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23 de Enero de 1961

ESQUEMA

Disposición

DIOS GUÍA EL ACONTECER MUNDIAL

- Interpretación religiosa de un acontecimiento político.

El Presidente J. Kennedy comienza su mandato.

- Comparación del discurso de Kennedy con el de Kruschev

 Kennedy se confiesa creyente.

 Kruschev y el comunismo confía en la victoria de las leyes naturales

- Nosotros nos ponemos decididamente al lado de Dios

- Ejemplos de la Sagrada Escritura:

 Confesión de Pedro, 'tú eres el Cristo', el Hijo de Dios Vivo

 Su respuesta a la promesa de la Eucaristía: ¡tú tienes palabras de vida eterna!

 Bodas de Cané: sus discípulos creyeron en Él

 La fe del leproso y su testimonio de Cristo

 La fe del centurión

Recapitulación: no confiamos solamente en las leyes naturales.

Creemos en la intervención de Dios en el acontecer del mundo

- Modelos de fe:

 La Santísima Virgen: Beata quia credisti

 Tomás: Señor mío y Dios mío

 Hemos de rezar por el crecimiento de la fe

 Abraham. La fe providencialista exige saltos mortales

LA VIDA MATRIMONIAL, UN CAMINO DE SANTIDAD

- Hay que romper con el falso concepto de que las personas casadas son cristianos de segunda categoría y luchar por una espiritualidad propia

- Antes de dar respuesta a preguntas prácticas queremos cavar hondo:

 ¿Qué ocupa el acto conyugal en el orden de ser?

 Somos personas a imagen de la Santísima Trinidad

 Como personas sexuadas estamos llamados a la mutua complementación

- Hombre y mujer forman una biunidad espiritual y física. El cultivo de la dignidad de la persona en el acto conyugal es garantía de la santidad

- Se garantiza el carácter personal del acto conyugal integrando el amor sexual, con el amor de eros y amor espiritual y sobrenatural

- Amor sobrenatural: considerarse hijo de Dios y miembro de Cristo, como nos dice San Pablo. Esto no excluye la satisfacción en el acto conyugal, sino que lo incluye.

- A través de la renovación de nuestra Alianza de Amor se ordena nuestro amor conyugal como ‘una dimensión de la santidad’.

CONFERENCIA

23 DE ENERO DE 1961

DIOS GUÍA EL ACONTECER MUNDIAL

Quizás esta noche esperen grandes cosas. Pero me parece que lo primero que haré será desilusionarlos un poquito, o al menos sorprenderlos. Sí, creo que en primer lugar les haré unos breves comentarios.

Interpretación religiosa de un hecho político

Estamos habituados a tomar postura frente a ciertos acontecimientos públicos. ¿Cuáles fueron los hechos más relevantes de la semana pasada? E1 20 de enero y el cambio de presidente...1 ¿Qué opinan ustedes al respecto? Es cierto, estas cosas no son sólo de interés para los Estados Unidos sino para todo el mundo. No se nos pasa por alto que este país es una potencia mundial. Su situación actual es muy distinta de aquella de antes de la Segunda Guerra Mundial. Por entonces había muchas potencias mundiales. Hoy sólo hay dos: por un lado Rusia y, por el otro, los Estados Unidos.

* Kennedy adhiere a Dios

No sé lo que les ha llamado especialmente la atención en la ceremonia. No quiero hablarles aquí desde el punto de vista político sino del religioso. Seguramente les llamó la atención que durante las oraciones pronunciadas por las diferentes comunidades religiosas, el nuevo presidente se haya persignado varias veces. ¿Qué significa ese gesto? Es una confesión de fe en Cristo. Recuerden como hacia el final de su discurso subrayo que las obras de los hombres podrán ser rectas y buenas, pero es Dios quien finalmente tiene las riendas en su mano. Lo que no quiere decir cruzarse de brazos y esperar que Dios " nos haga el favor" de hacer todo. No, nosotros también tenemos que poner manos a la obra y hacer lo que nos toque.

