Читать книгу Las músicas andinas colombianas en los albores del siglo XXI - John Jairo Torres - Страница 10
ОглавлениеRegión Andina colombiana
Aires los de mi tierra, dulces cantares.
Cauca (pasillo), de Edy Salospi y Hernando Sinisterra
Según el DLE, ‘región’, del lat. regĭo, -ōnis, significa: «1. f. Porción de territorio determinada por caracteres étnicos o circunstancias especiales de clima, producción, topografía, administración, gobierno, etc. 2. f. Cada una de las grandes divisiones territoriales de una nación, definida por características geográficas e histórico-sociales, y que puede dividirse a su vez en provincias, departamentos, etc».
La Cordillera de los Andes recorre Suramérica de sur a norte. Al llegar a Colombia, en el macizo colombiano, se divide en tres ramas que se denominan Cordillera Occidental, Cordillera Central y Cordillera Oriental. Estas recorren Colombia, y forman, junto con los valles de los ríos Magdalena y Cauca, la Región Andina:
En esta región se pueden encontrar todos los pisos térmicos, lo que ha propiciado las condiciones ideales para que se desarrollen unos de los ecosistemas más biodiversos del mundo [...] con picos de origen volcánico que pueden alcanzar los cinco mil metros sobre el nivel del mar (Yánez, s. f., p. 1).
Es la región más poblada del país, aquí reside el 71 % de los colombianos (el Dane proyectó que en 2017 la población de Colombia sería de 49’300.000 personas, aproximadamente). La región está integrada por Bogotá D. C. y los departamentos de Antioquia, Boyacá, Caldas, Cauca, Cundinamarca, Huila, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander, Tolima y Valle del Cauca.
Estructura genética de la población de la Región Andina colombiana
Población / Subregión | Valle del Cauca, Cauca y Nariño (Pacífico) | Antioquia, Caldas, Risaralda y Quindío (Eje Cafetero) | Bogotá D. C., Cundinamarca y Boyacá (Altiplano) | Norte de Santander y Santander (Santanderes) | Tolima y Huila(Tolima Grande) |
Indígena | 24,37 % | 5,17 % | 13,99 % | 4,08 % | 8,67 % |
Blanca | 20,71 % | 18,29 % | 40,18 % | 20,49 % | 27,88 % |
Negra | 19,29 % | 18,08 % | 2,33 % | 1,47 % | 7,74 % |
Mestiza | 35,14 % | 58,44 % | 43,48 % | 73,94 % | 54,01 % |
Tabla elaborada por el autor, con datos tomados de Yunis et al., 1993, p. 8.
Dice la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) que «los datos arqueológicos disponibles atestiguan que los vestigios culturales más antiguos en Colombia se ubican en la Región Andina» (Oei.es, s. f., p. 1). Una región que desde los tiempos de la colonia ha sido pluricultural, diversa y multirracial.
La riqueza de Colombia es exuberante, no solo en bienes materiales, sino también en biodiversidad, mezclas étnicas, climas, paisajes y sobre todo en lo cultural. Esa exuberancia hace difícil definir la música colombiana, porque nos llevaría a pensar que más que una música colombiana, hay unas músicas colombianas. Algunos de los aires tradicionales folclóricos de las diferentes regiones del país se convirtieron en la cédula de identidad de nuestra cultura ante el mundo. Los casos más representativos son –sin duda, y en su orden– el bambuco, la cumbia y el vallenato. El primero a principios, el segundo a mediados, y el tercero al cerrar el siglo XX e iniciar el XXI.
Las músicas andinas colombianas
Existen varias músicas colombianas: músicas caribeñas colombianas, músicas pacíficas (del Pacífico) colombianas, músicas llaneras colombianas y músicas andinas colombianas (pues también hay músicas andinas en Perú, Bolivia y Chile.), entre otras. Las músicas andinas colombianas (MAC) –así como la mayoría de las músicas colombianas– resultaron del encuentro étnico y cultural de tres continentes: América, Europa y África. Estos redescubrieron la música como un camino para plasmar esta unión –encuentros que aún se siguen dando por causa de la globalización–. Las músicas se desarrollan especialmente a partir del último cuarto del siglo XIX, en la región más próspera de Colombia, e incluso de Suramérica: la Región Andina.
Más que por los límites geográficos de los departamentos que conforman la Región Andina, la diversidad de las MAC se debe a los diferentes modos en que han expresado las situaciones cotidianas sus pobladores a través de ellas. Es así como en el altiplano cundiboyacense y en los Santanderes predominan ritmos y aires como el torbellino, la guabina y la carranga, mientras que en el Tolima Grande hay preferencia por el bunde, la caña, el bambuco fiestero (sanjuanero) y por el rajaleña. En la región cafetera sobresalen los bambucos, los pasillos, las danzas y los valses, ritmos que a la vez son los más interpretados y producidos en la Región Andina en general. En cuanto a los instrumentos usados en las subregiones andinas existe uno que con algunas variantes es común en todas ellas: el tiple. Otros cordófonos usuales son la guitarra y la bandola (o lira). En algunas subregiones es usual la percusión menor, para acompañar los aires más festivos. La utilización de instrumentos sinfónicos como el contrabajo, el violín, la flauta traversa y el clarinete, o del piano y el saxo –entre otros– no ha sido extraña para el género. Desde principios del siglo XX, agrupaciones como la Lira Colombiana y la Lira Antioqueña los integraron a su organología. Igualmente, se han incorporado instrumentos “modernos” a las agrupaciones, como bajo eléctrico, órgano eléctrico, batería y teclado electrónico, entre otros. Más adelante profundizaremos en cada uno de estos ritmos y aires andinos colombianos, así como en sus instrumentos más comunes.
Es tan rico y tan variado este género musical que cada una de las distintas subregiones geográficas posee sus propias características musicales. Cada región del país presenta esa misma diversidad. Hay casos en los que un aire musical está circunscrito a una comunidad; tal es el caso del rajaleña y de la caña (Viejo Tolima) y del chotís (Norte del Valle de Aburrá), por citar solo dos. Mientras tanto, otros ritmos, como el bambuco, cubren toda la región; el vals y el pasillo han cruzado las fronteras y se cultivan en Ecuador y en Venezuela, entre otros países.
Para que las MAC se convirtieran en un género musical con una estética identificativa y simbólica de una región, tuvieron que sufrir un proceso de homogeneización. Ana María Ochoa afirma que en este proceso:
Se eliminaron las diferencias estilísticas no deseables. Esto implica, por una parte, un proceso compositivo: hay una forma musical del género que va a ser la más válida; hay una estética que ‘se fija’ como la apropiada. Por otra parte, implica un proceso de invisibilización –las formas de ese género que no se ajustan a esa descripción se convierten en formas menos válidas–. La diferencia se borra. Generalmente las diferencias estilísticas que se eliminan son aquellas que remiten a factores étnicos, de género o de región no deseables. El bambuco se desafricaniza […] el pasillo se adhiere a un régimen criollo desindianizado. Es decir, la construcción de una categoría genérica se da a través de un proceso de eliminación de la diferencia a favor de la semejanza, y ese proceso es siempre estético e ideológico. La historia del surgimiento de la idea de género como concepto unitario está en parte ligada a la historia de homogeneización cultural emprendida a través del estado-nación. Por tanto, en la descripción genérica van a intervenir no solo elementos de orden estético sino también elementos de orden ideológico que frecuentemente determinan los modos de cómo se habla de los mismos géneros musicales (Ochoa, citada por Cobo, 2010, p. 169).
Orígenes
Los orígenes de los aires musicales propios del continente americano se encuentran en el mismo crisol en el que se fundió nuestro mestizaje. En estas músicas confluyen no solo razas, sino también culturas, por lo que el resultado es una fusión continua de sonidos, ritmos, palabras y sentimientos. Los creadores originarios son anónimos. Fueron y son el gusto popular y la tradición oral los que han depurado, tamizado y mantenido “vivas” algunas manifestaciones musicales.
Al respecto, dice el poeta Rafael Pombo, en unos fragmentos de su poema «Bambuco»:
Vino y pan, tienda y colchón
el árbol sabe ofrecernos,
¿por qué no ha de componernos
el viento nuestra canción?
Justo es que nadie se alabe
de inventor de aquel cantar
que es de todos, a la par
que el cielo, el viento y el ave
Del Carchi hasta Panamá
nuestros niños lo adivinan,
nuestros pájaros lo trinan
y en nuestras brisas está
...
Hay en él más poesía,
riqueza, verdad, ternura,
que en mucha docta obertura
y mística sinfonía
Y así respóndele fiel
el corazón donde llega:
con él el alegre juega
y el triste llora con él
...
Porque ha fundido aquel aire
la indiana melancolía
con la africana ardentía
y el guapo andaluz donaire.
Su ritmo vago y traidor
desespera a los maestros;
pero acá nacemos diestros
y con patentes de autor.
No existen evidencias escritas de las músicas precolombinas. Al respecto, Pérez Perazzo señala:
Sobre la música de los pueblos latinoamericanos antes de la llegada de los españoles y otros pobladores europeos, las fuentes de información se reducen a crónicas y relatos de los primeros historiadores, como Juan de Castellanos, Pedro Simón, Fernández de Piedrahíta, Juan Jara, Diego de Acosta, Juan Gabriel Lezcano, Rodrigo de Melgarejo, el padre Antonio Rodríguez, Sebastián de Salerno, Martín Cano, Jean de Léry y otros. Adicionalmente, se han agregado modernas investigaciones de etnomusicología y folclor, que nos pueden brindar idea de tradiciones y usos musicales de nuestros primitivos pueblos (Pérez, 2011, p. 1).
Todos ellos coinciden en que la música fue usada por los pueblos precolombinos con fines religiosos y también festivos. Algunas de estas manifestaciones han sobrevivido gracias a la tradición oral, pero no estamos seguros de su originalidad y fidelidad.
En diferentes excavaciones arqueológicas han sido halladas imágenes de músicos, también «múltiples modelos y tipos de flautas, además de una gran variedad de instrumentos de percusión: maracas, charrascas» (Pérez, 2011, p. 2). Muchos de ellos vigentes en las músicas tradicionales que perviven en la actualidad y que se combinan en ejecuciones con instrumentos de cuerda, como la guitarra (traída de España hacia el año 1600), el tiple (construido en Colombia a principios del siglo XIX, con base en la guitarra) y la bandola o lira (construido en Colombia a finales del siglo XIX, con base en la bandurria española), entre otros instrumentos.
La OEI, creada en 1949, con la intención de contribuir al fortalecimiento de la identidad iberoamericana, manifiesta lo siguiente:
Las diversas generaciones de colombianos de todas las edades y condiciones han producido, disfrutado y divulgado manifestaciones sonoras de muy distintos estilos y calidades, y han apropiado y transformado músicas internacionales, incorporándolas a la construcción de su imaginario, su memoria y su afectividad, haciendo posible que la actividad musical se convierta en el medio de expresión de mayor cobertura social y presencia cultural. Además de la vigencia de innumerables manifestaciones sonoras en las comunidades indígenas, con funciones rituales propias de su visión del mundo, existe un conjunto de músicas tradicionales de las localidades y regiones de carácter popular o erudito, que desde el período colonial consolidaron formas originales de expresión musical, que hoy subsisten en diferentes modos de transformación y mezcla. Músicas de pitos y tambores, marimbas, chirimías, conjuntos de cuerdas andinas, acordeones, grupos llaneros e isleños, bandas de vientos, conforman entre otros esta rica diversidad (Oei.es, s. f.b, p. 9).
Por ejemplo, del origen del bambuco –uno de los ritmos andinos colombianos más representativos– se sabe poco. Varias teorías se contradicen: unas hablan de su origen africano, otras aseguran que nació en el Cauca, un departamento del suroccidente colombiano, más concretamente en las comunidades Nasa; otras que nació de la fusión cultural de negros traídos de África a la fuerza, conquistadores blancos venidos de Europa e indígenas habitantes de América. Se afirma que para 1810 ya el bambuco existía como aire popular. Varias crónicas de la guerra independentista describen a los soldados marchando al ritmo de bambucos. Sobre el mismo tema, el doctor Jaime Jaramillo Panesso señala lo siguiente:
En la gesta libertadora de la Nueva Granada realizada por los héroes de la Independencia para crear lo que hoy es la República de Colombia, la música hizo parte del paisaje emocional de las marchas y de las batallas [...] El bambuco y el pasillo animaron el patriotismo de los escuadrones cuyos hombres los cantaban desde niños [...] «La Guaneña»3 coronó su más encumbrada nota bambuquera en la batalla de Ayacucho, sello final a la dominación realista española, cuando la ofensiva patriota estuvo animada por su interpretación en la banda del Batallón Voltígeros (Jaramillo, 2010, p. 1).
Jorge Áñez decía que, en una publicación del Diario de Centroamérica, órgano oficial del Gobierno de la República de Guatemala, había leído que un grupo pequeño de cantantes bogotanos dieron unas funciones en un teatro provisional en Guatemala, en 1837, y que cantaron bambucos y pasillos. Me quedan dudas de la veracidad de esta afirmación, pues «en 1880 sale a la luz el primer ejemplar del Diario de Centro América» (Prensa Libre, 2015, p. 1). ¿Será que hubo antes un periódico con el mismo nombre?
Un apunte muy curioso es el que hace Adolfo González Henríquez en un comentario sobre el libro Historia de la música en el Tolima, de Helio Fabio González Pacheco:
Considerando a veces toda la música del interior como una sola, los costeños suelen desconocer la existencia misma de eso que, en el colmo del racismo y el desprecio olímpico por sus inmensos valores caribeños, se llamó durante tantos años ‘música colombiana’, siendo que era precisamente la más hispánica, la menos colombiana y telúrica de todas, mientras que la música costeña sí era un producto original de estas tierras. Pero esto no siempre fue así: hubo una época en que la música del interior sonaba con mucha libertad en ciertos salones costeños […] En 1828, el diplomático francés Auguste Le Moyne observó la similitud entre lo que cantaban las mujeres de las clases altas de Cartagena y Bogotá; otro viajero del siglo pasado, el médico francés Charles Saffray, consignó por escrito la extravagante noción de que el bambuco era la música preferida y casi exclusiva de Cartagena en 1869, con lo cual intentó elevar a norma general la pequeña experiencia vivida. El bambuco tal vez sí gozaba del favoritismo de ciertas elites, pero no es seguro que se extendiera a toda la población; es más, parece bastante improbable. Y la cosa continúa en el siglo XX. Ángel María Camacho y Cano, el gran pionero de la música costeña, empezó su carrera tocando valses y pasillos. El legendario cienaguero Guillermo Buitrago se inició tocando la música de su padre, un comerciante santandereano4, y sus primeras composiciones fueron valses; lo mismo pasó con el gran compositor barranquillero Rafael Mejía, quien luego se destacaría con sus alucinantes paseos y cumbias. Y uno de los grandes valses criollos, «Tristezas del alma», fue escrito por el bolivarense Lucho Rodríguez Moreno, uno de los buenos músicos de Pacho Galán, en sus mejores tiempos. Por otro lado, los niños y [las] niñas bien de tiempos atrás aprendían primero las tonadas interioranas, tal vez porque se las enseñaban en colegios religiosos regentados necesaria e inexorablemente por monjas y curas del interior. Y en la celebración del centenario de la Independencia, en 1910, las clases altas barranquilleras exhibieron orgullosamente su Estudiantina del Centro Artístico, treinta años antes [de] que Barranquilla tuviera una gran orquesta caribeña de baile. En el fondo de todo esto yacen las preferencias eurocentristas mostradas por las clases altas costeñas hasta bien entrado el siglo XX, y que las llevaron a rechazar –a veces vergonzantemente– los efluvios de la cultura popular. La música del interior se les hacía aceptable precisamente por ser más hispánica que otra cosa, más blanca, menos sensual (González, 1986, p. 2).
Con la llegada de Cristóbal Colón –enviado por los reyes de España–, el 12 de octubre de 1492, a la isla conocida hoy como Bahamas, se da el encuentro de dos mundos que habían evolucionado independientemente: Europa y América: «Con el descubrimiento de América hispánica, todo el planeta se torna el “lugar” de “una sola Historia Mundial” [...] se inicia la “Modernidad” [...] la “centralidad” de la Europa latina en la Historia Mundial es la determinación fundamental de la Modernidad» (Dussel, 2000, p. 46).
La música europea llegó a nuestro continente en las carabelas de Colón. El 15 de junio de 1497, los reyes católicos ordenaron al almirante Cristóbal Colón su tercer viaje: «Así mismo, deben ir […] algunos instrumentos y músicas para pasatiempo de las gentes que allá han de estar» (León, 2017, p. 1). Durante la rueda de prensa de cierre del Festival de Música Sacra de Bogotá de 2015, Jordi Savall contaba esta anécdota:
Muchos de los marineros que llegaban al Nuevo Mundo cantaban y tocaban algún instrumento. Estamos hablando de una época en la que, si tú no sabías cantar y no sabías tocar, en tu vida no había música. Si leemos El Quijote (publicado en 1605), por ejemplo, vemos que hay música en todas partes; todo el mundo sabe cantar, o tocar un instrumento más o menos bien (musicaantigua.com, 2016, p. 1).
El compositor Patricio Gómez Junco afirma lo siguiente:
La principal aportación europea en la música de América fueron las piezas sacras, interpretadas en el lenguaje polifónico característico del Barroco […] La música traída por los españoles servía a un propósito exclusivamente religioso, con el fin de evangelizar a los indígenas […] El portugués Gaspar Fernández, organista de la catedral de Puebla, fue uno de los primeros cuya obra muestra una interacción con las tradiciones indígenas, al escribir piezas barrocas con letra en náhuatl y acompañamiento de percusiones como el teponaztli (López, 2014, p. 1).
El músico y musicólogo Claudio Tarris concluye que «en la música popular, los españoles aportaron géneros como el fandango, la jota y el flamenco, ahora ancestros de varios géneros folclóricos de América Latina» (López, 2014, p. 1).
[Durante la Conquista, los españoles, además de armas, caballos y perros] Trajeron los instrumentos propios de la fanfarria militar: clarines, tambores, trompetas, chirimías y otros; según las crónicas los soldados avanzaban al compás de la música marcial [...] Los religiosos también trajeron instrumentos propios de su “profesión”: violas de arco, arpas, órganos pequeños que servían para adornar sus oficios religiosos [...] Algunos particulares trajeron sus propios instrumentos: guitarras de cuatro órdenes, vihuelas de arco y de mano, laúdes, flautas, etc. [...] Como es de suponer, no fueron muchos ni muy eruditos los músicos que llegaron de España, y se podría asegurar que los religiosos y algunos súbditos fueron quienes comenzaron a impartir un poco de educación musical en nuestro medio (Puerta, 1998, p. 120).
Con respecto a la música europea en América, Juan Mera dice lo siguiente en su libro Cantares del pueblo ecuatoriano:
No solo la música religiosa tuvo su presencia en el Nuevo Mundo, también se introdujo un sinnúmero de canciones populares, que[,] de acuerdo con testimonio de los cronistas, eran enseñadas a los indígenas de estas regiones. Además, se sabe que los religiosos, en afán de sepultar la idolatría, creaban nuevos bailes, para que los indígenas los ofrecieran a las imágenes católicas. Muchas coplas, que han podido ser identificadas como de raigambre española, sobreviven hasta hoy. Algunas de ellas fueron recogidas, en el siglo XIX, obra en la que se pueden reconocer tanto canciones con textos de seguro origen ibérico, como textos de las culturas indígenas y mestizas. España tuvo su influjo musical, a nivel religioso y popular, hasta finales del siglo XVIII, pues desde ese momento se comienza a introducir en el continente americano una serie de formas europeas, no españolas, tal el caso del vals, el minué, la contradanza. El sincretismo que se produjo entre la música española, europea y la música indígena originó la música mestiza. La misma que, en la actualidad, si bien se reconoce tuvo raíces distintas, ha llegado a constituirse en una clara manifestación musical con identidad propia (Mera, citado por Educar.ar, 2010, p. 1).
La incursión del catolicismo en el nuevo continente también influyó en la cultura musical:
Es bien sabido que los misioneros europeos que llegaron a tierras americanas, en tren de conquistar almas para la religión católica, hallaron en la música una aliada de incalculable valor para su tarea, que les permitió comunicarse con los nativos y, sobre todo, les sirvió para transmitir la doctrina cristiana [...] La habilidad de los indígenas al parecer era notable [...] En distintas ciudades de las recientes colonias americanas los indígenas maravillaban a los españoles, por su facilidad para repetir y retener en sus memorias largos y complicados cantos litúrgicos europeos (Locatelli, citada por Aretz, 2004, pp. 43-44).
¿Cuándo llegan los negros esclavos?
«Los primeros esclavos negros llegan al continente americano a principios del siglo XVI, circunstancia favorecida por dos factores: la polémica suscitada en España acerca de la licitud de las encomiendas y el descenso de la población indígena» (López, 2016, p. 1). Es bien sabido que el número de indígenas se redujo drásticamente, debido a la dureza de los trabajos a los que fueron sometidos, a las condiciones infrahumanas que debieron soportar, y a las enfermedades que les contagiaron los conquistadores y los colonizadores españoles.
La esclavitud existía en África desde mucho antes de que los europeos comercializaran con esclavos. Los africanos esclavizaban a quienes vencían en las guerras tribales y los vendían al mejor postor:
Senegal, Costa de Marfil, Dahomey, Angola, Mozambique y Sudán fueron las principales arterias por donde salió la corriente migratoria de esclavos de África hacia América. [...] Al llegar al continente americano, se extendieron a lo largo de la costa Atlántica, desde Norteamérica hasta Argentina, incluyendo América Central, continental e insular, desde donde emigraron a veces hacia zonas internas del continente, llegando incluso hasta el Pacífico. Estos esclavos reprodujeron con los materiales que les brindaban el suelo americano, los diversos instrumentos musicales que poseían en África, con los cuales trataban de rememorar su transoceánica música, sus ritos religiosos y sus alegres danzas. Los países en donde se devela la mayor muestra de ascendencia africana son Cuba, Haití, Brasil, Panamá, Colombia y Venezuela. Aquí pueden hallarse las tres características más visibles (y audibles) del fenómeno afroamericano: instrumentos musicales, sonotipos rítmico-melódicos y elementos expresivos (Locatelli, citada por Aretz, 2004, p. 47).
En 1518, la Corona española concedió la primera licencia para “exportar” 4.000 africanos a las Indias occidentales, durante ocho años: «Hasta la década de 1870, entre 11 y 13 millones de africanos fueron ‘‘exportados’’ hacia América; entre un 15 y un 20 % murió durante las travesías, y en torno a 10 millones fueron esclavizados en los países de destino» (Factoría histórica, 2011, p. 1).
Aportes indígenas
De la época de la colonización española no hay mucha documentación en lo que respecta a la música que existía en nuestro territorio. Las culturas indígenas fueron arrasadas o arrinconadas en territorios inhóspitos. Sus expresiones culturales y religiosas fueron acalladas y proscritas al olvido. Muy poco se conserva de ellas por la tradición oral. ¿Qué cantaban los negros, los mestizos y los criollos de esa época? Seguramente bambucos y guabinas que se quedaron en el olvido del tiempo. ¿Qué temáticas abordaban? Seguramente le cantaban a la naturaleza, al amor y a sus sueños, le cantaban a su dolor y a su destierro. No lo sabremos nunca, pues no quedó ningún testimonio de ello.
Unos pocos instrumentos musicales indígenas de la Región Andina, especialmente de percusión menor y algunos aerófonos, han sobrevivido y se usan en las músicas tradicionales andinas:
Respecto a la función que poseía la música precolombina, diversas crónicas y códices permiten inducir que se hallaba adherida a ritos mágicos, medicinales, propiciatorios o de agradecimiento por una buena caza o cosecha, para acompañar a los guerreros en sus batallas, en ritos religiosos o palaciegos, en entierros y velorios, para acompañar distintas circunstancias de la vida [...] Muchas de estas antiguas ceremonias y costumbres han subsistido en el folclor andino, sobre todo con incorporación de elementos musicales de raíz española, cuyo sincretismo determina el color local de cada folclor latinoamericano: Navidad, santos patronos, carnaval, Pascua, difuntos, ferias zonales y regionales son en la actualidad las principales ocasiones para que el folclor musical halle vía libre (Locatelli, citada por Aretz, 2004, pp. 37-39).
El contacto cultural de los europeos y de los africanos con los indígenas de América incubó nuevas músicas, nuevos instrumentos musicales y nuevas sonoridades. Géneros como el jazz, la bossa nova, la salsa, entre muchos otros, dan fe de que las influencias de ese contacto no se detuvieron. Las fusiones e hibridaciones musicales son –y seguirán siendo– modos de procesar la relación con el otro.
La transmisión generacional
En un lapso cercano a los 150 años, las músicas tradicionales de los Andes colombianos pasaron de padres a hijos, trasegaron por la geografía, sufrieron deformaciones y transformaciones. No tenemos testimonios escritos (en un lenguaje musical) ni sonoros de cómo eran esas manifestaciones antes del siglo XIX5, pero lo cierto es que unas sobrevivieron y se aferraron como árboles gigantes a su tierra, y que otras se quedaron en el olvido de los años, enterrados por la desidia o por el desinterés que siempre hemos demostrado por lo terrígeno.
Sin duda alguna, la incursión de los músicos académicos en los aires tradicionales y populares colombianos abrió un panorama jamás imaginado, y la posibilidad de contar con testimonios escritos de las obras musicales populares recopiladas por ellos y las creadas a partir de este momento. Varios elementos contribuyeron a que, en poco tiempo relativamente, las MAC alcanzaran un nivel de excelencia y se generara una naciente nueva cultura musical, con características muy propias. Veamos algunos ejemplos:
- La llegada al país, en el siglo XIX, de músicos de la talla de Francisco Villalba6, Julio Valencia Belmonte7, Jesús Arriola8, José María Tena9 y Luis Miguel de Zulategui y Huarte10, españoles; Joaquin Lamot11, francés; Edward Gregory Mac Pherson12, Henry (Enrique) Price13, ingleses; Carlos Fischer14, alemán; Oreste Sindici15, Egidio Conti, José Viteri, Saturnino Russi, Augusto Azzali, Luisa Maniguetti, Pedro Biava16, Pedro D’Achiardi y Pietro Mascheroni17, italianos, y Nicolás Quevedo Rachandell18 y José de Austria, venezolanos, entre otros. Todos ellos estaban encargados de la formación académica de los más ilustres músicos colombianos en las principales ciudades.
