Читать книгу A todo ritmo - Jessa James - Страница 8

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Seis días. Eso fue lo que se necesitó para que su vida cuidadosamente planificada se fuera al infierno en una cesta. O tal vez en llamas era una mejor frase. Bueno, como quieran llamarlo, eso fue lo que sucedió.

Serena recordó los eventos de los últimos seis días en su cabeza adolorida. Era su segunda resaca de vino en menos de una semana. Para alguien que no bebía, esto era algo excesivo.

Serena había regresado a casa la mañana siguiente después de haberse quedado con Josh, solo para encontrar a sus padres y a Bryan en el lujoso salón de la casa muy bien ubicada de su familia. Aparentemente, él les había contado de su visita sorpresa a su apartamento la noche anterior y su salida. Y por supuesto, él había olvidado mencionar la razón de su abrupta salida y la había hecho parecer como una lunática hormonal.

Serena había mirado con incredulidad mientras su madre y Bryan la atacaban, cuestionándola y enojados por su comportamiento. Su madre le había reclamado por haber sido tan grosera de entrar en casa de Bryan sin permiso y luego por haber escapado y luego Bryan le había gritado algo de haberse atrevido a pasar la noche sola en el apartamento de otro hombro. También había hecho el comentario de tener el atrevimiento de solo “entrar” la mañana siguiente con la misma ropa de la noche anterior sin nada de vergüenza.

Serena los miró aturdida y luego hizo lo único que pudo pensar en ese momento. Se quitó el anillo de Bryan del dedo y se lo tiró a la cabeza. Sin embargo, su puntería no era muy buena. El anillo pasó de la cabeza de Bryan, atravesando el aire y aterrizando en el café de su padre, mientras él estaba sentado en silencio en una silla reclinable detrás de Bryan, observando la escena con los ojos entrecerrados.

Eso los había callado. “Madre”, escupió Serena mientras se volteaba primero hacia ella, “Yo fui al apartamento de mi prometido, el apartamento en el que íbamos a vivir juntos. El cual lo ayudé a escoger y amueblar, si me permites recordarte. Fui porque estaba preocupada por lo mucho que ha estado trabajando y quería cocinarle una comida como una buena esposita. Solo que no estaba trabajando mucho, pero sí estaba follando mucho.” Serena escuchó una fuerte inhalación luego de decir eso, aunque no supo de quién había sido, ya que la ira estaba haciendo que su cabeza diera vueltas. “Yo me fui porque él estaba ocupado follando con otra chica.”

“Serena”, respiró su madre, “¿cómo te atreves a usar ese lenguaje?” Serena la ignoró y se volteó hacia Bryan.

“Y tú, asqueroso…” Algunas palabras entraron en su cabeza, pero por cuidar el corazón de su madre, Serena prefirió decir, “¡Canalla! ¿Yo he estado planificando nuestra boda y es eso lo que has estado haciendo?” Finalmente le soltó todo.

El enfrentamiento a gritos terminó con su madre desmayándose – sí, así era de dramática – y su padre acompañó a Bryan a la puerta advirtiéndole que no volviera a aparecer otra vez en su puerta. Serena subió por las escaleras y fue a su dormitorio.

Serena se quedó encerrada en su habitación los próximos dos días, su padre y Katie la visitaron para ver si estaba bien. No le había hablado a su madre desde la pelea, pero por lo poco que la había escuchado cuando se había escapado de la habitación para ir a la cocina a buscar más té o helado, Serena descubrió que su madre estaba furiosa porque ella rompió el compromiso con “un hombre tan elegible” y lamentó que ella “no actuara como una dama y perdonara una indiscreción” en lo que ella describió como su “momento de debilidad”.

Wow mamá, tanto empoderamiento femenino. No sé por qué nos permiten votar, había pensado Serena sarcásticamente al escuchar el discurso de su madre. Y de nuevo, esos eran pensamientos traicioneros que nunca se atrevería a decir en voz alta. Serena se había regañado por no hablar.

Tres días después de la pelea, su madre había abierto la puerta de su habitación y abrió las cortinas con tanta violencia que Serena pensó que se romperían, aunque eso no sería una gran pérdida, ya que con la última redecoración de su madre, ella había decidido que un rosado de princesa era un color apropiado para una mujer de veintiún años. Su madre ignoró los ojos hinchados de Serena y se sentó dramáticamente, pero con gracia en el borde de la cama.

“Bueno, Serena, como parece ser que tienes una especie de plan para tu futuro que no conozco, ya que el plan que sí conocía lo tiraste por la ventana con ambas manos, ¿podrías contarme lo que piensas hacer con tu vida ahora?”

