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18 de marzo de 1956

ESQUEMA

HOJA DE ROSA POR HOJA DE ROSA, CONFIANZA POR CONFIANZA

- El día de alianza que hoy celebramos significa para nosotros:

• intercambio de rosas;

• intercambio de corazones;

• alianza de amor con la Santísima Virgen

- Es una renovada confesión y una renovada protesta

• con vistas a la comunión de amor con ella

• con vistas a la comunión de sacrificios con ella

El mes pasado estuvo presidido por la consigna espinas por espinas

Para el próximo mes colocamos como consigna hoja de rosa por hoja de rosa

- La hoja de rosa tiene tres cualidades:

• el color verde, símbolo de la confianza

• la nervadura, símbolo de las dificultades de nuestra vida

• los dientes del borde aserrado, símbolo de las elevadas metas de nuestra vida

Es decir: confianza también en las situaciones más difíciles, también frente a las metas más elevadas

- Hoja de rosa por hoja de rosa significa

Primero: que la Santísima Virgen nos regala su confianza, que tiene dos lados

su confianza en Dios

el fundamento de su confianza, tal como lo indica en el Magnificat

• la omnipotencia de Dios

• la misericordia de Dios

• la fidelidad de Dios

el grado de su confianza se prueba en las situaciones difíciles

• en ocasión de la anunciación

• en su vida posterior

el límite de su confianza corresponde a la elevada meta de ser corredentora

su confianza en nosotros, porque, como corredentora, depende de nuestra colaboración

el fundamento de su confianza

• nuestro poder en el Reino de Dios

• nuestra bondad, al ayudarle en la realización del Acta de Fundación

• nuestra fidelidad a la alianza de amor

el grado de su confianza: nos necesita, en un tiempo difícil

el límite de su confianza: ella persigue con Schoenstatt una gran meta

Segundo: nosotros le regalamos a la Santísima Virgen nuestra confianza

el fundamento de nuestra confianza

• el poder de la Santísima Virgen como mediadora de gracias

• la bondad de la Santísima Virgen como madre de los hombres instituida por Dios

• la fidelidad de la Santísima Virgen a sus hijos

el grado de nuestra confianza: Mater perfectam habebit curam, es decir, en todas las dificultades contamos con la ayuda de la Santísima Virgen

el límite de nuestra confianza: consagramos las fuerzas de nuestra vida a la gran meta de construir, como instrumentos de la Santísima Virgen, un mundo nuevo

Nuestra alianza de amor es también un intercambio de bienes que significa:

Este mes, la Santísima Virgen nos ofrece el bien de su confianza, y nosotros le regalamos la confianza de nuestra parte

Junto a san Bernardo, en todas las tormentas de nuestra vida confiamos en la Santísima Virgen como nuestra Estrella del mar

Este mes queremos adquirir como bien permanente la oración que reza:

“En tu poder y en tu bondad fundo mi vida…”

Mi querida familia de Schoenstatt:1

En todos los lugares del mundo donde hay hoy en día hijos de Schoenstatt se celebra este día como día de alianza, y cada país celebra el día a su manera. Aquí en Norteamérica, nosotros concebimos el día de alianza como día de rosas. Por esa razón, hoy hemos traído también nuestras rosas.2

Por eso, el día de hoy es para nosotros un día de intercambio mutuo de rosas. Intercambio de rosas significa para nosotros intercambio de corazones. E intercambio de corazones significa tanto como la renovación y profundización de la comunión de amor y de la comunión de sacrificios con nuestra Madre y Reina Tres Veces Admirable de Schoenstatt.

Así, el día de hoy es para nosotros una renovada confesión y una renovada protesta.

¿Qué significa una renovada confesión? ¿Qué es lo que confesamos? Hoy entregamos nuestro amor indiviso y nuestro corazón indiviso a la Santísima Virgen y, a través de ella, lo entregamos al Dios trino. Y con ello protestamos al mismo tiempo contra todas las criaturas que quieren hacerse con nuestro corazón en oposición a Dios y a la Santísima Virgen. No perdemos de vista cuántas son las criaturas que extienden la mano hacia nuestro corazón, hacia nuestro amor. Y sólo entregamos ese corazón cuando sabemos que la Santísima Virgen y el Dios trino pronuncian un «Ita filia mea»3.