- El hecho de que muchos de nuestros músicos, como Pedro Morales Pino, Fulgencio García, Carlos Escamilla, Alejandro Wills, Emilio Murillo, Luis A. Calvo, Emilio Sierra, Gonzalo Vidal, Carlos Vieco, Adolfo Lara, Agustín Payán, Alberto Castilla, Alberto Escobar, Jesús Bermúdez Silva, Francisco ‘Pacho’ Hernández, Elías Mauricio Soto, Eusebio Ochoa, Alberto José Bermúdez Silva, Pedro Pablo Santamaría, Daniel Salazar, León Cardona, Álex Tovar y Efraín Orozco Morales, entre otros, estudiaran en las mejores academias y con los mejores profesores del país.
- Que muchos de ellos continuaran su formación musical en el exterior. Tal es el caso de Adolfo Mejía, Daniel Uribe, José María Ponce de León, Manuel María Párraga Paredes19, Guillermo Uribe Holguín, Hernando Sinisterra, Antonio María Valencia, Jerónimo Velasco, Diego Fallón, Honorio Alarcón, Jesús Bermúdez Silva, José Rozo Contreras, Julio Quevedo Arvelo, Samuel Herrera, Simón de J. Vélez, Álvaro Dalmar y Victoriano Ordóñez, entre otros.
Con respecto a la cultura musical colombiana de su época, dicen Jesús Duarte y María V. Rodríguez, en su ensayo titulado La Sociedad Filarmónica y la cultura musical en Santafé a mediados del siglo XIX, lo siguiente:
Cultura que surgió unida a una ideología democrática y subjetivista influenciada en literatura por el pathos romántico de los escritores franceses, y, en música, por el romanticismo ítalo-francés. Así como Hugo, Sue y Lamartine fueron los verdaderos gulas literarios y espirituales de todo el período (1850-1880), Rossini, Bellini, Verdi, Auber y Donizetti fueron los guías musicales de la élite ilustrada de la ciudad […]El pathos romántico, la preferencia por el sentimentalismo, el énfasis en el individuo, su estilo apasionado, viril e incluso agresivo en muchas obras, dulce y exuberante en otras, unidos a temas republicanos, patrióticos y libertarios, y a melodías fáciles y embriagadoras, se acomodaban muy bien al público musical precariamente formado, liberal, transformador, anticolonial y republicano (Banrepcultural.org, 1992, p. 54).
También es cierto que no solo la academia realizó el trabajo. Fueron muchos los músicos empíricos destacados; unos con formación musical autodidacta y otros totalmente “analfabetos musicales”, cuya obra se dio a conocer a partir del siglo XX. Hace muchos años oí la siguiente anécdota: a un compositor norteamericano le preguntó un periodista que cómo era posible que él, sin conocimientos musicales académicos, fuera un destacado compositor, a lo que respondió: «Los pájaros no recibieron su grado de arquitectura y, sin embargo, construyen sus nidos». La naturaleza ha dotado a algunos artistas de una intuición mágica y misteriosa. Autores y compositores autodidactas como Pedro María Becerra, Hipólito de Jesús Cárdenas Ruiz, Cantalicio Rojas, Daniel Lemaitre, José Barros, Abel Antonio Villa, Antonio Silva Gómez, Luis Uribe Bueno, José A. Morales, Adolfo Echeverría, José Muñoz, Luis Adolfo Lara ‘el Pote’, Adolfo Pacheco, José Macías, Alejo Durán, Isaac Carrillo, Jaime R. Echavarría, Arturo Alzate Giraldo, Marco Rayo, José Leonidas Ardila Díaz, Eugenio Arellano, Luis Bernardo Saldarriaga, Jesús Zapata, Mario Tierra, Pacho Benavides, Lucho Vergara, José Jacinto Monroy, Reynaldo Monroy, Gentil Montaña, Gustavo Adolfo Renjifo y Héctor Ochoa, por citar solo unos cuantos, fueron también artífices de obras inolvidables y de gran factura.
Y qué decir de los textos de las canciones. Algunos compositores han tenido como don adicional el de la creación literaria. Una misma persona hace tanto la letra20 como la música21 de una canción. Para muchos, esto refleja en el resultado final una mayor unidad en la obra. Sin embargo, otros opinan que son escasos los buenos logros literarios de los compositores. Citaré algunos de los que, a mi juicio, han logrado obras maravillosas: José A. Morales, Arnulfo Briceño, Luis Uribe Bueno, José Macías, Jorge Villamil, Jaime R. Echavarría, Jorge Camargo Spolidore, Álvaro Dalmar, Jorge Áñez, Héctor Ochoa, Lucho Vergara, José Barros, José Silvestre Barragán, Graciela Arango de Tobón, Mario Gareña, Rafael Escalona, Jorge Humberto Jiménez, Luz Marina Posada, Marco Rayo, Efraín Orozco, Jaime Llano González, Guillermo Calderón, Doris Zapata, Leonardo Laverde, María Isabel Saavedra, Raúl Rosero, Sonia Martínez, Luis Mario Morales, Ancízar Castrillón, Lucho Bermúdez, Rodrigo García de la Rosa, Eduardo Cabas, Gustavo Adolfo Renjifo, Luis Enrique Aragón, César Augusto Mejía, Jorge Humberto Laverde, Alonso Sánchez, Fernando Salazar Wagner, María Isabel Mejía, Jairo Ojeda, Ana María Naranjo y John Jairo Claro. Todos unos poetas de la canción colombiana.
Algunos músicos han recurrido a la poesía para buscar allí las letras de sus melodías. Los textos de grandes escritores colombianos y universales, y los de poetas no tan conocidos, han sido musicalizados por los más importantes compositores colombianos. Poemas de los españoles Juan Ramón Jiménez22, Gustavo Adolfo Bécquer23; Tomás Villarraga S. J. y Vicente Medina24, de los mexicanos Juan de Dios Peza25, Rosario Sansores26, Amado Nervo27 y Manuel María Flores28, y de los colombianos Julio Flórez, Rafael Pombo29, Porfirio Barba Jacob30, Jorge Isaacs, José Eustasio Rivera, Epifanio Mejía, León de Greiff, Edy Salospi, Clímaco Soto Borda, Gregorio Gutiérrez González, Adolfo León Gómez, Julio Vives Guerra, Ismael Enrique Arciniegas, Tartarín Moreira, Benedicto Uribe, Eduardo López Narváez, Jesús María Trespalacios Madrid, Eduardo Echeverría, Federico Rivas Frade, Eugenia Agudelo, Luis Carlos González, Sonia Dimitrowna31, Carlos Villafañe, Vicente Martínez Rivas, Carlos Castro Saavedra, León Zafir, Carlos Mejía Saldarriaga, Carlos Botero Herrera, Óscar Hernández, Ciro Mendía, Chava Rubio, Jorge Franco Vélez, Diego Calle Restrepo, Federico Buitrago, Octavio Gamboa, Bernardo Gutiérrez, Roberto Muñoz Londoño, Germán Isaza Gómez, Bernardo Pareja, Santiago Vélez Escobar, Sonia de Carvajal y Jorge Robledo Ortiz, entre muchos otros, han sido convertidos en bellas canciones. Algunos poetas y versificadores han entregado sus textos a destacados compositores para que los musicalicen. Los resultados pocas veces son satisfactorios, pues en este acto hay mucha presión y compromisos de carácter personal y afectivo entre las partes.
Está plenamente documentado el gran desarrollo que tuvieron las MAC desde mediados del siglo XIX. Existen partituras –especialmente de pasillos– fechadas en esas épocas. A finales de siglo se comenzaron a gestar agrupaciones musicales en formatos de grupos de cámara, las estudiantinas y las liras, integradas por músicos virtuosos, en las que se interpretaban los arreglos de los más destacados maestros colombianos y extranjeros que residían y trabajaban en el país, especialmente en las ciudades de Bogotá y Medellín. Más adelante hablaremos de las agrupaciones más representativas de esos tiempos.
El inicio del convulsionado siglo XX fue testigo de una de las épocas gloriosas de nuestros aires tradicionales. Los autores y compositores gozaron de gran popularidad, sus obras fueron cantadas, tocadas y difundidas profusamente por todo el continente. Las agrupaciones como las Liras Colombiana y Antioqueña, y cantantes como Pelón y Marín, y Áñez, entre otros, viajaron a México, a Estados Unidos de Norteamérica y a Argentina, donde grabaron cientos de discos que luego, con la aparición de la radio, fueron introducidos en el gusto popular y ayudaron a forjar una orgullosa identidad. El Dueto Pelón y Marín, por ejemplo, sembró el bambuco en Cuba, y en Yucatán, México; y en Ciudad de México grabó en varios discos, las primeras 40 canciones colombianas. Además de los duetos vocales, los formatos más usuales en este período eran el cuarteto instrumental y las estudiantinas –también conocidas anteriormente como liras–.
Esta época de gestación, así como la “prehistoria musical de Colombia” están muy bien documentadas. Investigadores como Guillermo Abadía Morales, con su libro Compendio general de folclor colombiano; Andrés Pardo Tovar, con su libro La cultura musical en Colombia; José Ignacio Perdomo Escobar, con su libro La historia de la música en Colombia; Jorge Áñez, con su libro Canciones y recuerdos; Heriberto Zapata Cuéncar, con sus libros Compositores antioqueños, Antología de la canción en Antioquia, Cantores Populares de Antioquia y Compositores colombianos, entre otros; José Pinilla Aguilar, con sus libros Antología artística colombiana y Cultores de la música colombiana; Hernán Restrepo Duque, con sus libros A mí cánteme un bambuco, Donde nacen las canciones, La música popular en Colombia, La gran crónica de Julio Flórez y Lo que cuentan las canciones; Harry C. Davidson, con su libro Diccionario folclórico de Colombia, instrumentos y danzas; Benigno Gutiérrez, con su libro Música antioqueña y folclor santandereano; Carlos Orlando Pardo, con su libro Músicos del Tolima siglo XX; Javier Ocampo López, con su libro Música y folclor de Colombia, y muchos otros que han dejado plasmadas sus teorías y observaciones dan testimonio de una época gloriosa: la Época de Oro de la música colombiana (1890 – 1930). Por lo tanto, no ahondaré en los orígenes suficientemente documentados. Me ocuparé, con mayor profundidad, de parte del siglo XX, especialmente del final de ese siglo y de los inicios del XXI.
Es importante acotar que en la década de los 40 se promovió un movimiento nacionalista, a partir de las MAC, por parte del Estado central y la clase dominante. Intento que coincidió con la expansión capitalista impulsada por la bonanza cafetera, el tímido proceso de modernización de algunos aspectos de la vida social y cultural del país, así como con la irrupción de la radio como medio masivo de comunicación.
En las décadas de los 50, los 60 y parte de los 70 ocurrió el boom comercial de los duetos. Dos voces, un tiple y una guitarra, o dos voces con acompañamiento de dos guitarras y un requinto. Las voces eran muy recias y sonoras, y manejaban una armonía muy simple –aunque existen excepciones–: uno hacía la primera y otro la tercera (llamada comúnmente la segunda voz). Las casas discográficas dedicaron por muchos años gran parte de sus presupuestos para grabar a los duetos y para promoverlos en la radio. Las ventas de la música colombiana se incrementaron, y esto impulsó la aparición de nuevos compositores y de gran cantidad de canciones en aires “tradicionales”, no todas bien logradas. Es importante agregar que este formato (el de los duetos) es uno de los menos costosos de producir, pues no requiere grandes arreglos, ni orquestaciones, ni largas jornadas de producción. Más adelante hablaré de los duetos más representativos de este periodo.
De manera excepcional, se grabó también a algunos solistas. Entre ellos se destacan, por su popularidad, Alberto Osorio, Lucho Ramírez, Víctor Hugo Ayala, Alberto Granados, Berenice Chávez, Carlos Julio Ramírez, Régulo Ramírez y Julio César Alzate, entre otros. Durante estas décadas, pero en una menor proporción, se realizaron producciones discográficas de carácter instrumental, como las del maestro Jaime Llano González, Gentil Montaña, Oriol Rangel, Manuel J. Bernal, Jorge Camargo Spolidore, Conjunto Granadino, Conjunto Nocturnal Colombiano, Trío Espíritu Colombiano, Trío Morales Pino, Trío Joyel y del Trío de los Hermanos Hernández, entre otros.
En una entrevista concedida a Ana María Cano, Hernán Restrepo dijo:
La radio estimulaba sanamente la competencia entre los artistas, como a Garzón y Collazos, con los Hermanos Martínez. Estaban en boga Leo Marini, Los Embajadores; en tango, Agustín Irusta, y lo que se oía en todas las calles era el bolero, el pasillo, el vals y el bambuco. Surgían las primeras piezas de José A. Morales, como «Pueblito viejo», y de Jorge Villamil, como «Espumas». En diciembre se bailaba el porro. Entró entonces la canción mexicana, con las rancheras, y la música española, con Lola Flores, pero se continuaban grabando éxitos con los artistas de aquí (Cano, s. f., pp. 6-7).
Por allá, por la década de los 70, ocurrió un «adormecimiento» tanto en la producción como en la difusión de las músicas “folclóricas” o “tradicionales” y de sus cultores (excepto las músicas del Caribe), causado, en gran medida, por la aparición del rock and roll, y por la invasión de la cultura norteamericana a través de todos los medios de comunicación. Fenómenos como El Club del Clan, que tenía como misión la promoción de los artistas y las músicas juveniles, especialmente el rock and roll y la balada romántica, acapararon la atención de la radio y de la televisión colombianas.
En los años 80, con la consolidación de los festivales y concursos, como El Mono Núñez y Antioquia le Canta a Colombia, se establecieron las bases de una época que albergaría a una camada de jóvenes inquietos que gestarían una nueva propuesta a partir de los aires tradicionales andinos colombianos. Esta es la época que no está documentada ni ha sido objeto de estudio. Por eso quiero, con este trabajo, presentar testimonios de primera mano de lo que fue la Colombia musical de comienzos del siglo XXI. Para ello, primero los debo poner en contexto.
Las músicas colombianas vivieron las más grandes transformaciones durante el siglo XX. Las influencias de los poderosos medios de comunicación que trajeron consigo nuevos sonidos, nuevas formas melódicas y armónicas, nuevos lenguajes y nuevas técnicas desde distintas partes del mundo –especialmente de Norteamérica, México, Cuba y Argentina– son notorias. Hoy, nuestros aires están impregnados de elementos foráneos, algunos enriquecedores, otros no tanto. Como ya dijimos, las MAC tienen su origen en las fusiones e hibridaciones ocurridas a partir del “Descubrimiento” de América, fenómenos que no se han detenido y van a continuar. Las influencias seguirán con más fuerza, porque el mundo es cada vez más compacto y más cercano. Nuestras músicas colombianas son resultantes de las influencias que nos trajeron los conquistadores y los esclavos, y esos conquistadores solo han cambiado de lugar y de nombre.
Los formatos de interpretación de las MAC
Durante la mayor parte del siglo XX, la conformación instrumental y vocal de las MAC estuvo caracterizada por claras influencias europeas.
Las liras y las estudiantinas
La estudiantina es una agrupación musical que en Colombia tiene un carácter vocal e instrumental (como las de Europa, donde fueron muy usuales en los centros educativos. De allí su nombre). El formato de las estudiantinas colombianas de principios del siglo XX era el siguiente: tiple, bandola, guitarra, violín, contrabajo, flauta travesera y percusión menor (chucho, tambora, esterilla, carraca, entre otros). La cantidad de instrumentistas era variable. Las liras son las mismas estudiantinas. Se dice que se les dio ese nombre para diferenciarlas de las estudiantinas, debido a que los integrantes de las liras eran, en su mayoría, músicos académicos.
Desde finales del siglo XIX existieron varias liras y estudiantinas que se convirtieron en pioneras de la difusión de las MAC en Colombia y en varios países de América. En 1899, la Lira Colombiana –fundada y dirigida por el maestro Pedro Morales Pino– realizó conciertos en varios países de Centroamérica y de Estados Unidos. Esa gira había sido planeada, inicialmente, para visitar varios países de Suramérica, e incluso para realizar presentaciones en Francia, pero una epidemia en Buenaventura frustró el viaje. En 1910 la Lira Antioqueña, que también incluía cantantes en su nómina –fundada y dirigida por el maestro español Jesús Arriola– viajó a Estados Unidos. Allí grabó varios discos en la Columbia Fonograph Corporation. Las producciones discográficas contenían canciones y obras instrumentales de Emilio Murillo, Pedro Morales Pino, Gonzalo Vidal y Jesús Arriola, entre otros. En la década de los años 20 del siglo XX, la Estudiantina Áñez –fundada y dirigida por el maestro Jorge Áñez– viajó a Centroamérica y Estados Unidos, para realizar conciertos y grabaciones fonográficas.
A continuación, estas breves reseñas de algunas de las más importantes estudiantinas colombianas:
La Lira Colombiana
Grupo instrumental y vocal (Bogotá, 1887 – Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica, 1908).
Agrupación fundada y dirigida por el maestro Pedro Morales Pino. La Lira llegó a tener hasta dieciséis integrantes. La primera Lira estuvo compuesta por Temístocles Vargas, como segunda bandola; el maestro Riaño, en la guitarra; Ricardo Acevedo, en el tiple, y Morales, en la primera bandola. Para 1899 los integrantes eran Pedro Morales Pino, Carlos Escamilla, Blas Forero, Antonio Palomo, Gregorio Silva y Carlos Wordsworthy, estos dos últimos cantantes. Los integrantes más destacados fueron, en diferentes épocas, Peregrino Galindo Rivas, intérprete de la bandola y del tiple; Fulgencio García, de la bandola; Gregorio Alvarado, de la guitarra; Carlos ‘el Ciego’ Escamilla, del tiple; William Zikceizen y Julio Valencia, de los chelos; Elías Forero, del violín; Luis Antonio Calvo, del piano; Manuel Salazar, de la guitarra y el tiple; Blas Forero, del violín y la bandola; José María Forero, del tiple; Ignacio Afanador, Jorge Rubiano y Luis María Pinto, de las bandolas; Jorge Áñez, de la guitarra; y Julio Flórez, violinista y vocalista; además de otros destacados músicos de la época. En 1912 y en 1921, en Bogotá, hubo unos intentos por reunir de nuevo a la Lira, pero fueron en vano.
La Lira Antioqueña
Grupo instrumental y vocal (Medellín, Antioquia, 1903 – 1911).
Agrupación fundada por el maestro español Jesús Arriola. Los primeros integrantes fueron Fernando Córdoba, director y primera bandola; Nicolás Torres, segunda bandola; Daniel Restrepo, contrabajo; Eusebio Ochoa y Leonel Calle, guitarras y voces, y Jesús Carcés, tiple y Enrique Gutiérrez ‘Cabecitas’, cantante y tiple. El 8 de julio de 1910 arribaron a Nueva York, y grabaron 150 piezas, que conforman 75 discos de 78 r. p. m. En 1911 el maestro Fernando Córdoba trató de revivirla. Invitó a nuevos músicos como ‘el Brujo’ (no se sabe su nombre) y Hernán Álvarez, en las bandolas; el maestro Ponce, en la guitarra, Jesús Garcés y un maestro de apellido Puerta, en los tiples. Esta nueva agrupación viajó por toda Colombia, Perú, Ecuador y Chile, donde definitivamente se disolvió por la deserción de Córdoba, Ponce y Álvarez. Otros intentos de reorganizar la Lira Antioqueña fueron vanos, pero generaron la aparición de agrupaciones de gran calidad como la Lira Unión y La Rondalla, entre otras.
Estudiantina Ecos de Colombia
Grupo instrumental (Bogotá, 1909).
Siendo muy joven, el maestro Jerónimo Velasco fundó, junto a compañeros del Conservatorio Nacional de Bogotá, una estudiantina con este nombre. A esa agrupación pertenecieron, más adelante, Alejandro Wills, Arturo Patiño, José María Forero y Ernesto Neiro. Luego, en 1960, retomó la idea e invitó a artistas de la talla de Peregrino Galindo Rivas (tiplista y bandolista), Antonio Silva Gómez (tiplista) y Lisandro Varela (bandolista), para refundar la estudiantina.
Estudiantina Guadalajara
Grupo instrumental (Buga, Valle del Cauca, 1914).
Agrupación fundada por Benigno ‘El Mono’ Núñez, bandolista; Pedro María Becerra y Tulio ‘Pescuezo’ Gáez. Otros integrantes fueron Samuel Herrera, Lisandro Rengifo, Ernesto Salcedo, Antonio José Ospina y Manuel Salazar. Tocaba por los pueblos del Valle, en fiestas privadas y en las emisoras de Buga, Tuluá y Cali.
La Lira Apolo
Grupo instrumental (Támesis, Antioquia, 1917).
Agrupación fundada y dirigida por el maestro Hipólito de Jesús Cárdenas Ruiz (hijo). No se tiene mayor información sobre los integrantes, pero se cree que en ella tocaban sus alumnos más sobresalientes y otros discípulos de su padre (homónimo). En 2013, para participar en el Festival Antioquia Vive la Música, la Casa de la Cultura de Támesis invitó a seis jóvenes músicos del municipio para integrar nuevamente la Lira.
Estudiantina López
Grupo instrumental (Medellín, Antioquia, 1920).
Agrupación fundada por el maestro Eliseo López, tiplista y bandolista. No se tiene certeza de los primeros integrantes de la agrupación, lo que sí se sabe es que el maestro preparó a sus hijos y los vinculó a la agrupación. En 1942 estaba integrada por el maestro Eliseo, en la lira (bandola), Alberto, en la guitarra, Guillermo, en el tiple, Jorge, en la segunda bandola, y Ramón Paniagua, el único que no era de la familia, en la flauta y en el clarinete. La Estudiantina López grabó diez discos de larga duración –los cinco primeros con Sonolux, tres con Zeida, uno con Fabuloso y el otro con Orbe de Bogotá– y realizó presentaciones en casi todos los rincones del país.
Estudiantina Áñez
Grupo instrumental (Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica, 1927 – [?]).
Agrupación creada y dirigida por Jorge Áñez. Fueron algunos de sus integrantes Miguel Bocanegra, Eduardo Zito (argentino), intérprete del violín, y Ernesto ‘el Negro’ Boada. La Estudiantina grabó varios discos con la Victor, y sirvió como marco musical al Dueto Briceño y Áñez, en sus grabaciones y en sus presentaciones.
Estudiantina Colombia o Estudiantina Tucci
Grupo instrumental (Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica, 1933 – [?]).
Agrupación creada y dirigida por el maestro Terig Tucci (Argentina, 1897 – 1973). Su planta contó con desde cinco hasta ocho músicos: mandolina, tocada por Tucci; violín, flauta, dos guitarras (una de ellas interpretada por el colombiano Miguel Bocanegra y en otras ocasiones por Adolfo Mejía), contrabajo y tiple. La estudiantina grabó por primera vez el 12 de marzo de 1934, e incluyó obras como el vals Flor Incaica, y el pasillo Anita la bogotanita, ambas creaciones de Tucci, al igual que Los filipichines, de Emma Perea de la Cruz, entre otras. En 1937 grabó de nuevo. En esa producción se consignaron obras como los pasillos Rosas para ti y El retorno, también escritas por Tucci.
Murga Femenina Huilense
Estudiantina (Neiva, Huila, 1935).
Agrupación integrada por Aura Rojas de Moreno y Olga Fadul de Fadul, guitarristas; Sofía Gaitán de Reyes y Raquel Lozano de Jaramillo, tiplistas; y Estella Ramírez de Azuero, Rosita de Zubieta, Lilia Fadul de Cabrera, Emma Camacho de Perdomo, Carolina Borrero de Borrero, Alicia Ramírez de Manrique y Magolita Gaitán Yanguas de Torres, bandolistas. Su director era el maestro Anselmo Durán Plazas. Con esta agrupación estrenó, en 1936, la versión instrumental de su bambuco fiestero «El Sanjuanero», al que luego Sofía Gaitán de Reyes le puso letra.
Estudiantina Iris
Grupo instrumental (Medellín, Antioquia, 1948).
Dirigido por el maestro Jesús Zapata Builes. También hacían parte Manuel Ríos, Marco Tulio Villegas, Alcides Lerzundi, Antonio Testoni, Hernando Díaz y Eusebio Ortiz. La vocalista era Chava Rubio. Además de tiples y bandolas, integraron el grupo violines, flautas traversas y contrabajo.
Conjunto Los Comuneros
Grupo instrumental (Bucaramanga, Santander, 1948).
Su debut se realizó en el marco de la Conferencia Panamericana, celebrada en Bogotá. Sus primeros integrantes fueron Víctor Amaya, Felipe Durán y Juan Salas, tiplistas; Gilberto Moreno, flautista; Jesús María Ramírez y José de Jesús Vargas, bandolistas; Leoncio Urrea, guitarrista; Julio Enrique Azuero, Horacio Martínez y Gino Arona, violinistas, y José Cardona, contrabajista.
Estudiantina Sonolux
Grupo instrumental (Medellín, Antioquia, 1949).
Agrupación creada y dirigida por el maestro Luis Uribe Bueno, durante su estadía en esta empresa discográfica. Durante veinte años existió esta agrupación. Por ella desfilaron los más importantes músicos e intérpretes que pertenecían al sello Sonolux, de la talla de Gabriel Uribe, Alcides Lerzundy y Luis Pizarro (flautistas); León Cardona, Jesús Zapata y Marco Tulio Villegas (guitarristas), entre otros.
Estudiantina del Instituto Popular de Cultura de Cali (IPC)
Grupo instrumental (Cali, Valle del Cauca, 1950).
