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Marzo 20
La fuente del agua viva

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“….Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla” (Juan 4:11b)

La Biblia asocia la vida muchas veces con ríos o aguas que fluyen, que traen refresco continuo sobre aquel que toma de esas aguas.

Los profetas describieron un río que salía del templo en Jerusalén. Ezequiel describe un río que fluye desde el templo que había crecido tanto que nadie podía cruzarlo, que era fuente de vida para árboles y peces. Zacarías escribe: “En aquel día fluirá agua viva desde Jerusalén”.

El Señor Jesús dijo que los que creen en Él, de su interior fluirán esos ríos de agua viva.

No desde el templo, no desde Jerusalén, sino desde el interior del que cree.

En la conversación con la mujer samaritana, Jesús le dice: “… Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva” (Juan 4:10).

Intrigada y dudosa, y al ver que Jesús no llevaba recipiente para el agua, la mujer volvió a preguntar: “… ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?” (Juan 4:11).

En una extraordinaria promesa, el Señor entonces declaró ser la fuente de agua viva, el manantial de vida eterna, diciéndole: “… Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; “más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:13-14).

Abundancia que fluye desde tu interior. Palabra que no se detiene. Unción que se esparce por donde quiera que tú vayas. Ríos que inundan de bendición tu vida y la de quienes son tocados por ti.

Así como en el pozo de Jacob, también en la actualidad el Señor Jesucristo es la única fuente de agua viva, el agua que apagará la sed de aquellos que sufren de la sequía de verdad divina que tanto aflige al mundo.

Ese debe ser el cristiano de todos los tiempos. Tomando siempre de la fuente del agua viva. Fortaleciendo su vida con la voz que viene de los cielos.

Vida nueva, corrientes que no se detienen, torrentes de bendición que no cesan y la palabra cada vez haciéndose más viva en nuestro interior.

Hay muchos pozos hoy, pero están secos. Hay muchas almas hambrientas que están vacías. Pero si vamos a Jesús y lo tomamos a Él y a su Palabra, encontraremos ríos de agua viva para bendición.

Oración:

Señor amado, te doy gracias por ser esa fuente inagotable del agua viva. Hoy más que nunca quiero acercarme a ti y beber de esa agua que calme mi sed para siempre. Mi propósito es nunca alejarme de tus caminos. Si así lo hiciera moriría de sed. Por eso hoy me reafirmo en seguir tu camino, el único camino que lleva a la vida eterna. Amén.

Una semilla para cada día

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