Читать книгу Manuscritos grabados a base de Motorola en los Confines de la Isla Esmeralda - Javier Ignacio Olaberría - Страница 5
Prólogo
ОглавлениеNo hay nada más hermoso para un ser humano que la sensación de libertad, esa misma que sintió el autor al emprender un viaje en el que buscó darle comienzo a una nueva vida para, luego, con su prosa, poder llevarnos en la aventura con él y así recorrer un sinfín de bellos caminos e imprevistas dificultades.
Esa sensación de libertad ya se logra percibir desde las primeras palabras, y aunque se enrede con diferentes obstáculos, aún así, se sigue expresando en toda su literatura. Javier dibuja sus letras con total voluntad; nos cuenta lo que realmente siente con soltura, y el libro así fluye: cada palabra, cada párrafo, cada crónica corre naturalmente cual si fuera un rio. Es así como lo sentimos: como uno de los tantos paisajes que nos describe en su libro.
Los manuscritos tienen los matices de un excelso pintor; escritos con la maestría del autor, porque, con solo leer, caminamos por calles, visitamos parques, lugares, y lo hacemos con la compañía de la descripción perfecta del aventurero: apreciamos los colores del día, podemos verlos, podemos sentir el frio o la falta del abrazo del sol en un lugar que no conocemos, pero que, después de leer esto, ya no podríamos decir lo mismo. La sensación de haber caminado por esas calles lo hacen a uno dudar si estuvo o no en ese lugar.
Javier nos regala una gama de sabores: cuando ingresamos con él a un pub de la isla esmeralda, y podemos palpar la barra del bar en la que estamos apoyados, disfrutando de una maravillosa cerveza negra, o un whisky, uno se puede encontrar consigo mismo; el libro pasa a ser como una voz en off que nos sigue relatando la aventura, mientras nosotros mismos vivimos la experiencia del “héroe”. Podemos sentir el efecto embriagador de esas bebidas, escuchar el folk irlandés o hasta la voz del bartender como si nos hablara en persona, ¡eso es lo que logra Javier con su libertad a la hora de escribir!: la naturaleza que envuelve al libro hace transportarnos a él, y, por momentos, somos la compañía del autor; otras, ¿por qué no? extras y testigos de su aventura. Pero ojo: en ocasiones también podemos estar con la adhesión de la melancolía, de la extrañeza; estar solos pero sin dejar de estar viviendo mágicos momentos de silencio que hasta son interrumpidos con geniales locuras como la de entablar una conversación con una gaviota carroñera en pleno desierto pandémico.
La pluma del autor es una extensión de lo que escribe su alma y lo que está sintiendo en ese momento. Javi es auténtico, con ese humor genuino que lleva en la sangre, como su bondad y como sus decisiones en la vida; un ser tan armónico como la música que se escucha en el libro.
Las palabras de estos manuscritos recorren solas por nuestro interior gracias a la naturaleza de su escritor: fluyen, andan libres, bellas; jugando con matices de colores, sabores, lugares, sentires, personas; palabras que juegan con nuestra manera de pensar, oraciones que nos llegan a nuestro ser. Un libro para disfrutar gracias a la magia del querido Javier Ignacio.
Eric Wyllie
Lincoln, Febrero de 2021