La actitud del nuevo presidente manifiesta evidentemente una doble confesión: una confesión de la fe en Cristo y una confesión de la fe en Dios como guía del acontecer mundial, aún hoy, en estos tiempos de confusión y desorientación.

* Kruschev adhiere a las leyes de la naturaleza

No sé si tienen presente que hace poco Kruschev2 pronunció también su discurso. Vale la pena comparar a los líderes de ambas potencias mundiales, exponentes de cosmovisiones antagónicas. Del mensaje del líder ruso sólo rescataré lo que resulte de interés para el contexto en el cual estamos hablando.

Kruschev puso de relieve que a ellos, los rusos, los bolcheviques, no les hace falta declarar ninguna guerra, dado que el mundo es ya de ellos. Sencillamente porque las leyes de la naturaleza operan de tal manera que no pueden hacer otra cosa que estar totalmente de su lado3. No tenemos nada que ver con Dios ni Cristo. Nosotros adoramos las leyes de la naturaleza. Y si dichas leyes no nos obtienen algún día el triunfo, ya habrá tiempo de alcanzarlo con la guerra.

Para esta visión del mundo, no hay dimensión trascendente, ni Creador del universo, ni Guía del acontecer mundial, ni Cristo ni tampoco orden cristiano alguna que rija tiempo y mundo y que sea supratemporal.

Kruschev se fundamenta en la victoria de las leyes de la naturaleza. He aquí una frase clave. ¿Cómo se representa él a esas leyes de la naturaleza? Como su nombre lo indica, se trata de leyes emanadas de la misma naturaleza, que operan soberanamente, más allá de que les opongamos resistencia o no. El trabajo del hombre puede fomentar u obstaculizar el curso de ellas, pero no detenerlas.

En este punto los bolcheviques, los materialistas, proponen una tesis audaz: las leyes de la naturaleza han colocado al cristianismo en primer plano a lo largo de más o menos 2000 años. El cristianismo no es por lo tanto una religión de lo alto, una religión revelada, sino que ha surgido de la naturaleza del hombre. En virtud de sus fuerzas intrínsecas, esas mismas leyes de la naturaleza apuntan ahora a deponer al cristianismo y colocar en su lugar el bolchevismo, el materialismo. Los comunistas consideran que ese relevo es una ley natural y, si no hay más remedio, se declaran dispuestos a acelerar el y proceso de sustitución mediante una guerra mundial.

¡Qué tremendo contraste entre ambos campos! Por un lado la fe en la victoria de las leyes de la naturaleza y, por el otro, la fe en la victoria de Dios y de Cristo en la historia universal.

Nosotros nos ponemos del lado de Dios

Ahora mediten un poco sobre cuál es nuestro campo. Es obvio, estamos del lado de Dios, de Cristo. Pero creo que ha llegado la hora de tomar mayor conciencia de nuestra posición. Ya no debe ser un compromiso aparente o virtual, sino concreto, enérgico y entusiasta.

Reflexionemos sobre algunas escenas del evangelio.

"Tú eres el Cristo"

La primera es cuando Jesús, en un momento de reposo en medio de su actividad pública, les pregunta a sus discípulos; " ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo de Dios?" Los apóstoles le dan distintas respuestas. Unos decían que era Elías; otros, el gran profeta. Jesús les dice: " Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Y ahí resuena entonces la gran respuesta de Simón Pedro: " Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo."

¿Qué ha ocurrido? Pedro confiesa su fe en la divinidad de Cristo. ¿Acaso no deberíamos sumarnos a esa confesión? Fíjense que el Padre del Cielo ha depositado en manos del Hijo de Dios el gobierno del mundo. Por eso Jesús da este testimonio sobre Pedro: " Bienaventurado, eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos."

