Читать книгу Mensaje urgente a las mujeres - Jean Shinoda Bolen - Страница 7
Reúne a las mujeres
ОглавлениеEn enero de 2003, recibí el premio Woman of Vision and Action, di una charla en el banquete de celebración el viernes por la noche, y me quedé hasta el día siguiente. Por la mañana, durante el desayuno oí hablar de “Reúne a las mujeres” por primera vez. Se trataba de un proyecto para, a través de Internet, invitar a las mujeres a que se congregaran el 8 de marzo de 2003, Día Internacional de la Mujer, o alrededor de aquella fecha.
Sentí el poder que encerraban las palabras “reúne a las mujeres” en cuanto las oí.
Al consultar mi agenda, vi que aquel día estaría en Irlanda, en un congreso sobre psicología junguiana. Durante la conferencia, hablé del proyecto “Reúne a las mujeres” y pregunté si había alguien a quien la idea le inspiraba lo suficiente como para organizar algún acto. La evocadora fuerza de aquellas tres palabras surtió efecto. Se presentaron algunas voluntarias, y se planeó un ritual para el 8 de marzo por la mañana temprano. Se invitó a que todo aquel que estuviera interesado se congregara en el exterior del hotel que había a la orilla de Galway Bay.
Durante la noche estalló una tormenta, que por la mañana aún no había amainado: el viento soplaba con furia, las olas de la bahía estaban coronadas de crestas blancas y caía una lluvia torrencial. Me pregunté si saldría alguien con aquel tiempo; pero, puesto que había sido yo la que había promovido la idea del ritual y deseaba además apoyar a las mujeres que lo habían planeado, a la hora acordada me aventuré a salir. Con la cabeza baja, me dirigí a través del viento y la lluvia hacia la enorme roca que, como un gran pecho redondo, emergía cerca de la orilla y alrededor de la cual habíamos quedado en reunirnos. Cuando llegué había allí agachadas algunas personas; y luego, solas o de dos en dos, irían llegando del hotel varias más, hasta que fuimos más o menos veinticinco –incluidos cuatro o cinco hombres– los que nos agrupamos en torno a la roca. Empezó a entonarse una canción, pero, como el viento se llevaba el sonido, sólo llegaban a oírse algunos fragmentos. Cada uno habíamos recogido una piedra de la orilla y la habíamos depositado sobre la inmensa piedra madre acompañándola de nuestros propósitos u oraciones, que nadie excepto uno mismo era capaz de oír.
Esta experiencia ratificó mi intuición de que las palabras “Reúne a las mujeres” tendrían también en otros un poder evocador. El hecho de que algunos hombres acudieran era indicio de que algunos son conscientes de la necesidad de que las mujeres tomen las riendas, y de que apoyarán lo que hagamos, incluso cuando estallen las tormentas.
Al regresar a casa me enteré de que nuestro grupo de hombres y mujeres, que zarandeados por el viento y empapados habíamos celebrado en Irlanda el Día Internacional de la Mujer, era uno de los 405 grupos, de veintitrés países y treinta y ocho Estados, que habían dado noticias de su reunión.
Si decides responder al mensaje “Reúne a las mujeres”, el primer paso podría ser una charla con tus amigas, o una invitación a que formen parte de un círculo con un centro espiritual, o quizá se te ocurra una idea para el próximo Día Internacional de la Mujer. La energía que se genera cuando las mujeres están juntas es una mezcla de amor, indignación, ideas, comentarios, risa contagiosa, y el deseo de originar un cambio.