obligó a utilizar estructuras metálicas industriales que fueron obtenidas por donaciones.

El terremoto de 1960 y las Iglesias del Sur

Daniel Vial ha transcrito una serie de documentos de su padre José Vial y los ha publicado en un Viewbook en internet. En la “Bitácora del Instituto y de la Ciudad Abierta” a partir del año 1960 se lee (Vial, 2018):

Terremoto del Sur

El terremoto abarca la zona comprendida entre Concepción y Aysén.

• Realización de una documentación sacada de los diarios, unas 10 láminas completas, que se envían a Godo para armar una campaña de ayuda en París.

• Realización de un gran plano de Chile especificando todas las ciudades y vías afectadas.

• Se decide movilizar toda la Escuela para participar en la reconstrucción de obras de la iglesia.

• Viaje al sur durante un mes (desde Concepción a Aysén) de Alberto, Pepe, Tuto (3) y Alberto Vives. Contacto con párrocos y catastro de daños de 100 iglesias y edificios con croquis.

• Realización de un estudio de “urbanismo litúrgico” de las diócesis de Concepción, Temuco, Osorno y Valdivia. (Alberto, Tuto, Pepe)

• Exposición en la U.C. de Santiago en oportunidad de una reunión de los obispos de Chile para ofrecer la colaboración de la Escuela a la reconstrucción de iglesias. Indiferencia general de los obispos. Ante esto, se conmueve el rector de la U.C. monseñor Alfredo Silva Santiago y monseñor Santos, obispos de Concepción y Valdivia, respectivamente. Se encargan a la Escuela las iglesias de San Pedro (que toma Tuto) Corral, Lambayeque ¿?, Arauco, Curanilahue, Lebu, Florida en Concepción y, Corral y Paillaco en Valdivia.

• Se decide adoptar el planteamiento de “cubo Santa Clara” para todas las iglesias. Se monta un taller con la totalidad de la Escuela y se realizan maquettes de las iglesias encargadas. Agregando la Catedral de Osorno. La parroquia de Rehue en Osorno, otra parroquia en Valdivia y la iglesia de San Javier de Puerto Montt de los Jesuitas. Todas son iglesias-cubo.

• Nuevo viaje al sur, esta vez con Fabio [Cruz] y en camioneta, Alberto, Pepe, Tuto. Tuto viaja aparte para encargarse de presentación de presupuestos de iglesias de Concepción y posibilidad de mueva obra en Rio Negro. Jesuitas encargan iglesia de San Javier; obispo de Osorno no encarga la catedral ni la parroquia de Rahue.

• Colaboran como profesores invitados, Atilano Lamana, Cesar Barros y se incorpora Sergio Rojo. Alberto Vives se incorpora definitivamente como profesor de la Escuela y, en conjunto con Rojo, forman el equipo de ingenieros con los cuales se estudiarán todos los aspectos estructurales y constructivos para todas las obras del sur, durante 4 años.

• Comienzo del estudio par la construcción de las iglesias: Tuto toma San Pedro, Alberto, vinculado a una carta de Godo, abandona el cubo, modifica Santa Clara ya con sistema de galpones, y estudia también así la iglesia de corral (que después no nos encargan) y escuela de Arauco. Pepe toma Paillaco, Corral y Puerto Montt, planteadas como reparaciones (viejo y nuevo)

• Diciembre: Juan Purcell hace el levantamiento de San Javier en Puerto Montt y alzaprima la parroquia de Paillaco.

A fines de abril de 1961, Jorge Sánchez comienza la reconstrucción en Corral, la que concluye en diciembre de 1962.

El arquitecto Juan Baixas, en la presentación de la Tesis de Patricio Morgado, explica que “estas obras son el fruto de una experiencia arquitectónica original fundada en una teoría coherente sobre la arquitectura”, y que manifiestan una serie de conceptos teórico-poéticos –como la luz de la oración o la santidad de la obra– que implicaron además un hito en la enseñanza de la arquitectura en Chile. Profesores y alumnos se dedicaron profundamente a la reflexión y luego a la materialización de concepciones espaciales y constructivas.

Es perfectamente justo llamar a este momento de la Escuela como una épica, del mismo modo como lo hacen los otros hitos colectivos que normalmente se ubican como esenciales para la historia de la Escuela: la Primera Travesía de Amereida, la Reforma Universitaria, la fundación de la Ciudad Abierta y las Travesías de los talleres de la e[ad] por el continente. La épica de las Iglesias del Sur es anterior a todas las recién mencionadas, y es aquí donde nace el sentido poético de la épica que se reflejará luego en la visión de Amereida (amereida, pág. 187). En las Iglesias del Sur cobró especial cuidado la atención a los detalles, y su empresa, aún cuando reconoció un vasto panorama histórico, se jugó el todo por el todo y más allá de todas las precauciones mantuvo su ley y su máxima.

Nos parece fundamental que esta épica, y su empresa manifestada en estas Iglesias, sea conocida y reconocida por las generaciones actuales, pues pueden hallar aquí una huella iluminada hacia el fondo del oficio. Hay aquí la expresión de un coraje creador que tiene relevancia para el presente, especialmente en un territorio que sigue y seguirá siendo conmovido por terremotos y maremotos.