¿Qué significa esto? Lo que confesamos significa al mismo tiempo una comunión de sacrificios. Por eso resuena hoy entre nosotros la consigna: amor por amor, sacrificio por sacrificio, cruz por cruz. Y la cruz la hemos visto simbolizada en las espinas. Por eso, espinas por espinas y rosas por rosas. Durante todo un mes nos hemos ocupado de esas espinas en nuestra vida. Por espinas hemos entendido la cruz de nuestra personalidad, la cruz de nuestra familia, la cruz de nuestra situación.

Y hoy estamos aquí para ofrecerle a la Santísima Virgen esa triple cruz. Pero: ¡espinas por espinas, cruz por cruz! ¿Qué recibimos, que esperamos? Esperamos que la Santísima Virgen nos regale de nuevo sus espinas, su cruz así como también el fruto de su dolor y el fruto de sus preocupaciones.

Hoy comienza para nosotros en cierto sentido un nuevo mes. Contemplamos de nuevo nuestras rosas. La rosa tiene un rico simbolismo. ¿Qué nos llama la atención hoy? ¿Cuál ha de ser la línea para el próximo mes?

En la rosa vemos ante todo las hojas. ¿Qué significa que vemos las hojas? Casi querríamos decir que colocamos como encabezado del día de hoy y del próximo mes la consigna: hoja de rosa por hoja de rosa. ¿Qué significa hoja de rosa por hoja de rosa? Para responderlo tenemos que contemplar primero la hoja de rosa. Y encontramos en ella tres cualidades:

Primero, el color. ¿Qué significa el color? Es el color verde. El verde es símbolo de la confianza. Ya entendemos: ¿qué significa hoja de rosa por hoja de rosa? Por lo visto, tiene que significar confianza por confianza. La confianza que la Santísima Virgen nos regala a nosotros debe convertirse en la confianza que nosotros le regalamos a ella. Hoja de rosa por hoja de rosa, confianza por confianza.

Contemplemos una vez más la hoja de rosa. ¿Qué vemos en ella? La hoja de rosa tiene muchos nervios. Y esos nervios se unen aparentemente de forma arbitraria. ¿Qué significa la nervadura de la hoja de rosa? La nervadura simboliza las dificultades, las complicaciones de nuestra vida.

Si relacionamos ahora el color verde y la nervadura, ¿qué significan juntos? Significan confianza también en las mayores dificultades y en las situaciones complicadas de la vida.

Una vez más contemplamos la hoja de rosa. ¿Qué nos llama la atención ahora? Los innumerables dientes que miran hacia nosotros en el borde aserrado de la hoja. ¿Qué significan esos dientes? Ellos nos remiten a las innumerables manifestaciones de misericordia, a los innumerables efectos bondadosos del amor divino hacia nosotros.

Como ven, de este modo se ha determinado con mayor precisión el tipo de confianza del que hablamos. ¿Qué significa ahora la hoja de rosa? Significa confianza en las situaciones más difíciles y también frente a las metas más elevadas.

Y si la alianza de amor es renovada hoy por ambas partes, o sea, si intercambiamos hoja de rosa por hoja de rosa, ¿qué significa entonces?

Primero: la Santísima Virgen nos regala su confianza. Con su rosa nos regala también la hoja de rosa, o sea, su confianza.

Y (segundo,) también nosotros le regalamos de nuevo nuestra rosa. ¿Qué quiere decir eso? Le regalamos nuestra confianza. O sea, confianza por confianza, hoja de rosa por hoja de rosa.

Ahora queremos reflexionar más en detalle qué significa que la Santísima Virgen nos regala su hoja de rosa, su confianza.

Esta confianza de la Santísima Virgen tiene dos lados. Es la confianza de la Santísima Virgen en Dios y la confianza de la Santísima Virgen en nosotros. ¿Qué es, pues, lo que debemos hacer? Ver frente a nosotros la imagen de la Santísima Virgen y verla desde el punto de vista de la confianza: de la confianza en Dios y de la confianza en nosotros.

Y ahora reflexionemos en silenciosa meditación: ¿qué significa y cómo es la confianza de la Santísima Virgen en Dios? Son tres las preguntas que nos interesan:

primero, la pregunta por el fundamento

segundo, la pregunta por el grado,

y tercero, la pregunta por los límites de su confianza.