Agrupación conformada por jóvenes estudiantes y egresados de la Escuela de Música de la institución. Su más recordado director fue el maestro Diego Estrada. Algunos de sus integrantes fueron Jesús Mosquera, tiplista; Héctor Muñoz, bandolista; Diego Fernando Sánchez, guitarrista; Hernando Duque, tiplista; Ferney Celorio, Ámbar Hidalgo, Efraín Cruz, Mercedes Lasso, Yamit Celorio, Viviana Donado, Larry Urueña y Jhon Urresti. En 2016, el maestro Carlos Alberto González era su director.
Estudiantina Puerta Cadavid
Grupo instrumental (Bello, Antioquia, 1950).
Agrupación creada y dirigida por el maestro Ricardo Puerta, integrada por todos sus hijos y su esposa. Argiro, contrabajista; Guillermo, tiplista y bandolista; Rafael, guitarrista; Imelda madre e Imelda hija, bandolistas; Fabiola, tiplista; Ricardo hijo, guitarrista; Carlos Enrique, Gladys, Marina, Rosalía y Joaquín, ya fallecido, bandolistas y tiplistas. En 1983 ganó su categoría en el IX Festival Mono Núñez, en Ginebra, Valle del Cauca. También ganó el Festival Hatoviejo Cotrafa.
Rondalla Bumanguesa
Grupo instrumental (Bucaramanga, Santander, 1952).
Estudiantina fundada y dirigida por Juan Guerrero. La agrupación ha tenido varios integrantes en diferentes épocas. Se destacan los maestros Alfonso Guerrero García (quien heredó de su padre la dirección), ejecutante del violín, el saxo y el clarinete; Alcibíades Parra, Carlos Serrano y Nilson Guerrero, en las flautas; Juan Carlos López, en el contrabajo; Alberto Bautista, en la guitarra; Fernando ‘el Gato’ Sanabria, Darío Valenzuela, Fidel Uribe y Rafael Aponte, tiplistas; y Luis Francisco Adarme, bandolista.
Estudiantina Cedeño
Grupo instrumental (Tuluá, Valle del Cauca, 1954).
Fundada por el maestro Héctor Cedeño Paredes e integrada por él y sus hijos Fabiola, Juvenal, Carlos y Glauco; todos tiplistas, guitarristas y bandolistas, y por Clarivel Naranjo, guitarrista.
Conjunto Granadino
Grupo instrumental (Bogotá, 1960).
Agrupación integrada por el maestro Hernando Rico Velandia, director y primera bandola; Leonidas Nieto, reemplazado luego por Antonio Silva Gómez, tiplista; Ernesto Sánchez, segunda bandola; Eduardo Osorio Gutiérrez, guitarrista; Luis Carlos Martínez, flautista; Bernardo Jiménez, violinista, y Julio Garavito, contrabajista. Grabó varios discos. Los más recordados son Música colombiana y Clásicas colombianas.
Estudiantina Colombia
Grupo instrumental y vocal (Bogotá, 1962).
Inicialmente estuvo integrada por estudiantes de la Academia Luis A. Calvo. Su primer director fue el maestro Tomás Molano Rosas. Lo sucedieron Luis Alfonso Roa, Irenarco Pinzón, Luis Jesús Vega, Francisco Roldán, Orlando Donado, Juvenal Atehortúa, Jaime Amado Gracia, Libia Ladino. En 2010 la dirigió el maestro Samuel Fierro Franco. Desde 2014 la dirige el maestro Carlos Renán González Ojeda. Ha realizado conciertos y giras artísticas por Venezuela, Ecuador, Perú, España, Italia, Rusia y Estados Unidos. Algunos de sus integrantes han sido: Conchita Bailón, Bernardo Salazar, Luis Eduardo Bernal, Samuel Fierro y John Jairo Osorio, bandolistas; José del Carmen Rubio, Jaime Cerón Ruiz, Edwin Bolívar y José Camilo Rubio, tiplistas; Freddy Bolívar y Juvenal Atehortúa, guitarristas, y Lucy Oviedo y Rafael Mayorga Rodríguez, cantantes.
Estudiantina Fuentes
Grupo instrumental (Medellín, Antioquia, 1962 – 1971).
La «Estudiantina de las Estudiantinas» fue creada por Antonio Fuentes, quien reunió a los mejores músicos que trabajaban en su empresa. Los primeros integrantes fueron, entre otros, el mismo Toño Fuentes, Bernardo Saldarriaga y Carlos Murillo, en las cuerdas; Efraín Herrera, en el clarinete, quien fue el primer director de la agrupación. Fue acompañante en las grabaciones y presentaciones de artistas como el Dueto Espinosa y Bedoya, y Emeterio y Felipe «Los Tolimenses». Grabó muchos discos sencillos y seis discos de larga duración, durante sus casi diez años de existencia, y se presentó en los más importantes programas radiales y escenarios de la ciudad.
Estudiantina Bochica
Grupo instrumental y vocal (Bogotá, 1971).
Agrupación creada por Vicente Niño en el Conservatorio Nacional de Música de Bogotá. Su primer director fue Luis Molina. El maestro Eduardo Carrizosa también fue su director. Sus integrantes: Julio Roberto Gutiérrez, Eduardo Aguilar e Isidro Pardo, en las bandolas primeras; José Castañeda Reyes y Bernardo Galvis, en los tiples; Luis Molina y Vicente Niño, en las bandolas segundas; Roberto Beltrán y Alberto Carrizosa, en las guitarras; Alfonso Garzón, en la percusión menor, y los cantantes Ismael Ruiz y Manuel Contreras. En 1974 recibía asesoría musical del maestro José Dueñas. La estudiantina participó en el II Concurso Nacional de Estudiantinas en Villavicencio, y realizó conciertos en Bogotá y Cundinamarca. Colcultura le otorgó mención especial en el I Concurso de Intérpretes de Música Típica Colombiana, en 1980.
Estudiantina Tardes de Colombia
Grupo instrumental y vocal (Copacabana, Antioquia, 1973).
Grupo conformado por los miembros de la familia García Acevedo. Obtuvo el gran premio Mono Núñez en 1983, después de haber ganado en su categoría en los años 1981 y 1982. Grabó dos discos de larga duración: La fiesta es con Tardes de Colombia y Fiesta en la montaña. Sus integrantes fueron Argemiro García Meneses (q. e. p. d.), director y papá de los demás integrantes, segunda bandola, segunda voz; Gustavo García Acevedo, primera bandola, primera voz y compositor; Evaristo García Acevedo (q. e. p. d.), primer tiple y segunda voz; Álvaro García Acevedo, segundo tiple y segunda voz, y Josué García Acevedo, guitarra y primera voz.
Otras estudiantinas que tuvieron figuración en el siglo XX fueron las siguientes:
Estudiantina Antioquia (Medellín, Antioquia, fundador: Jesús Zapata, 1977)
Estudiantina Bachué (Tunja, Boyacá, fundador: Jaime Moreno Ayala, 1972)
Estudiantina de Alejandro Wills (Bogotá, fundador: Alejandro Wills, 1910 [?])
Estudiantina de Edmundo Arias (Medellín, Antioquia, fundador: Edmundo Arias, 1960)
Estudiantina de Jerónimo Velasco (Bogotá, fundador: Jerónimo Velasco, 1909)
Estudiantina de la Universidad Nacional (Bogotá, 1940)
Estudiantina de Toñita Mejía (Bello, Antioquia, fundadora: Toñita Mejía, 1950)
Estudiantina Ecos de Colombia (Bogotá, fundador: Jerónimo Velasco, 1960)
Estudiantina Empresas Públicas de Medellín (Medellín, Antioquia, fundador: John Castaño, 1960)
Estudiantina Fabricato (Bello, Antioquia, fundadora: Toñita Mejía, 1965)
Estudiantina Lírica (Medellín, Antioquia, agrupación femenina, fundada por: Ligia Tamayo y otras, 1965)
Estudiantina Los Cuatro Ases (Medellín, Antioquia, Fundador: Antonio Ríos, 1942)
Estudiantina Luis A. Calvo (Bogotá, fundador: Fidel Álvarez [?], 1950 [?])
Estudiantina Luz de Colombia (Cali, Valle del Cauca, fundador: Jerónimo Velasco, 1950 [?])
Estudiantina Melodías de Colombia (Cali, Valle del Cauca, fundador: Lisandro Varela, 1969)
Estudiantina Murillo (Bogotá, fundador: Emilio Murillo, 1905)
Estudiantina Revollo (Cartagena, Bolívar, fundador: Francisco Revollo, 1920 [?]).
Estudiantina Santander (Medellín, Antioquia, fundador: Jorge López [?], 1973)
Estudiantina Sedeco (Copacabana, Antioquia, fundador: Argemiro García, 1944)
Estudiantina Tejicóndor (Medellín, Antioquia, fundador: Carlos Vieco, 1955)
Estudiantina Telecom (Bogotá, fundador: Jaime Amado, 1965 [?])
Estudiantina Universidad de Antioquia (Medellín, Antioquia, fundador: Dagoberto Giraldo, 1963)
Estudiantina X (Bogotá, fundadores: Emilio Murillo y Jerónimo Velasco, 1910)
Los grupos vocales
Un grupo vocal es una agrupación integrada por tres o más personas que hacen tres o más voces de manejo independiente (aquellas que melódicamente cumplen un papel diferente dentro de un contexto armónico). Pueden acompañarse por sí mismos, cantar a capella, o pueden tener otros instrumentistas acompañantes. En las MAC son escasas estas agrupaciones.
A continuación, algunas de las más destacadas en el siglo XX:
Cuarteto Pereira
(Pereira, Risaralda, 1951)
El grupo estuvo integrado por Leonidas Gálvez y Guillermo Ríos, encargados de la primera voz; Arturo Henao, segunda voz y director, y Manuel Ramírez, tercera voz. Alguna vez fue integrante de esta agrupación el maestro Hernando Raigoza. En algunas épocas el cuarteto se convirtió en trío y sus integrantes fueron Arturo Henao, Leonidas Gálvez y Manuel Ramírez. También estuvo vinculado el cantante Jesús Vargas, conocido como ‘Jesús del Río’, nacido en Salamina, Caldas, en 1927.
Los Típicos
Vocal e instrumental (Bello, Antioquia, 1966)
El grupo estuvo conformado así: Ligia Piedrahíta (q. e. p. d.), primera voz; Argiro Ochoa (q. e. p. d.), segunda voz, bandola y dirección musical; Esteban Pérez, tercera voz, guitarra y percusión; Abel García, guitarra acompañante; Guillermo Bañol, tiple. En 1986 obtuvo el primer lugar en el Concurso Anselmo Durán, en Neiva, Huila; en 1994, el primer lugar en el Festival Mono Núñez en Ginebra, Valle del Cauca; el primer lugar en el Festival Nacional del Pasillo Colombiano en Aguadas, Caldas; el primer lugar y gran premio Luis Carlos González, en el Concurso Nacional del Bambuco, en Pereira, Risaralda; en 1996, el premio a la mejor interpretación de una canción tradicional, en el Festival Mono Núñez, y en 1997, el primer lugar en la categoría de grupos mixtos, del Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia.
Quinteto Dalmar
(Bogotá, 1967)
Integrado originalmente por Nubia Ordóñez, Kary Infante, Julio César Alzate, José Luis Escobar y Jaime Hernández, bajo la dirección del maestro Álvaro Dalmar. Luego, en diferentes épocas, hicieron parte del grupo Juan Carlos Mariño, René Gamboa, Tania Chaparro (hija del maestro Dalmar), Hernando Quintero, María América Zamudio, Lucho García, Adrianalía Arbeláez y Gerardo Arellano, entre otros. Grabó para el sello Polidor el disco de larga duración titulado Cinco estrellas, y otro titulado El fabuloso Quinteto Dalmar. Con el sello Discolombia grabó la producción titulada Navidad contigo, y para el sello Prodanza, el disco titulado Un show con el Quinteto Dalmar.
Rajaleñando por el Huila
(Neiva, Huila, 1970)
Agrupación dedicada a la difusión de los rajaleñas. El grupo está integrado por Édinson Elías Delgado, Milton Alexis Casas, Armel Claro, Carlos Alberto Ordóñez, Jesús Antonio Reina (q. e. p. d.) y Amín Vargas Sánchez. Hace algunos años integraron esta agrupación personajes de la investigación y de la música huilense, como el maestro Antonio Reina Collazos.
Nueva Cultura
(Bogotá, 1976)
Inicialmente el grupo estaba integrado por John Acosta, voz líder; Leonor Aljure, flauta, percusión y voz; Hernán Cortés, cuatro, tiple, percusión y voz; Néstor Lambuley, codirector, arpa, tiple, bandola, mandolina y voz; Ricardo Lambuley, contrabajo, tiple y voz; María Murcia, voz líder y percusión; Jorge Sossa, codirector, tiple, cuatro, guitarra, bandola llanera y voz; Nicolás Rodríguez Nicoyembe, voz líder y percusión; Juan Miguel Sossa, guitarra y tiple. Ha realizado giras por todo el país y por países vecinos. Su primer trabajo discográfico, grabado en 1980, se tituló Nuestra cosecha. En 1982 produjo ¡Adelante torbellino! En 1983 se integró al grupo el músico e investigador Samuel Bedoya y con él produjo Una propuesta, en 1986. En 1990 publicó la producción discográfica Alheña y azúmbar. En 1994 realizó Síntesis, como homenaje a Samuel Bedoya, quien falleció en 1993.
Rondalla Luis Carlos González
(Pereira, Risaralda, 1979)
Los iniciadores del grupo fueron los integrantes de la familia Vega. Luego, ingresó como director el maestro José Omar Bedoya. Viajó a España a la Exposición Universal de Sevilla, Exposevilla, en 1995, en representación de Colombia. En 1990 realizó la grabación de un disco de larga duración titulado La Rondalla Luis Carlos González. Volumen I. En 1994 realizó una segunda producción discográfica, el disco compacto titulado Nuestras canciones, Rondalla Luis Carlos González. Volumen II. Para ese año la agrupación estaba integrada por las sopranos Olga Gómez, Dora Gómez, Luisa Fernanda Gaviria, Carmenza Loaiza y Carmenza Molina; por las contraltos Esperanza Ortiz y Esperanza de la Cuesta, quien además tocaba la percusión menor; los tenores Alberto Vega (q. e. p. d.), guitarrista; Jairo González, bajista; Daniel Vega, tiplista y los bajos Guillermo Vega, tiplista; Gustavo Vallejo e Iván Mejía, guitarristas, y Jorge Henao, tiplista y Jorge Montejo, requintista.
Grupo Vocal Contrapunto
Grupo vocal a capella (Medellín, Antioquia, 1981)
Agrupación coral fundada por el pianista Guillermo Rendón Calderón. Ha sido dirigido por Clara María Solórzano Peláez y ha tenido como directores invitados a los maestros Helio Fabio Hernández (q. e. p. d.), Marco Aurelio Toro Durán y Haydeé Marín Álvarez. El grupo ha participado, entre otros, en el XXI Festival Mono Núñez de Ginebra, Valle del Cauca, y en el Festival Internacional de la Cultura en Tunja, Boyacá. Han sido integrantes del grupo: Patricia Cardona, Elizabeth Hernández y Diana Cristina Escamillas, sopranos; Lida García Correa, Nora Domínguez y Nancy Lorena Sierra, contraltos; John Fredy Noreña, Óscar Javier Tamayo y Emilio Montoya, tenores; Eduardo Montoya, Mauricio Montealegre y Jorge Osorio, bajos.
Grupo Vocal Colombiano
Grupo vocal a capella (Medellín, Antioquia, marzo de 1985).
Grupo fundado por el maestro Jesús Zapata Builes. En 1988 grabó un disco de larga duración, cuyo contenido está basado en ritmos populares colombianos de las diferentes regiones. En 1989 participó en el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia, en el que fue declarado fuera de concurso. En 1993 representó a Antioquia en el Festival Mono Núñez, y resultó ganador de su modalidad. Con el Departamento Cultural del Banco de la República ofreció conciertos en Medellín, Quibdó, San Andrés Islas, Armenia y Pereira. Estaba integrado por Marta Inés Restrepo, soprano; Rubiela Hernández, contralto; Alejandro Tobón, tenor; José Luis Betancur, bajo, y Jesús Zapata, director.
Arco Iris
(Bello, Antioquia, 1985)
Integrado por Olga Cecilia Bustamante, mezzosoprano; Verónica Muriel, contralto; Ricardo Cárdenas, barítono, guitarra y director musical, y Carlos Orlando Pérez, bajo y guitarra. Ha sido ganador del Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia, en 1985; el Festival Hatoviejo Cotrafa, en 1989; el Concurso Expofinca-Caracol, en 1990, y el Festival Mono Núñez, en 1992. Cuenta con tres trabajos discográficos: La música de mi tierra, prensaje especial de Cotrafa; Canciones folclóricas de América, prensaje comercial de Discos Victoria, y Si no fuera por ti, prensaje especial patrocinado por el municipio de Bello.
Tierra Caliente
(Ibagué, Tolima, 1987 – 1993)
Sus integrantes fundadoras fueron Carmen Alicia Martínez, soprano, ejecutante de la guitarra puntera; María del Rosario Contreras (q. e. p. d.), soprano, ejecutante de la guitarra; Victoria Eugenia Noreña, mezzosoprano y guitarra acompañante; Luz Amparo Noreña, contralto primera, guitarra y tambora, y Claudia Lucía Contreras, contralto segunda y tiple. Realizó dos producciones discográficas. La primera titulada Tierra Caliente, y la segunda Frescura y esperanza de nuestro ancestro. Mabel Serna también fue integrante del grupo. Para 1990 el grupo estaba integrado solo por Claudia y Tomás Latino. En 1991 grabó su tercera producción musical titulada Prefiero vivir. En 1992 Vanessa Giraldo ingresó al grupo y grabaron el disco La carreta de Pombo, que incluye obras del poeta Rafael Pombo. En 1994 grabó el disco Ganas de cantar.
Estampa Sureña
Cuarteto y trío vocal (Medellín, Antioquia, marzo de 1989).
Sus integrantes son Hernán Darío Durango Arroyave, director musical y arreglista, toca el requinto y la percusión y hace la tercera voz; Juan Guillermo Taborda González, la guitarra armonizante, la percusión menor y el tiple y hace la segunda voz; Álvaro León Piedrahíta Sierra, la guitarra puntera y hace la voz bajo, y Carlos Alberto Sánchez López, quien hace la primera voz, toca el cuatro y la percusión menor. Cuenta con tres trabajos discográficos. Fue finalista del Concurso Vuelve la Serenata, en 1991. En 1996, obtuvo el gran premio en el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia. Ganador, en 1999, en la categoría Grupos Mixtos, del IX Festival Nacional del Pasillo Colombiano, en Aguadas, y del primer puesto en la categoría de grupos vocales, en el VIII Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González.
Cigarra
(Yumbo, Valle del Cauca, 1994)
Grupo conformado por Lida Gallego, mezzosoprano, Patricia Gallego, contralto; Fabiola Gallego, contralto; Tulio Enrique Tascón, tenor; Harold Peña (q. e. p. d.), bajo; Marco Fidel Suárez, percusionista, y Diego Luna Vivas, barítono y director de la agrupación. Se ha presentado en el Festival Mono Núñez, en el Festival Nacional del Pasillo Colombiano de Aguadas y fue ganador del Festival de Hatoviejo Cotrafa, en 1977.
Grupo Polifónico Colombiano
(Tunja, Boyacá, 1996)
Grupo integrado por miembros del Instituto de Cultura de Boyacá, que dirige el maestro Carlos H. Mateus. Son ellos: Rosa Tulia Pinzón, cantante y ejecutante de la bandola, del tiple y del requinto; Pedro Hernando Díaz, bandolista; Guido de Jesús Daza, cantante e intérprete del tiple; Napoleón Daza, cantante y percusionista, y Carlos H. Mateus, cantante y ejecutante de la guitarra. En junio de 2001 representó a su departamento en el Festival Mono Núñez.
Quadro Vocale
Grupo vocal a capella (Medellín, Antioquia, diciembre de 1996).
La primera presentación de este grupo fue en la hacienda Belén en el centenario del nacimiento de Benigno ‘El Mono’ Núñez. Tiene un repertorio de música andina colombiana y universal. Ha actuado en festivales y concursos de la Región Andina. Obtuvo el Premio Ciudad de Santa Fe de Antioquia, en el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia, en 1997. Sus integrantes eran: Adrianalía Arbeláez, soprano; Ligia Monsalve, mezzosoprano; Joaquín Zapata, tenor; Helder Espinosa, barítono; todos diplomados en canto y dos de ellos con maestría en canto. La dirección estaba a cargo del maestro Gustavo Yepes.
Los Muchos
Grupo vocal (Bucaramanga, Santander, 1996).
Sus integrantes son Jorge Ricardo Reyes Villa, Carlos Prada Prada, Carlos Arturo Pareja Mantilla, Josué Díaz y Álvaro Garzón Serrano, cantantes; Mario Martínez Pinzón, Carlos Manrique, Jaime Enrique Gómez Castellanos y Puno Ardila Amaya (director), cantantes y ejecutantes de las guitarras; Carlos Andrés Amaya Bautista, César Castro y Domingo López Bernal, cantantes e intérpretes de los tiples; Nilson Guerrero, bajista, y Ramiro Alonso Pilonieta Pico, encargado de la percusión. Cuenta con dos discos compactos: Mamita, ‘tamos triunfando y Mucho lo güeno. Ha participado como invitado especial en diversos escenarios del país: Festivalito Ruitoqueño de música colombiana, Concurso Nacional de la Canción Inédita del Socorro, Concierto de homenaje a José A. Morales, concierto de cierre del Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia y Festival de la Plaza del Festival Mono Núñez, entre muchos otros.
Los tríos vocales
Los tríos vocales están conformados por tres voces de manejo independiente, con su propio acompañamiento instrumental. Entiéndase por «voces de manejo independiente» aquellas que melódicamente cumplen un papel diferente dentro de un contexto armónico. Algunos de los más representativos del siglo XX son:
Hermanas Garavito
(Bogotá, 1946)
Estuvo integrado por Celmira, Marta Inés y María del Carmen Garavito, hijas del maestro Milcíades Garavito Sierra. Esta agrupación realizó varias grabaciones, en especial una que contiene canciones de Navidad.
Hermanos Hernández
Vocal e instrumental (Aguadas, Caldas [?] – Bogotá, 1948).
Trío conformado por los hermanos Héctor, Gonzalo y Francisco Hernández. Desde temprana edad fueron llevados por sus padres a Manizales. En 1929 conformaron el Trío Arpa del Ruiz, y se presentaron en varias ciudades del occidente colombiano. Un día se unieron con Circo Riego Hermanos, que pasó por la ciudad, y con el que recorrieron todo el país. En Barranquilla abandonaron el circo y se embarcaron para Puerto Rico, con lo que dieron inicio a una de las más exitosas carreras artísticas que haya podido tener cualquier colombiano. Viajaron por toda América, por Europa e incluso actuaron en Rusia. Grabaron innumerables canciones propias de la Región Andina, algunas de su autoría. Tocaban, además del tiple, la guitarra y la bandola, el serrucho melódico y el botellófono (botellas de vidrio llenas con líquido a diferentes niveles, y que, colgadas, permitían obtener diferentes tonos musicales al golpearlas); el violín chino de una sola cuerda, el slait (pito de émbolo); el xilófono, y otros instrumentos autóctonos de los más recónditos países del mundo. El trío se convirtió en quinteto, con el refuerzo de sus hermanos menores. En 1957 se presentó en la recién creada Televisora Nacional.
Trío Grancolombiano
(Manizales, Caldas, 1949)
Los primeros integrantes fueron Nano Molina, de Cali; Noel Ramírez, nacido en Circasia, Quindío, en 1921, y el ecuatoriano José Renán Salazar. En 1950 salieron Nano Molina y José Renán Salazar, e ingresaron José Basilio y Obdulio Arias. Sus interpretaciones más recordadas son las de las canciones «Tan mía y tan ajena» y «La nieve de los años».
Trío Primavera
(Medellín, Antioquia, 1950)
Integrado por las hermanas Miriam y Blanca Araque, con Ángela Bustamante (o Lilian). Eran dirigidas por el maestro Manuel J. Bernal. También se lo conoció como el Trío de Las Estrellas.
Los Galenos
(Medellín, Antioquia, 1951)
La primera etapa de este trío se remonta a 1951, cuando se unieron los médicos Jorge Enrique Vanegas, Iván Duque y Jorge Enrique Soto. El primero de ellos falleció y fue reemplazado por el médico ortopedista y guitarrista Juan Guillermo Naranjo, en 1972. Se presentó en eventos culturales y de carácter benéfico, en Medellín y en Bogotá. Produjo dos grabaciones especiales: un casete con 18 canciones, y un disco compacto con 22 temas de su repertorio. En sus presentaciones los acompañaba el maestro John Castaño, con el requinto.
Trío Caldas
(Pereira, Risaralda, 1952)
Integrado por Fabio Ospina, cantante, autor y compositor nacido en Manzanares, Caldas, en 1924; Pedro Nel Ospina, nacido en el mismo municipio en 1927, y Hernando Raigoza, nacido en Belén de Umbría, hoy Risaralda, en 1931.
Trío Emilio Murillo
(Medellín, Antioquia, 1953 – 1977)
Trío integrado por José Cárdenas, Alfonso Cortés y Francisco ‘Pacho’ Bedoya, quien más tarde fue reemplazado por el maestro tolimense Virgilio Pineda. El trío permaneció casi veinte años y se terminó por causa de la muerte de José Cárdenas. Sus interpretaciones más recordadas son las del bambuco «Dos corazones», de Francisco Gómez y Virgilio Pineda; «Campanitas», de Luis Uribe Bueno; y «Beso perdido», de Libardo Parra Toro y ‘el Chino’ Trespalacios, entre otros.
Trío Calima
(Cali, Valle del Cauca, 1954)
Trío integrado por Antonio Saavedra, oriundo de Cali, nacido en 1927; Alfonso Ángel, oriundo de Pácora, Caldas, nacido en 1931, y Gerardo de Francisco, oriundo de Cali, nacido en 1937, destacado actor de la televisión colombiana. Ha realizado presentaciones en varios países de América, y en prácticamente todas las ciudades importantes de Colombia. Hasta el momento cuenta con una producción de doce discos de larga duración.
