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c) Estabilidad y dinámica

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Lo relativo del poder se refiere a sus efectos reales, no abstractos ni generalizables; es el análisis en un escenario o relación recurrente, donde el poder se ejerce y se entiende. Hablar del poder en términos genéricos, por ejemplo el de los accionistas, los directivos o el sindicato, permite identificar a los actores y nos informa sobre su posición relativa como actores influyentes en ciertas decisiones en el marco de la organización. Pero no refleja las formas, las estrategias, los temas concretos que operan en el poder. Saber que un sector detenta cierto poder es un marco de referencia y un llamado de atención, no explica su alcance. No refleja las fuerzas concretas que están construyendo o inhibiendo acciones.

Las condiciones de recursos, tiempo y lugar aportan al análisis sincrónico, análisis que se focaliza en el ejercicio concreto, no como algo potencial o posible sino operando en situación. Y existe en un marco también definido, bajo la presión de la estructura y de los grupos de interés dominantes. Pero la explicación del diagrama de fuerzas requiere también un enfoque diacrónico de los procesos de poder. Una tendencia visible y que refleje el peso de las estrategias de poder en la organización, su dirección deseada en el tiempo, la mirada de futuro y sus relaciones con los proyectos de la organización. En todo caso, el concepto de “tener o disponer de poder”, como descripción o movimiento, no se refiere a lo pensado o imaginado. Es el poder efectivo que actúa en situación o moviéndose en el marco de una estrategia.

Respecto a lo relativo del poder y las condiciones en que se ejerce (por ejemplo la forma e intensidad), no son definiciones válidas para siempre. Si bien se habla del poder del sindicato o de los directivos, en el análisis de su efectividad (ejercicio) importan las variables que operan en la situación. La dinámica en la relación (su tendencia) tiene un componente estratégico más amplio en el tiempo y el espacio. El poder considerado como fuerza o condición opera sobre situaciones concretas. En un entorno incierto y cambiante, y visto a lo largo del tiempo, la dinámica incluye procesos que actualizan la relación, como la aparición de nuevas oposiciones o resistencias que ponen en crisis el vínculo de poder, lo desestabilizan.

Sostener que el poder es focalizado o explicado en situaciones concretas incluye (no ignora) que existe cierta variación en su ejercicio. Se trata de un vínculo basado en las acciones recurrentes de las partes, como la emisión y aceptación de órdenes, sugerencias o instrucciones. Esa desigualdad es un rasgo distintivo y constante. En una escuela es previsible o estructurada la relación del director con los maestros, incluida cierta diferencia y asimetría legitimada. El ejercicio del poder en lo cotidiano supone situaciones cambiantes que llevan a una respuesta adaptativa. La relación es continua, se explica en un marco organizado, pero se manifiesta en formas diversas (factibles, operantes), el poder definido y el emergente (factible).

La relación de poder tiene sus elementos objetivos, formalizados y establecidos en el momento del diseño, pero también se constituye y opera en situación, en el marco de las redes de interacción en grupo, que tienen sus condiciones pero también su dinámica. Es lo que ocurre cuando existen ajustes en los planes o cambios en el contexto. En la escuela existe una trama de poder e intereses que sustenta las distintas situaciones y relaciones de fuerzas. Una trama compuesta por la voluntad y pretensiones de supervisores pedagógicos, maestros, alumnos, funcionarios públicos del área educacional, más el sistema de reglas y códigos propios de la organización. Todo eso convive con la presencia de líderes informales que, sobre ciertos temas, son reconocidos y tomados como referencia por los docentes; el poder que opera en la complejidad.

Política, ideología y poder aplicados a organizaciones

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