Preguntamos en qué reside el fundamento de su confianza. La respuesta nos la ha dado ella misma en el Magnificat4. Por eso, basta con que cantemos o escuchemos el Magnificat. ¿Qué nos dice el Magnificat? El Magnificat da acceso al alma de la Santísima Virgen hasta en sus raíces más profundas. Y allí encontramos también el fundamento o los fundamentos de su confianza. Es un fundamento triple:

Es la omnipotencia de Dios

la misericordia de Dios y

la fidelidad de Dios.

¿No querrán cantar una vez para sí mismos el Magnificat? ¿Dónde se habla allí de la omnipotencia? ¿Dónde dice algo de la bondad y dónde de la fidelidad de Dios? No hace falta que busquemos demasiado: basta con que abramos los ojos.

«Porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre»5. ¿Qué alega, pues, la Santísima Virgen? Alega la omnipotencia de Dios, que se ha comprobado en su vida. Por eso: «Alaba mi alma la grandeza del Señor…»6. Por eso canta, no se contenta con rezar. Canta, llena de alegría y de júbilo: «Porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre».

¿«En mi favor»? ¿Qué ha hecho en su favor la omnipotencia de Dios? Ella fue concebida sin pecado original, no tiene el pecado original. La omnipotencia de Dios se ha comprobado en ella, se ha erigido un monumento en su persona. «Porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso».

¿Qué más realizó la omnipotencia de Dios? Ella se convirtió en Madre de Dios. Pero no sólo en Madre de Dios, sino en colaboradora permanente del Señor en toda su obra de salvación7. El Señor no quiere redimir el mundo sin el sí de la pequeña servidora de Nazaret.

Por eso: la omnipotencia de Dios es el fundamento de su confianza.

Pero eso no basta. Ella no se contenta con admirar la omnipotencia de Dios solamente en su vida. Ella canta también la consciencia de que Dios derribará con el brazo de su omnipotencia a todos los que se le oponen8.

¿Ven ustedes qué imagen utiliza la Santísima Virgen? El brazo: con su brazo los derribará. Si conocen el Antiguo Testamento sabrán con cuánta frecuencia aparece allí la idea de que Dios toca las montañas con un dedo, y empiezan a humear9. Pero la Santísima Virgen no alega solamente el dedo: no, ella alega el brazo de la omnipotencia. ¡Si ya el dedo es omnipotente, cuán omnipotente será el brazo de Dios!

En efecto, aquí no se trata solamente de la creación, sino de la salvación. Y la salvación es una obra de la omnipotencia infinita de Dios. También nosotros debemos ser redimidos por la omnipotencia de Dios. Y todo el mundo actual, tan caído como está en el abismo, debe ser redimido por la omnipotencia de Dios.

¿Entienden lo que eso significa? ¿Cuál es el fundamento de la confianza de María? En primer lugar, es la omnipotencia de Dios; y, en segundo lugar, la misericordia de Dios.

Queremos cantar de nuevo el Magnificat, detenernos a considerarlo. Escuchamos en él: «Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia»10. ¿Qué significa eso? ¿Qué quiere decir, en detalle? Que Israel haya sido utilizado por Dios en el orden de la salvación es un acto de la misericordia de Dios. ¡Este Israel que tan a menudo fue infiel a Dios, que aniquiló y destruyó la alianza con Dios! Pero Dios es misericordioso. Él perdona todos los pecados y permanece fiel a sí mismo. ¿En que basa su confianza la Santísima Virgen? En la misericordia de Dios.

Más aún: está tan llena interiormente de esa misericordia que agrega: «Su misericordia alcanza de generación en generación»11.De generación en generación: por tanto la misericordia sigue en pie también hoy. También hoy, cuando la humanidad está caída en el lodo. La misericordia de Dios permanece eternamente igual a sí misma.

Permítanme preguntar una vez más: ¿cuál es el fundamento de la confianza de la Santísima Virgen? Primer fundamento: la omnipotencia de Dios; segundo fundamento: la misericordia de Dios; tercer fundamento: la fidelidad de Dios.

En efecto, el Magnificat nos advierte de que el Dios vivo permanece fiel a la promesa que hizo a Abrahán, Isaac y Jacob12.

