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Biotensegridad y punción seca

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Mi trabajo en anatomía, fisiología y terapia corporal se ha visto profundamente influido por mi mentor Stephen Levin, MD, cirujano ortopédico que acuñó el término de biotensegridad. El doctor Levin fue el primero en promover el modelo de biotensegridad como la nueva biomecánica de todas las estructuras biológicas. Describo la biotensegridad como la «anatomía del siglo XXI».

La biotensegridad ha surgido como el desarrollo más significativo de la anatomía humana en los últimos años, con importantes ramificaciones en una amplia variedad de profesionales médicos como, por ejemplo, los cirujanos, los bioingenieros y los especialistas en el movimiento humano. Las técnicas específicas de embalsamiento de Thiel (Thiel soft-fix) proporcionan una nueva visión y nuevos conocimientos a la continuidad de la forma humana. Una mirada fresca a la fascia humana evidencia su papel en proporcionar una tensión continua a su entramado.

Combinando las palabras «tensión» e «integridad», Buckminster Fuller acuñó el término de tensegridad. En 1949, Kenneth Snelson, estudiante de Fuller, construyó la primera estructura de compresión flotante de tensegridad, mientras que el doctor Stephen Levin fue pionero en la «biotensegridad» que se presentó en su publicación sobre el tema a principios de la década de 1970. Como anatomista clínico he utilizado mis disecciones para investigar este modelo y el papel de las fascias en mis disecciones, y así conocer mejor los mecanismos del movimiento humano y el dolor crónico. Esto me ha permitido obtener un nuevo conocimiento anatómico y una nueva conciencia, lo que ha dado lugar a intervenciones terapéuticas quirúrgicas y no quirúrgicas menos invasivas.

Levin tomó prestado el término tensegridad de Fuller y le añadió el prefijo bio, que se refiere a todas las estructuras vivientes. La biotensegridad es la aplicación del concepto de tensegridad de Fuller a la fisiología y las estructuras biológicas. En el modelo de biotensegridad, las extremidades no constituyen una colección de segmentos corporales rígidos: las extremidades superiores e inferiores son segmentos óseos semirrígidos, no lineales y viscoelásticos. Estos segmentos están interconectados por conectores no lineales, viscoelásticos, que incluyen los cartílagos, las cápsulas articulares y los ligamentos, y que disponen de un sistema motor activo integrado no lineal, viscoelástico: los músculos, los tendones y las fascias (tejido conectivo).

La biotensegridad se contrapone a la noción de que el esqueleto proporciona un marco para que se suspendan los tejidos blandos; en lugar de ello, las estructuras de biotensegridad son entramados miofasciales continuos integrados y pretensionados (autotensionados), con pilares de compresión discontinuos flotantes (el esqueleto) que están contenidos en estos entramados. Una columna cuyo centro de gravedad cambia de forma constante, mientras que su base se mueve con rapidez a nivel horizontal, exigiría fuerzas demasiado grandes. Si la columna integra varios cuerpos rígidos, que forman una bisagra con las articulaciones flexibles, virtualmente sin fricción, las fuerzas pasan a ser incalculables.

Daniele-Claude Martin, pionero en el mundo de la tensegridad y miembro del Biotensegrity Interest Group (BIG), fue coautor con el doctor Levin de un capítulo del excelente libro Fascia: The Tensional Network of the Human Body (Schleip y cols., 2012). El título del capítulo era «Myofascia as the tensioner in the biotensegrity model» (Miofascia como elemento de tensión en el modelo de la biotensegridad). Levin y Martin expusieron los siguientes puntos importantes en cuanto a la tensión:

“El aspecto central de este concepto es el conocimiento de que la fascia ejerce una tensión continua sobre el sistema. La fascia muestra la característica de no linealidad de todos los tejidos biológicos. En los tejidos no lineales, la relación de estrés/tensión nunca llega a cero (una característica de los materiales lineales) y en el sistema siempre hay una tensión inherente. Genera la «tensión continua», un componente esencial de la tensegridad, que ayuda a establecer el tono del organismo. Existen elementos contráctiles activos en la fascia (Schleip y cols., 2012), y el entramado fascial está íntimamente vinculado al músculo (Passerieux y cols., 2007). El músculo también posee un «tono» intrínseco y nunca está completamente relajado, y todo el entramado fascial está continuamente tensado tanto por la tensión intrínseca como por las contracciones activas que pueden sintonizarse.

Este concepto de sintonizar la fascia coincide perfectamente con la respuesta fascial a las agujas tal como la describe la neuroendocrinóloga Helene Langevin. En su artículo de 2006, titulado «Connective tissue: A body-wide signaling network?» (Tejido conectivo: ¿un entramado de señalización de todo el cuerpo?), Langevin detectó una respuesta mecánica, con la que el tejido conectivo rodea la aguja y transmite una señal eléctrica resultante a las células del tejido conectivo circundante a través de la mecanotransducción. Dado que el tejido conectivo se arremolina alrededor de la aguja, creando una redistribución de la tensión y la compresión (biotensegridad), el cambio en la tensión tisular es evidente.

El libro conciso de la punción seca (Color)

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