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FUNCIONES DIGESTIVAS Y EJERCICIO FÍSICO
ОглавлениеEl conocimiento de las modificaciones y adaptaciones producidas por el ejercicio físico sobre el proceso digestivo es esencial en el diseño de las distintas estrategias de preparación dietética del deportista, aunque por el momento no son muchos los estudios en este campo y los realizados están en general ligados a intereses co-merciales. Las múltiples variables intervinientes (tipo de ejercicio, condiciones ambientales, características de la dieta, circunstancias individuales, etc.) dificultan mucho una adecuada protocolización y diversifican la interpretación de los resultados. En este capítulo se estudian los principales cambios de las funciones gastrointestinales debidos a la actividad física y a los trastornos consecutivos al ejercicio intenso.
FUNCIONES DIGESTIVAS EN LA ACTIVIDAD FÍSICA. FACTORES QUE LAS MODIFICANA
Se ven modificadas en función de la intensidad y el tipo de ejercicio, y de las características del alimento recibido. Aunque con pocos datos, existen evidencias de que la carrera tiene efectos distintos a los del ciclismo, y éste, a los de la natación.
Influencia del ejercicio
Depende de la intensidad y la duración del ejercicio.
– El ejercicio físico moderado tiene un efecto estimulante ligero y favorable sobre la secreción de los jugos digestivos, el vaciamiento gástrico y el peristaltismo intestinal. La participación vegetativa simpática no es destacable y la vasoconstricción del área esplácnica, pequeña. De ahí la utilidad y los beneficios del “paseo” con vistas a asegurar una buena digestión, y la importancia de una actividad física moderada para combatir el estreñimiento.
– Por el contrario, en los ejercicios intensos las funciones digestivas se ven fuertemente alteradas. El éstres y el marcado tono simpático modifican el peristaltismo gástrico e intestinal, la secreción de enzimas y jugos digestivos y la absorción de los alimentos. Hay también cambios destacables en la secreción de hormonas reguladoras de la actividad digestiva, cuya significación funcional no es del todo conocida. Después de un maratón los niveles plasmáticos de las hormonas de origen gastrointestinal pueden aumentar hasta 2-5 veces en relación con las cifras en reposo, con aceleración del tránsito intestinal. La reducción del flujo de sangre en el territorio esplácni-co, destacada en ejercicios de intensidad superior al 70% del VO2 máx.1, altera considerablemente la absorción intestinal, especialmente en condiciones de calor y mala hidratación, y la secreción de enzimas y de jugos digestivos se frena. El estreñimiento habitual que afecta a los deportistas, en particular a los de sexo femenino, se explica por la deshidratación y la acción inhibidora de las funciones digestivas propias del esfuerzo de larga duración.
Con el entrenamiento los cambios registrados se reducen de manera considerable.
Características del alimento
También las características del alimento recibido antes, en el curso o después de la actividad influyen sobre las funciones digestivas, lo que adquiere gran interés en cuanto a la formulación y forma de administración de los productos y bebidas relacionados con la nutrición deportiva. Condicionan la preparación dietética del deportista y la eficacia de la reposición del agua y nutrientes antes, durante y después de la prueba, como se expone detalladamente en los capítulos 6 y 12. Hay que establecer, por ejemplo, en qué medida las condiciones de la composición, el volumen suministrado, la frecuencia, la temperatura, etc. de una bebida rehidratante pueden modificar la motilidad y la absorción intestinales, porque de ello depende su eficacia.
VELOCIDAD DEL VACIAMIENTO GÁSTRICO Y DEL PERISTALTISMO INTESTINAL DURANTE EL EJERCICLOA
Durante la práctica física, el tiempo de permanencia en el estómago de los alimentos y la velocidad del peristaltismo intestinal dependen de un conjunto de factores esquematizados en la Tabla 2.I.
1 a) Tipo de alimento: las grasas permanecen mucho más tiempo en el estómago y en el intestino que las proteínas o los hidratos de carbono. Los alimentos animales lo hacen más que los vegetales. Influye también el grado de cocción, siendo más rápida y fácil la digestión de los alimentos más cocidos.