Así es la hoja de rosa que la Santísima Virgen entrega hoy en nuestras manos. ¿Dónde está, pues, el fundamento de su confianza? En la omnipotencia, la misericordia y la fidelidad de Dios.

Una vez más contemplamos la hoja de rosa. Vemos la nervadura que lleva su corriente de un lado al otro de la hoja. ¿Qué nos indica la nervadura? Nos indica la confianza en medio de las situaciones más difíciles. ¿Cómo son esas situaciones difíciles en la vida de la Santísima Virgen? Podemos distinguir entre el tiempo13 (en que sucedió la anunciación y el tiempo posterior).

Sabemos acerca de la turbación de la Santísima Virgen cuando llevaba el niño en su seno y José, su esposo, no conocía su secreto. ¿No era acaso una situación difícil para la Santísima Virgen? ¿Y qué hizo ella? Confió en Dios, confió en que Dios resolvería la situación. Y Dios la resolvió recurriendo a un milagro. Como ven, una situación difícil —la nervadura de la hoja—, ¡una situación difícil!

Y fíjense en la escena de la anunciación14: ¡qué difícil fue esa situación! La Santísima Virgen quería permanecer virgen. Pero, ahora, tenía que ser madre. ¿Cómo puede ser eso?, pregunta ella, ¿cómo puede ser eso? ¿Qué respuesta recibe? No te preocupes, Dios es omnipotente. Y ella dice su sí. ¿No eran éstas situaciones difíciles?

Situaciones difíciles después de la escena de la anunciación. Se afirma en el anuncio: «su reino no tendrá fin»15.Ha de ser el rey del mundo. ¿Y cómo nace? En un establo16. Y, por su causa, se desata la persecución de los niños18. Y él, el rey del mundo, huye de un rey de este mundo, se convierte en un ser sin patria, tiene que partir a tierra extraña18. ¿Son situaciones difíciles? Por supuesto. Pero ella19 confía. A eso hace referencia la nervadura en esta hoja.

Después, ve sufrir y morir al Señor. ¿Y éste ha de ser el rey redentor del mundo? Pero ella está erguida al pie de la cruz. ¿Qué significa todo esto? Una confianza heroica en las situaciones más difíciles. Como ven, ésta es la hoja que la Santísima Virgen nos da el día de hoy.

Por último vemos en esta hoja los numerosos dientes del borde. ¿Qué indican esos dientes? Indican la elevada meta que Dios persigue con la Santísima Virgen. ¿Qué tarea tiene ella en el tiempo? ¿Cuál es su misión? El Redentor no quiere salvar el mundo sin ella. Ella tiene que ser corredentora, la colaboradora del Señor en toda la obra de salvación.

La Santísima Virgen asume esta grandiosa meta y, en las situaciones difíciles, cree, confía. ¡Confianza por confianza! La Santísima Virgen nos regala esa confianza, esa confianza heroica en las situaciones más difíciles, (frente a) la grandiosa meta, (esa confianza) que ella demostró tan espléndidamente.

Pero la confianza de la Santísima Virgen tiene también otro lado: se dirige también a nosotros.

Para que entendamos la magnitud de su confianza haré referencia a una gran ley del orden de la salvación: Dios es omnipotente, el Salvador es omnipotente, pero ambos son «impotentes», es decir, no pueden hacer nada sin nosotros. El Dios omnipotente, el Hijo de Dios omnipotente se ha hecho pequeño, desvalido frente a nosotros. Es un misterio verdaderamente tremendo, como dice Pío XII20. Y san Agustín nos advierte: Dios ha creado el mundo sin nosotros, pero no quiere redimirlo sin nosotros21.

La Santísima Virgen está también bajo esa misma ley. Ella tiene la gran tarea de ayudar a salvar el tiempo actual, a colocarlo a los pies del Señor. Y ella depende de nuestra colaboración. Por eso leemos también: nada sin la Santísima Virgen, pero también nada sin nosotros22.

Preguntamos, pues, nuevamente: ¿cómo es la confianza que la Santísima Virgen deposita en nosotros? Aquí tenemos que investigar, una vez más:

primero, los fundamentos de su confianza,

segundo, el grado de su confianza en nosotros, y

tercero, el límite.

El fundamento es nuestro poder y nuestra bondad. ¿Qué quiere decir esto?

