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3. El poder, activador e inhibidor
ОглавлениеEl poder opera en forma dual, es una relación condicionada, con rasgos de ambivalencia. Cuando se observan los resultados en un período extendido de tiempo, surge que en el mismo vínculo es posible detectar aspectos cohesionadores, movilizadores y productivos, pero también inhibidores y temerosos en las personas y grupos alcanzados por la relación. Es positivo como proceso ya que permite la manifestación, negociación y resolución de conflictos en la organización, lo que no deja de ser importante considerando los problemas de la organización derivados de las tramas de intereses en juego. Pero también inhibe la creatividad en el grupo.
Esta dualidad del poder tiene que ver con la realidad compleja de la organización como sistema que solo está parcialmente articulado, que requiere reglas de juego establecidas, con normas y condiciones dentro de un orden instituido (legitimado). Pero ello opera junto con la influencia de la diversidad de fines, la lucha por la apropiación de recursos escasos y la controversia entre distintos grupos de interés e influencia en la misma organización compleja. Además, la dinámica de los grupos de poder tiene momentos asociados al crecimiento del conjunto o sistema, mientras que en otros prevalece la idea de conservar la trama dominante. Es entonces cuando se replantean los objetivos y se negocia con grupos de interés e influencia.
La estructura de poder conlleva la coexistencia con fuerzas que enfrentan a quienes lo ejercen con aquellos que se resisten, aunque la resistencia no signifique una oposición manifiesta. Esto ocurre en el ámbito de la misma organización. Las fuentes de poder son cambiantes por el desplazamiento de quienes lo detentan y de los recursos variables que manejan. Esta movilidad y multiplicidad de fuerzas ocurre en un marco de discusión, de activación y movilización. Pero, ante la diversidad de actores y fines, opera la desigualdad, divergencia y oposición que distingue al poder de otros modos de interacción en las organizaciones sociales.
La importancia de su potencial movilizador o inhibidor debe considerarse en el marco del rol del poder como productor de sentidos en la organización, por su peso sobre la definición de lo correcto, lo deseable, lo verdadero. No existe un poder escindido del saber existente en el ámbito donde se ejerce. Pero el poder no es una mirada desinteresada sino que está asociado con tramas de interés dentro de la organización. El poder como forma de influencia no es una condena, tiene su dinámica. Incluye la facultad de crear y recrear el conocimiento de la realidad organizacional para aquellos que participan en las cambiantes relaciones de fuerza.
En el ámbito de la organización compleja, con tensiones y dualidades recurrentes, hay una construcción de conocimiento del poder derivada de los procesos de enseñanza y aprendizaje en la organización. Pero en el ámbito del poder objetivado, hay una verdad oficial, formalizada desde el orden instituido y la racionalidad dominante. En el ámbito de la comunicación también opera la subjetividad en las relaciones, la explicación y los juegos del lenguaje. Forma parte de la estrategia de los actores para justificar o defender sus espacios de poder en la relación. Es dinámica, porque la significación también es parte de la influencia desde el poder.