Trío Colombia
(Medellín, Antioquia, 6 de junio de 1961)
Se ha presentado en Venezuela, Ecuador, Estados Unidos, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, San Salvador, Guatemala y, sobre todo, en México, país en donde residieron sus integrantes por siete años. Ellos fueron, inicialmente, Carmenza Rodríguez, vocalista nacida en Bogotá; Tony Solano, guitarrista y cantante (tercera voz) nacido en el Líbano, Tolima, y Jaime Fernández, también tolimense, nacido en Ibagué. Pilar Solano, hija de Carmenza y Tony, reemplazó a Jaime Fernández, quien falleció en 1993. En 1999 se integró al grupo Arturo Restrepo como teclista. Su trabajo ha sido ampliamente reconocido y han obtenido innumerables menciones privadas y gubernamentales, así como trofeos como el Águila de América, otorgado por la Asociación de Periodistas de México, durante dos años consecutivos. Su propuesta musical está plasmada en veintisiete discos de larga duración realizados con las principales casas disqueras del continente. En 2003 ingresó el requintista Conrado Acosta.
Trío Huellas de Antioquia
(Guarne, Antioquia, 1980)
Gildardo Rúa, primera voz y tiple; su hermano Víctor, segunda voz y guitarra marcante, y Arturo Flores, tercera voz y guitarra puntera. Gildardo y Víctor son ebanistas y fabricantes de instrumentos musicales. Los tres estudiaron técnica vocal en Medellín, con el maestro Hernán Montoya. Ganó el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia, en 1992, y el Concurso de Música Andina Colombiana de la Cooperativa de Consumo. Obtuvo el segundo puesto en el Concurso Luis Uribe Bueno de la Cooperativa de Empresas Públicas de Medellín, en 1993. Fue finalista del Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, en Pereira. Sus voces están consignadas en un disco patrocinado por la Alcaldía de Guarne. A principios del año 2000 realizó su primera producción discográfica de carácter comercial con la empresa Colmúsica. El trabajo se titula Viva Colombia, mi discoteca.
Trío Voces y Cuerdas
(Armenia, Quindío, 1986)
Agrupación que estuvo integrada por John Jairo Duque (q. e. p. d.), segunda voz y guitarra; Aurora Hoyos, primera voz, y Álvaro Arce, tercera voz y ejecutante del requinto. Este trío participó en el Festival Mono Núñez de 1987.
Trío Contrapunto
(Medellín, Antioquia, 1988)
Agrupación fundada por Jaime Moreno, segunda voz y guitarra marcante, Gildardo Orrego Villa, tercera voz y requinto, y Manuel Tabares, primera voz y ritmos. La Agrupación interpreta la música romántica y la andina colombiana. Gildardo Orrego es compositor de obras como el bambuco «Bendíceme madre», el vals «Gracias padre mío», y el pasillo «Unidos por siempre».
Trío Chambú
(Pasto, Nariño, 1992)
Agrupación integrada por Jesús Edilmo Portillo, ejecutante del requinto y tercera voz, su hermano Hárold Alexánder Portillo, segundo requinto y segunda voz, y Luis Fernando Riascos, primera voz y ejecutante de la guitarra. Sus integrantes residen en Bogotá. Fue finalista del XXVII Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia, en 2002. Ha realizado una producción discográfica que contiene canciones románticas colombianas y boleros.
Trío Prisma
(Cali, Valle del Cauca, 1992)
Integrado por tres hermanas: Magda Liliana, primera voz; Claudia Milena, tercera voz y guitarra, y Paola Andrea Tamayo Arias, segunda voz y tiple. Ganador de su categoría en el Festival Nacional del Pasillo Colombiano, en Aguadas, Caldas, en los años 1993 y 1995, e igualmente en el Concurso Nacional del Bambuco en Pereira, Risaralda, en 1995. Fue finalista en el Festival Mono Núñez de 1994.
Trío Akuarela
(Cali, Valle del Cauca, 1998)
Agrupación integrada por Judy Andrea González Guerrero, primera voz y ejecutante de la flauta travesera; Sandra Lorena García Castro, segunda voz, tiplista y guitarrista, y Diego Fernando Grisales Quiceno, coordinador del grupo, guitarrista, percusionista y músico autodidacta. Sandra y Diego son esposos. El Trío Akuarela ocupó el segundo puesto en el I Encuentro Intercomunas de Música Colombiana, realizado en Cali, en 1999, y fue uno de los grupos invitados al Festival de la Plaza del Festival Mono Núñez de 2000. Ha participado como dueto en varias versiones del Concurso Nacional de Duetos Príncipes de la Canción de Ibagué y en el Festival Hatoviejo Cotrafa, en Bello, Antioquia.
Trío Reencuentro
(Pereira, Risaralda, 7 de enero de 1999)
Agrupación integrada por Julio César Giraldo Colonia, ejecutante de la guitarra y primera voz, oriundo de Pereira; Benjamín Cardona Osuna, tiplista y segunda voz, nacido en Pereira, licenciado en música de la Universidad Tecnológica de Pereira; y Besalio Piedrahíta Ramírez, ejecutante del requinto y tercera voz, nacido en Finlandia, Quindío. Debutó en el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia de 1999. Ha participado en Concurso Apolinar Criales de Puerto Salgar, Cundinamarca, y en el Festival Mono Núñez de 2002, en Ginebra, Valle del Cauca.
Algunos tríos de vocación bolerística han incursionado en las MAC y han incluido en sus repertorios bambucos, valses y pasillos. Incluso, algunos de ellos han participado en los festivales y concursos de MAC.
Estos son los más destacados:
Trío Los Románticos
Trío vocal (Ipiales, Nariño, 1965)
Esta agrupación fue fundada por el maestro Jaime Enríquez Miranda, quien hacía la primera voz y tocaba la guitarra; su primo Marino Miranda, segunda voz y guitarra, y Raúl García, tercera voz y requinto. Para la grabación del disco, titulado Los Románticos vienen del sur, ingresó Hugo Ortega, en reemplazo de Raúl García. Después de un receso de diez años, Marino Miranda revivió el trío en Pasto, con Hugo Ortega y Guillermo Cabrera, primera voz. Grabó entonces su disco Motivos, y dos producciones más de manera particular. Luego se vinculó con Sonolux y grabó cinco discos de larga duración. Hugo Ortega fue reemplazado por Leandro Chávez. A mediados de 2000 la agrupación estaba integrada por Milton Guaranguay, primera voz, ejecutante de la guitarra marcante y de la percusión menor; Julián Posso, segunda voz y ejecutante de la guitarra, y Leandro Chávez, ejecutante del requinto y tercera voz del trío. Ha realizado quince producciones discográficas.
Trío Fantasía
(Bogotá, noviembre de 1979)
La agrupación está integrada por Eduardo Barón, fundador, director, primera voz y ejecutante de la guitarra marcante; Carlos Ramírez, tercera voz y primer requinto, y Buanerges Valencia, segunda voz y segundo requinto. Ganador del Concurso Vuelve la Serenata de 1991. En 2004 participó en el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia. En 2005 fue invitado especial a la celebración de los treinta años del mismo evento. Ganador de su modalidad en el 33.° Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia. Gran premio Mangostino de Oro, en la modalidad tríos del Festival Nacional de Música Mangostino de Oro, en 2012, en Mariquita, Tolima.
Los Tres Motivos
(Medellín, Antioquia, 1987)
Sus integrantes iniciales se conocieron en el Instituto de Bellas Artes de Medellín. La agrupación está conformada por Jaime Chávez, guitarra requinto y segunda voz; Orlando Ruiz, guitarra marcante, director musical y tercera voz, y Pedro Antonio Miranda, guitarra acompañante, maracas y primera voz. En octubre de 2001 fue ganador de la categoría Tríos y otros grupos del XXVI Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia, realizado en Santa Fe de Antioquia. Tiene dos producciones discográficas, la primera contiene aires caribeños, y la segunda música andina colombiana. Uno de los fundadores, el requintista y cantante Giovanny Gil, que hacía la tercera voz, se separó del trío a principios de 2002.
Trío del Recuerdo
Trío vocal (Armenia, Quindío, enero de 1991)
Agrupación integrada por Lolita Duque Arias, primera voz; Gilberto Restrepo Giraldo, segunda voz y ejecutante de la guitarra marcante, y Luis Alberto Garcés Marín, tercera voz y ejecutante del requinto. Ha participado en el Festival Nacional del Pasillo Colombiano, en Aguadas, Caldas, en 1993; en el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia, en Santa Fe de Antioquia, en 1996, y en el Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, en Pereira, en 1996. Ha realizado cuatro producciones discográficas, tres de ellas en casete y una en disco compacto. Sus títulos son, respectivamente, Enamorados, Fuego de amor, Cantando por el Quindío y Romance y tradición.
Trío Romance
(Cali, Valle del Cauca, octubre de 1992)
Trío integrado por Arley Zúñiga Rojas, primera voz y guitarra marcante; José Raúl Rincón, segunda voz y tiple, y Álvaro Payán Orozco, tercera voz y requinto. En 1995 ganó el Concurso Nacional de la Canción del Café, realizado en Pereira. En 1999 representó a su departamento en el XXV Festival Mono Núñez. Ha sido invitado a tres versiones del Encuentro Nacional de Tríos de Popayán, y a dos versiones del Festival de Tríos de Cali.
Los Patuma
(Versalles, Valle del Cauca, 1993 [?])
Integrado por los hermanos Pedro, Eliécer y León Denis Cardona, tres hombres dedicados por completo a la música. Ha realizado varios trabajos discográficos, los más recientes son tres discos compactos que contienen lo más variado del repertorio colombiano y latinoamericano. En 1995 lanzó, con Discos Victoria, su primer disco compacto titulado Mi nostalgia. Son además autores y compositores de algunos de los temas que interpretan.
Trío Cumanday
(Manizales, Caldas, 1995)
Conformado por tres hermanos: Yolanda Arenas, primera voz, guitarra marcante; John Jairo, requinto, segunda voz, licenciado en música, y Nelson, requinto y tercera voz. En 1998 ocupó el primer lugar en la modalidad de grupos en el Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González. En 1999 resultó ganador de la categoría de Grupos vocales, y ganador del gran premio Ciudad de Santa Fe de Antioquia, en el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia. Ha realizado presentaciones en Pereira, Armenia y en los principales escenarios de Manizales. En 2002 se publicó su primer disco compacto.
Preludio Azul
(Medellín, Antioquia, 1996)
En sus inicios, estuvo conformado por Stella Tobón, primera voz, ejecutante del tiple, la guitarra y la flauta travesera; Juan Carlos Gaviria, arreglista, quien hacía la segunda voz e interpretaba la guitarra marcante, y Luis Hernando Tobón, tercera voz y ejecutante de la guitarra puntera. Fue ganador en su modalidad en el Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, en Pereira, en 1998. Finalista del Festival Nacional del Pasillo Colombiano de 1997, en Aguadas. Ocupó el segundo lugar en el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia, de 1997. Fue ganador del gran premio Luis Carlos González, en el Concurso Nacional del Bambuco, y del Festival de Hatoviejo Cotrafa, en 1998. Suspendió actividades en julio de 1999. En abril de 2001, con la inclusión de Hernando Otálvaro en reemplazo de Juan Carlos Gaviria, reapareció el trío.
Trío Amaranto
(Popayán, Cauca, 1997)
Integrado por María Claudia Piñeiro, primera voz y guitarra acompañante; Jesús Albeiro Benavides, segunda voz y primer requinto, y Jesús Edgardo Martínez, tercera voz y segundo requinto. En octubre de 2003 obtuvo el primer puesto en su categoría en el XXVIII Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia.
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Otros grupos y tríos vocales de MAC que tuvieron difusión o presencia en los eventos en el siglo XX (en orden alfabético):
Alma Socorrana (Ciudad del Socorro, Santander, 1985)
Alma y Folclor (Bucaramanga, Santander, 1993)
El Pueblo Canta (Tuta, Boyacá, 1988)
Ensayo (Medellín, Antioquia, 1984)
Escala (Bogotá, 1977)
Evocaciones (Cali, Valle del Cauca, 1986)
Hermanos Cañas Camargo (Pamplona, Norte de Santander, 1987)
Los Ayer’s (Medellín, Antioquia, 1972)
Monterrey (Bello, Antioquia, 1990)
Pampa y Cielo (Medellín, Antioquia, 1989)
Raíces Andinas (Pasto, Nariño, 1981)
Vocal Colombiano (Medellín, Antioquia, 1985)
Motivos 3 Trío (Bogotá, D. C., 1992)
Noche Trío (Pasto, Nariño, 2011)
Trío Café Antaño (Bogotá, D. C., 2006)
Trío Los Andes (Pasto, Nariño, 1979)
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Los duetos vocales
El dueto vocal es una agrupación integrada por dos personas que hacen voces de manejo independiente. Pueden acompañarse por sí mismos, cantar a capella o pueden tener otros instrumentistas acompañantes. Un tratamiento muy común en los duetos colombianos de mediados del siglo XX es el paralelismo vocal, también conocido como movimiento armónico paralelo, en el que las dos voces suben o bajan juntas, conservando el mismo intervalo. Frecuentemente lo hacen en terceras. A principios del siglo XX
El cancionero sufre un cambio sustancial: del trovador criollo del siglo XIX expresión de lo cotidiano y síntesis de juglares hispanos, cantores nativos y cuentistas africanos, pasamos al canto a dos voces, influido por un tardío romanticismo que aún perdura como tendencia principal de las canciones andinas, y despierta el interés por el desarrollo de la armonía. En torno a la música y la poesía se concentra esa intelectualidad bohemia y nacionalista del primer cuarto de siglo (Cinep, 1998, p. 79).
A continuación, datos breves de algunos de los duetos más importantes o difundidos del siglo XX en Colombia:
Pelón y Marín
(Medellín, Antioquia, 1903 – Ciudad de México, México [?])
Integrado por Pelón Santamarta (Barrio Guanteros, Medellín, 11 de enero de 1867 – 16 de enero de 1952) y Adolfo Marín que, al igual que Pelón, se dedicaba a la sastrería y había nacido en el mismo barrio, el 25 de junio de 1882. A finales de 1903 iniciaron sus giras artísticas por la Costa Atlántica, especialmente por Barranquilla. En 1907 viajaron a Panamá, ciudad que los recibió muy bien, y en donde fundaron una sastrería. En julio de ese mismo año viajaron a Jamaica, y de allí a Cuba. Les fue muy mal en la isla. A nadie le interesó su música, y pasaron verdaderas penurias. Se fueron entonces a Yucatán, México, donde se presentaron con el nombre de Los Trovadores Colombianos. El éxito no tardó en llegar. La gente de la Península Yucateca se enamoró de la música colombiana y de estos maravillosos intérpretes. En 1908 se trasladaron a Ciudad de México, para grabar 40 canciones en 20 discos sencillos, con la casa discográfica Columbia – México. Por ese trabajo recibieron US$400, suma apreciable en aquel entonces. El primero de estos sencillos contiene el bambuco «El enterrador», y por el lado contrario el pasillo «Jamás». El dueto se disolvió en México cuando cada uno se dedicó a sus negocios particulares.
Wills y Escobar
(Bogotá, 1912)
Integrado por Alejandro Wills y Alberto Escobar. Ambos habían sido integrantes de varias estudiantinas capitalinas, entre ellas la de Emilio Murillo. Debutó en el Teatro Municipal de Bogotá. Fue acompañado en múltiples ocasiones por la Lira Colombiana, agrupación que ambos integraron en 1910 y en 1921. En 1918 viajó por centro y Norteamérica, y representó a Colombia en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, España, en 1929. El dueto se desintegró por causa de la muerte de Escobar, ocurrida en Cachipay, Cundinamarca, el 24 de septiembre de 1934.
Briceño y Áñez
(Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica, 1924 – Bogotá, 1931)
Integrado por Jorge Áñez y Alcides Briceño, tenor, primera voz, nacido en Panamá (cuando era un departamento de Colombia), el 4 de abril de 1886. Briceño y Áñez decidieron grabar unos discos de prueba por su propia cuenta y llevaron la propuesta a la Casa Victor. Inmediatamente, los contrataron por un año y luego por cinco años consecutivos. El dueto grabó música colombiana, tangos, cuecas, joropos, valses peruanos y música mexicana. Para las grabaciones el dueto era acompañado por la Orquesta Internacional, dirigida por el maestro Nathaniel Shilkret, y por la Estudiantina Áñez. Briceño y Áñez actuaron en cotizados centros nocturnos de Estados Unidos. Regresaron a Colombia y continuaron por algún tiempo con su actividad como dueto.
Dueto Tiscayá
(Sopetrán, Antioquia, 1929 – Medellín, 15 de junio de 1980)
Dueto fundado e integrado por los hermanos Efraín y Jairo González Pérez, oriundos ambos de Sopetrán. Efraín fue un destacado autor y compositor. Hasta 1950 el dueto se llamó Dueto Hermanos González. En ese año, por recomendación de Hernán Restrepo Duque –que los vinculó a la empresa Sonolux– cambió de nombre. Con esta empresa realizó siete producciones discográficas tituladas Nuestro encuentro, Cosas bonitas, Selección de inolvidables, Tu silencio, Al bambuquero y Tiscayá. La séptima producción salió un año después de la muerte de don Efraín, ocurrida el 15 de junio de 1980.
Garzón y Collazos
(Ibagué, Tolima, 22 de noviembre de 1938 – 1977)
Integrado por Darío Garzón Charry, intérprete de la guitarra y primera voz, nacido en Girardot, Cundinamarca, el 9 de enero de 1912 (o 1915), y fallecido el 21 de marzo de 1986, en Ibagué, Tolima, y Ángel Eduardo Collazos Barón, ejecutante del tiple y segunda voz, oriundo de Ibagué, nacido el 13 de octubre de 1916, y muerto el 23 de noviembre de 1977. Darío y Eduardo se conocieron en 1935, cuando junto con Aureliano Lucena y Alcides Lerzundy integraban el grupo Los Cuatro Alegres Muchachos. El dueto debutó en la radio, en la Emisora Ondas, de Ibagué, en 1939. Ese mismo año viajó por primera vez a Bogotá. En 1942 realizó la primera gira nacional con la compañía de Carlos Campos ‘Campitos’. La primera grabación la realizó en 1947 con la RCA Victor, para la que hicieron tres discos sencillos. «El pescador» fue su primer éxito. En 1950 Sonolux los contrató como artistas exclusivos. Con esa empresa grabó «La sombrerera». Allí realizó más de 50 producciones discográficas, y llegó a ser el dueto más popular de Colombia. Se les conoció como los «Príncipes de la Canción Colombiana».
Dueto Fortich y Valencia
(Ibagué, Tolima, 1940 – Buenos Aires, Argentina, 1954)
Dueto conformado por Gustavo Fortich, oriundo de Cartagena, y Roberto Valencia, nacido en el Chocó. A partir de 1942 se establecieron en Medellín. El dueto fue contratado por el sello RCA Victor, con el que este produjo varios discos de larga duración. Sus canciones más recordadas son «Mi chinitica», «Yo nací para ti», «Chocoanita», «No hay como mi morena», y muchas otras más. En 1951 viajó a Buenos Aires, Argentina, donde obtuvo grandes y resonantes triunfos que hicieron que su permanencia se prorrogara una y otra vez. Finalmente, Fortich, nostálgico por su tierra, decidió regresar a Medellín, en 1954. Valencia se quedó definitivamente en Buenos Aires. Gustavo Fortich murió en Medellín, el 28 de octubre de 1985.
Dueto de Antaño
(Medellín, Antioquia, 14 de marzo de 1941 – 6 de junio de 1982)
Fundado por Camilo Arturo García Bustamante, segunda voz y guitarra, y Ramón Emilio Carrasquilla Peña, primera voz. Antes de unirse en dueto, cada uno actuaba como cantante de emisoras locales. Ramón como solista y Camilo como integrante del Dueto Rival, con Alfredo Pérez, del Dueto Los Trovadores, con Obdulio Sánchez, y de otro dueto con Chava Rubio. Grabó más de mil canciones repartidas en más de 150 discos sencillos y más de 65 discos de larga duración. Debutó en 1941, en Radio Córdoba. Son inolvidables sus interpretaciones de «El boga», «Corazón antioqueño», «Bajabas de la montaña», «La lancha» y «Fue mentira», entre otras. Durante su larga carrera artística se presentó en varios países de América. Algunos de los acompañantes del dueto durante su larga vida fueron Jesús Gutiérrez, Milciades García y Arnulfo Baena. Estuvieron juntos durante 41 años, hasta la muerte de Carrasquilla.
Ríos y Macías
(Armenia, Quindío, 1945 [?])
Integrado por José ‘el Caratejo’ Macías, primera voz y guitarra, y Octavio Ríos, segunda voz y tiple. Años más tarde se les unió Obdulio Arias, y temporalmente conformaron el Trío Alma Criolla. Para muchos es uno de los mejores duetos de la historia musical colombiana y el dueto más bambuquero. La agrupación, que duró veintisiete años, se dedicó a cantar especialmente las obras compuestas por sus integrantes.
Espinosa y Bedoya
(Medellín, Antioquia, 10 de junio de 1945)
Integrado por Francisco Bedoya y Simón Eladio Espinosa Sepúlveda. El primero es oriundo de La Ceja del Tambo, Antioquia, nacido el 28 de noviembre de 1915, y fallecido el 20 de octubre de 2004. Simón Eladio Espinosa Sepúlveda era de Ciudad Bolívar, Antioquia, nacido el 18 de octubre de 1920, y fallecido en Envigado el 16 de junio de 2001. Sus primeras grabaciones las hicieron con la RCA Victor. Grabaron más de treinta discos de larga duración. Ambos también son conocidos como autores y compositores.
Gómez y Villegas
(Cali, Valle del Cauca, 1947 – Medellín, Antioquia, 1996)
Integrado por Carlos Villegas Ortiz y Julio Gómez Gaviria. Carlos nació en el municipio de Villamaría, Caldas, el 16 de abril de 1918. Residió la mayor parte de su vida en el municipio de Caldas, cerca de Medellín, hasta el día de su muerte, el 19 de septiembre de 1996. Julio nació en el municipio de San Pedro de los Milagros, Antioquia, el 14 de abril de 1913. Realizó su primera producción discográfica en 1952. En 1960 firmó un contrato de exclusividad con la empresa Sonolux, con la que grabó trece discos de larga duración.
Luciano y Concholón
(El Retiro, Antioquia, 1951 [?] – Medellín, 1984)
Integrado por Luciano Bravo Piedrahíta y Juan de Dios Bedoya, conocido con el apodo de ‘Concholón’, ambos nacidos en El Retiro; Luciano, en 1935, y Juan de Dios, en 1928. El dueto se desintegró, a raíz de la muerte de Concholón, en 1984.
Hermanos Martínez
(Bogotá, 1954)
Integrado por los hermanos Jaime y Mario Martínez Jiménez. Jaime nació en San Gil, Santander, el 25 de octubre de 1935. Era médico, primera voz y guitarra. Mario nació en Barichara, Santander, el 17 de agosto de 1936, segunda voz y tiple. Debutó en el programa Ecos de Santander, transmitido por la emisora Nueva Granada, de Bogotá, en 1952. En 1954 fue contratado por la Emisora Nueva Granada. Eduardo Martínez Jiménez fue integrante del dueto en sus inicios, tocaba el tiple y hacía la segunda voz; falleció en 1961, en plena juventud. Su primera grabación, realizada en 1957 con la empresa Sonolux, se tituló «Amor en mis montañas». En 1959 ingresaron al Conjunto de Oriol Rangel, y más tarde al Conjunto Los Maestros, de Jaime Llano González. El martes 23 de febrero de 2010 falleció en Bogotá el maestro Jaime Martínez, y en esa misma ciudad, el domingo 13 de marzo de 2016, falleció el maestro Mario Martínez.
Hernando y Yesid
(Medellín, Antioquia, 1959 – septiembre de 2017)
Conformado por Hernando Elías Ossa Álvarez y Luis Yesid Alzate Gutiérrez. Hernando, tenor lírico, nació en Fredonia, Antioquia, el 26 de noviembre de 1937. Egresado del Instituto de Bellas Artes y del Conservatorio de la Universidad de Antioquia. Yesid, barítono, nació en Salamina, Caldas, en 1937. Falleció en Medellín, en 2017. Fue locutor y radioactor. Realizó sus estudios musicales en el Instituto de Bellas Artes de Medellín. Se conocieron en el Instituto de Bellas Artes cuando ambos estudiaban música. En 1962 grabó su primer disco sencillo, con arreglos del maestro Jesús Zapata y con la producción de Elkin Obregón. Las primeras canciones que grabó fueron el pasillo «Collar de lágrimas» y el bambuco «Sin que tú me hicieses nada». En 1965 hizo su primer disco de larga duración titulado Cita con el pasado. En 1966 produjo Aquel ayer; en 1967, Otra vez Hernando y Yesid; en 1969, Canciones viejas, y en 1999, 20 éxitos para recordar. Este último con Discos Fuentes. En 1993 realizó una gira por Estados Unidos y por algunos países de Centroamérica.
Otero y Renjifo
(Cali, Valle del Cauca, 1965 – 2015)
Integrado por Raúl Otero Álvarez y Carlos Arturo Renjifo Becerra. Raúl nació en Cali el 22 de julio de 1946. Ingeniero químico de la Universidad del Valle, primera voz y guitarra acompañante. Carlos Arturo Renjifo Becerra nació en Cali, el 22 de abril de 1947. Falleció el 22 agosto de 2015. Médico cirujano la Universidad del Valle, segunda voz, tiple y guitarra. Fueron compañeros de estudio durante el bachillerato. Participó en los concursos regionales y nacionales de duetos en Vijes, Armenia e Ibagué; en el Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, en Pereira, y el Festival Mono Núñez, en Ginebra, Valle. La primera producción, realizada en mayo de 1999, se tituló Siembra, siembra.
Lucho y Nilhem
(Cali, Valle del Cauca, 1968 – 1994 [?])