¿Qué significa " ni la carne ni la sangre" ? Que no lo hicieron las leyes de la naturaleza. No, no, yo vengo del cielo, del más allá. A través de mí el Padre te ha revelado todo esto a ti y a ustedes...4

Supongamos que aquí estuviese el Señor, aquí mismo, en mi lugar, hoy, en medio de la gran desorientación en que está sumido nuestro mundo. Y Jesús nos preguntase: " ¿Quién creéis que soy yo?" ¿No queremos renovar entonces con mayor profundidad nuestra confesión de fe en la divinidad del Señor?

"Tú tienes palabras de vida eterna"

O bien imagínense otra situación. El pueblo se congrega en masa en torno a Jesús. Y el Señor le revela grandes misterios. ¿De qué misterio se trata? Les promete que les dará su propia carne y sangre como alimento y bebida. Algo que evidentemente no tiene nada que ver con las leyes de la naturaleza. Distingan siempre entre lo que es ley de la naturaleza y lo que es revelación. Pues bien, luego de aquellas palabras de Jesús, muchos de sus seguidores lo abandonaron. No resulta difícil hallar la razón: ¡Cuánto cuesta creer algo así! ¡Cómo se rebela ante tal misterio el pensamiento puramente natural! Sí, era muy duro, muy difícil de creer... ¿Y qué hizo el Señor? En lugar de rectificar sus dichos o de querer retener a los que querían partir diciéndoles ¡quédense conmigo!, se vuelve a sus discípulos y apóstoles y les pregunta: " ¿También vosotros queréis marcharos?" Y Pedro le contestó: " Señor, ¿dónde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna." 5

He aquí, pues, el interrogante que se nos plantea: ¿Nos pasaremos al otro campo? ¿Habremos de adorar las leyes de la naturaleza o seguiremos grabándonos en el corazón las palabras de vida eterna de Jesús? Creo que la elección es clara. No supone en sí nada nuevo. Además los hechos que se suceden hoy nos urgen interiormente a decidirnos nuevamente por el seguimiento de Cristo y de Dios Padre, Guía del acontecer mundial.

No olvidemos que para llegar a desarrollar una fe sólida, los apóstoles tuvieron primero que pasar por una " escuela de fe" junto al Señor. Todos los milagros obrados por Jesús tuvieron siempre el mismo objetivo: enseñar a los apóstoles a creer en él y en el Padre del Cielo.

"Creyeron en él sus discípulos"

Recordemos la boda de Caná. Allí el Señor da comienzo a su vida pública, allí convierte el agua en vino. Al final de aquella escena el evangelista comenta: " ...y creyeron en él sus discípulos." 6 Fíjense bien ¿Pueden acaso las leyes de la naturaleza transformar el agua en vino?

El milagro de Caná no tiene nada que ver con las leyes de la naturaleza. Fue una intervención divina. Dios intervino en las leyes de la naturaleza.

La fe del leproso

Entre la multitud se hallaba un leproso. Conmovido por el carácter divino de Jesús, se fue abriendo paso entre la turba, llega hasta la presencia del maestro y se prosterna a sus pies. Lo adora como Dios y le pide con sencillez: " Si quieres, puedes limpiarme."

Fíjense que no le pregunta si conoce un médico que en virtud de sus conocimientos científicos disponga de toda una serie de remedios contra la lepra. No; lo que aquel pobre hombre le dice a Jesús sí, tú, como Dios, quieres y puedes intervenir en mi vida y curarme de esa enfermedad tan contagiosa y dolorosa. No hallarnos tampoco aquí un recurso a las leyes de la naturaleza sino sólo a la intervención divina en esas mismas leyes y específicamente en una enfermedad como la lepra.

¿Advierten la grandeza de la fe del leproso? ¿Y qué le contesta Jesús?: " Quiero, queda limpio." ¡Intervención de Dios en las leyes de la naturaleza! Si en casos particulares Dios puede intervenir de ese modo en las leyes de la naturaleza, ¿por qué no podría gobernar el mundo según sus propias leyes divinas, incluso cuando a veces parece que estuviera durmiendo?