2 b) En cuanto a las bebidas, su concentración es importante. Cuanto mayor sea la con-centración osmótica, menor será la velocidad de evacuación gástrica (Figura 2.1a). Una bebida hipertónica enlentece mucho más el vaciamiento gástrico que el agua pura o una solución hipotónica; la administración de un mismo volumen de líquido en forma fraccionada favorece también el vaciamiento gástrico. Estos aspectos son importantes en orden a la formulación.
Tabla 2.I: Factores que influyen sobre la velocidad del vaciamiento gástrico
– Tipo de alimento:
– cuanto más contenido calórico, más lento
– la presencia de grasa enlentece
– el tipo de hidrato de carbono no parece modificar
– Concentración:
– hidratos de carbono: a concentraciones mayores del 8%, enlentecen
– de sales y componentes osmóticos: cuanta más osmolaridad, más lento
– Volumen: cuanto más volumen, más rápido
– pH: cuanto más bajo, más lento
– Tipo de ejercicio: por debajo del 70% del VO2 máx. no influye; por encima, enlentece
– La combinación de deshidratación y ejercicio enlentece
– Las temperaturas muy frías enlentecen
– La adaptación (entrenamiento) influye
– Otros factores: estrés, ciclo menstrual, condiciones atmosféricas, hormonas, etc.
Figura 2.1: Representación esquemática de los efectos sobre la velocidad del vaciamiento gástrico de distintos tipos de bebida.
a) concentración salina (osmótica) en relación con la del plasma
b) volumen de líquido suministrado (repleción gástrica)
c) temperatura
d) concentración de glucosa (esquematizada de Rehrer et al. 1992)
1 c) También influye el volumen. Cuanto mayor sea el volumen de repleción gástrica, menor será la velocidad de la evacuación, aunque volúmenes excesivamente pequeños pueden asimismo permanecer mucho tiempo en el estómago (Figura 2.1b).
2 d) Temperatura: tanto los alimentos como las bebidas muy frías o muy calientes tardan más tiempo en salir del estómago (Figura 2.1c). Además, el fuerte cambio térmico producido por la brusca ingestión de una bebida muy fría, en condiciones de calor ambiental y corporal importantes, puede motivar un reflejo vagal (“corte de digestión”).2
3 e) Una bebida excesivamente concentrada en glucosa disminuye el peristaltismo gástrico (Figura 2.1d).
4 f) El ejercicio físico intenso enlentece también el vaciamiento del estómago (Figura 2.2). Por debajo de intensidades de ejercicio del 70% del VO2 máx. la velocidad de evacuación es semejante a la de reposo, pero a más intensidad disminuye de forma considerable y proporcional a la intensidad desarrollada. No parece ser afectada por la duración del ejercicio. También depende de las características de la actividad.
5 g) Entrenamiento: cuanto mayor sea éste, menor será la afectación.
6 h) La presencia de glucosa en disolución retarda el vaciamiento en forma proporcional a su concentración. Una bebida de tipo jarabe, con una concentración en glucosa muy alta, puede tardar en salir del estómago horas, por lo que no se la suele aconsejar durante el tiempo de ejercicio.
7 i) Determinados condicionantes psicológicos, como el estrés y la emoción propios de la actividad competitiva, suelen acelerar el tránsito, lo que explica la aparición de diarreas.
8 j) Influyen finalmente otros factores como las condiciones atmosféricas, los ritmos circadianos, la actividad y fase del ciclo menstrual, la presencia de cafeína, etc.
Figura 2.2: Representación esquemática de los efectos de la intensidad del ejercicio sobre
ABSORCIÓN INTESTINAL DURANTE EL EJERCICIO
Las modificaciones de la absorción intestinal en el curso del ejercicio son también un importante elemento que influye en la rehidratación durante el ejercicio. Aunque es un tema complejo, desde el punto de vista del rendimiento deportivo, interesan especialmente las modificaciones en la absorción de agua y glucosa. Intervienen:
1 a) El tipo de hidrato de carbono constituyente, como se expone más adelante (ver cap. 6), según sus características y especialmente su peso molecular. En el caso de los monoglúcidos, la glucosa se absorbe mucho más rápidamente que la fructosa.
