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Febrero 28
El Rey de Gloria

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“Alzad oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas y entrará el Rey de Gloria. ¿Quién es este Rey de Gloria? Jehová el fuerte y valiente. Jehová el poderoso en batalla”

(Salmo 24:7-8)

La revista Forbes publica anualmente un listado con los hombres más poderosos del planeta.

Políticos, millonarios hombres de negocios, personas con gran influencia en los gobiernos o en la sociedad.

Sin embargo con todo su poder, con todo su dinero, con toda su influencia, no pueden cambiar un corazón humano. No pueden sanar un alma herida. No pueden transformar el odio en amor. No pueden traer arrepentimiento, perdón, reconciliación ni paz.

Los hombres de negocios pueden ofrecer trabajos muy necesarios.

Los educadores sabios pueden ofrecer conocimientos acerca del mundo.

Las técnicas sicológicas avanzadas pueden ayudar a la comprensión propia.

Todo eso es bueno. Pero ¿puede alguna de estas opciones transformar verdaderamente el corazón humano?

Solo existe un poder en este difícil mundo en el que habitamos que consigue hacerlo.

Es el poder del amor de Jesucristo, el amor que conquista el pecado, limpia la vergüenza, sana las heridas, reconcilia a los enemigos, remienda los sueños rotos y finalmente cambia al mundo, vida por vida.

Él puede ofrecernos la paz que sobrepasa todo entendimiento, el amor que rompe barreras entre los seres humanos y el poder que vence en todas las batallas.

El Señor puede transformar este mundo y tú puedes ser parte de esa obra monumental.

Ponte de su lado. Hoy Él está consolando al afligido, sanando a los quebrantados de corazón, construyendo puentes para quienes desean la verdad, levantando al que el mundo desprecia, rompiendo cadenas de adicciones y vicios destructivos, dando un lugar a los marginados y olvidados de este mundo.

Él no se ha detenido en su obra, hasta ahora trabaja y hoy te invita a trabajar con Él.

Sí, vamos levántate. El Rey de Gloria está entrando y la batalla de este día nos conducirá con Él de nuevo a la victoria. Él nunca ha perdido una batalla y hoy está conquistando tu corazón.

Ahora El poderoso de Israel habita en ti. Estás destinado a la gloria eterna.

Oración:

Señor amado, que gran privilegio que tengo en este día de vivirlo en tu compañía. Tú sigues obrando en medio de este mundo de maldad, de desconcierto, de desilusiones, de angustias. Pero tú estás trayendo consuelo, paz y armonía. Hoy quiero ser un instrumento en tus manos para realizar esa tarea. Ayúdame a usar los dones que me has dado para bendecir otras vidas, y al final del día cuando me recueste para descansar, sabré con toda certeza que ha sido un día productivo porque tú estuviste conmigo en cada instante. Amén.

Una semilla para cada día

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