La Parroquia de Corral fue destruida por el terremoto de 1960 y fue reconstruida, junto a otras iglesias del sur de Chile, por equipos dirigidos por profesores y arquitectos de la Escuela de Arquitectura de la PUCV, además de otros profesionales y oficiantes como ingenieros, diseñadores, pintores, maestros locales, carpinteros, etc. Fueron 6 las iglesias parcial o enteramente reconstruidas:

• Iglesia San Javier de los jesuitas en Puerto Montt.

• Capilla de la Candelaria San Pedro en Concepción.

• Parroquia San José de Arauco.

• Parroquia de Corral.

• Parroquia San José de Curanilahue

• Parroquia Nuestra Señora del Rosario, de Florida.

A estas obras bien vale agregar, como antecedente, otros trabajos de arquitectura religiosa emprendidos por esta Escuela; La Escuela María Gaete en Arauco, el Monasterio de los Benedictinos en Santiago y la Iglesia Santa Clara también en la capital. En este sentido Patricio Morgado explica que “la Escuela había iniciado ya estudios de la liturgia a propósito del proyecto de la Iglesia Santa Clara pero, a raíz del terremoto, dan forma a lo que se ha llamado los “Estudios lLitúrgicos”, que van a constituirse en el fundamento arquitectónico de las iglesias del sur”.

Las tres (cinco) Iglesias de Arauco.

A continuación se presenta una breve cuenta fotográfica de un recorrido en 2013 por tres iglesias ubicadas en la región del Bio Bio: Curanilahue, Arauco y Florida. Ya no existen las de Lebu ni la de la Candelaria, en Concepción. Allí, además, nos reunimos con el arquitecto Patricio Morgado, quien las ha estudiado y seguido durante mucho tiempo. En este tema es lectura obligatoria su tesis de magister de 1994 “Reconstrucción de las Iglesias del Sur después del terremoto de 1960 por la Escuela de Arquitectura de la UCV. El Caso de Nuestra Señora de la Candelaria”.

Parroquia San José de Curanilahue

Está ubicada en un sector de alto tráfico, tanto peatonal como vehicular. Su alrededor ha sido constreñido por otras construcciones parroquiales. Visualmente se encuentra en buenas condiciones, tanto exterior como interiormente, aunque necesita mantención en varias partidas; pintura interior, iluminación, etc. El exterior se ha forrado con revestimiento exterior de pvc blanco, sobre las mismas líneas del forro original de madera y de lata. Al no poder deformarse adecuadamente en curva, el pvc se “abolla”. (ver fotos en el Archivo Histórico).


Vista desde el acceso a la parroquia desde la calle.


Fachada principal. Curanilahue.


Interior. Altar mayor. Curanilahue.


Interior. Curanilahue.

Parroquia San José de Arauco

La parroquia está ubicada en una esquina de la plaza, pero su fachada no está, a diferencia de Curanilahue, encima de la calle; su amplio atrio permite vistas de la totalidad. Está en un muy buen estado de conservación, tanto exterior como interior. Posee un sistema de iluminación eléctrica actualizado. Los barnices de maderas interiores de cielos y muros presentan buen aspecto, el suelo es de cerámica actual, de color gris opaco texturada como piedra. Ha sufrido intervenciones importantes; todo el acceso frontal y fachada son una obra nueva de madera; todas las ventanas de la cinta superior son ahora en marcos de aluminio. El terremoto de 2010 botó los seis pilares que quedaban en la fachada exterior, los de la antigua torre de campanario. Uno de ellos cayó sobre el muro curvo lateral atravesándolo para dañar al Cristo del interior. También se rompieron vidrios al descuadrarse los marcos. Todo esto ha sido reparado. (ver fotos en el Archivo Histórico).


Acceso y fachada principal. Arauco


En la unión de los muros curvos e unclinados con el cielo-techo están las ventanas. Esta configuración de la luz se repite en las tres iglesias que se presentan en esta sección.


Interior. Arauco.


Interior. Altar mayor y pila bautismal. Arauco.

Parroquia Nuestra Señora del Rosario, de Florida

En agosto de 2012 hubo un incendio en el interior de la Parroquia. Se inició específicamente a los pies del pilar que recibía la figura de la Virgen. El fuego subió y tomó el cielo y el techo, dañando casi el 40% de su superficie. También dañó partes de muro, suelo y del presbiterio. Especial mención merece el altar, que recibió poco daño por el fuego, pero al ser retirado en la emergencia se dañó su estructura. Este altar es un diseño que estaba originalmente en las cuatro iglesias-galpón. Hoy es el único que queda. En 2013 la Iglesia estaba siendo reparada (ver fotos en el Archivo Histórico).


Muros curvos exteriores. Florida.


Interior. En la visita de 2013 esta Parroquia estaba siendo reparada debido a un incendio que afectó principalmente el celo y la rtechumbre


Interior. Ventanas y muro curvo. Florida.


El altar de la Prroquia de Florida. Fue construido junto con la parroquia. Al parecer las demás iglesias también contaban con este mismo altar original.

Parroquia del Corral: Memoria documental

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