2 b) La concentración de glucosa, si es reducida, sin superar el 5-6%, no parece dificultar la absorción intestinal de agua e incluso podría mejorarla. Por el contrario, concentraciones elevadas, superiores al 10%, la dificultan (Figura 2.3).
3 c) La osmolaridad de la bebida es un factor importante que puede alterar la absorción o incluso producir un efecto de deshidratación por su efecto de atracción del agua plasmática (Figura 2.4). Una bebida hipertónica provoca secreción de agua plasmática hacia el intestino y por lo tanto exagera la deshidratación. Contrariamente, una bebida demasiado hipotónica puede producir una secreción de electrólitos desde el plasma. Por ello son recomendables las bebidas isotónicas durante el ejercicio.3
4 c) La propia deshidratación y el incremento de la temperatura corporal parecen retardar la absorción digestiva del agua, lo que instaura un círculo vicioso, difícil de
5 e) La temperatura de ingestión y el estado físico del alimento (sólido o líquido) también condicionan su absorción intestinal.
Figura 2.3: Representación esquemática de la influencia de la concentración de glucosa en la bebida administrada durante el esfuerzo y su absorción intestinal.
Figura 2.4: Representación esquemática de los efectos de bebidas con diferente concentración osmótica sobre la absorción intestinal de agua y electrólitos. Adaptada de Brouns, F. Nutritional needs of athetes (1994).
Tabla 2.II: Trastornos digestivos durante el ejercicio intenso y de larga duración
a) Tracto digestivo superior (esófago y estómago)
– Reflujo gastroesofágico y quemazón retroesternal (“pirosis”)
– Hipo, eructos
– Náuseas y vómitos
– Meteorismo
– Anorexia
– Flato
– Dolor precordial*
*que en algún caso puede parecerse al dolor en el infarto cardíaco.
b) Tracto digestivo inferior (intestino delgado e intestino grueso)
– Tenesmo e incontinencia fecal
– Diarrea, urgencia de defecar, heces explosivas, etc.
– Flato
– Retortijones y espasmos
– Dolores cólicos
– Meteorismo intestinal
– Incremento del peristaltismo y “ruidos”
– Hemorroides sangrantes
– Melena (sangre en las heces)
ALTERACIONES DEPENDIENTES DE LA ACTIVIDAD DEPORTIVA
Trastornos y molestias digestivos
Durante el ejercicio físico intenso suelen aparecer con relativa frecuencia molestias y trastornos digestivos de diversa índole y significación, como los resumidos en la Tabla 2.II. Aunque existen notables diferencias en función de la susceptibilidad individual, su incidencia es notable, y están presentes en mayor o menor medida en más de la mitad de los participantes en pruebas deportivas, en especial en las carreras de larga duración. Su descripción detallada escapa de los objetivos de esta obra, si bien por su significación e importancia conviene remarcar la frecuente posibilidad de melena, pérdida de sangre por las heces, evidenciable, como ocurre en las hemorroides, o como “sangre oculta”, procedente de diversas localizaciones digestivas. Estas pérdidas de sangre pueden agravar deficiencias de hierro, especialmente en las atletas. Se explican por diferentes razones: el déficit de irrigación sanguínea (isquemia) por la fuerte vasoconstricción o el estrés psicofísico de la competición producen ulceraciones de las mucosas gástrica e intestinal y también es posible que sangren venas hemorroidales por causas mecánicas, todo ello favorecido por un posible efecto antiagregante plaquetario de este modelo de esfuerzo. Afectan principalmente el tracto intestinal, con mayor frecuencia en jóvenes y en el sexo femenino, a consecuencia de ejercicios intensos o extenuantes, en deportis tas no suficientemente entrenados, en carrera sobre suelo duro o compacto y con un calzado deportivo de escasa amortiguación. La ansiedad propia de la competición es también un factor complementario que hay que tener en cuenta.