Serena miró los ojos grises entrecerrados de su madre y fue embargada por una sensación de vergüenza. Su madre había trabajado duro para encontrar alguien adecuado para ella y había apoyado mucho la relación. Algunas noches se había quedado con ella hablando sobre los problemas que había tenido con Bryan y había estado planificando la boda los últimos seis meses.

“Lo siento tanto, mamá”, murmuró Serena, las lágrimas que no se había dado cuenta de que tenía todavía estaban por caer. “Estaba tan herida y en shock que no consideré las consecuencias de mis acciones hasta ahora.” Unas sensaciones familiares de vergüenza abrumadora y culpa comenzaron a llenar a Serena.

Su madre tenía razón, había un plan. Uno que su madre había armado con mucho cuidado y en el cual llevaba trabajando toda la vida de Serena y ella lo había destruido todo con una rabieta. Con razón su madre estaba tan enojada con ella. Después de todo, los hombres engañaban siempre, ¿cierto? De repente se preguntó si su madre le había perdonado indiscreciones de ese tipo a su padre, pero dejó esos pensamientos de lado. No, su padre nunca lo haría.

No obstante, Serena había escuchado historias interminables de sus amigos sobre los amoríos adúlteros de sus padres y sin embargo, la mayoría seguía casados. Tal vez eso venía con el territorio, ¿pero cómo lo sabría ella? Bryan había sido su primer novio serio y su madre nunca le había hablado de cosas así.

Serena pensó en cómo se había sentido en el momento en que miró la escena que estaba sucediendo sobre el sofá de Bryan y se sintió segura de haber tomado la decisión correcta. Al diablo el plan, lo que él había hecho era imperdonable.

“Lo siento, mamá. Solo sabía que nunca podría estar con Bryan después de lo que vi. Sé lo duro que trabajaste, pero te lo compensaré. Me inscribiré en la escuela. Trabajaré mucho y haré que te sientas orgullosa de mí”, dijo Serena en voz baja.

Todo había salido tan rápido y ella había estado tan desesperada por decir algo que mejorara toda la situación, que por segunda vez en tres días, ella comenzó accidentalmente una discusión que cambia vidas.

“¿Escuela?” repitió su madre con frialdad. “¿Y en qué vas a estudiar exactamente, cariño? Llevas cuatro años fuera de la secundaria, no has aplicado a ninguna universidad y no tienes ninguna experiencia laboral además de ayudar en la empresa de tu padre.”

Su madre tenía razón de nuevo. El plan para su vida nunca había incluido la universidad. Katie, su hermana, la cual había logrado escapar en parte del plan maestro de su madre, había insistido en obtener un título antes de sentar cabeza. Ella había insistido hasta que su padre finalmente convenció a su madre de permitírselo.

Katie era un año menor que ella y estaba por terminar su título. También había logrado mudarse a un apartamento fuera del campus en algún momento, aunque había reglas, por supuesto. Su hermana tenía que visitar la casa cada ciertos días, asistir a todos los eventos de la familia y su mamá seguía comprándole la ropa y la comida. Aun así, era mucha más libertad de la que tenía Serena.

Sin embargo, Serena había comenzado a trabajar en la empresa de su padre justo al salir de la secundaria. Había comenzado como asistente de un mánager de marketing de bajo nivel en Woods Co, el imperio de la familia que había sido comenzado por su abuelo hace sesenta años. Probablemente se quedaría en esa posición hasta que se casara y criara a sus bebés.

Así que estaba segura, ganaba un salario cómodo y razonable, se había vuelto muy buena en su trabajo y había desarrollado una rutina, todo mientras era vigilada constantemente por su madre.

Su trabajo en el departamento de marketing no era malo, ya que significaba que podía trabajar en campañas de publicidad para la empresa y en ocasiones podía conocer a los diseñadores principales. Ella era un poco más que una secretaria, en realidad, pero no era malo.

“Lo sé, mamá”, dijo Serena, “pero he estado pensándolo un poco y de verdad quiero ir a la escuela de diseño.”

Serena pensó en todos los borradores que había dibujado con el paso de los años, los cuales estaban ocultos seguros debajo de su cama y en el escritorio de su oficina y estaba considerando enseñárselos a su madre cuando se dio cuenta de que se estaba riendo de ella. “¿Escuela de diseño?” resopló ella. “¡Eso no es un plan, cariño!”

Y eso se convirtió en una pelea. Serena pasó los próximos dos días intentando en vano convencer a sus padres, pero su padre se había puesto muy enojado al sugerir que quería dejar la empresa para ir a la escuela, como si él hubiera estado interesado en que ella se involucrara más en la empresa.

De hecho, él se había quejado por no tener hijos que lo heredaran cuando estuviera listo para retirarse, pero no reconoció que sus hijas también podían hacer el trabajo. Él parecía feliz de permitir que su madre escogiera esposos apropiados para ellas, todo con la finalidad de tener un nieto que pudiera criar para que heredara su imperio.