El Señor sólo le pide una cosa al recién curado: que vaya a ver al sacerdote. Los sacerdotes debían constatar que había quedado efectivamente limpio de la lepra. Algo similar a lo que se acostumbra hoy, cuando uno tiene que ir al médico de distrito o a cualquier otro lugar oficial para certificar la curación. Además debía ofrecer el sacrificio prescrito por entonces para los casos de curación de una enfermedad grave y contagiosa. Y también debía decírselo al sacerdote como testimonio de que él, el Señor, se había manifestado como Dios.7

En lo que toca a nosotros, ciertamente tenemos en cuenta las leyes de la naturaleza y podemos aplicar y utilizar los medios que ella nos propone. Pero recordando siempre que también existe la intervención divina en las leyes naturales y en la historia de la humanidad. Y nosotros nos afirmamos y confiamos en ella.

La fe del centurión

El segundo milagro que leíamos ayer apunta en la misma dirección. Para comprenderlo mejor tenernos que ponernos en la situación que se vivía en aquellos tiempos. Se nos habla de Cafarnaúm. Esta ciudad tenía una población integrada por judíos y paganos. Hoy diríamos, al menos en lengua alemana, que era un " pueblo de cuartel" , en la cual vivían soldados rasos, oficiales y gente por el estilo. Entre ellos se contaba un centurión, un capitán que estaba al mando de cien soldados.

Por vivir entre judíos este centurión había llegado a familiarizarse con la fe de Moisés. Había hecho mucho bien a los hijos de Israel. Entre otras cosas, les había construido una sinagoga. Seguramente era una persona de una gran bondad. Pues bien, el centurión de Cafarnaúm tenía un criado que había caído enfermo.

Ahora yo me pregunto, ¿dónde se ha visto que un superior se preocupe por un servidor enfermo? A lo sumo dará un poco de dinero para que otros se ocupen de él.

Pero en la escena que meditamos sucedió algo muy distinto. El centurión escuchó que Jesús pasaba y creyó en su fuero más íntimo en la omnipotencia del Señor. Por eso se vuelve a él y le pide que haga el milagro, que cure al servidor enfermo. Le dice que está sufriendo grandes dolores. Y curiosamente Jesús le concede enseguida el don que le pide. El centurión le implora que cure a su criado y el Señor le replica que sí, que irá y lo curará.

No podemos dejar de admirar esta tremenda fe de este pagano, que pronuncia entonces las palabras que solemos repetir en cada eucaristía, antes de la comunión: " Señor, no soy digno de que entres en mi casa... quédate aquí donde estas; no quiero importunarte ni molestarte. Creo en tu omnipotencia, tú sólo necesitas pronunciar aquí una palabra y mi criado sanará..."

¡Una fe maravillosamente grande! ¿No les parece? Una fe que me llena de hondo respeto. Y exactamente eso fue lo que le pasó a Jesús. ¿Qué le contestó el Señor? " Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. " Y comienza a profetizar -recordemos que quien había realizado ese acto de fe era pagano-, y contempla miles y millones de paganos que entrarán en su seguimiento. Vendrán desde oriente y occidente y o seguirán. Pero, ¡ay! el pueblo elegido permanecerá en tinieblas...

Creemos en la intervención divina en el acontecer mundial

Mediten sobre la grandeza de una fe de tales características. Imaginen que el bolchevismo acabase por triunfar en todo el mundo; que como consecuencia de ello enfrentásemos terribles sufrimientos; que se nos presiona con el fin de que los sigamos a ellos. ¿Qué haríamos en tal situación? ¿Mantendríamos nuestra fe en que Dios es quien gobierna el mundo, de que él es Señor de las leyes de la naturaleza, y que también es Rey y Señor de la historia de los pueblos y del mundo?