Son factores predisponentes una comida previa demasiado abundante, excesiva en fibra y grasas o proteínas, o una bebida hiperosmótica justo antes de empezar o en el curso de la competición. Las comidas muy cercanas al ejercicio, las soluciones demasiado concentradas en glucosa o sacarosa, la cafeína o el exceso de picantes también favorecen los trastornos digestivos. También lo hacen la hidratación incorrecta por déficit o por exceso. El riesgo varía según la actividad, de mayor a menor, en la marcha, carrera, ciclismo, natación, patinaje y remo, probablemente a causa de los movimientos pendulares y de ascenso y descenso de los órganos abdominales durante la ejecución de la actividad. El entrenamiento reduce la gravedad y la incidencia; por el contrario, el sobreentrenamiento agrava éstas (Tabla 2.III).
Los factores etiopatogénicos son diversos, como se expone en la Figura 2.5. Se cree que la reducción del flujo sanguíneo esplácnico, el incremento del tono simpático, las modificaciones hormonales y las condiciones mecánicas del ejercicio, en especial el movimiento de péndulo de los órganos intestinales, producto de la actividad o el fuerte impacto sobre el suelo, los favorecen. Influyen también hábitos nutricionales inadecuados, las condiciones meteorológicas de frío y calor excesivo (en este caso con hipertermia), los factores ambientales como la altitud y las características de la superficie por la que se transita.
Alteraciones de la velocidad del tránsito intestinal: estreñimiento y diarrea
El estreñimiento es muy frecuente en la actividad deportiva, relacionado principalmente, según se ha comentado, con el exceso de fibra y la deshidratación. Para prevenirlo y favorecer el tránsito intestinal, es conveniente un aporte correcto, no excesivo, de fibra, con ingesta de ensaladas, frutas y verduras, y una hidratación sobrada, por ejemplo bebiendo un vaso de agua o zumo de frutas diluido no demasiado fríos en ayunas al levantarse.
Tabla 2.III: Factores que favorecen la aparición de trastornos gastrointestinales
– Ejercicio de elevada intensidad
– Tipo de deporte (balanceo y desplazamiento de órganos abdominales): marcha > carrera > ciclismo > natación > patinaje > remo
– Comida previa alta en proteínas o grasas; excesiva en fibra; presencia de cafeína
– Bebida pre o percompeticional con excesiva concentración de azúcares o sales
– Deshidratación
– Sobreentrenamiento o falta de entrenamiento
– Sexo femenino (especialmente en el período perimenstrual)
– Edades juveniles
– Estrés competitivo y emocional
Figura 2.5: Factores responsables de los trastornos y molestias digestivos en el curso del ejercicio intenso.
La frecuente diarrea del deportista puede explicarse por causas muy diversas, como son los errores en la concepción de la dieta, la tensión nerviosa, los cambios bruscos en la composición y características de los alimentos, las modificaciones ambientales importantes, producto de viajes o del “jet lag” (conocido también como “cambio de aguas”), así como procesos infecciosos bacterianos o víricos responsables de epidemias de este tipo especialmente en el caso de deportistas sobreentrenados con cierto nivel de inmu-nodeficiencia. En estos casos es decisivo un buen interrogatorio del deportista, puesto que son muchos los factores alimentarios implicados. Por ejemplo, algunos aditivos alimentarios, o bien ingredientes de golosinas sin azúcar como xilitol o sorbitol, usados como edulcorantes, pueden producir la mencionada diarrea.
En general, un uso juicioso de la fibra, junto a un correcto seguimiento de las normas higiénico-dietéticas, solventan estos problemas; sin embargo, en ocasiones es preciso recurrir al auxilio del médico y, en caso de persistir, al especialista.
