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Marzo 21
Errando el blanco

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“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21)

En los Juegos Olímpicos de Verano de 2004, un atleta estadounidense llamado Matthew Emmons estaba muy encaminado para alcanzar la medalla de oro en rifle de tres posiciones cincuenta metros.

Emmons estaba listo para su disparo final. Se encontraba tan por delante de los otros competidores que lo único que tenía que hacer era enviar una bala a cualquier lugar dentro del círculo interior del blanco. Eso le daría la medalla de oro.

Se preparó de manera mental. Contuvo la respiración. Apuntó y disparó.

La bala atravesó justo el blanco. Pero se quedó sorprendido cuando no sonó el tono que indicaba una diana. ¡Emmons entonces comprendió que disparó en la diana equivocada!

De la primera posición y de una medalla de oro casi garantizada, cayó hasta la octava posición.

El disparo adecuado dio en la diana indebida.

Todos nosotros tenemos solo una vida por vivir, pero sería desastroso que por no escuchar adecuadamente lo que Dios nos quiere decir, terminemos dando en el blanco equivocado al final de una vida desperdiciada.

Un día tú estarás delante de un juez mayor que cualquier otro que oficiara jamás en unos Juegos Olímpicos. ¿Qué le dirás si Él te dice que en tu vida diste al blanco equivocado?

Curiosamente una de las definiciones de pecado es precisamente errar el blanco.

La pregunta para cada uno de nosotros es: ¿Estaré avanzando en los propósitos divinos? ¿Estaré escribiendo una historia unida con la voluntad divina?

La mayoría de la gente no tiene sentido de destino, solo se mantiene a flote y sin saber si está más cerca de su visión, de su sueño, si se está aproximando al cumplimiento de los propósitos por los cuales Dios lo/la envió a este mundo.

La historia de este mundo se está escribiendo con aquellos que se rinden al Señor sin condiciones y saben que están siendo dirigidos por Él para llevar a cabo propósitos mayores.

No te contentes con menos. Si no estás haciendo la voluntad de Dios para tu vida, simplemente estás errando el blanco y un día te llamarán a cuentas por lo que hiciste mientras viviste en este mundo.

Oración:

Señor Jesús, ayúdame a confiar en ti para que me someta continuamente a tu voluntad para mi vida. Haz Señor que busque siempre el agradarte, pues al fin y al cabo tú me formaste y soy tu criatura. Te agradezco hoy porque no solo me formaste, sino también has permitido que al conocerte tenga un destino de vida eterna y pueda vivir en el gozo que solo los redimidos por la mano del Señor podemos experimentar. Amén.

Una semilla para cada día

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