Читать книгу Estudios transnacionales - José Federico Besserer Alatorre - Страница 22

Hacia una teoría de la mediación para los estudios transnacionales

Оглавление

El primer punto de esta agenda es de carácter general y consiste en construir una teoría transnacional de la mediación. Estoy convencido de que en el centro de la construcción del capitalismo contemporáneo y las formas concomitantes de gubernamentalidad está el surgimiento de una nueva lógica cultural (como lo menciona Jameson). El estudio de la base material de este proceso, así como de la dimensión cultural del mismo, requiere comprender la dinámica de mediación (para usar el concepto de Williams) que se da entre ambos (Williams, 1977a). Es decir, me parece que es importante construir una teoría transnacional que implicará necesariamente, como he tratado de demostrar más arriba, la concurrencia del transnacionalismo “objetivista” y los enfoques “de ruptura” como los estudios culturales.

Para pensar en una teoría como ésta, utilizo el concepto de mediación de dos formas. Primero, siguiendo a Raymond Williams, entiendo a los procesos sociales como una unidad que es al mismo tiempo una situación material y su representación. No podemos separar la “base” (que ya hemos señalado que es de especial interés para el transnacionalismo disciplinario) de la “superestructura” (que frecuentemente se percibe como el área de investigación de los estudios culturales) porque los procesos sociales son materiales y al mismo tiempo son producto de la representación. Por eso una teoría de la mediación debería estudiar cómo las representaciones y la vida material están articuladas y se constituyen mutuamente. En segundo lugar, uso el concepto de “mediación” para sostener que en nuestro esfuerzo por adquirir conocimiento sobre la realidad, ésta no aparece directamente frente a nuestros ojos. El conocimiento de la realidad social siempre está mediado por la cultura, por alguna red social particular y por prácticas específicas. Nuestras representaciones no son una “segunda naturaleza” sino una percepción mediada culturalmente de lo que nosotros llamamos la “realidad”. No me refiero solamente a los conocimientos vernáculos o de la vida cotidiana, mi propuesta es que debemos incluir, en esta construcción culturalmente mediada de nuestro sujeto de conocimiento, las representaciones producidas por las redes, las prácticas y el pensamiento científico. Las formas de conocimiento cotidiano y los conocimientos científicos frecuentemente comparten elementos de la lógica cultural hegemónica de un momento his tórico específico que operan como una doxa subyacente tanto a las percepciones ortodoxas como a las heterodoxas de la realidad (Bourdieu, 1977).

Algunas aproximaciones desde los estudios culturales sostienen la idea de que el conocimiento basado en la experiencia, es decir, el “conocimiento práctico”, cuando está situado estratégicamente puede generar una perspectiva crítica de las representaciones culturales hegemónicas. Tal es el caso de los intelectuales diaspóricos que pueden tener una mirada bifocal, o una doble conciencia, derivadas de su punto de vista subalterno en la sociedad. Esta teoría del “punto de vista” ha sido criticada por su falta de objetividad y profundidad científica.

Una teoría de la mediación para los estudios transnacionales debería empezar por introducir un principio de simetría (Hess, 2001). Para remontar al “nacionalismo metodológico”, la perspectiva transnacional aspira a corregir lo que se ha percibido como limitaciones del método científico en las ciencias sociales. Aunque hay un reconocimiento de que los errores se derivan del hecho de que las disciplinas crecieron en el habitus de la nación, se hicieron correcciones sólo en términos del propio método científico. El reco nocimiento de la movilidad y conectividad de las personas, la identificación de los espacios sociales transnacionales y la identificación de unidades analíticas supranacionales y subnacionales debían proporcionar resultados de investigación empíricamente verificables y replicables. Siguiendo las contribuciones de la filosofía feminista de la ciencia, ese transnacionalismo podría ser identificado como “empirismo transnacional duro”, donde los resultados pueden ser verificados en términos de las herramientas del propio método científico. El transnacionalismo criticó la aproximación del “punto de vista” que frecuentemente encontramos en los estudios culturales, porque introduce sesgos culturales. Tal sería el caso, como hemos explicado anteriormente, cuando los intelectuales transmigrantes usan el concepto de “diáspora”, ya que este término puede conllevar una carga semántica religiosa.

En esta tensión entre el transnacionalismo (empirismo duro) y los estudios culturales (teoría del punto de vista), el principio de simetría requeriría que se tratara a ambos lados de la ecuación de los estudios transnacionales de manera similar o simétrica. Esto es, si las aproximaciones transnacionalistas consideran que los estudios culturales están menos empíricamente cimentados de lo deseable, y demasiado anclados en la cultura; el transnacionalismo (empirismo duro) debería ser revisado no sólo en términos de su capacidad científica, sino también en términos de los presupuestos culturales que podría estar reproduciendo.

En este contexto, los estudios culturales de la ciencia tienen los instrumentos metodológicos para realizar esta tarea. El principio de simetría requiere no solamente que ambos extremos de los estudios transnacionales pasen el examen de su cientificidad, sino que también requiere que en ambas aproximaciones revisemos hasta qué grado están sujetos a la influencia de la cultura, y en particular a la lógica cultural hegemónica de la política y la economía dominantes.

Así, la teoría transnacional de la mediación debería incluir una perspectiva simétrica donde, por un lado, los estudios culturales ayuden a descubrir los elementos de la lógica cultural dominante imbricados en el transnacionalismo y, por el otro lado, el transnacionalismo pueda ser el medio para apoyar las herramientas analíticas que encontramos en los estudios culturales y otras teorías críticas. Una teoría transnacional de la mediación sería, como podemos inferir de las ideas anteriores, un ejemplo de doble reflexividad, ya que requeriría de aproximaciones e instrumentos tanto objetivistas como no objetivistas para poder tomar una postu ra crítica y autoreflexiva.

Una característica adicional de la teoría transnacional de la mediación debería ser como un vaso comunicante entre los temas de estudio desarrollados por el transnacionalismo y aquellos sobre los que trabajan los estudios culturales. Esto nos lleva a dos temas de investigación desarrollados por los estudios culturales que, desde mi punto de vista, son temas centrales para el desarrollo de los estudios transnacionales. Éstos son el estudio de la ciencia como un objeto de análisis, y el desarrollo de una economía política de los afectos. Estos dos temas los voy a desarrollar en los siguientes párrafos, ya que pienso que son fundamentales para la comprensión del capitalismo contemporáneo.

Estudios transnacionales

Подняться наверх