Dolores flatulentes: “calambre abdominal”
Bajo las siglas “ETAP: exercise induced transient abdominal pain”, se conoce un conjunto de manifestaciones con diversa expresión sintomatológica que suelen afectar al deportista. Una de las más comunes y conocidas es el “flato”, dolor transitorio en forma de pinchazo localizado en el costado, a nivel del diafragma o en la zona superior de la cavidad abdominal, que a veces irradia hacia el hombro. Se produce principalmente en el lado derecho, localización usual del meteorismo intestinal. Directamente relacionado con el ejercicio intenso, más frecuente en el período posprandial, puede aparecer justo al iniciarlo o algún tiempo después y cede con el reposo. Como las demás alteraciones digestivas, se relaciona sobre todo con la carrera y el jogging, especialmente en el descenso, siendo más raro en el ciclismo o la natación. Aparece hasta en el 70% de los practicantes. Como las restantes alteraciones digestivas relacionadas con el ejercicio, depende del nivel de entrenamiento.
De origen mal conocido, la explicación clásica basada en el súbito vaciamiento del bazo, consecutivo al inicio de la práctica deportiva con el fin de incrementar el volumen de sangre circulante, no es aceptable porque también aparece en esplemectomizados y sobre todo porque en el organismo humano en reposo el bazo no tiene la pretendida función de depósito de sangre.
Probablemente multifactorial, obedece a una o varias de estas posibilidades:
– Isquemia diafragmática, especialmente al iniciar el ejercicio, con metabolismo anaeróbico láctico y el consecuente dolor muscular. Más probable justo después de comer.
– Calambre de las paredes musculares abdominales.
– Estímulo mecánico de receptores del dolor abdominales por balanceo de órganos digestivos: hígado, estómago, que comprimen el diafragma (movimientos pendulares y de ascenso y descenso).
– Irritación del peritoneo parietal por meteorismo digestivo, por aerofagia o fermentación intestinal.
– Anomalías posturales (columna vertebral), en particular la hiperlordosis lumbar, con compresión de las raíces sensitivas dorsales.
En su prevención es importante la buena educación respiratoria, evitando la aerofagia4 e imponiendo un ritmo respiratorio constante y adecuado, por ejemplo espirar cuando el pie izquierdo toca el suelo e inspirar cuando lo hace el derecho; un buen calentamiento previo, y un incremento paulatino, no brusco, de la intensidad del ejercicio. Aunque en ocasiones es favorable beber algo de agua, en general se recomienda frenar el consumo importante de líquidos 2 horas antes de la competición, especialmente los que presentan un elevado contenido en hidratos de carbono y son hiperosmóticos (como los zumos de frutas); evitar que la comida previa a la competición sea demasiado copiosa o que contenga alimentos flatulentos, y procurar correr sobre superficies blandas. Es efectivo un buen entrenamiento, con fortalecimiento del diafragma y los músculos abdominales y lumbares.
Algunas de las medidas aplicables para el tratamiento son el reposo, tumbarse de lado con la cadera elevada o movimientos de “situp”, con giro hacia el lado en el que duele. Es más difícil actuar sobre el dolor sin detener la actividad. Puede ensayarse el empujar con los dedos el estómago hacia el lado derecho y hacia arriba de la caja torácica, la contracción de los músculos cercanos al estómago, aplicar firmemente la palma de la mano en el lugar donde duele, espirar profundamente con los labios cerrados y al final juntos (soplar).
En casos rebeldes o siempre que sea preciso, se procede al tratamiento farmacológico con antiespasmódicos, antiflatulentos o preparados anti-meteorismo.
Trastornos de la conducta alimentaria
Son unas importantes alteraciones psicológicas de algunos practicantes deportivos, con distintas manifestaciones, frecuentes en el sexo femenino y en algunos deportes de musculación, que se estudian en el capítulo 20.
1 Desde el punto de vista funcional, para referirse a la intensidad del ejercicio, es útil hacerlo en forma de porcentaje de consumo de O2 respecto del máximo. Se expresa mejor el grado de solicitud exigido y permite estudios comparativos.
2 Producido como consecuencia del cambio brusco de temperatura, supone un fuerte incremento del tono vagal, con hipotensión y bradicardia que producen una pérdida más o menos importante del conocimiento.
3 Teniendo en cuenta que en la concentración osmótica de la bebida participan las sales y los demás solutos como la glucosa. Por ello una bebida isotónica, en relación con el plasma, lo es considerando el conjunto de sales y glucosa.
4 “Tragar aire” mientras se efectúa el ejercicio.