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LA SOCIEDAD DEL FUEGO

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¿Quieren que les diga en qué consiste quedarse sancionada después de clase? Te llevan a un aula y una vez allí, voilà, todos los demás fracasados de mierda van apareciendo como conejos salidos de una galera. Luego se supone que debemos quedarnos sentados sin hacer nada como castigo por haber desobedecido. Como podrán apreciar, estoy bastante familiarizada con este tipo de castigos. De hecho, siento que he estado castigada toda mi vida. Soy una vieja veterana de la sanción escolar, como un soldado de Napoleón que vuelve rengueando a casa después de la batalla de Moscú. No, no como uno de esos; eran unos asnos. Más bien, como una de esas chicas que murieron en el incendio de la fábrica Triangle cuando se asomaron por la ventana, vieron que era demasiado alto para saltar y aun así saltaron.

El asunto es que una se sienta allí y, como se supone que es estúpida, nadie espera que haga nada para mejorar como persona. No se nos está permitido hablar, porque no se espera que lo que tengamos para decirnos entre nosotros sirva para nada, ni siquiera para cumplir con la misión de ellos, la que simulan tener (que mejoremos como personas). Imagino que piensan que si hablamos causaremos algún problema, lo cual es cierto. Pero el problema que causaremos es inevitable.

Vamos a hablar de DÍA UNO, DÍA DOS, DÍA TRES, DÍA CUATRO y DÍA CINCO, que son todas las sanciones que tuve que cumplir esa semana, porque nada de lo que pasa en la escuela es interesante. En las clases me pongo la capucha y escribo en mi cuaderno. Durante el almuerzo me siento sola. Tengo cero interacciones y todos decidieron dejarme en paz, lo cual se debe en parte a una foto que alguien consiguió; supongo que tendrán conocidos en Parkson. Era una foto muy graciosa. No tengo teléfono, así que no pude guardar una copia, pero me hubiera gustado tenerla.

Al parecer, alguien me sacó una foto sin que me diera cuenta. Me pegaron unos ojos de gato en la cara y uñas afiladas en las manos y dibujaron un globo de historieta, y dentro del globo pusieron una foto real del cuello de Joe Schott con los tajos del lápiz. Así que supongo que esa otra foto anduvo circulando por Parkson, y que algún genio de aquí decidió ser aún más gracioso. Admito que me gustó. Ojalá hubiera podido mostrársela a mi tía o a mi papá.

Cómo provocar un incendio y por qué

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