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BACANALES


Fiestas orgiásticas nocturnas que se celebraban en Grecia y Roma en honor del dios Baco. Fueron introducidas en Roma a través de la Magna Grecia y de Etruria. Tenían lugar durante tres días al año.

Al principio, participaban sólo las mujeres; después, fueron admitidos también los hombres. Las bacanales degeneraron en fiestas orgiásticas en las que predominaba el libertinaje y la ferocidad. Una investigación llevada a cabo por el cónsul Postumio Albino en el año 136 a. de C. terminó con el arresto y proceso de cerca de siete mil adictos a dicho culto; gran parte de ellos, reos de varios delitos, fueron ajusticiados. A consecuencia de esto se suspendieron tales fiestas.

En las bacanales se inspiraron con frecuencia las artes figurativas; son realmente notables las pinturas de Tiziano, Carracci y Poussin.


BACANTES BALIO


El nombre deriva del verbo latino bacchari, («honrar a Baco»). Las Bacantes formaban parte del séquito del dios Baco junto con los Faunos y los Sátiros, y lo acompañaron en la conquista de la India. También se las llamó Ménadas, Eviadas o Tíades. Durante las procesiones y los ritos báquicos, danzaban y corrían a su alrededor desgreñadas, vestidas con pieles de cabras o de fieras, con la cabeza coronada de hiedra o de pámpanos, entre el clamor ensordecedor de los tambores y las flautas, agitando en las manos antorchas y tirsos (bastones con pámpanos y hiedra entrelazados).


BACO


Baco


Nombre latino del dios griego Dioniso.


BALIO


Caballo de Aquiles (véase Janto).


BARBATUS


Una de las numerosas divinidades menores de la mitología romana primitiva. Protegía a los adolescentes, facilitando el crecimiento del vello en sus mejillas. Lo invocaban, pues, al afeitarse por primera vez.


BAUCIS


En los mitos griegos se recuerda a la pareja formada por Filemón y Baucis, fieles esposos frigios que, con el permiso de Zeus, pudieron morir juntos.


BELEROFONTE


Hijo de Glauco, rey de Corinto, descendiente de Eolo y nieto de Sísifo. Su nombre era Hipónoo, pero según cuenta una leyenda posterior, tomó el nombre de Belerofonte después de haber matado involuntariamente en una cacería a su hermano Beleros. Tal vez, ese delito le impulsó a refugiarse en Tirinto, donde el rey Preto lo acogió con benevolencia. La mujer de este, a la que Homero llama Antea y los trágicos Estenebea, se enamoró perdidamente de él, pero Belerofonte no quiso acceder a los requerimientos de Antea, y fue acusado injustamente ante el rey de haber intentado seducirla. Preto creyó la acusación y para vengarse envió a Belerofonte a la corte de su suegro Yóbates, rey de Licia, con el encargo de entregarle una tablilla sellada, en la que cifradamente pedía al rey licio que diese muerte al portador del mensaje. El incauto Belerofonte obedeció y partió montado en su caballo alado Pegaso, nacido de Poseidón y de la sangre de la Medusa, decapitada por Perseo. Yóbates le tendió una emboscada, pero Belerofonte mató uno tras otro a los sicarios licios que el rey había mandado contra él. Sorprendido de tanto valor y tan invencible heroísmo, Yóbates desistió de sus malévolos intentos y le dio por esposa a su propia hija, Filónome, designándolo como sucesor suyo en el trono de Licia.

Según Homero, el fin de Belerofonte fue triste y solitario. Enemistado con los dioses, comenzó a andar errante evitando el contacto con los hombres.

Para Píndaro, en cambio, se atrajo la ira de Zeus porque, impulsado por un loco orgullo, intentó escalar el Olimpo montado en su caballo Pegaso. El rey de los dioses, que siempre estaba vigilante, lo vio ascender por las nubes y le envió un pequeño tábano, que picó a Pegaso en los riñones. El caballo se encabritó y empezó a dar violentas sacudidas, derribando de esta manera a su jinete. Lisiado y ciego después de la caída, Belerofonte vivió todavía unos años de miseria y de amarga ancianidad. Pegaso, al verse libre, se elevó hasta el cielo, donde quedó inmortalizado en forma de constelación.


BELO


Hijo de Poseidón y de Libia, descendiente, por tanto, de Zeus por línea materna. Reinó en Egipto y tuvo dos hijos de su esposa Anquínoe, una de las hijas del Nilo: Egipto y Dánao.


BELONA


Diosa romana de la guerra, emparentada con Marte, tal vez de origen sabino. Se la llamaba también Duelona. En cumplimiento de un voto hecho por Apio Claudio Ceco en el año 296 a. de C. durante las guerras samnitas, se le dedicó un templo en el Campo de Marte, junto al que el sacerdote, cada vez que se declaraba la guerra, realizaba el rito simbólico de arrojar una lanza ensangrentada en el interior del recinto, que figuraba ser el territorio enemigo. Se consideraba a Belona una divinidad inseparable de Marte y fue identificada con la deidad griega Enyo.