En el evangelio escuchábamos que el centurión volvió a su casa y se enteró de que su siervo se había curado en la misma hora en que Jesús le dijo que sanaría.

Repasen las palabras que le dijo a Jesús, de tono francamente familiar: " Yo soy centurión y tengo subalternos. Cuando a unos y otros les doy tales y cuales órdenes, todas se cumplen. De modo similar tú eres el Señor de las leyes de la naturaleza y puedes suspenderlas. Sólo tienes que decir que sane mi siervo y él sanará, ya que tú eres Señor sobre las enfermedades" 8.

Reafirmémonos sobre el fundamento de la fe en la Divina Providencia. Que esta consigna sea corolario de todo lo expuesto. Alegrémonos de las leyes naturales, alegrémonos de los éxitos y progresos de la técnica y de la medicina. Pero no olvidemos que las leyes de la naturaleza no son la norma última y definitiva de nuestro pensamiento, obra y vida.

Les repito la invitación: reafirmémonos, con ambos pies, sobre el fundamento de la fe.

Modelos de fe

María Santísima " Bienaventurada porque has creído"

Pensemos en aquellas hermosas palabras que se dicen de María Santísima; " Beata quia credidisti" , bienaventurada porque has creído9. Cultivó una fe tan honda que incluso superó las leyes naturales, llegando a ser madre sin mancilla de su virginidad. ¡Con que fuerza fueron suspendidas en su caso las leyes de la naturaleza! Dios es el Señor de las leyes de la naturaleza y es también el Señor de la historia de las naciones y del mundo entero.

Santo Tomás Dídimo " Señor mío y Dios mío"

Meditemos sobre el apóstol Tomás, que no quería creer que Jesús había resucitado. ¿Qué hizo entonces el Señor? Se adapta a su debilidad humana y permite que las manos del discípulo palpen la herida de su costado. Y Tomás se arroja a los pies de Jesús exclamando; " Señor mío y Dios mío" 10.

Me parece que con estas reflexiones les he expresado lo esencial del mensaje que tiene para nosotros el acontecimiento de la semana pasada. Asumámoslo con seriedad, que sea una motivación más para orar por el crecimiento en la fe. Sí, muchas veces habremos de decirle de Dios: " Señor, yo creo, ayuda a mi poca fe" 11. Precisamente porque nuestra fe no tiene la suficiente profundidad ni la suficiente fortaleza. Tratemos de aplicar aquí y ahora, en nuestra vida cotidiana, esta consigna de ser hombres de fe.

Reflexionemos sobre nuestra situación personal, sobre la cruz y el sufrimiento que afrontamos en nuestra propia familia. No son casuales, sino parte del plan del Buen Dios. El persigue con ellos un fin particular. Aunque no sepa cuál es ese fin, creeré en su poder y en su acción, tanto a nivel del acontecer mundial como de los pequeños hechos de mi vida personal.

Abraham

Deténganse en la figura de Abraham. En su senectud recibió el don de un hijo. Dios le prometió muchas cosas a Abraham como, por ejemplo, que sería padre de muchas naciones. Y sin embargo, ¿qué le pidió después? Que sacrificase a su hijo Isaac. ¿Se dan cuenta del contrasentido? Por una parte la promesa de que sería padre de muchos pueblos y, por otro, el mandato de colocar sobre el altar y sacrificar a su único descendiente. ¿Qué hizo Abraham? Obedeció ciegamente. Se declaro dispuesto a sacrificar a su hijo, y creyó contra toda fe en la gran descendencia prometida.12

Todos conocemos esta historia. Pero hay que aplicarla más a la vida diaria. Oremos sin cesar por nuestro crecimiento en la fe, para llegar a ser verdaderos ‘Providentia- kínder’13. La fe en la Divina Providencia le exige al entendimiento muchísimos saltos mortales. Y también al corazón y la voluntad. Pero sin esos saltos mortales no se puede crecer en la fe.

