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Marzo 3
Derrotando a los gigantes

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“tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, El Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado” (1 Samuel 17:45)

La victoria de los hijos de Dios dependerá siempre de la fuerza de quien los envía.

A medida que el mundo avanza, se presentan nuevos desafíos difíciles de enfrentar. Situaciones tan complejas que se asemejan a los gigantes imposibles de vencer.

Sin embargo, Dios está levantando hombres y mujeres valientes con corazón de guerreros que enfrentan las batallas con las armas de Dios y siempre salen vencedores.

David venció a Goliat de la manera en que ningún ser humano sobre la tierra lo hubiera pensado.

Tan solo este valeroso jovencito que no resistió que el nombre del Señor fuera blasfemado y que se levantó con furor sobre el enemigo que amedrentaba al pueblo de Israel, logró lo que muchos otros hombres de guerra no habían alcanzado.

Mientras todos se escondían por miedo al Gigante, David acabó para siempre con ese enemigo y engrandeció el nombre de su Señor.

¿Eres tú uno de estos miembros de las nuevas generaciones victoriosas? ¿Estás listo para enfrentar esos gigantes y vencerlos en su propio terreno pero con las armas de Dios?

En este día, El Señor quiere llevarte a un terreno de victoria en donde puedas levantar el nombre de Dios en alto, y al derribar esos gigantes proclamarle al mundo que hay un Dios poderoso que vence en todas las batallas.

Lo importante no es lo que dice el enemigo. Goliat vociferaba todo tipo de maldiciones, pero David había entendido la grandeza de su Dios.

Si en este día tienes que enfrentar a uno de estos gigantes, mira primero hacia los cielos. Reconoce la grandeza de Aquel que ha creado todas las cosas. Observa la majestad sublime del que puso cada estrella y cada astro, cada planeta del universo. Imagina los poderosos ejércitos que acompañan tu caminar de cada día y entonces mira a ese gigante y dile con voz que retumba: ¿Quién es este intruso en mi vida que se atreve a desafiar a un hijo de Dios? y ve con seguridad, porque Dios ya te ha otorgado la victoria.

Oración:

Este es un día de victoria para mí. Señor, tú peleas por mí y siempre sales victorioso. Por eso mi oración en este día es para que me ayudes a descansar en Tu poder, en Tu majestad, en Tu autoridad. Quiero vivir con la seguridad que tú me das al ir delante de mí en cada batalla que tengo que enfrentar. Soy un/a guerrero/a de tu poderoso ejército. Tú eres el comandante en jefe. La victoria está asegurada en ti. Amén.

Una semilla para cada día

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