Читать книгу Hasta donde llegue la vista... - José Flores Ventura - Страница 11

Оглавление

Rufino Rodríguez Garza

Cuando lo conocí por la década de los 90, todavía tenía pelo y era el más entusiasta de todos los camaradas que conocí jamás en mi vida, jóvenes y viejos. De aspecto sereno, con el rostro de León Trotsky, denota una paz interior, pero no se deje engañar, ya que en ocasiones puede ser tan irreverente como nadie. Recuerdo una vez que nos invitaron a pernoctar en la casa de un conocido suyo en un rancho de la cuenca del Pelillal. Los dueños se tuvieron que retirar y nos dejaron con la servidumbre y, como dice el dicho, “Sin el gato en casa, los ratones hacen fiesta”, y que de pronto comienza la borrachera y la música a todo volumen. A la medianoche ya estábamos desesperados y Rufino se levanta y va y les apaga la música sin aviso, por lo cual se molestaron los peones corriéndonos del rancho a punta de pistola. Tuvimos que buscar dónde dormir, llegando hasta un estanque de agua donde pusimos los sleeping; recuerdo que ha sido de los mejores sueños de mi vida.

Su amplio conocimiento sobre la arqueología de Coahuila lo ha obligado a escribir ya cinco libros, siendo un amante de buscar sitios nuevos y también, como ninguno, de donde acampar. Creo que somos las únicas personas en Coahuila con ese interés, ya que ha habido años en los que hemos acampado las 52 semanas anuales. A tal grado llega nuestro deseo de acampar, que lo hicimos durante el paso del milenio entre 1999 y el 2000, brindando con vino tinto, y comiendo frijoles, queso y tortillas de harina en un lugar de Parras.

Todos tienen una anécdota con Rufino, quien conoce a medio mundo, desde gobernadores a deambulantes, siendo muy visitado en su librería “de viejo”, donde recibe a cualquiera con una sonrisa. A inicio del segundo milenio, la librería era conocida como “la del 2001”, ya que de 2,000 libros comprados, sólo uno vendía.

Entre sus frases favoritas recuerdo ésta: “¡Qué chiste!, buscando cualquiera encuentra”, o “Estudiando cualquiera es licenciado”, “¿Trajiste tortillas redondas?”, “¿Por qué le ponen bardas a los panteones, si los que están adentro no se pueden salir y los que están afuera no se quieren meter?”.

Una vez estábamos investigando, con un grupo de paleontólogos, restos de dinosaurios y vertebrados en un lugar de la cuenca del Pelillal, y un paleontólogo gritó emocionado: “Encontré un huevo de dinosaurio”, a lo cual Rufino devolvió el grito diciendo: “¿El izquierdo o el derecho?”.

Hasta donde llegue la vista...

Подняться наверх