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PRÓLOGO
ОглавлениеLa escuela católica nace, esencialmente, como una respuesta a la realidad. Todos los fundadores de las diversas instituciones que llevan adelante la misión de la educación integral desde el Evangelio de los niños y jóvenes parten de una mirada de fe sobre la realidad de ese niño y ese joven. Y desde ahí dan su respuesta. Esto ha sido siempre así desde el principio –san José de Calasanz, fundador de las Escuelas Pías– hasta nuestros días.
Y esta es la clave de lectura de este libro que tienes en tus manos. Javier Alonso –religioso, sacerdote y educador escolapio– recrea en su libro la experiencia fundacional de la escuela católica, y lo hace desde una perspectiva profundamente pedagógica. En el fondo, el autor está proponiendo que la escuela puede y debe llevar adelante su tarea educativa desde la clave de su origen, desde la esencia de su razón de ser: abrir los ojos a la realidad que nos rodea, sobre todo a la realidad de aquellos que sufren y que necesitan nuestra respuesta (como el herido de la parábola evangélica); contemplar esa realidad con una mirada creyente y, finalmente, responder.
Los «encuentros educativos en las periferias» que Javier nos propone son, en el fondo, una llamada fuerte y clara a que la escuela católica ahonde su propuesta educativa en lo que es su razón de ser: acompañar al niño y al joven en el camino de configurarse como una persona capaz de amar, en el profundo sentido de la palabra «amor». Nuestra escuela tiene muchos desafíos, y todos son trabajados con esfuerzo y dinamismo. Pero hay uno que es central: engendrar hombres y mujeres de bien, capaces de construir un mundo mejor.
Como buen hijo de Calasanz, Javier configura su libro desde una convicción de base: si un niño o una niña se encuentra con un educador y una propuesta educativa que le ayude a crecer desde lo mejor de sí mismo, desde las claves del Evangelio, ese niño o esa niña crecerá como una persona de bien, capaz de una vida plena, solidaria y feliz; capaz, en definitiva, de cambiar el mundo.
El libro combina narraciones que invitan a la reflexión con desarrollos teóricos que la completan, y nos va introduciendo poco a poco en lo que puede significar hoy, para la escuela católica, ser una «escuela en salida». No faltan las aportaciones bíblico-teológicas y los desarrollos pedagógicos, que nos ayudan a completar la nueva visión educativa que se propone en el libro.
Pienso que este libro nos puede ayudar significativamente a apostar por las convicciones que nos hacen crecer y por lo esencial que estamos llamados a ofrecer como escuela católica. Ninguno de los fundadores –hombres y mujeres– de la nuestra escuela tuvo mentalidad de «suplencia», sino de respuesta integral a una necesidad integral. El proyecto educativo de la escuela católica nunca dejará de ser imprescindible, porque nunca –ni antes, ni ahora, ni en el futuro– será íntegramente asumido por los Estados. La escuela católica tiene algo más, y lo debe aportar. La escuela católica debe creer en su proyecto y ofrecerlo sin duda y con convicción por el bien de los niños y jóvenes. Por eso es fundamental el trabajo en común de todos los que creemos en esta propuesta educativa. Solo así irá adelante. Sigue habiendo muchos niños y adolescentes sin escuela, y muchos más que necesitan una escuela. Y siempre será necesaria una escuela que evangelice la educación, que aporte a Cristo, que apueste por el pobre, que huela a Reino de Dios. Esto no lo ofrece ningún currículo oficial.
Pienso que la escuela puede ser una de las mejores plataformas para llevar adelante esa formidable propuesta del papa Francisco de construir una Iglesia en salida, capaz de responder de verdad a las necesidades de las personas de hoy. Por eso creo que la lectura de este libro puede ser de gran ayuda para todos los que creemos en la escuela católica.
Como superior general de la Orden de las Escuelas Pías es para mí un honor y una gran satisfacción prologar este libro de mi hermano Javier Alonso. ¡Gracias, Javier, por tu trabajo, por tu lucidez y por tu audacia educativa!
Buena lectura a todos.
PEDRO AGUADO, Sch. P.
Superior General de la Orden de las Escuelas Pías