Читать книгу Manuscritos grabados a base de Motorola en los Confines de la Isla Esmeralda - Javier Ignacio Olaberría - Страница 6

Ezeiza (Buenos Aires), 29 de Septiembre de 2019 Hasta pronto Buenos Aires

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...The traveller awaits the morning tide

He doesn’t know what’s on the other side

But something deep inside of him

Keeps telling him to go

He hasn’t found a reason to say no…

(The Alan Parsons Project – Days are Numbers)

Ya estoy en zona restringida. Entre perfumes importados, chocolates suizos, whiskys de distinguida variedad y aviones en vísperas de despegue del otro lado de la ventana para volar quién sabe a dónde. Ya he estado aquí más de una vez: con esa tranquilidad y distracción que provoca la certeza de que uno se va a disfrutar y a volver descansado, o bronceado, al mismo espacio que sabe lo va estar esperando. Puedo asegurar que la sensación de hoy es totalmente distinta. Un conocido boxeador dijo alguna vez que el momento en el que suena la campana es el pase total (de a la compañía) a la soledad más absoluta. No miento si digo que recién, al cruzar migraciones, me acordé especialmente de ese pugilista.

Los que me acompañaron hasta el aeropuerto son mi papá y mi mamá: la prueba irrefutable de que soy un tipo extremadamente rico. Despedirlos fue tan duro como despedir a mi querido amigo José María (alias Mariana Fabiani). Darle un abrazo significó mucho más que despedirme de él. Significaron muchas cosas... Y cuando digo cosas digo…

–… rutina.

–Digo días y noches de estudio.

–Digo trabajo, logros.

–Digo frustraciones, vagancia.

–Digo superación y responsabilidad.

–Digo alegrías. Digo tristezas.

–Digo café sin azúcar con dos medialunas de grasa en la biblioteca parlante de la facultad.

–Digo asados.

–Digo amigos que estuvieron, amigos que se fueron y “amigos” que nunca lo fueron.

–Digo despedida dolorosa de amoríos que tuve y frustraciones de amoríos que quise tener pero no tuve la suerte.

–Digo convivencia con compañeros de trabajo que me caían mal. Digo convivencia con compañeros de trabajo que fueron entrañables.

–Digo ignorancia, aprendizaje.

–Digo avenidas Santa Fe, Corrientes, Plaza de Mayo. Digo Las Cañitas, Pasco y Alsina, Ateneo Grand Splendid.

–Digo caminatas, lecturas, encierro.

–Digo fútbol con algunos amigos, bares, pintas de cerveza con maní y mucho mucho rock and roll.

–Digo recitales, cine.

–Digo Racing con las visitas de mi viejo.

–Digo citas en aplicaciones virtuales con mujeres elegantes, con mujeres parcas y alguna que otra de interesante sensualidad.

–Digo música, digo yerba Rosamonte y La Tranquera.

–Digo abogacía. Digo 18 años...

¡Digo Buenos Aires!

Pero tranqui. Que no me voy a la guerra. Más bien a una aventura en la tierra del Ulises. De Óscar Wild y Bernard Shaw. De Daniel Day Lewis. De los duendes y de ese famoso santo patrono cervecero. Un lugar desconocido que, espero, ayude a conocerme. Tengo algo de melancolía y susto, es cierto; pero puedo asegurar que nunca jamás me sentí tan libre.

Ya es hora de embarcar. Gracias por todo

¡Hasta pronto!

Manuscritos grabados a base de Motorola en los Confines de la Isla Esmeralda

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