BEOCIA


Una de las regiones más fértiles y ricas de la Grecia antigua. Situada al norte de Ática, en ella nacieron Hesíodo y Píndaro; no obstante, se consideraba a sus habitantes torpes y cortos de ingenio. Se la llamó Beocia en recuerdo del rey Neoto, que reinó en esta región tras haber heredado el trono de su abuelo materno Eolo. En ella tienen su asiento algunos de los montes más célebres de la mitología griega, el Parnaso, el Citerón y el Helicón, y por ella discurren también las aguas de las famosas y míticas fuentes Hipocrene y Aganipe.


BIANTE


La historia reconoce en él a uno de los Siete Sabios de la antigua Grecia, nacido en Jonia en el siglo VI a. de C. La mitología lo considera hijo de Amitaón y hermano de Melampo. Se casó con Pero, hija de Neleo, y tuvo tres hijos (Areo, Leodoco y Tálao), que participaron en la expedición de los Argonautas.


BIENAVENTURADOS, ISLA DE LOS


Según Hesíodo, era el lugar donde descansaban en perpetua paz los que durante su vida habían sido gratos a Zeus; al parecer, se encontraba en el confín occidental del mundo conocido.


BITÓN


Hijo de la sacerdotisa Cídipe de Argos. Junto a su hermano Cleobis soportó la fatiga de transportar el carro de su madre durante una procesión en honor de Hera, porque faltaban los bueyes necesarios para arrastrar el vehículo. Cídipe pidió a Hera que recompensase a sus hijos el esfuerzo por rendirle homenaje. Hera hizo que los dos hermanos se durmiesen para no despertar nunca más.


BONA DEA


Divinidad romana, considerada esposa de Fauno. Deidad benévola, dotada del poder de la adivinación, cuya intervención favorable hacía prosperar los frutos de la tierra. Una fiesta especial estaba dedicada a Bona Dea, que tenía un templo en el Aventino, donde se le rendía culto. Durante la noche del tres al cuatro de diciembre, las mujeres – los hombres habían sido terminantemente excluidos– honraban a la diosa en casa del cónsul y del pretor con ritos y sacrificios. Las vestales eran admitidas en dichas ceremonias.


BÓREAS


Viento muy temido y respetado, hijo de Astreo, uno de los Titanes, y de la Aurora. Procedía del Norte y con su soplo podía conmover la superficie de la tierra e impedir la navegación. Una leyenda antigua narra que Bóreas raptó a Oritía, hija de Erecteo, a orillas del Iliso. De su unión nacieron los dos Boréadas, Calais y Zetes, que intervinieron en la historia de los Argonautas.


BRIAREO


Gigante mítico, con cincuenta cabezas y cien manos, hijo de la Tierra y del Cielo. Relegado a los Infiernos, junto con sus dos hermanos, Coto y Giges, por su padre, que temía que estos con su fuerza pudiesen arrebatarle el dominio del universo, fue liberado por Zeus, a quien ayudó más tarde eficazmente en la lucha contra los Titanes. Le prestó otro servicio, revelándole que Hera, su esposa, estaba tratando de sublevar a todos los dioses contra él.

Al parecer, simbolizaba la fuerza del mar, por lo que, a veces, se le consideraba también hijo de Poseidón. A los tres hermanos se les llamaba Hecatonquiros o Centímanos.


BRISEIDA


Briseida


Bellísima joven de Lineo, convertida en esclava por los aqueos durante una de sus expediciones contra las ciudades cercanas a Troya. Fue asignada a Aquiles, pero cuando Agamenón se vio obligado, para aplacar a Apolo, a restituir a su esclava Criseida, este la reclamó para sí. Todo esto fue la causa de que Aquiles se retirase indignado de la guerra, con graves consecuencias para la suerte de los aqueos. Sin embargo, más tarde Briseida fue devuelta a Aquiles.

Además de Homero, también los poetas latinos Ovidio, Propercio, Horacio y Estacio cantaron su belleza.


BRONTES


Uno de los Cíclopes. Personificación del trueno que junto con Estéropes y Arges era una evidente representación de los fenómenos producidos por la electricidad de la atmósfera. En su memoria se llamó Bronteión en el teatro griego y latino al mecanismo que imitaba el ruido del trueno.


BUTASTE


Divinidad egipcia, símbolo del fuego. Se la consideraba hija de Isis y Osiris.


BUTES


1. Hijo del viento Bóreas, fue expulsado de Tracia por su hermano Licurgo, rey de aquella región. Refugiado en Tesalia, durante una fiesta en honor de Dioniso raptó a una muchacha llamada Corónide, a la que obligó a casarse con él y con quien más tarde tendría a Hipodamía. Para castigarlo, el dios le hizo enloquecer, atendiendo los ruegos de Corónide.

2. Hijo de Teleonte y Zeuxipe, hija de Erídano. Héroe que tomó parte en la expedición de los Argonautas. Era sacerdote de Atenea y a él se remonta el origen de la casta sacerdotal llamada precisamente de los Butadas. En la Acrópolis se hallaba un altar dedicado a él, con paredes decoradas con hermosas pinturas.

3. Rey sículo que se unió en matrimonio con Afrodita y tuvo por hijo a Erix.

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