Su madre se habrá reído al comienzo, pero cuando se dio cuenta de que Serena hablaba en serio, ella se puso más irrazonable. En algún momento de una discusión muy acalorada, Serena había sacado los dibujos de debajo de su cama y se los había tirado a la cara de sus padres. Un gran error.

Su madre se puso totalmente pálida, como si el hecho de que los hubiera dibujado fuera una traición y solo evidencia de que ella había estado planificando renegar del cuidadoso plan que su madre tenía para toda su vida. Su padre solo la había mirado antes de acusarla de robar el tiempo de su empresa si los había hecho durante el trabajo y luego se alejó resoplando.

Fue solo entonces que se dio cuenta. En vez de apoyarla luego de descubrir lo que Bryan había hecho, en vez de ayudarla a descubrir qué hacer, ellos se habían reído de ella, la habían ridiculizado, la habían culpado a ella por la indiscreción de Bryan, le habían gritado e incluso la habían acusado de robarles dinero.

Si de verdad iba a seguir su pasión y vivir su vida, Serena tenía que alejarse de aquí. Lejos de sus padres, su sobreprotección y sus caracteres controladores.

Le había tomado todo lo que tenía y Serena buscó todo lo que pudo por un poco de valentía, pero de alguna forma lo había logrado. Se había ido.

En ese momento bajó las escaleras apresurada, echó algo de ropa y artículos de higiene en una mochila y salió hacia su coche, les anunció a sus padres que se estaba yendo y que encontraría la forma de tener éxito por su cuenta.

No fue hasta que su coche estaba en la autopista y había conducido algo de tiempo que se calmó lo suficiente para darse cuenta de lo que había hecho. No podía regresar a casa y dudaba que pudiera regresar a su trabajo en la empresa. Su hermana vivía con tres compañeros en su apartamento, así que ir ahí era imposible y Mary estaba fuera de la ciudad por algunos días. Serena se dio cuenta de que debió haber pensado esto con más cuidado, pero ya no había vuelta atrás.

No tenía lugar donde vivir, no tenía un trabajo, no tenía mucho dinero ahorrado y no tenía idea cómo iba a lograr salir de su predicamento.

Serena volteó su coche y se dirigió en dirección del apartamento de Josh. Tal vez él le tendría lástima una vez más y le permitiría quedarse en su otra habitación hasta que Mary regresara. Al menos esperaba que estuviera ahí para poder desahogarse.

Y al parecer, él estaba en casa. Una mirada a su cara llena de lágrimas, sus hombros decaídos y su mochila de viaje fue todo lo que necesitó para llevarla a su apartamento sin preguntas.

Y resultó que Josh no estaba solo, pero él la había llevado directo a la cocina, le sirvió otra copa enorme llena de vino y le ordenó que se quedara ahí un segundo.

Serena escuchó un chillido de la sala, una voz femenina no muy contenta. “¿En serio, Josh, alguien toca tu puerta y ahora me estás echando? ¿En medio de qué?” dijo la mujer misteriosa casi gritando.

Josh había respondido en una voz tan baja que ella no pudo descifrar las palabras que le había dicho a la mujer. Pero ella pudo escuchar la respuesta de la mujer con claridad. “No me importa una mierda lo que sucedió. No puedes tratar así a una mujer, Josh. No puedes echar a una mujer segundos después de que tú… ¡Imbécil!”

La mujer ya estaba gritando a todo pulmón. ¿Podría haber escogido un peor momento para visitar a Josh?

Una vez más, la respuesta de Josh fue tan baja que ella no pudo escucharla, pero con la respuesta de la mujer no fue difícil descifrar lo que había dicho.

“No vuelvas a contactarme, Josh. De hecho, pierde mi número. ¡Púdrete!” y luego tiró la puerta.

Cuando Josh regresó a la cocina, ella notó por primera vez que él tenía el cabello despeinado y sus jeans estaban desabrochados, pero él no dijo nada. Serena se sonrojó.

“¿Qué sucedió, Ser?”

Serena había odiado ese sobrenombre al inicio. Después de conocerse de niños, él había decidido que la segunda parte de su nombre era redundante y había comenzado a llamarla “Ser”. Con el paso de los años le agarró cariño y apenas lo escuchó, ella comenzó a narrar toda la saga de los últimos días.

Él le ofreció de inmediato la segunda habitación. Le dijo que se pusiera cómoda y se relajara y que iba a ayudarla a descifrar todo.

Y así fue como se despertó con la segunda resaca por vino en una semana y ahora no tenía idea lo que iba a hacer.

A todo ritmo

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