Integrado por Lucho Vergara y Nilhem Lloreda. Su éxito como dueto comenzó en 1975, cuando fue declarado fuera de concurso en el Festival Mono Núñez. La discografía del dueto es la siguiente: Lucho y Nilhem, el Dueto esperado, de 1976; Porque soy bohemio, de 1981; Vivir cantando, Lucho y Nilhem, de1980; Lucho y Nilhem, de 1981; Gracias corazón, Lucho y Nilhem, de 1985; Tristezas, Lucho y Nilhem, de 1986, y Te amo, Lucho y Nilhem, de 1990. Nilhem falleció en su natal Cali, el 26 de febrero de 2007.
Silva y Villalba
(Ibagué, Tolima, 29 de junio de 1968 – 8 de enero de 2018)
Estuvo conformado por Rodrigo Silva Ramos (q. e. p. d.) y Álvaro Villalba. Rodrigo, primera voz y tiple, nació en Neiva, en 1946. Álvaro, segunda voz y guitarra, nació en El Espinal, población cercana a Ibagué, el 21 de octubre de 1932. Se dieron a conocer como dueto en el Concurso La Orquídea de Plata Philips, de 1968. En 1970 el dueto grabó su primera producción discográfica. En 1976 obtuvo el primer puesto en el Festival Nacional de Villavicencio, con la canción «Qué más quieres de mí». La canción que definitivamente los lanzó a la fama fue «Viejo Tolima», compuesta por Rodrigo Silva, y que le dio el título a su primer disco de larga duración. Se presentó en casi todos los escenarios del país y más allá de las fronteras. En Nueva York fueron declarados “Mariscales de la Hispanidad”. Grabó más de veinte discos de larga duración, dos de ellos en España.
Guardia e Hidalgo
(Santa Fe de Antioquia, Antioquia, 1.º de mayo de 1970 – Medellín [?])
Integrado por Jorge Luis Guardia y José Joaquín Hidalgo. Ambos oriundos de Santa Fe de Antioquia. José Luis nació el 3 de diciembre de 1953; José Joaquín, el 26 de julio de 1952. Su repertorio estuvo compuesto por las canciones más populares del cancionero colombiano.
Hermanos Calero
(Palmira, Valle del Cauca, 1972)
El dueto está integrado por José Vicente Calero Cobo, segunda voz e intérprete del tiple y la guitarra, y Andrés Alberto Calero Cobo, primera voz y toca la guitarra y el tiple. Son hijos de don Vicente Calero, tenor ya fallecido, pero que desde niños les inculcó el amor por la música andina y los animó a estudiar canto. Fue integrante de un dueto con el maestro Gilberto Escobar, el Dueto Calero y Escobar. El Dueto Hermanos Calero ganó el Festival Mono Núñez en 1980, y el Festival Nacional de Colcultura en 1983. Finalista del Concurso Nacional del Bambuco, y del Festival Nacional de Duetos. En 1995 fue escogido por la Fundación Luis Carlos González, para grabar lo más importante de la obra del poeta. Otras producciones discográficas son: Veinte años de éxitos; Concierto vallecaucano; Lo mejor de José A. Morales; Sinfonía Colombiana, con la Orquesta Sinfónica del Valle; La molienda; Detrás de tus ojos, y algunos prensajes especiales. Ha representado al país en Estados Unidos, Venezuela, Perú y Ecuador.
Silvia y Guillermo
(Bello, Antioquia, 1972)
Conformado por Silvia Zapata y Guillermo Puerta. Silvia hace la primera voz y toca la guitarra. Guillermo hace la segunda voz e interpreta magistralmente el tiple, el requinto, el cuatro y la caparra. Guillermo integró la Estudiantina Puerta Cadavid. El dueto fue ganador absoluto de los más importantes festivales y concursos nacionales, como el Concurso Nacional de Duetos en Ibagué, el Concurso Nacional de Duetos en Armenia, el Festival Mono Núñez, el Concurso Nacional del Bambuco y el Festival Nacional del Pasillo, en Zipaquirá, entre otros. Ganador de los premios Gran Mono Núñez y Luis Carlos González. Representante de Colombia en certámenes realizados en Panamá, México, Ecuador, Estados Unidos y Alemania. Condecorados por el Congreso de la República de Colombia, con la Orden de la Democracia, como reconocimiento a su labor en favor de la música colombiana en el país y en el exterior. Su trabajo está consignado en varias grabaciones de tipo comercial. En octubre de 2000 lanzó su disco compacto titulado Cuerdas y cantos. Ambos han compuesto los pasillos «Vuelve a sonreír», «Cantando a Colombia», «Amor de juventud» y «Nueva primavera». El bambuco «Voy llegando a la montaña», y los valses «Amistades especiales» y «Silletero, flor de Medellín». En marzo de 2003 lanzó una producción discográfica titulada Lo mejor de Silvia y Guillermo.
Arboleda y Valencia
(Medellín, Antioquia, 1976)
Dueto vocal conformado por Guillermo Valencia Restrepo, ingeniero industrial, y por Javier Arboleda Suárez, administrador de empresas. Arboleda es oriundo de Medellín y Valencia de Liborina, Antioquia. Ha grabado dos discos de larga duración y cinco sencillos. Ha sido ganador del Festival de Comfama, en 1976, del Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia, en 1977, y del Concurso Nacional de Duetos de Armenia, en 1983. Guillermo Valencia es el autor de «La canción para ella», con música de Luis H. Benjumea.
Ensueños
(Neiva, Huila, 1981 – 2008)
Integrado por Jaime Ricardo Guío Ordóñez, maestrante en educación por el arte, graduado en el Nolac de Cuba; segunda voz y tiplista, oriundo de San Agustín, Huila, y por el odontólogo antioqueño Eduardo Enrique Gil Cataño (q. e. p. d.), primera voz y guitarra, oriundo de Cañasgordas. El dueto ha sido ganador del Concurso Luis Uribe Bueno de la Cooperativa de Trabajadores de las Empresas Públicas de Medellín; del Festival Mono Núñez, en 1993; del Concurso Anselmo Durán Plazas; del Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia en 1998; del Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, en 1993; del Festival Nacional de Duetos de Ibagué, y del Concurso Nacional de Duetos Hermanos Moncada de Armenia, al igual que del Festival Nacional del Pasillo Colombiano de Aguadas. El primer disco compacto del dueto se tituló Tierra labrantía; el segundo, Bajo la luz de la luna. En ambos participó, como invitado especial, el maestro Jaime Llano González. Luego, a mediados de 2001 publicó, con Discos Fuentes, la producción A mi viejo. En agosto de 2002 lanzó su producción independiente Regresa pronto, un disco compacto grabado en Neiva. Fue nominado al gran premio en el Festival Mono Núñez los años 2001 y 2002. Eduardo Enrique falleció el 25 de noviembre de 2008, en Neiva, Huila.
Zabala y Barrera
(Duitama, Boyacá, 19 de marzo de 1982)
Dueto integrado por Helio Roberto Zabala, que toca la guitarra y hace la primera voz, y José Fernando Barrera, que toca la guitarra puntera y hace la segunda voz. Los acompaña José Miguel Zabala en el tiple. Los hermanos Zabala son oriundos de Soatá, Boyacá. Fernando Barrera es oriundo de Susacón, municipio del mismo departamento. En 1987 obtuvo el primer lugar de su categoría en el Festival Nacional Mono Núñez. Ganador del Concurso Nacional de Duetos de Armenia, en 1986. Ha representado al país en el Festival del Bambuco Yucateco, en Mérida, México. Ha realizado seis producciones discográficas, entre ellas: Me inventé un amor y Colombia primero.
Carmenza y Gloria
(Armenia, Quindío, 1985)
Debutó en el VII Concurso Nacional de Duetos de Armenia, en el que fue declarado fuera de concurso. En 1986 ganó su categoría en el Festival Mono Núñez. El dueto está integrado por Carmenza Dorantes (Carmen Dora González Cortés), primera voz, nacida el 19 de julio de 1955, en Sevilla, Valle del Cauca, y Gloria Beltrán, segunda voz, nacida en 1946, en Armenia. En 1994 ganó el primer puesto en su modalidad en el Festival Nacional del Pasillo Colombiano de Aguadas. Ha sido invitado al Encuentro Nacional del Tiple, en Envigado, Antioquia. Ha realizado varias producciones discográficas: tres casetes, dos de ellos con música andina colombiana, y un disco compacto con música variada.
Hermanos López
(Charalá, Santander, 1984)
Integrado por Angelmiro López Bernal, primera voz y guitarra, y Domingo López Bernal, segunda voz y tiple. Ganador del gran premio en el Festival Mono Núñez, en la categoría vocal, en 1997. En Santander, ha sido ganador del Festival del Bambuco en Suratá, del Festival de Duetos en Floridablanca y del Festival Amalgama de Oro, en Vetas. En 2004 grabó con Discos Fuentes el disco compacto titulado Colombia es amor. Sus integrantes residen en Bucaramanga.
La Gaitana
(Neiva, Huila, 22 de agosto de 1991)
Integrado por Luis Eduardo Tafur Cortés, primera voz y ejecutante del tiple, nacido en Neiva, el 5 de diciembre de 1960, y Eugenio Augusto Lima Ángel, segunda voz e intérprete de la guitarra, oriundo de Neiva, nacido el 18 de noviembre de 1960. Eugenio adelantó estudios musicales en el Conservatorio de Música de Neiva. La primera producción discográfica del dueto fue realizada en junio de 1999, y se titula Dueto La Gaitana. Ha ganado el Concurso Anselmo Durán Plazas, en los años 1995, 1996, 1997 y 1999, y el Concurso el Colono de Oro de Florencia, Caquetá, en 1995. El dueto obtuvo el premio Mejor Expresión Autóctona en el Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, en 1998 y 1999. Ha realizado giras por el territorio nacional. Ganó la modalidad expresión autoctóna del Concurso Nacional del Bambuco, en 2011, en Pereira.
Rojas y Mosquera
(El Espinal, Tolima, 1998)
Integrado por Édgar Rojas Montealegre, primera voz y ejecutante de la guitarra, y Carlos Julio Mosquera Ortiz, segunda voz y ejecutante del tiple. Como acompañante en el bajo cuentan con la participación del maestro Felipe Aranda. En 2004 ganó el Concurso Nacional de Duetos Hermanos Moncada, en Armenia, y el Festival Nacional de Duetos Hermanos Martínez, en Floridablanca, Santander. Fue ganador de la modalidad dueto tradicional del XII Festival Nacional de Duetos Hermanos Martínez, en 2007, en Floridablanca, Santander. Ese mismo año grabó su primer disco titulado Rojas y Mosquera cantan a Colombia. En 2010 obtuvo el primer puesto en su modalidad y el gran premio Luis Carlos González en el 19.º Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, en Pereira.
Vivir Cantando
(Cali, Valle del Cauca, 2002)
Dueto integrado por el compositor y tiplista Lucho Vergara y el compositor y guitarrista Fernando Salazar. Lucho hace la segunda voz, mientras que Fernando, la primera voz. Se ha dedicado a mostrar las obras inéditas del maestro Vergara en los diferentes concursos del país. Fue invitado especial al IX Encuentro Nacional del Tiple, en Envigado, en 2005. En sus inicios la primera voz y guitarrista del dueto fue Hernán Jaramillo.
Otros duetos destacados de las MAC, difundidos en el siglo XX (en orden alfabético):
Amigos de la Música (Ubaté, Cundinamarca, 1972)
Años 20 (Armenia, Quindío, 1975 [?])
Arteaga y Rosero (Túquerres, Nariño, 1956 [?])
Canto (Medellín, Antioquia, 1993)
Cuéllar y Duque (Ibagué, Tolima, 1974)
Garzón y Torrado (Ibagué, Tolima, 1990)
Gopar (Chigorodó, Antioquia, 1979)
Guanentá (Bogotá, D. C., 1995)
Hermanos Carvajal (Tunja, Boyacá, 1970)
Hermanos Collazos (Bogotá, D. C., 1979)
Hermanos Prieto (Bucaramanga, Santander, 1980)
Hermanos Ramírez (Medellín, Antioquia, 1984)
Hermanos Riveros (Armenia, Quindío, 1968)
Hermanos Tejada (Bogotá, D. C., 1990)
Hermanos Uribe (Manizales, Caldas, 1976 [?])
Hugo y Alfredo (San Gil, Santander, 1994)
Hugo y Gilberto (Bogotá, D. C., 1980)
Jaime y Eduardo (Medellín, Antioquia, 1981)
José y Josué (Copacabana, Antioquia, 1999)
La Siembra (Manizales, Caldas, 1989)
Lara y Acosta (Icononzo, Tolima, 1987)
Lina y Julián (Cali, Valle del Cauca, 1982)
Lírico Arrubla y Lopera (Medellín, Antioquia, 1990)
Los Caballeros del Sur (Floridablanca, Santander, 1975)
Los Comuneros (Vélez, Santander, 1980)
Los Currumechos (Bogotá, D. C., 1984)
Los Dos (Medellín, Antioquia, 1974)
Los Heraldos (Manizales, Caldas, 1940)
Los Pioneros del Ayer (Aranzazu, Caldas, 1980)
Manná (Bucaramanga, Santander, 1996)
Marinelli (Armenia, Quindío, 1999)
Ospina y Martínez (Medellín, Antioquia, 1940)
Ospina y Peláez (Filandia, Quindío, 1939)
Pérez y Rendón (Medellín, Antioquia, 1987 – Caldas, 2002)
Pilar y Helena (Bello, Antioquia, 1989)
Pineda y Pérez (Bogotá, 1951 – Medellín, Antioquia, 1957)
Raíces (La Estrella, Antioquia, 1978 – Caldas, 1996)
Raza Nuestra (Zipaquirá, Boyacá, 1978)
Remembranzas (Medellín, Antioquia, 1976)
Rojas y Cervera (El Espinal, Tolima, 1985)
Samuel y Gustavo (Pereira, Risaralda, 1952)
Santamaría y Ricaurte (Fresno, Tolima, 1984)
Semillas (Medellín, Antioquia, 1982 – 2009)
Víctor y Daniel (Ibagué, Tolima, 1984)
Voces de América (Medellín, Antioquia, 1988)
Voces Latinas (Medellín, Antioquia, 1997)
Aunque fueron conformados en el siglo XXI, los siguientes duetos, entre otros, conservan el estilo de los duetos de medidos del siglo XX:
Antonio y Eduardo (Guaduas, Cundinamarca, 2004)
Carisma (Oiba, Santander, 2001)
Fernando y José (Bogotá, D. C., 2006)
Héctor y Alfredo (San Gil, Santander, 2003)
Héctor y Luis (Fusagasugá, Cundinamarca, 2015)
López y Poveda (Puente Nacional, Santander, 2003)
Mario y José (Bello, Antioquia, 2014)
Tradición (Soacha, Cundinamarca, 2003)
Los tríos instrumentales
El trío instrumental andino colombiano está conformado por el tiple, la bandola (o lira) y la guitarra. En la región cundiboyacense y en Santander algunas agrupaciones usan el tiple requinto en lugar de la bandola. Las agrupaciones de principios del siglo XX fundamentaron la melodía en la bandola, mientras el tiple cumplía un papel rítmico y de percusión (por los efectos sonoros del aplatillado y del escobillado, entre otros), y la guitarra hacía la armonía y los bajos.
Estos son algunos de los tríos instrumentales más destacados del siglo XX en Colombia:
Trío Morales Pino
(Cali, Valle del Cauca, 1952 [?])
Integrado inicialmente por Álvaro Romero Sánchez en la guitarra, Diego Estrada en la bandola, y Peregrino Galindo en el tiple. La agrupación se creó para rendir homenaje y para difundir la obra del maestro Pedro Morales Pino. El trío grabó más de veinte discos de larga duración. Este conjunto llegó a ser considerado en su momento como «el más perfecto que se haya formado en el país». Los tiplistas Hernando Duque Bedoya y Arley Otálvaro fueron integrantes de la agrupación en su última etapa. Como dato curioso, existe una grabación del trío en la que aparece como invitado especial en la flauta travesera el maestro Gabriel Uribe. Esta producción fue grabada para Sonolux en el año 1979. Fue remasterizada en 2001.
Trío Cedeño
(Tuluá, Valle del Cauca, 1952)
Fundado por el maestro Héctor Cedeño. Los primeros integrantes fueron sus hijos mayores: Juvenal Cedeño Ochoa, ejecutante de la guitarra; Daniel, intérprete de la bandola; y Glauco, ejecutante del tiple. En 1965 hubo cambios. Eduardo Antonio tomó la bandola, Rodrigo, el tiple, y Glauco pasó a la guitarra. Esta conformación se mantuvo hasta 1974, año en el que se desintegró la agrupación. En 1982 reapareció con los siguientes integrantes: Juvenal, en la bandola, Glauco, de nuevo en el tiple, y Carlos Julio, en la guitarra.
Trío Alma Bogotana
(Bogotá, 1960)
Agrupación fundada por el maestro Carlos Alberto Rozo Manrique. El nombre del trío hace honor a uno de los bambucos compuesto por su fundador y director: «Alma bogotana». La obra fue grabada por la Orquesta Filarmónica de Rusia. En 2007 sus integrantes eran Francisco Guzmán, en la bandola, Luis Eduardo Guzmán, en el tiple y Carlos Alberto Rozo Manrique, en la guitarra. En su repertorio hay varias obras del maestro Rozo, como los bambucos «El Chiqui Murcia» y «Patricia»; el chotís «Isabelita» y los pasillos «Sandra» y «Atardecer bogotano», entre otras.
Trío Gómez Silva
Trío instrumental (Bucaramanga, Santander, 1993).
Está integrado por Carlos Fernando Rivera Peña, ejecutante de la bandola; Iván Fernando Ortiz Martínez, intérprete de la guitarra, y Gustavo Martínez Rodríguez, ejecutante del tiple. Ha participado en el Festivalito Ruitoqueño de música colombiana, en el Festival Mono Núñez, en el Festival Hatoviejo Cotrafa, en Bello; en el Festival Luis A. Calvo, y en el Festival de Música Andina, en San Gil, Santander.
Otros grupos y tríos instrumentales de MAC que tuvieron difusión o presencia en los eventos en el siglo XX (en orden alfabético):
Grupo Aires del Campo (Girardota, Antioquia, 1960)
Grupo Cinco Acordes (Medellín, Antioquia, 1994)
Grupo Maravillas Infantiles (Popayán, Cauca, 1992)
Grupo por el Placer de Tocar (Medellín, Antioquia, 1970 [?])
Trío Instrumental Estampas de Colombia (Cali, Valle del Cauca, 1975)
Trío Instrumental Integración Universitaria (Socorro, Santander, 1994)
Solistas
Según el DLE, ‘solista’ significa: «1. m. y f. Mús. Persona que ejecuta un solo de una pieza vocal o instrumental». A continuación, las reseñas breves de algunos de los solistas vocales más destacados durante el siglo XX en Colombia:
Daniel Uribe
Cantante, autor y compositor (Medellín, Antioquia, 12 de marzo de 1883 – Fusagasugá, Cundinamarca, 27 de mayo de 1964).
Su madre, María Luisa Uribe –reconocida pianista y compositora– le dio las primeras lecciones de música y canto. Tuvo un trío con sus hermanos Luis y Samuel, con quienes viajó varias veces a Estados Unidos. En 1908, grabó para el sello Columbia de Nueva York. En 1910, inició sus estudios de teoría, canto y piano, en el Conservatorio de Boston. Sus creaciones más recordadas son los bambucos «Ensueños», «Noche blanca», y «Tus ojos», todas con letra y música suyas. «Van cantando por la sierra –aunque algunos investigadores aseguran que es de Emilio Murillo– y «En las musgosas grietas», con letra de Aureliano Santamaría. Los pasillos «Sobre el brocal del pozo», con textos de Ismael Enrique Arciniegas, y «Perla negra», así como el vals «Alicia», entre otras.
Alcides Briceño
Autor, compositor y cantante [tenor] (Panamá [entonces pertenecía a Colombia], 30 de abril de 1886 – Miami, estado de Florida, Estados Unidos de Norteamérica, 4 o 16 de abril de 1963).
Poeta, cantor de ópera y compañero de Jorge Áñez en muchas y muy bellas grabaciones. Usó el seudónimo ‘Gastón Flores’. Fue el primer intérprete del Himno de Panamá. Hizo dueto con Jorge Áñez y con Francisco Aguirre del Pino. También fue integrante del Trío González. Son suyos el bambuco «Río que pasas llorando» y la canción «Manzanita colorada».
Carlos Julio Ramírez García
Cantante [barítono] y actor (Tocaima, Cundinamarca, 4 de agosto de 1914 – Miami, estado de Florida, Estados Unidos de Norteamérica, 11 de diciembre de 1986).
Fue apadrinado por el político Laureano Gómez, quien lo llevó a Bogotá y le costeó sus estudios tanto académicos como musicales. Le asignó como maestro musical a Emilio Murillo. En 1928 debutó en La Voz de la Víctor de Bogotá y conoció al maestro Efraín Orozco, quien lo vinculó a su orquesta, para emprender, en 1934, una larga gira por Suramérica. Estudió canto en Buenos Aires. Llegó a ser el primer barítono del Teatro Ópera de Buenos Aires. Grabó para la RCA Victor, en Estados Unidos. Fue actor de cine. Actuó en diez películas en Hollywood. Sus primeras grabaciones de música colombiana las realizó hacia el año 1952, con canciones como «Bésame, morenita», «La carta», «Compadre, no me hable de ella», «Sombras», «Arrunchaditos» y «El trapiche», entre otras. En 1952 pasó a ser artista exclusivo de Odeón. Con esa empresa, con la RCA Victor, y con otras grabó 50 discos de larga duración y más de 200 sencillos. A él se atribuye el bambuco «Café negro».
Chava Rubio
Cantante, autora y compositora (Mariquita, Tolima, 8 de junio de 1915 – Medellín, Antioquia, 15 de mayo de 1995).
Nombre artístico de María Isabel Rubio Trujillo. Integró un famoso trío con sus hermanas Amparo y Eva. También conformó duetos mixtos con Camilo García, del Dueto de Antaño, y con Antonio ‘la Silga’ Ríos. Fue integrante de la Estudiantina Iris. Es autora de «Reproche», con música de Luis Uribe Bueno; de los bambucos «Entrega», «Lejanía», «Pa’ qué te digo», «Reclamo», la danza «Imposible», y el pasillo «Indiferente». Todas con música de Hugo Trespalacios. «No tengo la culpa», «Te quiero», y «Fue mentira», con música de Camilo García. «Cuando te vayas», con música de Eladio Espinosa, entre otros. Otras obras con letra y música suyas son los bambucos «Sin verte, «Decí por qué», «Antioqueña», «Penitas», «Florecita de mi huerto», la guabina «Ternura»; y los pasillos «Noche de invierno», «Martirio», «Amargo destino» y «Vuelve».
Sarita Herrera
Autora, compositora y cantante (Barranquilla, Atlántico, 5 de mayo de 1918 – Pasadena, estado de California, Estados Unidos de Norteamérica, 22 de junio de 1987).
Sara Isabel Herrera Ripoll fue una de las cantantes colombianas más destacadas de principios del siglo XX. Recibió lecciones de canto y de teoría musical, con la profesora Aurelia Pantoja. En 1939 viajó a Estados Unidos de Norteamérica. En Nueva York grabó, para la RCA Victor, más de trescientas canciones del repertorio andino colombiano. En esa misma ciudad se casó con el director de orquesta Fernando Legido. Creó algunas canciones que ella misma interpretó. Entre las más populares está el bambuco «Ausencia».
Régulo Ramírez
Autor, compositor y cantante [barítono] (El Líbano, Tolima, 6 de noviembre de 1924 o 1926 [?] – Bogotá, 26 de enero de 1979).
Estudió en el Conservatorio Nacional de Música de Bogotá. Entre los años 1953 y 1959 estuvo de gira permanente por diversos países de América y Europa. En Chile grabó más de cien canciones. Triunfó en la radio y la televisión de ese país. Allí mismo, en 1972, fue condecorado por el gobierno como gran divulgador del folclor chileno. Por un periodo, fue directivo de Adecol. Uno de sus mayores éxitos como intérprete fue el bambuco «Bésame, morenita». Es el autor y compositor de los bambucos «Clamor montañero» y «Amor de un día», entre otras muchas obras.
Jairo Villa
Cantante [tenor] (Medellín, Antioquia, 6 de diciembre de 1924 – 20 de enero de 1982).
Jairo Villa Monsalve realizó sus estudios de solfeo, armonía y canto en el Instituto de Bellas Artes de Medellín, con el profesor Gabriel Mejía. A finales de 1943 se vinculó a la Compañía Antioqueña de Ópera. Luego hizo parte de la Compañía de Campitos. En 1950 viajó por primera vez a Venezuela, donde realizó una extensa gira artística que repitió en los años 1952 y 1954, año en el que por primera vez visitó a Cuba. Su primer disco sencillo (de 78 r. p. m.) lo grabó en 1951. Contenía «El intermezzo n.º 1 (Madre mía)», con textos del sacerdote Luis E. Ardila y música de Luis A. Calvo. En 1962 firmó contrato con Discos Tropical. Con ellos grabó tres discos de larga duración y un disco compacto, con lo mejor de su repertorio. Sus mayores éxitos los obtuvo al interpretar la criolla «Serenata de amor», de Jaime R. Echavarría, y «Señora María Rosa», de José A. Morales.
Berenice Chaves
Cantante y autora (Bogotá, 12 de junio de 1926 – 7 de septiembre de 2008).
La «Reina de la canción colombiana». A los dieciocho años formó un dueto con su hermana Cecilia: Las Hermanas Chaves, que llegó a ser bastante popular. Representó a nuestro país en certámenes culturales en Brasil, Argentina, México, Estados Unidos y Europa. Es catalogada como la mejor exponente de la música nacional del interior. Es la autora del bambuco «Nostalgia de campo», musicalizado por Francisco ‘Pacho’ Hernández. En 2006 recibió el premio Aplauso a las Bellas Artes, como reconocimiento a su extensa carrera musical.
Alberto Osorio
Cantante (Boavita, Boyacá, 12 de julio de 1929 – Bogotá, 13 de octubre de 2011).
