Читать книгу Los que regresan - Javier Peñalosa - Страница 18

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Los paisajes no conservan lo que sucede en su extensión. Un cauce no guarda el agua corriente del río; las piedras no retienen los musgos, no guardan el vuelo de los pájaros que pasan, no acumulan las sombras.

Nosotros queremos llegar al lugar que nos llama. Pero seguimos un camino trazado en la memoria y nuestra línea recta es espiral.

Con los zapatos muy pesados, con el cuerpo como una punción, bajamos por el cauce.

Los que regresan

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