Bueno, me parece que no resta nada más que decir sobre el cambio de presidente desde el punto de vista religioso.

VIDA MATRIMONIAL, CAMINO DE SANTIDAD

Vuelvo a mi tema. Esta tarde me conformaré con repasar y profundizar algunos pensamientos. Mi objetivo sigue siendo siempre el de motivar un cambio en la actitud fundamental de ustedes.

¿Cristianos de segunda clase?

El futuro papa León XIII participaba una vez de una reunión donde se intercambiaban opiniones elogiosas sobre Federico Ozanam14. En cierto momento uno los asistentes hizo un comentario peculiar pero típico sobre el fundador de las Conferencias Vicentinas: " Ozanam fue sin duda un gran hombre, pero es una lástima que no haya podido esquivar la trampa del matrimonio" . ¡Realmente una observación curiosa! ¿Qué significa concretamente? Que los casados no pueden ser personalidades grandes y santas. Y cuando se da el caso, entonces ello ocurre —al menos esa es la sensación que se tiene- no porque fuese casado sino a pesar de ser casado. Sí, esa es la sensación: en el cristianismo los casados somos, todos, personas de segunda clase.

Elaborar una espiritualidad específicamente matrimonial

Acabemos con esa concepción. Luchemos conscientemente por una espiritualidad específicamente laical, por una espiritualidad específicamente matrimonial. Más aun, diría que hay que hacerlo no sólo como familia sino en especial como matrimonio.

Que todo lo que nos es permitido a los esposos y no les es permitido a los demás, incluso el acto conyugal, sea un camino hacia la santidad. La pregunta que nos plantearemos será: ¿Cómo utilizar todo eso para ser santo? ¿Habremos de renunciar permanentemente a esas cosas para ser santos? El acto conyugal con todo lo que implica de placer y goce sexual, ¿es sólo concesión a nuestra debilidad, que hay que tolerar, o es algo que podemos y debemos aprovechar para llegar a ser realmente santos?

Naturalmente hay toda una serie de cuestiones de moral práctica. Pero todavía no nos ocuparemos de ellas. Se habla de días infecundos de la mujer. ¿Es lícito aprovechar tales días? Sí, por supuesto, en el bien entendido de que haya justificadas razones y no se rechace por principio la fecundidad.

Acto conyugal y orden de ser

Hemos comenzado así a profundizar un poco más en los temas. En realidad, ya hemos perfilado y ahondado en dos ideas. Les recuerdo que nosotros, especialmente los que pertenecemos a Schoenstatt, nos afirmamos sobre el fundamento de la siguiente ley: Ordo essendi est ordo agendi. Vale decir, el ser determina lo que se debe hacer y querer. Ahora bien, ¿qué lugar ocupa el acto conyugal en el orden de ser?

Por un lado hay que reconocer que el acto conyugal humano presenta una enorme similitud con el acto de procreación de los animales. Sin embargo existe una diferencia. No perdamos de vista la totalidad de nuestra persona. Dos son las ideas medulares sobre las cuales reflexionar en este campo. Lo haremos juntos, con detenimiento y seriedad.

En nuestra calidad de personas somos, en primer lugar, imágenes del Dios Trino; en segundo lugar, y en razón de nuestra condición de seres sexuados, los esposos estamos llamados a complementarnos mutuamente, tanto a nivel corporal como espiritual y anímico.

Siempre se trata de la misma consigna: que lo que hagamos esté en armonía con la dignidad de la persona. En el acto conyugal debo salvaguardar mi propia dignidad personal y la del otro, la de mi cónyuge. De lo contrario no estaré respetando el orden de ser ni el núcleo mismo del acto conyugal, que ejecutan personas y no animales.