Pedro Alberto Osorio Rodríguez. Fijó su residencia en Bogotá, en 1950, ciudad en donde trabajó como telegrafista. Se inició como cantante profesional en 1955, al vincularse a la Emisora Nueva Granada. Luego, actuó en Medellín como cantante con la orquesta del maestro Manuel J. Bernal. Realizó incontables giras por toda América. En 1972 pasó a formar parte del elenco artístico de Sonolux. Para el sello Fuentes grabó un LP.
Lucho Ramírez
Cantante (El Llanito, Valle del Cauca, 21 de febrero de 1931 – Cali, 15 de octubre de 2004).
Luis Alberto Ramírez Quijano debutó como cantante profesional en Cali, cuando tenía apenas quince años, en la emisora Radio Libertador. Se trasladó a Medellín en 1950. Su primera grabación fue un disco sencillo que por una cara tenía el pasillo «Sed», con letra de Francisco Rodríguez Moya y música de Carlos Vieco, y por la otra cara registraba el bambuco «Reproche», con letra de Chava Rubio y música de Luis Uribe Bueno. Ganó el trofeo Caracol de Oro del Festival de la Canción Colombiana, por su interpretación del bambuco «Muchacha de risa loca». En su voz se conocen más de 450 grabaciones. Realizó presentaciones en casi todos los países de América.
Ligia Mayo
Cantante (Yarumal, Antioquia, 15 de agosto de 1932 – Medellín, 23 de agosto de 2012).
Doña Ligia Tamayo de White, ‘la Dama de la Canción’. A los cinco años se trasladó con su familia a Medellín. Estudió Música en la Escuela Superior de Música de Medellín, con el maestro Álvaro Rojas. Como cantante tiene en su haber cuatro discos de larga duración: Época de oro, con Codiscos; La dama de la canción, con Zeida; El álbum de mi vida, con Fuentes, y Ligia Mayo, con Sonolux. Dos discos compactos titulados El álbum de mi vida, y Éxitos de Ligia Mayo, y más de treinta discos sencillos. Uno de sus éxitos más resonantes fue el pasillo «Te extraño», de Luis Uribe Bueno. En 2002 era integrante de la Estudiantina Carlos Vieco de Medellín, y se desempeñaba como guitarrista en la agrupación. Para esa fecha continuaba activa como vocalista. En 2007 grabó un trabajo con quince temas de su autoría, como los boleros «Soledad», «Te amé», «No es pecado quererte» y «Luna mensajera», y el vals «No me mires más».
Víctor Hugo Ayala
Cantante [tenor] (Bogotá, 13 de junio de 1934).
En 1955 comenzó a cantar de manera profesional en las emisoras La voz de Colombia y Nueva Granada, acompañado por otro principiante en aquella época: Jaime Llano González. Para la RCA Victor grabó, entre otros, los bambucos «La quiero porque la quiero», «El profesor de canto», «Soy colombiano», y el inolvidable pasillo «Lágrimas». Uno de sus mayores éxitos fue la danza «Si te vuelvo a besar», de Jaime Llano González. Ha realizado giras por todos los países de América, residió varios años en Canadá y Estados Unidos.
Julio César Alzate
Cantante [tenor lírico] (Popayán, Cauca, 12 de enero de 1936).
Julio César Alzate Paredes, ‘el cacique del Cauca’. Fue alumno de Rito Mantilla. Su primera actuación la hizo en la Emisora la Voz del Río Cauca. Se radicó en Bogotá y fue contratado por la Emisora Nueva Granada. Después ingresó a la Compañía de Operetas y Zarzuelas de Carlos Julio Ramírez. En 1960 debutó en la televisión colombiana. En 1961 grabó su primer disco. Se le conoce también con el apodo ‘el César de la Canción’. Fue la primera voz del Quinteto Dalmar.
Lucho García
Cantante (Bogotá, D. C., 11 de junio de 1936 – México, abril de 2017).
Fue el primer intérprete del bambuco «Ayer me echaron del pueblo», de José A. Morales, con el que ganó en el Festival de la Canción en Villavicencio, en 1968. También fue el primero en grabar el bambuco «Amor se escribe con llanto», de Álvaro Dalmar. Integró un dueto con Berenice Chaves. Formó parte del Quinteto Dalmar, con Hernán Quintero, René Gamboa y Kary Infante. Se radicó de manera definitiva en México. Allí era conocido como ‘Ernesto Garcel’.
Gerardo Arellano Becerra
Cantante [tenor] (Buga, Valle del Cauca, 24 de diciembre de 1947 – Bogotá, 27 de noviembre 1989).
Estudió Música en la Universidad Nacional del Valle. Posteriormente, se especializó en Canto, en el Conservatorio Verdi, de Milán, Italia. Actuó como solista de la Estudiantina de la Universidad Nacional y del Trío Joyel. Fue integrante del Quinteto Dalmar, en 1979. Cantó con las orquestas Sinfónica de Colombia, del Valle, de Antioquia, con la Filarmónica de Bogotá, y en las temporadas de ópera, desde 1977 hasta 1985. Obtuvo importantes premios y reconocimientos en los principales concursos y festivales del país: Festival de Villavicencio, Concurso Nacional de Compositores de Colcultura, Concurso Nacional del Bambuco Jorge Villamil, y muchos más. Fungió como presentador oficial del Festival Mono Núñez durante varios años. Actúo con gran éxito en Chile, Perú, Ecuador, Venezuela e Italia. Falleció en un ataque terrorista en contra del avión en que viajaba de Bogotá a Cali.
Beatriz Arellano
Cantante (Buga, Valle del Cauca, 4 de mayo de 1956).
Desde su infancia fue integrante del Coro de Los Arellano. Realizó estudios de canto y guitarra en la Casa de la Cultura de su ciudad natal. Su carrera musical está llena de éxitos. Ha representado a Colombia en innumerables certámenes de carácter internacional. Ha grabado más de quince discos de larga duración y cinco discos compactos. Sus más recientes producciones en formato de disco compacto son: Beatriz Arellano en Concierto, una producción grabada en vivo con la Orquesta Sinfónica del Valle del Cauca; y Beatriz Arellano le canta a Colombia – Contemporánea, que contiene catorce obras de autores contemporáneos de música andina colombiana. A Beatriz se le señala, con sobradas razones, como la mejor intérprete del bambuco.
Carlos Alberto Sánchez
Cantante (Armenia, Quindío, 2 de agosto de 1961).
Es licenciado en Español y Literatura de la Universidad del Quindío. Reside en Medellín desde 1994. Desde ese mismo año fue la primera voz y percusionista del Grupo Estampa Sureña. Ganador de su categoría en el Festival Mono Núñez de 1985 y 1996. Fue integrante del Grupo Afectos y del Grupo los Kindíos de Armenia.
Mauricio Ortiz Villegas
Cantante [tenor] (Medellín, 25 de noviembre de 1965).
Comunicador social y periodista graduado en la Universidad Pontificia Bolivariana. Fue alumno de canto del maestro Detlef Scholtz, en la Universidad de Antioquia. Empezó a cantar profesionalmente en 1997. En 2000 ganó su modalidad en el XIV Festival de Hatoviejo Cotrafa. En 2001 ganó su categoría en el XI Festival Nacional del Pasillo Colombiano de Aguadas. En octubre de 2001 fue el ganador de su categoría en el XXVI Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia. En junio de 2002 ganó el gran premio en la Modalidad Vocal del Festival Mono Núñez. A finales de 2002 realizó su primera producción como solista, un disco compacto titulado Mi serenata. En esta producción estuvo acompañado por el Trío Kafé Es3. Ese mismo año grabó otro disco compacto en dueto con Leonel Villegas, titulado Mauricio y Leonel, un dueto para siempre. Fue ganador de la categoría de solistas en el XII Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, en Pereira, en 2003.
Ricardo Rondón Monroy
Cantante, autor y compositor (Neiva, Huila, 23 de enero de 1969).
Realizó estudios de canto en el Instituto Huilense de Cultura, en el Conservatorio del Tolima y en Pient, Munich, Alemania. Es psicólogo y docente. Ha sido finalista en casi todos los concursos en los que se ha presentado. En 1999 resultó ganador de la categoría de solista vocal en el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia. En agosto de 2000 fue ganador de la categoría solistas vocales del X Festival Nacional del Pasillo Colombiano en Aguadas, Caldas. A mediados del año 2001 publicó su primer trabajo discográfico, un disco compacto titulado Un canto de amor a mi tierra colombiana. Su bambuco titulado «Orgullo de mi Raza», fue la mejor obra inédita del Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González, en 2010.
Ruth María Castañeda Brand
Cantante [soprano] (Cali, Valle del Cauca, 1973).
Debutó como solista en el Festival Mono Núñez, en Ginebra, Valle del Cauca, en 1988. Es integrante de Dueto Ad Libitum. Adelantó sus estudios de canto en el Conservatorio Antonio María Valencia, de Cali. Fue ganadora del gran premio en el XIII Concurso Nacional de Bambuco Luis Carlos González, en 2004. Se ha desempeñado como presentadora de eventos musicales, entre ellos el Festival Mono Núñez.
Kirlianit Cortés
Cantante [tenor] (Montenegro, Quindío, 23 de noviembre de 1976).
Magíster en Canto de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia. Gran premio en el XXIII Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia, en 1998. Ese mismo año fue declarado la mejor voz del II Premio Nacional de Arte de la Universidad del Valle, en Cali. En 1999 fue finalista en el Festival Mono Núñez, y ganó la categoría Vocal del Festival de Hatoviejo Cotrafa. Asimismo, resultó ganador de su categoría en el IX Festival Nacional del Pasillo Colombiano de Aguadas en 1999. En ese mismo año produjo El regreso de la música andina colombiana, junto a Discos Fuentes. Un disco compacto con veintidós canciones clásicas de la música vernácula de Colombia. Desde 2003 realiza sus actividades musicales en la Universidad de Música y Artes Representativas de Viena, Austria.
Delcy Yanet Estrada Figueroa
Cantante [soprano] (Santa Rita de Ituango, Antioquia, 22 de junio de 1976).
A los dieciséis años se trasladó a Medellín, ciudad en donde adelantó sus estudios de canto con Elisa Brex, y con los maestros Detlef Scholtz y Gustavo Márquez, en la Universidad de Antioquia. En 1995 obtuvo el primer puesto en el Festival Cultural de Comfama. En 1996 ocupó el primer puesto de su categoría en el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia. Ha sido finalista en el Festival Hatoviejo Cotrafa, y en el Concurso Luis Uribe Bueno de la Cooperativa de Trabajadores de las Empresas Públicas de Medellín. En 1997 obtuvo el premio a la mejor solista vocal en el Concurso Nacional del Bambuco Luis Carlos González de Pereira. En 1998 fue galardonada con el gran Mono Núñez en la categoría vocal en el Festival Mono Núñez de Ginebra, Valle del Cauca. A finales del mismo año salió a la luz pública su primera producción discográfica titulada Voz y sentimiento. En 2000 publicó su segundo disco titulado Solo tú. Ha realizado presentaciones en Cuba, Venezuela y Ecuador.
Andrés Felipe Agudelo
Cantante (Manizales, Caldas, 2 de octubre de 1992).
Ganador de más de 25 premios y reconocimientos departamentales y nacionales como intérprete de MAC, entre ellos el Concurso de Música Andina Colombiana Cafeteros de Caldas, el Gran Concurso Nacional de Música, con Aroma de la Tierra del Café, el Festival Cuyabrito de Oro, el Festival Nacional del Pasillo, en Aguadas, el Festival Nacional Mono Núñez, el Concurso Nacional de Bambuco Luis Carlos González, y el Festival Nacional Antioquia le Canta a Colombia. En 2011 fue alumno del maestro Detlef Scholz.
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A continuación, las reseñas breves de algunos de los músicos instrumentales más destacados durante el siglo XX en Colombia:
Tiplistas
Peregrino Galindo Rivas
Tiplista y bandolista (Cartago, Valle del Cauca, 27 de julio de 1908 – Cali, 18 de mayo de 1986).
Su hermano Uladislao Galindo Rivas lo introdujo en el mundo de la música. Carlos Peña y Daniel Ramírez fueron sus maestros en materia de teoría musical y armonía. Peregrino integró la Lira Colombiana, la Estudiantina Ecos de Colombia y el Sexteto Galindo. Es el compositor de los bambucos «El parrandista» y «Pilarcita», instrumentales ambos, y de «Princesita soñadora», con textos de Eduardo García; de los pasillos «Lilí», «Alvameros» y «Amor», con letra de Ricardo Rengifo; de «Canción de amor», y de la marcha «Libertador», entre otras.
Pedro Pablo Bastidas
Compositor y tiplista (Pasto, Nariño, 17 de abril de 1917 – 7 de abril de 2003).
Está catalogado como uno de los mejores instrumentistas nariñenses. Fue uno de los más destacados profesores de la Escuela de Música de la Universidad de Nariño. Integró la Orquesta Alma Nariñense. En 1993 recibió el premio Lira de Oro en el I Encuentro de Intérpretes y Compositores de Música Colombiana, en Nariño, por su obra «Generaciones».
Libardo Carvajal Hernández
Tiplista (Icononzo, Tolima [?]).
Realizó sus estudios en el Conservatorio Antonio María Valencia, y en el Instituto Popular de Cultura en Cali. Director de coros, estudiantinas y conjuntos. Fue integrante del Trío Espíritu Colombiano y del Grupo Cañaduzal. Profesor de la Universidad del Valle, y jefe del Departamento de Áreas Básicas, de la Facultad de Música de la misma universidad.
Rodrigo Mantilla
Autor, compositor y tiplista (Pamplona, Norte de Santander, 21 de abril de 1928 – 1997).
Estudió ingeniería metalúrgica en la Universidad Industrial de Santander. Allí fundó el Grupo Universidad Industrial. En 1958 viajó a Bogotá, con el propósito de ejercer sus dos profesiones. Laboró en Telecom, entidad a la que prestó sus servicios durante treinta años. En esta empresa creó la Estudiantina Telecom. Fue integrante del Grupo de Oriol Rangel, con el que tocaba en Radio Santa Fe. Una de sus obras más conocidas es el bambuco «El mío».
Luis Lorenzo Peña
Autor, compositor, tiplista y requintista (Santana, Boyacá, 3 de junio de 1931 – Bogotá, D. C., 20 de septiembre de 1990).
Luis Lorenzo Peña Camacho compuso obras como «El buen cazador», «Pedacito de cielo», «Torbellino santandereano», «En mi balsita» y «Rinconcito boyacense». Fue el propietario del sello discográfico El Requinto, con el que difundió su música y la de otros intérpretes. Con varios de sus hijos conformó el grupo que lo acompañaba en sus presentaciones.
Jesús Antonio Reina Collazos
Autor, compositor y tiplista (Neiva, Huila, 26 de junio de 1936 – 4 de diciembre de 2011).
‘El Tuco’ Reina compuso bambucos y pasillos entre los que se destacan «Diana Rocío», «Chicalá», «Silvia», y «Al tiple» (obra ganadora del Festival Nacional del Pasillo en Aguadas, Caldas, en 2000). Fue integrante de la Agrupación Folclórica Musical Los Cagüingos. Ganó el Concurso Nacional de Composición Musical Jorge Villamil Cordovez, con el bambuco «Lamentos».
Aycardo Muñoz Vargas
Tiplista (San José de Pare, Boyacá, 14 de octubre de 1939 – Bogotá, D. C., 30 de agosto de 2008).
Estudió música y tiple en la Academia Luis A. Calvo de Bogotá. Con los maestros Gentil Montaña y Álex Tovar cursó estudios de guitarra y bandola. Integró el Trío Joyel, y fue profesor y director de la Academia Distrital Emilio Murillo de Bogotá. Fue el director de la Estudiantina de la Escuela de Formación Musical de Facatativá, Cundinamarca.
David Puerta Zuluaga
Tiplista, compositor y escritor (Bogotá, 1940).
Es ingeniero civil de la Universidad Javeriana de Bogotá, ingeniero hidráulico de Universidad Técnica de Delft, Holanda, y licenciado en filosofía y letras de la Universidad de Santo Tomás de Bogotá. Cursó estudios musicales con los maestros Julián Lombana, Fernando León y Fidel Álvarez. Como concertista de tiple ha realizado alrededor de quinientos recitales, en los escenarios más importantes, así como en la radio y la televisión de nuestro país. Se ha presentado en España, Holanda, Bélgica, Canadá y Venezuela. Fue galardonado con el Premio de Historia Eduardo Santos, en 1985, por su investigación y libro Los caminos del tiple. Sin duda, este trabajo literario es el más importante que se ha hecho en Colombia, con respecto a elementos específicos de nuestro folclor. Dos de sus obras son la danza «Bacará» y la guabina «Camino sin rumbo».
Luis Enrique Parra González
Tiplista y compositor (Junín, Tolima, 9 de octubre 1941).
‘el Negro Parra’ es un autodidacta en la ejecución del tiple. Tiene un estilo muy propio que lo ha llevado a ser considerado uno de los más grandes intérpretes del instrumento en Colombia. Contador público. Durante once años perteneció a los Coros del Tolima. Como solista instrumental ha obtenido los siguientes premios: primer puesto en el Concurso Ciudad Musical de Colombia, en 1971; segundo puesto en el Festival Nacional de Música Mangostino de Oro, en Mariquita, en 1974; primer puesto en el Festival Mono Núñez, en los años 1981, 1982, 1983, 1984 y 1988, y ganador del Gran Mono Núñez, en 1988 y del Premio Pacho Benavides, ese mismo año. Ha realizado conciertos en todos los escenarios importantes de Colombia y en algunas ciudades del exterior. Ha grabado cuatro discos de larga duración y un disco compacto con música colombiana. Es el compositor del bambuco «Tipliando», la guabina «Yulima», la danza «La promesa», el pasaje «Cielo y llano»; los bambucos «Río recio», y «Montaña gentil», compuesto en homenaje al maestro Gentil Montaña, y los pasillos «Zumbambico» y «Pasillo n.º 5», entre otros.
Elkin Pérez Álvarez
Compositor y tiplista (Entrerríos, Antioquia, 9 de mayo de 1942 – Bello, 14 de julio de 2007).
En 1958 se trasladó a Medellín, para iniciar sus estudios musicales en el Instituto de Artes Plásticas de Medellín, con los maestros Carlos Vieco, Rufino Duque y Eduardo Gaviria. Más tarde ingresó al Conservatorio de la Universidad de Antioquia y recibió clases de guitarra, con George Sakellariu, músico griego, y de teoría musical, con el maestro chileno Mario Gómez Vignes. Fue profesor de la Escuela Popular de Artes (EPA) durante veintitrés años. Tocó el tiple en el Trío Instrumental Colombiano, con los maestros León Cardona (guitarra) y Jesús Zapata (bandola). Sus obras más conocidas son los pasillos «Elegía», «La negra Meya» y «Orquídea»; los bambucos «Nostalgia», «Escuela popular de artes» y «Fugueteos (bambuco en fuga)», y las danzas «Danza n.º 1» y «Dary Luz».
Lucho Vergara
Autor, compositor, tiplista, lutier y cantante (Cali, Valle del Cauca, 8 de diciembre de 1943).
Luis María Vergara Gómez conformó el Dueto Lucho y Nilhem. Sus obras más importantes son «Ojos de yo no sé qué», bambuco que fue premiado con el tercer lugar en el Concurso de Colcultura de 1979. También están los bambucos «Vivir cantando», «Oremos», «Tiplecito compañero» y «De tarde en tarde», canción premiada con el primer lugar del Concurso Colcultura de 1981, y el vals «Cuando callábamos», entre muchas otras. Tiene en su haber más de trescientas obras. Es concertista de tiple y uno de los más importantes constructores y coleccionistas de este instrumento. Es integrante del Dueto Vivir Cantando, en compañía de Fernando Salazar.
Pedro Nel Martínez
Tiplista y compositor (Charalá, Santander, 1948).
Además de músico, ‘el Surrucuca’ es un destacado humorista. Como tiplista ha participado en todos los festivales y concursos de carácter regional y nacional. Ha sido premiado en certámenes como el Festival Mono Núñez, el Festival Nacional de la Guabina y el Tiple y el Festival Nacional del Tiple Pedro Nel Martínez, en su pueblo natal. Sus obras más conocidas son los pasillos «Gratitud», «Pa’ Garzón» y «Te vas», la guabina «Blanca C.» y los bambucos «Sueñitos», «La Pillina», «Santiago», «De palo en palo», «María Carito», «El búfalo» y «Pangote», entre otros.
Rafael Aponte Carvajal
Compositor y tiplista (Bogotá, 7 de marzo de 1952).
Aprendió los secretos del tiple con el profesor Expedito Santos, del municipio de Piedecuesta. Es músico empírico. Fue integrante de la Rondalla Bumanguesa, desde 1970, del Cuarteto Ideal, del Trío Alma Nacional, con el bandolista Luis Eduardo Franco Ospina y el guitarrista Fernando Remolina Chaparro, y del Trío Los Tres Pingos, con el flautista Leonidas Ardila Díaz y con el guitarrista Gonzalo Hernández Mendoza. Algunas de sus obras más importantes son los bambucos «El negrito», obra ganadora en el Concurso del Bambuco Carlos Alirio Ortega, en Suratá, en 1980; «Ivanor», obra ganadora en el mismo concurso en 1984; «El esfuerzo», «Anni», «Ludyn Amanda», «El paisa», «Cecilia la conductora», «Recordando» y la polca «Piedecuesta», obra ganadora del premio a Mejor obra inédita en el X Festival de Hatoviejo Cotrafa, entre otros.
José Luis Martínez Vesga
Tiplista, guitarrista y compositor (Bogotá, 31 de agosto de 1953).
Pertenece a la dinastía de los Hermanos Martínez. Médico graduado en la Universidad Javeriana de Bogotá, en 1978, y especialista en Medicina Interna. Compositor de obras como el bambuco «Pulgarcito», el joropo «Centauro», el pasillo «Mónica» y varios estudios para tiple. Integrante del primer Grupo Instrumental Camerata Colombiana, del Grupo de Jaime Llano González y del Trío Opus III. Ha participado en doce producciones discográficas, algunas de ellas como solista del tiple. Con su hermano Jorge, comunicador social nacido en Bogotá en 1956, conformó un dueto vocal e instrumental de tiples.
Gilberto Bedoya Hoyos
Compositor y requintista (Manizales, Caldas, 22 de noviembre de 1954).
Solista de tiple-requinto residenciado en Bogotá desde 1960. Alumno de los maestros Jorge Ariza y Gentil Montaña, en la Academia Luis A. Calvo. Ha sido integrante de la Estudiantina Luis A. Calvo, del Trío Serenata Colombiana, del Trío Arco Iris, del Trío Escala, del Grupo Nueva Cultura y del Trío Santa Cecilia. Ganador del Festival del Torbellino y el Requinto en Puente Nacional, en 1981, del Festival de la Guabina y el Tiple, en Vélez, en 1981; del Festival Mono Núñez, en Ginebra, eb 1989, y en el Concurso Nacional de Intérpretes de Requinto, en Puente Nacional, en 1993. Como compositor ha ganado el premio de la obra inédita en el Festival Mono Núñez, en 1989, con la danza «Me duele el alma», y en 1996, con el pasillo «Santa Cecilia». Otras obras suyas son los bambucos «Chepito», «El leticiano» y «Tempestad Ruitoque».
Hernando Duque Bedoya
Tiplista (Circasia, Quindío, 22 de enero de 1955).
Alumno de los profesores Alfonso Valdiri, Cicerón Marmolejo, Juan Camisón, Hernán Moncada y Gustavo Sierra, entre otros. En 1980 y 1986 ganó el primer premio como solista instrumental en el Festival Mono Núñez. En el Concurso de Colcultura, realizado en el Teatro Colón de Bogotá, en 1980, recibió un premio especial. Durante seis años fue integrante del incomparable Trío Morales Pino.
Orlando Serrano
Tiplista e investigador musical (Bucaramanga, Santander, 27 de agosto de 1950).
Sociólogo y filósofo dedicado al estudio de la música universal y del folclor colombiano. Profesor y conferencista. Se ha desempeñado como director artístico del Festival Nacional de la Guabina y el Tiple, y del Festival Nacional del Tiple Pacho Benavides, en el municipio de Vélez, Santander; del Festival Nacional de Duetos Hermanos Martínez, en Floridablanca, Santander, y de la Semana Nacional del Tiple, en Bucaramanga, entre otros. Es director e integrante del Trío instrumental Terruño, de Bucaramanga.
Joel Olarte Rincón
Tiplista (Cartago, Valle del Cauca, 24 de junio de 1949).
Licenciado en Música de la Universidad Tecnológica de Pereira. Ha participado en talleres de folclor, con el maestro Guillermo Abadía Morales, y de dirección, arreglos y de técnica vocal, con los maestros Alejandro Zuleta y María Olga Piñeros. Director y tiplista del Cuarteto Olarte. Ha sido director del Conservatorio Pedro Morales Pino de Cartago. Es el director del Encuentro Nacional Familias que Cantan, evento que se realiza anualmente en Cartago.
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Bandolistas
Nicolás Torres
Compositor y bandolista (Medellín, Antioquia, 6 de diciembre de 1881 – [?]).
Bandolista e integrante de la Lira Antioqueña, con la que viajó en 1910 a Estados Unidos de Norteamérica. Dirigió su propia orquesta, la Jazz Nicolás. Compuso los pasillos «Inconveniente», «El violento», «Guayabito», «Sueño de amor», «Violeta», «Rocío» y «Luz en tus ojos», entre otros.
Benigno ‘El Mono’ Núñez Moya
Compositor y bandolista (Ginebra, Valle del Cauca, 6 de enero de 1897 – Cali, 31 de diciembre de 1991).