* Imágenes de la Trinidad

Como les decía más arriba, somos imágenes del Dios Trino. Un sólo Dios que es tres personas. Seamos razonables y tengamos la valentía de contemplar los procesos vitales con total sinceridad. En el acto conyugal ambas personas, esposo y esposa, hombre y mujer, constituyen, integran una unidad peculiar, una unidad corporal. En ese momento tenemos dos personas distintas, pero a la vez una unidad.

* Mutua complementación

En otra oportunidad les conté un mito de la Antigüedad sobre la unidad de ambos sexos. Es Platón quien nos lo transmite. Según este mito, en el principio el varón y la mujer conformaban una unidad física. No existían separadamente personas que fuesen varones y otras que fuesen mujeres, una persona integraba los dos sexos. Les repito que era sólo un mito. Se decía además que en un momento dado de la historia, y por un determinado hecho, ambas partes se desgajaron. Desde entonces aspiran sin cesar a retornar a la unidad primigenia.

Naturalmente, fuera del matrimonio se puede conformar también una unidad espiritual y psíquica entre los sexos. Pero dentro del matrimonio, y al menos en el acto conyugal, se produce asimismo una unidad físico corporal.

El mito platónico nos recuerda un pasaje bíblico15. En el libro del Génesis se nos dice que Dios creó a Adán. ¿Y cómo creó a Eva? Tomando una costilla de Adán. La imagen evoca la peculiar biunidad existente entre hombre y mujer.

El factor personal es garantía de santidad

¿Qué conclusión sacaremos de todo lo expuesto? Que no hay que suprimir jamás el carácter personal, tampoco en el acto conyugal. Si en este último conservamos el carácter personal, la unión marital no será entonces un acto que esté al margen de nuestros esfuerzos por la santidad, sino que fomentará en nosotros la santidad.

Hacia el final de la conferencia anterior les dije algo que quizás no hayan entendido completamente. Les hablé sobre el factor personal en el acto conyugal desde el punto de vista del amor. A su vez distinguimos diferentes tipos de amor: amor sexual, amor de eros, amor espiritual y amor sobrenatural.

Complementar el amor sexual con los otros tipos de amor

Si el acto conyugal sólo es expresión de amor sexual se desdibujará el factor personal, lo cual no quiere decir que el acto conyugal como tal no deba ser apasionado. Puede serlo y también debe serlo, porque el ardor es parte de la naturaleza del amor sexual. Sin embargo al amor sexual debe unírsele, de alguna manera, el amor de eros, el amor espiritual y el sobrenatural. Más tarde les diré cómo se puede interpretar eso en detalles.

Les recuerdo que estas reflexiones son el intento de luchar seriamente por elaborar una espiritualidad matrimonial que sea laical y original.

Acercándonos al final de la presente conferencia, quiero añadir que la misión específica de la mujer en el matrimonio consiste en velar por la dignidad de la persona en el acto conyugal, para que éste no se degrade identificándose exclusivamente con lo sexual. La esposa cumplirá su misión cuidando que no se desdibujen las otras vertientes del amor: amor de eros, amor espiritual y amor sobre natural.

Ya saben lo que es el amor y la satisfacción sexuales. No olviden que no sólo no constituye un pecado sino que también es un acto de elevado valor moral, es una virtud. Naturalmente, al acto sexual se le debe agregar lo demás. Cuando no se le añaden esos otros elementos, vale decir, el amor de eros, el amor espiritual y el amor sobrenatural, no estará entonces a la altura de la plenitud de ser que subyace en él.

Creo que es suficiente por esta noche. Se trata de cosas muy delicadas sobre las cuales no se suele hablar y que simplemente se dejan al arbitrio de los esposos. Por eso quizás uno u otro sienta la necesidad de plantear algunas preguntas muy íntimas. Si así lo desean pueden hacérmelas llegar por escrito y sin firma. Con mucho gusto trataré de responder a todas. Precisamente porque son temas que forman parte de nuestra santidad de la vida diaria, así como para una religiosa la virginidad forma parte de su santidad de la vida diaria.