José Joaquín Soto le dio las primeras lecciones de acordeón y le regaló una bandola de guadua, el primer instrumento de cuerdas que tuvo ‘El Mono’ Núñez en sus manos. A la edad de quince años conoció al músico vallecaucano Pedro María Becerra, con quien inició su verdadera etapa de desarrollo musical; con él y con Tulio ‘Pescuezo’ Gáez conformó su primer grupo. Posteriormente, en Buga, sus compañeros de grupo fueron Eliseo Cabal, en la guitarra, y Ramoncito Becerra, en el tiple, mientras ‘El Mono’ tocaba la bandola. Después hizo parte de la Estudiantina Guadalajara, que dirigía el maestro Manuel Salazar. Más tarde, y por muchos años hasta su muerte, integró el Trío Tres Generaciones, con los maestros Álvaro Romero y Gustavo Adolfo Renjifo. Como compositor dejó obras de gran belleza, como su famosa gavota «María», la mazurca «Ana María», los bambucos «Belén» y «Salospi»; la polca «Ocasos», y las danzas «Talía», «A una bella», «A una ingrata», «Tinieblas», «Dulce mirar», «Pañuelito» y «Caprichos».
Lisandro Varela
Bandolista, autor y compositor (Bolívar, Valle del Cauca, 11 de agosto de 1913 – [?]).
Alumno desde niño de los maestros Joaquín Arias Cardosa, Álvaro Romero, Plinio Herrera y Jerónimo Velasco, entre otros. Fue integrante de las agrupaciones que fundaron y dirigieron los tres últimos. Dirigió la Estudiantina Melodías de Colombia, e integró la Estudiantina Ecos de Colombia y la Estudiantina Luz de Colombia. Sus obras más conocidas son los pasillos «Helechos», «Mary», «Añoro», «Aural» y «Pitañosa»; los bambucos «Tu recuerdo», «Ojos divinos», «Jeanette», «El Chape», «Garzón y Collazos» y «Ribereño», y los valses «Carmen» y «Enelia».
Jesús Zapata Builes
Bandolista, guitarrista, tiplista y arreglista (San Jerónimo, Antioquia, 30 de agosto de 1916 – Medellín, 1.° de enero de 2014).
Se formó musicalmente en la Academia de Bellas Artes de Medellín, en violín, guitarra, lectura y teoría musical, durante cuatro años. En 1962 ingresó al Conservatorio de la Universidad de Antioquia. Allí recibió clases con el maestro chileno Mario Gómez Vignes. Fue fundador, director y bandolista de la Estudiantina Iris, agrupación que grabó cinco discos de larga duración. Tocó la bandola del Trío Instrumental Colombiano, que integró con León Cardona y con Elkin Pérez.
Ricardo Puerta
Compositor y bandolista (Girardota, Antioquia, 17 de septiembre de 1917 – Bello, 1992).
Fue integrante de la Estudiantina Fabricato, dirigida por el maestro Jesús Zapata, y del Conjunto Tejicóndor, dirigido por Carlos Vieco. Fundador y director de la Estudiantina Puerta Cadavid, integrada por todos sus hijos y su esposa. Como compositor creó obras y ritmos como el chyrú, fusión de chotís y rumba criolla, titulado «En el charquito». La choba, fusión de chotís y bayón, titulado «El compae Nazario»; el parrandón «La cortadeña», grabado también por Edmundo Arias y su orquesta, y la gavota «Flor de amapola».
Argemiro García Meneses
Compositor, bandolista, tiplista y guitarrista (Copacabana, Antioquia, 26 de marzo de 1926 – Medellín, 7 de julio de 2012).
Director y fundador de la Estudiantina Tardes de Colombia, en 1975. Ejecutante del tiple y la bandola. Inició sus estudios musicales en el Instituto de Bellas Artes de Medellín, de la mano de los maestros Carlos Vieco, Gonzalo Hernández y Eusebio Ochoa. En 1944 fundó y fue director de la Estudiantina Sedeco. Al tiempo, integró el Trío Instrumental Los Hermanos García, junto con Jaime y Porfirio, guitarra y tiple, respectivamente. Integró el Trío Tardes de Colombia, donde también tocaba la bandola, en compañía de Óscar Cadavid, tiplista, y Gilberto Zuleta, guitarrista. Desde 1970 hasta 1977 fue profesor de tiple en la Escuela Popular de Artes (EPA). Sus obras más conocidas son «El tonto», «Yesquero» y «Esfuerzo», todos pasillos instrumentales. La rumba criolla «El caviloso» y el bambuco canción «Los silleteros».
Alfonso Hernández
Compositor y bandolista (Copacabana, Antioquia, 25 de septiembre de 1935 – Guarne, 2006).
Fundador, director y bandolista de la Estudiantina Puerta de Oriente, del municipio de Guarne. Interpretó el tiple, la bandola, la guitarra y el teclado. Fue docente de la Casa de la Cultura del municipio de Guarne, desde el año 1985 hasta el año 2002.
Diego Estrada Montoya
Autor, compositor y bandolista (Buga, Valle del Cauca, 10 de octubre de 1936 – Cali, 9 de diciembre de 2012).
Inició sus estudios musicales en el Colegio Académico de Buga. Allí fue integrante de la banda filarmónica y de la estudiantina. Fue alumno de Manuel Augusto Salazar y Efraín Orozco. Recibió clases de armonía con el maestro Gustavo Yepes, en el Conservatorio de Cali. Fundador, director, arreglista y bandolista del Trío Espíritu Colombiano. Fue integrante del Trío Pedro Morales Pino. Sus obras instrumentales más importantes son los pasillos «Gloria», «A un amigo», «Blanear», «Cristina», «Lindas bugueñitas», «Meña», «Mis cucuruchos», «Ñaña», «¡Oiga, vea! »; «Gloria», «Martica», «Qué vaina», «Rubén» y «Veraneando»; y el bambuco «Inquietud», la guabina «Bella amistad» y la danza «Amor a primera vista», entre otras. También es el autor y compositor del vals «Este vacío que dejaste», canción ganadora del Festival Mono Núñez. Se le conocía con el apodo de Diego Estradivarius, por su virtuosismo con la bandola.
Samuel Malagón Bravo
Compositor y bandolista (Tunja, Boyacá, 1940 [?]).
Matemático y físico egresado de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Especializado en París, Francia. Fundador de la Estudiantina Boyacá, del Grupo Añoranza, del Grupo Los Halcones y del Grupo Los Dangers, entre otros. Fue integrante de la Estudiantina Bachué, de la Orquesta Típica Integrada de Boyacá y de la Orquesta Nocturnal Boyacense. Su obra más conocida es el pasillo «Lilyan». A principios del año 2000 era integrante y director general de la Estudiantina Boyacá.
Jorge Enrique Cabezas Osorio
Compositor y bandolista (Tunja, Boyacá, 1940 [?]).
Músico egresado del Conservatorio de Música del Tolima. Economista de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, y licenciado en Educación de la Universidad Antonio Nariño. Fue integrante de la Estudiantina Bachué, del Grupo Añoranza y de la Orquesta Típica Integrada de Boyacá. A principios del año 2000 era integrante y arreglista de la Estudiantina Boyacá.
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Pianistas
Antonieta Spolidore de Camargo
Compositora, pianista y tiplista (Sogamoso, Boyacá, 21 de junio de 1886 – Bogotá, 1948).
Se formó musicalmente con sus padres. Madre del compositor Jorge Camargo Spolidore y de otros siete músicos, con quienes conformó la Orquesta Camargo Spolidore. Son ellos Mercedes, cantante, violinista y compositora; María Antonieta, tiplista, pianista y violinista; Mariana, cantante, chelista y pianista; Rafael, cantante, flautista y saxofonista; Ricardo, cantante, compositor y saxofonista; Jaime, cantante, chelista y pianista, y Jorge. También integraban la agrupación dos hermanas de Antonieta: Ana Graciela, cantante y violinista, y Rafaela, violinista. Su composición más conocida es el bambuco «Los promeseritos».
Gustavo Escobar Larrazábal
Compositor y pianista (Bogotá, 11 de junio de 1890 – 9 de abril de 1968).
Su formación musical inicial fue autodidacta. Luego, recibió lecciones de Guillermo Uribe Holguín, en el área teórica de la música, y de Lucía Gutiérrez de Uribe Holguín y de Andrés Martínez Montoya, en piano. Fue profesor de teoría, armonía, contrapunto y composición en el Conservatorio Nacional de Música. En 1924 fue nombrado profesor de la Escuela de Música de Medellín, dirigida por Gonzalo Vidal, hasta 1926. En 1935 obtuvo el Premio Ezequiel Bernal, con su bambuco «Escena popular». Sus principales obras para piano son «Pasillo en la menor», «Bambuco en mi mayor», «Pasillo n.º 1», «Bambuco en mi bemol mayor», «Bambuco en miniatura n.º 1», «Bambuco en miniatura n.º 2», «Bambuco en rondó», «Pasillo en mi menor», «Pasillo en mi mayor», «Pasillo en la menor n.º 2» «Pasillo en do menor», «Pasillo n.º 2», «Pasillo n.º 3», «Pasillo n.º 4» y la canción «Bogando», con letra de Carlos Zamorano.
Hernando Sinisterra
Pianista y compositor (Cali, Valle del Cauca, 25 de marzo de 1893 – 2 de junio de 1958).
Inició sus estudios desde muy joven, en Cali. En 1920 viajó a Estados Unidos, para perfeccionarse en la ejecución del piano, y estudió con el maestro Sydney. Fue actor protagonista de la obra María, de Jorge Isaacs, en el papel de Efraín, en la primera versión de la película. Fundador y director de sus propias orquestas: Orquesta Cali y Unión Musical. Sus obras más destacadas son los pasillos «Topacio», «Tierra caucana», «Arrullos», «Baby» y «Otello»; los bambucos «En mis montañas», «Leticia» y «Pellares»; las marchas «Relator» y «Gladiadores», entre otras.
Alberto Urdaneta Forero
Autor, compositor y pianista (Ubaté, Cundinamarca, 4 de mayo de 1895 – Madrid, España, 27 de abril de 1953).
Hizo estudios avanzados de música en la Academia Beethoven y en el Conservatorio Nacional de Música de Bogotá. La más reconocida de sus obras es la «Guabina chiquinquireña» (curiosamente en ritmo de bambuco), estrenada en 1925, con versos de Daniel Bayona Posada, ejecutada por él mismo en el piano. Otras de sus obras importantes son las danzas «Cabiria» y «Reina mora». Los pasillos «Ifigenio» y «Ondas». Los bambucos «Tarde sabanera», «Himno a Bogotá», «Tierra nativa», «Filipichín», obra ganadora de un concurso patrocinado por Discos Columbia, «Canción de la mora», «Las chicas bogotanas», «Amor de mujer», con letra del poeta venezolano Eduardo Ignnes González, «Himno del Carnaval» y «La calentana», con letra de David Rivera, poeta huilense.
Antonio María Valencia
Compositor y pianista (Cali, Valle del Cauca, 10 de noviembre de 1902 o 1904 – 22 de julio de 1952).
Su instrucción musical la recibió inicialmente de su padre Julio Valencia, destacado chelista y pedagogo musical, quien en 1899 llegó a Cali, para actuar con la Lira Colombiana de Pedro Morales Pino. A la edad de diez años ya había compuesto su obra «Himno a Ricaurte», y tocaba magistralmente el piano. A los catorce hizo una gira por Norteamérica. Fue alumno de Honorio Alarcón Pérez, gran concertista de piano. En 1923 ingresó a la Schola Cantorum de París, donde gracias a una beca otorgada por la nación realizó estudios avanzados de composición, contrapunto, dirección y orquestación. Incursionó en la música folclórica andina colombiana. De su repertorio podemos citar: «Bambuco del tiempo del ruido», «Chirimía», «Bambuco sotareño», y el pasillo «Palmira», entre otras obras instrumentales.
José Longas Isaza
Pianista, autor y compositor (Girardota, Antioquia, 19 de marzo 1923 – Medellín, 29 de octubre de 2002).
Realizó sus estudios básicos de música en el Instituto de Bellas Artes de Medellín, donde fue alumno del maestro Eusebio Ochoa, y más tarde alumno de piano de la profesora Luisa Manighetti. Además, tocó el órgano y dirigió varias agrupaciones corales. Sus obras más conocidas son los pasillos «Muerta toda ilusión», «No sé por qué te quiero» y «¿A quién podré querer?» Sus composiciones han sido grabadas por artistas de la talla de Carlos Julio Ramírez.
Luis Carlos Figueroa Sierra
Pianista y compositor (Cali, Valle del Cauca, 12 de octubre de 1923).
Inició los estudios de piano con Angélica Sierra, Trini de Socasas y Renée Buitrago. En 1933 ingresó al Conservatorio de Música de Cali, fundado ese mismo año. Entre 1939 y 1948 se desempeñó como profesor de solfeo, y más tarde de piano en el Conservatorio de Cali. Debutó como pianista en el Teatro Municipal de Cali, en 1940, durante un homenaje a Antonio María Valencia. Fue profesor de música y piano de la Universidad Industrial (hoy Universidad del Valle) y director interino del Conservatorio de Cali. En 1950 el Gobierno Departamental del Valle le otorgó una beca de estudios en Francia. Permaneció en París nueve años. Algunas de sus obras son «Preludio y danza colombiana»; «Colombianas n.º 1», para piano; «Colombianas n.º 2», para violín y piano; «Colombianas n.º 3», para violín y piano; «Colombianas n.º 4», y «Recreaciones n.º 5». Además, fue profesor de piano en el Conservatorio de Música de la Universidad del Cauca, en Popayán.
Gabriel Cárdenas Ramírez
Autor, compositor y pianista (Tunja, Boyacá, 1923).
Realizó sus estudios de piano con el maestro Demetrio Haralambis, en Bogotá. Sus obras más conocidas son «Mariquiteña», «Pa qué más si toy contento», «Mi ranchito boyacense», «Pedrito Martínez» y «Estampas de mi tierra». Fue director del departamento de Extensión Cultural de Boyacá.
Fabio Arroyave Calle
Pianista y compositor (Yolombó, Antioquia, 11 de diciembre de 1923 – Medellín, 24 de julio de 1972).
‘El Terror de los Pianistas’. Estudió piano y armonía en el Instituto de Bellas Artes, con la profesora Luisa Maniguetti. Fue catalogado como uno de los más grandes pianistas del siglo XX en Colombia. Sus obras más importantes son «Amorosa bohemia» y «La caprichosa».
Iván Uribe Vélez
Compositor y pianista (Medellín, Antioquia, 22 de febrero de 1928 – Medellín, 30 de enero de 2016).
Fue alumno del maestro Joaquín Fusta. Se desempeñó como pianista y director encargado de la Orquesta de Antonio María Peñaloza en La Voz de Antioquia. Se trasladó a Bogotá como acompañante del cantante Gustavo López, y de inmediato fue invitado a formar parte de las orquestas de Álex Tovar y de Francisco Cristancho. Trabajó en las emisoras Nuevo Mundo y La Voz de Colombia. En 1955 creó su propia orquesta. Con ella obtuvo el primer puesto en el Concurso Nemqueteba de Plata. Regresó a Medellín, en 1960, y se vinculó como director artístico y arreglista de la empresa Sonolux, al mando del maestro Luis Uribe Bueno. Fue director de los Coros Cantares de Colombia. Sus obras más importantes son los bambucos «Allá en la quebrada», «Soñadora» y «Soñando», y los pasillos «Clarita» y «Me muero por tu amor», entre otros.
Luis Ángel Ramírez
Compositor, pianista y director (Marinilla, Antioquia, 21 de enero de 1930 – Armenia, Quindío, 6 de diciembre de 2011).
Sus inicios musicales fueron bajo la orientación de su padre, el maestro Miguel Ángel Ramírez Gómez. En 1946 ingresó al Instituto Pedro Justo Berrío, a realizar estudios de composición, instrumentación y dirección musical. Al mismo tiempo, recibía clases de piano, en el Instituto de Bellas Artes, de Medellín. Se radicó en Armenia, en 1959, y por muchos años fue director de la Banda Departamental del Quindío, y docente de música. Entre sus obras se destacan: «Fantasía en sol m», una serie de tres valses, una gavota titulada «Lucelly» y las danzas «Cecilia», «Rosita» y «Emma». Los bambucos: «Quindianita encantadora», «El trasnochador», «Rositas en botón», «Nocturnal» y «Juan José». Los pasillos «Amor quindiano», «Cacaíto», «Sinsonte», «Lucía» y «Cafetos y platanales», composición con la que ganó el premio nacional como mejor obra inédita, en el Concurso de Bandas, en San Pedro, Valle del Cauca, en 1999.
Felipe Henao
Pianista y compositor (Medellín, Antioquia, 29 de junio de 1930).
Comenzó a estudiar piano a los siete años, con el maestro Pietro Mascheroni, con quien también continuó estudios en el Conservatorio de la Universidad de Antioquia, donde se graduó con honores. Trabajó en la emisora La voz de Medellín. En 1962 grabó el primer disco de larga duración, a dueto con el maestro Jaime Llano González, en el órgano. Fue integrante del grupo Los Maestros, de Jaime Llano González. Es considerado como uno de los mejores pianistas del país. Una de sus obras más recordadas es el bambuco «Fiesta en la montaña».
Rafael Puyana Michelsen
Clavicelista y pianista (Bogotá, 14 de octubre de 1931 – París, Francia, 1.° de abril de 2013).
Inició sus estudios de piano a los seis años. A los trece dio su primer concierto en el Teatro Colón de Bogotá. A los dieciséis viajó a Boston, para especializarse en la interpretación del clavicémbalo. En 1955 viajó de Estados Unidos a París. Mientras perfeccionaba su técnica daba conciertos en diferentes ciudades europeas y de Estados Unidos. Ha realizado conciertos con grandes músicos como Yehudi Menuhin, Leopoldo Stokowski y Andrés Segovia. Ha grabado más de 40 discos, y ha sido reconocido con premios internacionales.
Teresita Gómez
Pianista (Medellín, Antioquia, 13 de mayo de 1943).
Solo tenía cuatro años cuando comenzó a estudiar piano con el maestro Pietro Mascheroni. Luego estudió con Marta Agudelo de Maya y Anna María Penella, en el Instituto de Bellas Artes, de Medellín. Entre 1959 y 1962 realizó sus estudios musicales en el Conservatorio de la Universidad Nacional, con las pianistas Tatiana Goncharova y Hilde Adler, y entre 1963 y 1966, con el maestro Hárold Martina, en el Conservatorio de la Universidad de Antioquia. Allí obtuvo el grado summa cum laude como concertista y profesora de piano. Ha realizado tres producciones fonográficas dedicadas a la música de compositores colombianos: un disco de larga duración titulado Teresa Gómez a Colombia, el casete Luis A. Calvo, producido por el Fondo Cultural Cafetero en 1984, y el disco compacto Teresita Gómez, producido por la empresa Caribú, en 1996, y reeditado por la Universidad de Antioquia, en 1997. En 2010 produjo dos discos compactos, el primero titulado Teresita Gómez – Para Recordar, producido por la Universidad de Antioquia, y el segundo titulado Teresita Gómez a Colombia, una producción independiente.
Gustavo Yepes Londoño
Compositor, cantante, pianista y director (Yarumal, Antioquia, 19 de noviembre de 1945).
Licenciado en Música de la Universidad del Valle, y magíster en Artes en la Universidad Carnegie Mellon, y en Dirección Orquestal, de la Universidad de Pittsburg, de Estados Unidos de Norteamérica. Realizó cursos de dirección orquestal con los profesores Samuel Jones y Werner Torkanovsky. Estudió en Salzburgo, Austria; en el teatro Fenice, de Italia; en el Conservatorio de Viena, Austria, y en la Universidad de Carolina del Sur, Estados Unidos. Director de las principales orquestas sinfónicas del país: Medellín, Bogotá y Cali. Director de la Orquesta Juvenil de Antioquia, de la Sinfónica de la Universidad Nacional y de la Sinfónica de Colombia. Fue decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia, profesor universitario en casi todas las universidades del país y miembro del comité técnico de Funmúsica. Como compositor ha escrito Música de los Andes Colombianos, colección de piezas folclóricas. El bambuco «La niña de la guitarra», y muchos otros. En 1997 publicó un folleto con 50 arreglos corales de música andina colombiana.
Armando Velásquez
Pianista y arreglista (Trujillo, Valle del Cauca, 13 de febrero de 1946).
Graduado como músico en la Facultad de Música de la Universidad del Valle. Toca piano, guitarra y acordeón. Es uno de los arreglistas más cotizados del país. El bambuco «Glorioso encuentro» es suyo.
Ruth Marulanda
Pianista (Buga, Valle del Cauca, 17 de abril de 1942).
Se formó musicalmente en el Conservatorio Nacional en Bogotá, ciudad a donde se trasladó desde niña. Allí fue alumna del maestro Oriol Rangel. Se desempeñó como profesora en el Conservatorio Nacional. Integrante del Trío Ruth Marulanda, con la guitarrista María Cristina Rivera y la tiplista Georgina Forero. Con esta agrupación realizó una producción discográfica titulada Colombia inolvidable. Ha realizado conciertos como solista de piano en las principales ciudades de Colombia, Venezuela, México y Estados Unidos. Ha sido jurado calificador en los eventos más importantes de la música andina de Colombia, como el Festival Mono Núñez. Está considerada como la mejor pianista de los aires tradicionales de Colombia. Una de sus creaciones es el pasillo titulado «Sergio», dedicada a su hijo.
Martha Enna Rodríguez
Pedagoga musical, investigadora y pianista (Bogotá, 1952 [?]).
Directora del Departamento de Bellas Artes en la Universidad Pedagógica Nacional, del Departamento de Música de la Universidad de los Andes, y autora de música para teatro en las obras Juana de América y La zapatera prodigiosa. Ha publicado libros sobre música y musicología y varios artículos en las revistas Arte y Conocimiento, Infancia, Texto y Contexto, Politeia, Taller y el magazín dominical de El Espectador. En 2009 desarrolló, junto con los maestros Pilar Azula y Fernando León, el trabajo Análisis y transcripciones de canciones colombianas en versión para duetos.
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Organistas
Gonzalo Vidal Pacheco
Compositor, organista y contrabajista (Popayán, Cauca, 23 de noviembre de 1863 – Bogotá, 21 de septiembre de 1946).
Desde los once años residió con su familia en Medellín, donde adelantó sus estudios musicales de piano y violín. A los trece años compuso su primera pieza musical. Es el compositor del «Viacrucis» y del «Himno antioqueño», que tiene letra de Epifanio Mejía. En 1889 reemplazó a su padre como maestro de capilla en la Catedral Metropolitana. Se desempeñó como profesor de teoría musical, piano y contrabajo, en la Escuela Santa Cecilia. En 1914 fue nombrado director de la Banda de Medellín. En cuanto a lo popular se destacó con sus creaciones «Dolores», en ritmo de danza, los pasillos «Disloque», «Blumen», «A Solar», «Rayo de luna» y «Siempreviva». Musicalizó «Serenata de amor», con textos de Jesús María Trespalacios.
Gustavo Gómez Ardila
Autor, compositor y organista (Zapatoca, Santander, 8 de septiembre de 1913 – Bucaramanga, 23 de mayo de 2006).
Inició sus estudios en el Seminario de la Diócesis de Socorro y San Gil, Santander, con el maestro Pedro Vicente Landazábal. A partir de 1936 los continuó en el Conservatorio del Tolima. Trabajó en la Emisora Nueva Granada. En 1934 hizo su primera composición, la marcha «Rayo de luna». En 1937 escribió una de las más bellas páginas de la música andina, el pasillo «Lejos de mi madre», luego escribió los pasillos «Aurora», «Aires de mi tierra», y «Grato recuerdo».
Fabio González Zuleta
Organista y compositor (Bogotá, 2 de noviembre de 1920 – 17 de noviembre de 2011).
Comenzó sus estudios en 1929, en la Escuela de Música de Los Ángeles, Estados Unidos. En 1932 ingresó al Conservatorio Nacional de Música de Santafé de Bogotá, donde recibió clases con los profesores Guillermo Uribe Holguín, Demetrio Haralambis y el sacerdote Egisto Giovanetti. En 1944 recibió el título de organista concertista, concedido por el Conservatorio Nacional de Música. Algunas obras suyas son «La suite andina», obra que recibió el segundo premio y un diploma de honor en el Concurso de Música Nacional Colombiana; «Sinfonía n.º 1: La catedral de sal», y «La sinfonía del café».
Ramón Cardona García
Compositor y organista (Manzanares, Caldas, 31 de agosto de 1922 – Calarcá, Quindío, 28 de junio de 1959).
En 1943 se radicó en Manizales, y se le otorgó una beca para estudiar órgano con Karl Ludwig Schweinenberg, en la Academia Diocesana de Música de Manizales. En 1950 ingresó a la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad de La Plata, Argentina. Allí recibió clases de armonía y composición con el profesor Gilardo Gilardi, y de órgano con Hermes Fort. En 1957 regresó a Colombia y se estableció nuevamente en Manizales.
Manuel J. Bernal González
Pianista, organista, compositor, arreglista y director de orquesta (La Ceja del Tambo, Antioquia, 2 de febrero de 1924 – Bogotá, D. C., 19 de mayo de 2004).
Su padre, Samuel Bernal, lo inició –al igual que a sus tres hermanos– en el estudio de la teoría musical y de piano. Se trasladó a Bogotá a estudiar órgano, con el padre Egisto Giovanetti. Luego viajó a Medellín, donde estudió piano, con Luisa Manighetti. Por muchos años se dedicó a la ejecución del órgano, del que fue eximio ejecutante. Sus obras más conocidas son los bambucos «Bodas de plata», «Medio siglo» y «Orquídea»; los pasillos «Gloria Eugenia», «Jorge Humberto» y «Paz», además de muchas otras.
Efraín Medina Mora
Autor, compositor y organista (Tenza, Boyacá, 17 de mayo de 1924 – Bogotá, D. C., 9 de diciembre de 2008).
Su padre fue su maestro de música y de órgano, y le dejó como herencia su puesto de organista de la iglesia principal de su pueblo natal. Fue organista y profesor de música en varios pueblos y fundó la Banda Campesina de Radio Sutatenza. Sus creaciones más conocidas son «El guayatuno», «Lluvia de estrellas», «El campesino», «Vámonos pa’ Chinavita», «Llanerita» y «Amor consentido».
Guillermo Amézquita Nossa
Organista (Firavitoba, Boyacá, 1926).