Ya les he dicho a menudo que también la mujer casada debe cultivar un cierto tipo de virginidad. Esa especie de virginidad consiste en el cuidado del elemento espiritual en el amor de los esposos, vale decir, la integración del amor de eros, del amor espiritual y del amor sobrenatural.

Tratarse mutuamente como hijos de Dios y miembros de Cristo

En cuanto al amor sobrenatural, no olvidemos que también en el acto conyugal mi prójimo es un hijo de Dios y miembro de Cristo. Este pensamiento nos ayudará en esos momentos a conservar el mutuo respeto.

¿Han tomado conciencia de la enorme franqueza con la cual el apóstol San Pablo habla sobre los temas que toca? El Apóstol de los Gentiles nos dice, en líneas generales, que si no procedemos correctamente en este campo, tomaremos un miembro de Cristo para hacerlo miembro de una prostituta16. Es un pensamiento y una imagen un tanto crudos, pero San Pablo quiere acentuar con firmeza cuan necesario es mantener siempre la conciencia de que somos miembros de Cristo. Lo cual no significa abstenerse completamente de buscar satisfacción. La satisfacción es parte de nuestra esencia de personas casadas. Y debe haber también un cierto ardor en ella. Pero que siempre este regido por la consigna: "Mi cónyuge es hijo de Dios y miembro de Cristo".

Recuerden los esposos que, con el paso de los años, decae el interés de la mujer por la dimensión física del acto conyugal, por el placer físico, y que además ella necesita más tiempo para alcanzar su satisfacción. No olvidemos que ella también tiene derecho a la satisfacción. Como ven, se suscitan una gran cantidad de preguntas muy concretas sobre las cuales casi nunca se habla.

Alianza de Amor y reordenamiento de la alianza matrimonial

Queremos renovar nuestra Alianza de Amor. Lo haremos posiblemente el 2 de febrero. Renovémosla de tal manera que ella redunde en un reordenamiento de la alianza entre esposo y esposa.

A modo de resumen, ¿qué habremos de recordar? Que el matrimonio y el acto conyugal no son realidades que se vivan al margen, sino que es preciso modelar para que sean camino de santidad. Un elemento clave en esta labor es cuidar de que cuando realicemos el acto conyugal no se desvanezca el carácter personal de los esposos. Pienso que esto basta por hoy.

1 John F. Kennedy 1961-1963 presidente de los Estados Unidos, sucedió a Dwight D. Eisenhower en el poder ejecutivo.

2 Nikita S. Kruschev, 1958 - 1964 cabeza del partido y del gobierno soviéticos.

3 Cf Akademie der Wissenschaften der UdSSR, Grundlagen der marxistisch-leninistischen Philosophie (Fundamentos de la filosofía marxista leninista), Berlín, 1974: " ‘La libertad no está en esa soñada independencia de las leyes de la naturaleza, sino en el reconocimiento de esas mismas leyes, y en la posibilidad que ofrecen de hacer que operen sistemáticamente en la consecución de determinados fines’. (Marx/Engels, Obras, t.20, pág. 106)...Lo que Engels dice aquí sobre las leyes de la naturaleza vale también plenamente para las leyes sociales, para la relación de libertad y necesidad en la vida social."

4 Cf. Mt 16, 13-20

5 Cf. Jn 6, 22-71

6 Cf. Jn2, 1-11

7 Mt, 1-4

8 Mt. 8, 5-13; Lc. 7,1-10; 13-28ss; Jn. 4,46-53

9 Lc. 1,45

10 Jn. 20, 24-29

11 Mc. 9,24

12 Gen 22, 1, 19

13 Hijos de la divina Providencia

14 Ver notas páginas 24

15 Gen 2, 4b,25

16 1 Cor. 6,15

Lunes por la tarde 20

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