Realizó sus estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Bogotá. Actuó en varios conciertos en los que hizo dueto con el maestro Oriol Rangel, en el piano, y con el maestro Pacho Benavides, en el tiple. Fue profesor de música del Seminario Mayor de Tunja, y maestro de capilla de la Catedral de Tunja. Desde 1968 hasta 1972 dirigió el Conservatorio de Música de Boyacá. Fue profesor de pedagogía musical en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, en Tunja.
Jaime Llano González
Autor, compositor y organista (Titiribí, Antioquia, 5 de junio de 1932 – Bogotá, D. C., 6 de noviembre de 2017).
Aprendió a tocar en el piano con su madre como profesora, la señora Magdalena (Magola) González de Llano. En 1952 se trasladó a Bogotá. Con Oriol Rangel y con los Hermanos Martínez conformó el Grupo Los Maestros, que durante casi diez años realizó importantes programas en la televisión colombiana, como Así es Colombia, Reportaje a la música, Los maestros y Tierra colombiana. Presentó la música colombiana en todos los países de América, y en las capitales más importantes de Europa y el Medio Oriente. Grabó más de 65 discos de larga duración, en su mayoría de música colombiana, que le han merecido hasta el momento más de una docena de discos de oro. El primer disco lo grabó en 1955. Sus obras más importantes son la danza «Si te vuelvo a besar», el bambuco «Súplica montañera», con letra de Jorge Robledo Ortiz, y «El himno a la arriería», entre otras.
Alejandro Bernal
Organista y compositor (La Ceja del Tambo, Antioquia, 13 de julio de 1934 – Medellín, 7 de agosto de 2010).
Recibió las primeras lecciones musicales del maestro Samuel Bernal, su padre. Luego, complementó sus estudios de órgano con Ana María Penella. Sus obras más conocidas son los pasillos «Linda», «Samaria», «Cantando y silbando», «Queja», «Al pie de tu reja», «Agridulce», y los bambucos «Plegaria de paz», «Amparo» y «Rinconcito mío».
Francisco ‘Pacho’ Zapata
Compositor, organista y pianista (Támesis, Antioquia, 2 de febrero de 1942 – Santa Marta, Magdalena, 16 de mayo de 2011).
Pacho Zapata estudió música desde los nueve años, en el Conservatorio de la Universidad de Antioquia; y piano, en el Instituto de Bellas Artes de Medellín, con el maestro Hárold Martina. Grabó más de 70 discos de larga duración. Es el compositor del pasillo instrumental «Luz Helena» y del bambuco «Negrita». Su hijo Jorge toca el órgano eléctrico.
Rosita Herrera de Rocha
Autora, compositora y organista (Bogotá, 1900 [?] – Bogotá, 30 de mayo de 1961).
Sus inicios fueron con los profesores Federico Corrales y Honorio Alarcón. En 1979 fue enviada a estudiar órgano a Estados Unidos de Norteamérica. Allí trabajó como organista oficial del Teatro Lincoln de Nueva York, durante 16 años. Fue pintora y poeta. Sus canciones más conocidas son los valses «Eres tú» y «Nupcial», los pasillos «Retozón», «¿Por qué te fuiste?», «Quinini», «La chisga», «Mi terruño» y «Horizonte».
Jonathan Reyes
Organista (San Gil. Santander, 1996).
Hijo de Luis Alfredo Reyes Gómez. Cursa estudios de ingeniería ambiental. Ha sido invitado al Encuentro Nacional de Cortiple, en 2016 y 2017; al Festival Internacional de la Cultura, en Tunja, y al Festival Nacional de Duetos Hermanos Martínez, entre otros. Premiado como el mejor solista instrumental del Festival Mono Núñez, en 2017.
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Guitarristas
Jorge Andrade
Compositor y guitarrista (Bogotá, 1884 – Bogotá [?], 1957 o 1958).
Fue integrante de la Estudiantina Murillo, de la Estudiantina de Jerónimo Velasco, de la Estudiantina de Alejandro Wills y de la Estudiantina X. Sus obras instrumentales más importantes son los pasillos «A mi madre» e «Imperecederamente», con letra de Ulpiano Obando; el bambuco «Al son de las guitarras» y la danza «Don Alejandro».
Miguel Bocanegra
Autor, compositor y guitarrista (Bogotá, 1892 – Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica, 1957).
Fue acompañante de Alejandro Wills y Alberto Escobar –integrantes del Dueto Wills y Escobar– en sus giras por Venezuela, Centroamérica y Estados Unidos. Asimismo, acompañó al Dueto Áñez y Escobar en las grabaciones y presentaciones que realizaron en Estados Unidos. Sus obras más conocidas son los pasillos «Duda» y «Fantasmas del ayer», con textos de Sonia Dimitrowna; los bambucos «Amores en flor» y «La garza», también conocido como «Tristezas», o como «Garza», con letra de José Eustasio Rivera, y los pasillos instrumentales «Gitano» y «Lina linda».
Alberto Romero Sánchez
Compositor y guitarrista (Cali, Valle del Cauca, 21 de marzo de 1904 – 16 de diciembre de 1937).
Hermano de Álvaro Romero. Formó parte de los conjuntos Rondalla, Flor de Lis y Romeros. Este último integrado por su padre Julio César Romero y sus hermanos. Sus obras más recordadas son los bambucos «Palito en boca» y «Blanca Cecilia», el pasillo «Vino blanco» y el vals «A orillas del Tuluá». Murió muy joven.
Adolfo Mejía Navarro
Autor, compositor y guitarrista (Sincé, Sucre (antes, Bolívar), 5 de febrero de 1905 – Cartagena, Bolívar, 1973).
Se inició musicalmente en Cartagena junto a su padre, Adolfo Mejía Valverde, quien le enseñó las primeras lecciones de guitarra. A los doce años ya leía y escribía música. A esa edad escribió la partitura de «Primicias», su primera obra. Se graduó en la Universidad de Cartagena como bachiller, y luego en Filosofía y Letras. Comenzó a estudiar música a los dieciséis años, en el Instituto Musical de Cartagena. Dirigió la Banda de la Marina de la misma ciudad. A los diecisiete años ya pertenecía a dos agrupaciones radicalmente distintas: el Grupo de Jazz de Francisco Lorduy, como pianista, y la Estudiantina Revollo, en la que fue guitarrista. A los dieciocho años se matriculó en el Instituto de Bellas Artes, para estudiar música con el profesor Juan de Sanctis. De la costa llegó a Bogotá, donde estudió en el Conservatorio Nacional. En 1927 viajó a Estados Unidos contratado por la RCA Victor. En Nueva York conformó el Trío Albéniz, con el español Antonio Francés, que tocaba el laúd, y con el compositor argentino Terig Tucci, quien tocaba la mandolina. Mejía tocaba la guitarra. Viajó a París gracias a una beca otorgada por el Gobierno Nacional, al ganar el Premio Ezequiel Bernal, pero tuvo que regresar en 1939 a causa de la Guerra Mundial. Creador de bellas obras, como los pasillos «Acuarela» y «Candita», «Bambuco en mi mayor», «Pincho», «Busca mujer», «Poemita», «Bambuco n.º 1 en si menor», «Ilusión», «Mano Pili», la canción «Te quiero», «Improvisación», y «Pequeña suite para orquesta», en la que mezcla varios de nuestros ritmos andinos, como bambuco, pasillo y torbellino, entre otros.
Álvaro Romero Sánchez
Compositor y guitarrista (Cali, Valle del Cauca, 23 de abril de 1909 – 30 de diciembre de 1999).
A los doce años ya hacía parte de las agrupaciones que dirigía su padre, el maestro Julio César Romero. En 1930 perteneció a La Lira Granada, dirigida por Julio Galeano. Fue integrante del Trío Morales Pino, con Diego Estrada y Peregrino Galindo. Sus obras más difundidas son los bambucos «Flor de Romero», «Caleritos», «Club yano», «Dical», «Esther», «Festival del aire», «Jerovel», «Los doce», «Satanás» y «Calibán»; las gavotas «Carmenza» y «Evocación»; las marchas «Honores a Popayán» y «El valle de la nación»; las guabinas «Esperancita», «Maruja Vieira» y «La indiecita»; los pasillos «Humorismo», «Radio Santa Fe», «Arco iris», «Bodas de oro» y «Constelación», y el vals «Impromptu», entre otras.
Rufino Duque Naranjo
Guitarrista (Abejorral, Antioquia, 12 de diciembre de 1927).
Su formación inicial fue autodidacta. En 1945 se radicó en Medellín, donde se matriculó en el Instituto de Bellas Artes. Estudió violín y teoría musical. Sus profesores fueron Rafael Salazar, Joseph Matza, Enrique Gallego y Pietro Mascheroni. Fue fundador y guitarrista del Trío Los Estudiantes, que más tarde se convertiría en Los Tolimenses. Durante once años fue profesor de guitarra clásica en el Conservatorio de la Universidad de Antioquia. Ha realizado conciertos por todo el país y en Venezuela, Panamá, Estados Unidos y México. Grabó seis discos de larga duración, diecisiete casetes y tres discos compactos en los que él mismo toca cinco instrumentos.
Virgilio Pineda Caicedo
Cantante, guitarrista, compositor y lutier (El Líbano, Tolima, 4 de octubre de 1928 o 4 de septiembre de 1930 [?]).
Desde 1953 se radicó en Medellín. Fue integrante del Dueto Pineda y Pérez, en compañía de Alfredo Pérez, y del Trío Emilio Murillo, con José Cárdenas y Francisco ‘Pacho’ Bedoya. En las primeras etapas de su actividad artística conformó un excelente dueto en Armenia, con Evelio Moncada. Posteriormente, en Bogotá, con su gran maestro, profesor y amigo Jorge Áñez, personaje de quien recibió la mayoría de sus conocimientos musicales. Viajó a España, donde hizo estudios de lutería, en la Casa Ramírez. De su autoría son los bambucos «Dos corazones», «Ibaguereña», «Magnolias», «Capricho tolimense», y los pasillos «Ríete, Elkin», «Pasillo n.º 3» e «Inspiración».
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Autores y compositores
Autor es quien escribe los textos de una canción, compositor es quien hace la música de una canción, o de una obra instrumental. Algunos de los más destacados, nacidos antes de la primera mitad del siglo XX, son:
Elías M. Soto
Autor y compositor (Cúcuta, Norte de Santander, 22 de septiembre de 1858 – 11 de octubre de 1944).
Elías Mauricio Soto Uribe inició sus estudios desde muy niño con la profesora Tulia Rueda, y con su hermano Marcos, director de la Banda del Batallón Tiradores. Se destacó como un excelente intérprete de la guitarra y del piano, sus instrumentos predilectos. También fue organista en diversas iglesias de su ciudad. Dirigió varias bandas. De sus trescientas obras, la más conocida es el bambuco «Brisas del Pamplonita». La letra del bambuco es de la autoría del poeta Roberto Irwin. Otras obras de su cosecha son la danza «Hechicera», los pasillos «El diario», «Centenario», «Dominical», «Tricolor», «Ay ay ay», «Canicular», «Neblinas» y «Galanteos»; los bambucos «El loco Ramón», «El fiesterito», «Te amo, te amé, te amaré», y los valses «Apoteosis», «El trabajo», «La tarde», «Fuego fatuo» y muchas más.
Germán Benítez Barón
Compositor y cantante (Medellín, Antioquia, 22 de noviembre de 1860 – 28 de marzo de 1948).
Hijo de Santiago Benítez y Natividad Barón, ambos cantantes y tiplistas, quienes fueron sus primeros profesores. Integrante de duetos con su hermano Gabriel, con Pelón Santamarta, con Clímaco Vergara, con Roberto Meza y con Daniel Restrepo, entre otros. Sus canciones inolvidables son los bambucos «Amor inútil», «El Nazareno», ambos con letra y música suyas; «Tú tienes un alma», con versos de Jesús María Trespalacios, y «Triste ofrenda», con textos de Tartarín Moreira.
Pedro Morales Pino
Compositor, arreglista, pintor e instrumentista de cuerdas (Cartago, Valle del Cauca, 22 o 23 [?] de febrero de 1863 – Bogotá, 4 de marzo de 1926).
Sus primeras lecciones de tiple las recibió del músico José Hoyos. Don Ramón Antonio de la Peña le enseñó a tocar la bandurria. En 1877 se matriculó en la Escuela Nacional de Música de Bogotá. Allí fue alumno de composición y armonía de Jorge W. Price y de Julio Quevedo Arvelo. Fundador de la Lira Colombiana en 1887, agrupación que llevó nuestra música por todos los rincones del continente. Dominó (se afirma que perfeccionó32) la bandola o lira, y fue su gran cultivador y difusor. Escribió un método para bandola y otro para guitarra. Fue el primero en llevar nuestra música a otros países. Sus obras más importantes son: «Fantasía sobre motivos colombianos», «Cimarrón», «Tierra mía»; las danzas «Genta», «Divagación» y «Colombiana»; los bambucos «El fusagasugueño», «Trigueña» (o «Ingrata»), «Nunca mía serás» y «Lejos de ti»; los pasillos «Leonilde», «Pierrot», «Claveles rojos», «Recuérdame», «Chispado», «El calavera», «Dolores», «Íntimo», «El chato», «Latigazo», «Iris», «Saltarín», «Lejanía», «Tartarín» y «Reflejos»; el intermezzo «Brisas de los Andes», y los valses «Ana Elisa», «Mar y cielo», «Aquel recuerdo», «Lunares», «Voces de la selva» y «Alicia»; el vals «Recóndita», con letra de Leonidas Jerovi, y el bambuco «Cuatro preguntas», con letra del bugueño Eduardo López, grabado en Nueva York, en 1918, por el Dueto Wills y Escobar. Este es, al decir de algunos investigadores, el primer bambuco escrito en partitura.
Julio Flórez Roa
Poeta, autor, compositor, violinista y pintor (Chiquinquirá, Boyacá, 22 de mayo de 1867 – Usiacurí, Atlántico, 7 de febrero de 1923).
Interpretaba de manera magistral el tiple, el piano y el violín. Él mismo musicalizó algunos de sus poemas, aunque la mayoría de su obra fue musicalizada por otros compositores. Integró la Lira Colombiana de Pedro Morales Pino, su maestro musical, amigo y compadre, en la que ejecutaba el violín y era vocalista. El pasillo «Mis flores negras», del que es autor y compositor, y cuya primera grabación estuvo a cargo del Dueto Briceño y Áñez, en Nueva York, en 1924, fue su mayor éxito en materia de composiciones musicales. Otras de sus obras más reconocidas son los pasillos «A mi madre», «Contrastes», «Ella», «Esa es mi madre», «Ojos indefinibles», musicalizado por Jeremías Quintero; «Sueños de opio», con música de Nicasio Safadi; «Invierno» y «Tanto me odias», musicalizados por Pelón Santamarta; «Opio y ajenjo», con música de Víctor María Valencia; «Te juré mi amor», musicalizado por Darío Garzón; «Destino», musicalizado por Camilo García; «Cariño eterno» y «Gotas de ajenjo», con música de Francisco Paredes Herrera; el vals «No importa»; los bambucos «Ausencia» y «Hondos pesares», musicalizados por Emilio Murillo; «Al río», musicalizado por Pelón Santamarta, y «Yo vivo triste», con música de Germán Benítez, entre otras.
Francisco Diago Gortaire
Autor, compositor y cantante (Popayán, Cauca, 11 de noviembre de 1867 – 14 de septiembre de 1945).
Su madre, doña Annita Gortaire –dama ecuatoriana de origen francés– fue la más importante pianista de su época en Popayán. En 1892 obtuvo el grado de doctor en Derecho y Ciencias Políticas, otorgado por la Universidad del Cauca. Entre 1917 y 1920 fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Hizo más de cien composiciones del género popular colombiano, entre las que se destacan los bambucos «El sotareño», «Anhelos» y «Las ilusiones»; las danzas «Bellísima trigueña» y «Amorosa», esta con textos de Guillermo Valencia. Los pasillos «Luz de la mañana», «La María» y «Estrella solitaria», entre otras.
Fulgencio García
Compositor y bandolista (Purificación, Tolima, 10 de mayo de 1874 o 1880 [?] – Bogotá, 4 de marzo de 1945).
Aprendió a tocar la guitarra con el profesor Vicente Pizarro. Virtuoso ejecutante de la bandola y de los instrumentos de cuerda, fue integrante de las estudiantinas de los maestros Pedro Morales Pino y Emilio Murillo. Son famosos sus pasillos instrumentales «La gata golosa», compuesto en 1912, con el nombre de «Soacha»; «Arpegio», «El destemplado», «Sincopando», «Coqueteos», «Bohemio», «No me arranques el alma» y «Vino tinto»; el vals «Mi vida»; los bambucos «Veredita florida», «Qué nos importa», «Requiebro», «Del mar la ola» y «Melancolía», entre otras.
Alberto Castilla Buenaventura
Compositor y director de orquesta (Bogotá, 9 de abril de 1878 – Ibagué, Tolima, 10 de junio de 1937).
Cursó estudios de solfeo y armonía con ‘el Chapín’ Quevedo, en la Academia Nacional de Música de Jorge Price. Fundó el Conservatorio de Música de Ibagué, en 1906. Compuso «El bunde tolimense». A esta melodía le puso letra el periodista y poeta Nicanor Velásquez Ortiz, nacido en Ambalema, en 1900, y conocido como ‘Timoleón’. Otras obras suyas son: «Guabina ibaguereña», «Guabina de Castilla», «La sombra», «María Amalia», «Romanza de Rizo», «Fuentecilla», el pasillo «Rondinella», la danza «Cacareo», la canción de cuna «El arrurú» y «Romanza del pozo», sobre textos de Carlos Villafañe. «El bunde tolimense» fue declarado himno del Tolima por ordenanza de la Asamblea Departamental, en 1935.
Emilio Murillo Chapul
Compositor, pianista y tiplista (Guateque, Boyacá, o Bogotá, 9 de abril de 1880 – Bogotá, 6 u 8 de agosto de 1942).
Estudió teoría musical y piano en la Academia de Música, en Bogotá. Discípulo del maestro Pedro Morales Pino. Se le ha catalogado como el apóstol de la música colombiana, por su afán de divulgación de esta, fuera y dentro del país. Viajó a Estados Unidos y a España. Fue el primero en grabar la música andina con gran orquesta. Fundador de la Estudiantina Murillo, de la que eran integrantes Alejandro Wills, Arturo Patiño, Jorge Rubiano, Cerbeleón Romero y Ernesto Neira. Los siguientes bambucos son suyos: «El trapiche», con letra de Ismael Enrique Arciniegas; «Canoíta», con letra de Jorge N. Soto; «Canto fatal», «Claveles», «El guatecano», «Coplas del terruño», «Cuando en la noche te cuente mis amarguras», «El carbonero» y «Una oscura golondrina»; el pasillo «Cachipay», tema tomado de la tradición y moldeado por Murillo; los bambucos «Van cantando por la sierra», «Caricias del alma», «Rumichaca», «Golondrinas»; los pasillos «Cuando la noche tiende», con versos de Julio Chávez; «Margaritas», «Carrizal», «Fin de semana» y «Lucero»; el torbellino «Qué haremos, mi bien»; el vals «Aquella hermosa mujer»; el bambuco «Conmigo le dan las doce»; las danzas «De lejos», con versos de Federico Rivas Frade; «Morenita», «Yo me muero de amor» y «La cabaña», cuya segunda parte del texto pertenece al poeta Fidel Cano; los bambucos «El vaquero», con letra de Martín Cortés; «Muchachita linda», con versos de Pierre Yaromin, y «Hondos pesares», que tienen letra de Julio Flórez, y la fantasía colombiana33 «Capricho n.º 4», entre otras.
Eusebio Ochoa
Compositor, cantante y contrabajista (Concepción, Antioquia, 2 de octubre de 1880 – Medellín, 25 de septiembre de 1955).
Discípulo del maestro Jesús Arriola, en música y solfeo, y de Luis Mondragón, en la interpretación del contrabajo. Adelantó estudios musicales en la Escuela Santa Cecilia, la primera institución para la enseñanza de la música que tuvo Medellín, y que, con el tiempo, se convirtió en el Instituto de Bellas Artes. Fue integrante, como guitarrista, de la Lira Antioqueña. Con ella viajó por norte y Centroamérica. Hizo dueto con Leonel Calle y con Enrique Gutiérrez. Entre sus obras más recordadas se encuentran: «El profesor de canto», «La canción del regreso», «Tu risa», «Dulce luna», las danzas «Palomita helada» y «Virgencita», y «Me voy a la guerra» (su primera composición), entre otras. Usó siempre dos seudónimos, Pepe y Alejandro Leprevost, para no dar a conocer sus cualidades como compositor.
Adolfo Lara
Autor, compositor, bandolista y guitarrista (Tocaima, Cundinamarca, 27 de septiembre de 1881 – Bogotá, 10 de diciembre de 1953).
‘El Pote’ Lara. Tocaba con gran destreza todos los instrumentos típicos de cuerdas, la ocarina y la flauta. En 1945 fue nombrado director de cuerdas del Conservatorio del Tolima. Sus obras más conocidas son las danzas «Tupinamba», «Cuando muere el amor» y «Vivo lejos de mi amada»; y los bambucos «Cómo olvidarla», «Locas ternuras», «Rumores» y «Con gran prudencia hablaste», del cual es también el autor.
Luis A. Calvo
Compositor y pianista (Gámbita, Santander, 28 de agosto de 1882 o 1884 – Agua de Dios, Cundinamarca, 22 de abril de 1945).
Luis Antonio Calvo. Sus primeros conocimientos de música los adquirió en el coro de la iglesia de los Franciscanos, de Tunja. Años después, se convirtió en su director. Trabajó al lado de Pedro Morales Pino, en la Lira Colombiana. Además, fue chelista. Como ejecutante de este instrumento, conformó la Orquesta de la Academia. Cuenta con una amplia creación musical, que consta de aproximadamente trescientas obras, entre las que se destacan la suite «Escenas pintorescas de Colombia», los bambucos «Bambuco n.º 1», «Bambuco n.º 2», «El republicano», «Ricaurte», «Rocío», «Yerbecita de mi huerto» y «Rosas de alborada»; las danzas «Adiós a Bogotá», «Aire de fuera», «Añoranza», «Betty», «Carmiña», «Consuelito», «Danza n.º 1», «Danza n.º 2», «Dolor que canta», «Hacia el Calvario», «La perla del Ruiz», «La presentida», «Livia», «Madeja de luna», «Malvaloca», «María Helena», «Qué delicia», «Rubia espiga», «Ruth» y «Simpatía»; los foxes «Como la espiga», «El fox del amor», «Elena I», «La rodela», «Mariposa mía», «Princesita del Ávila» y «¿Por qué bajas los ojos?»; las gavotas «Anita» y «Cecilia»; «Intermezzo Nº 1», «Intermezzo Nº 2 (Lejano azul)»; «Intermezzo Nº 3» e «Intermezzo Nº 4»; las marchas «Águila negra», «Alma antioqueña», «Antioqueños al mar», «Apolo», «Bajo el cielo de Támesis», «Coralito de la mar», «Cupido», «El antimonio», «El eco», «Ginocardato», «La guardia del Rhin», «La voz de Colombia», «Lágrimas sobre Barcelona», «Marcha fúnebre», «Marcha nupcial», «Mariela», «Mariposas y flores», «Mi bella rosario»; los pasillos «Acuatizando», «Arroyito que murmuras», «Blanquita», «Chichimoco», «Dos de diciembre», «Emmita», «Endecha», «Entusiasmo», «Genio alegre», «La chata», «Marte», «Mi copetoncita y yo», «Muchachita en flor», «Navidad», «Noel», «Por unos ojos negros», «Risa, música y flores»; «Tolimense», «Trébol agorero», «20 de julio» y «Viva el Niño Dios»; los valses «Aminta», «Amistad», «Amor de artista», «Anhelos», «Ante azul», «Beso la mano», «Clarita», «Cromos», «Chavita», «Mi primer vals», «Noche de abril», «Ronda nocturna», «Rosalito del camino», «Ruth», «Secretos», «Siguiendo tus pasos», «Sonrisas de abril», «Soñando amores», «Sultana del Valle» y «Tus pupilas», entre otras.
Alejandro Wills
Compositor y cantante (Bogotá, 24 de junio de 1884 – Girardot, Cundinamarca, 9 de febrero de 1943).
Es una de las grandes glorias de nuestra música. Discípulo de Pedro Morales Pino. Fue integrante de diversos grupos en Bogotá, tales como la Estudiantina X (léase equis), con Arturo Patiño y Jorge Rubiano, la Lira Arpa Nacional de Jerónimo Velasco, el dueto con Arturo Patiño, en 1905, y otros más. En 1912 integró el Dueto Wills y Escobar, con uno de los grandes tiplistas de la época, Alberto Escobar. Con el dueto, se presentó en más de veinte países. Compuso los joropos «Galerón llanero», «El voluntario» y «Amo los llanos ardientes»; los bambucos «El boga», «Corazón que estás dormido», «Ojeras», «En la pajiza cabaña», «He venido a tu poblado», «Beso robado», «Copetón», «Quereme chinita», «El carbonero», «Tiplecito de mi vida», «La india se largó con otro», «El guatecano», «El ruiseñor», y el vals «Dime», entre otros.
Edy Salospi
Autor y compositor (Buga, Valle del Cauca, 1º de septiembre de 1885 – 29 de junio de 1933).
Seudónimo de Eduardo Salcedo Ospina. Rebelde, extraño en su vestir: capa española, terno inglés y bastón de rica empuñadura. Trabajó como policía y muchos de sus escritos los firmó como ‘El agente de policía N.º 50 de Buga’. Su hermano Ernesto fue un famoso tenor. Sus otros hermanos, Luis y Pablo, eran barítonos. Publicó el importante libro sobre música colombiana Bambucos y cantares. Merecen mención especial dentro de su obra los pasillos «Cauca», musicalizado por Hernando Sinisterra; y «Esfinges», la danza «Chifladuras», y los bambucos «Cinismos», «Bejucos», «El tintín», «Lunares» y «Los arrieros», todos con música de Manuel Salazar.
Emilio Sierra Baquero
Autor y compositor (Fusagasugá, Cundinamarca, 15 de septiembre de 1891 – Cali, Valle del Cauca, 8 de marzo de 1957).