También nosotros tenemos un poder en el Reino de Dios. Cada uno de nosotros lo tiene. Todo cristiano tiene un poder porque Dios, en su «impotencia», se ha hecho en cierto sentido dependiente de nuestra «omnipotencia». Y esto vale especialmente de nosotros, los hijos de Schoenstatt, porque gozamos de una elección especial y tenemos una misión especial23.Si ella nos ha invitado a sellar una alianza de amor consigo, es que tiene una confianza ilimitada en nosotros. ¿En qué confía ella? En nuestro poder. ¡Tendríamos que tomar mucho más consciencia del poder que representamos en el Reino de Dios!

Pero ella deposita su confianza también en nuestra bondad, en nuestra misericordia. Basta que leamos nuevamente el Acta de Fundación. ¡Háganlo, por favor! Entonces entenderán qué disposición de espíritu tiene que animarnos a todos.

En primer lugar, es la disposición de espíritu para actuar de forma libre y voluntaria. Allí está expresado con gran claridad24: la meta que persigo con Schoenstatt es tan grande que no puedo exigirla como una obligación. Dependo de vuestra acción libre y voluntaria. Por eso os pido y os suplico. ¿Con qué espera contar, pues, la Santísima Virgen? Con nuestra decisión libre y voluntaria.

¿Con qué espera contar, en segundo lugar? Con nuestra magnanimidad. ¿Y qué quiere hacer ella de nosotros? Lo hemos escuchado a menudo: quiere hacer de nosotros santos, santos de la vida diaria.

¿Cuál es, por último, el tercer punto con el que espera contar? Nuestra determinación. ¿Qué meta persigue la Santísima Virgen con nosotros? Por nuestra aspiración a la santidad quiere dejarse mover a establecerse en este lugar y a renovar desde aquí el mundo de hoy.

Por tanto, ¿en qué basa ella su confianza? Ella nos da una vez más la verde hoja de rosa. Confía en nuestro poder, confía, segundo, en nuestra bondad y, tercero, en nuestra fidelidad, en que seremos fieles a ella en todas las situaciones, también en las más difíciles.

¿Y no está ella también hoy en una situación difícil? Si quiere engendrar nuevamente a los hombres en Cristo, tiene que vencer al demonio. Y el demonio celebra hoy sus triunfos por todas partes en el mundo. Percibimos cómo el bolchevismo avanza victorioso por el mundo. Hablando humanamente, la Santísima Virgen es «impotente» frente a ello. ¿Qué significa impotente? Que ella no puede realizar hoy su tarea sin la cooperación humana. Y qué pocos seres humanos se le ofrecen para ayudar a redimir el mundo. Entendemos, pues, que el grado de su confianza sea magnánimo. Ella confía en que, en su difícil situación, le ayudaremos a salvar el mundo.

Y si pensamos ahora en las hojas con tantos dientes en el borde, que nos recuerdan la gran meta, nos preguntamos: ¿cuál es la meta que ella25 persigue con Schoenstatt? Ella quiere llevar el mundo y la Iglesia a una ribera de tiempos nuevos.

Así es, pues, la hoja con la compleja nervadura y los muchos dientes en el borde. Ésta es la confianza que la Santísima Virgen nos regala hoy.

¿Y qué hacemos nosotros? Nosotros tomamos nuestra hoja y se la regalamos y consagramos a la Santísima Virgen. También aquí: hoja de rosa por hoja de rosa, confianza por confianza.

En efecto, también aquí preguntamos: ¿dónde reside el fundamento de nuestra confianza en la Santísima Virgen? ¿En qué grado confiamos en la Santísima Virgen? Y ¿qué meta persigue ella con nosotros?

Ahora puedo ser breve: confiamos en el poder, en la bondad y en la fidelidad de la Madre Tres Veces Admirable.

Basamos nuestra confianza en su poder. Para nosotros, católicos, es evidente: la Santísima Virgen es la «omnipotencia suplicante»26. Ella lo puede todo. No hay gracia alguna sin ella. Ella tiene voz y voto en el seno, en el consejo de la Trinidad27.Nosotros confiamos en su poder, en su «omnipotencia».

Confiamos en su bondad. Como Dios la hizo madre de los hombres, le ha dado también un corazón maternal. ¿Qué significa eso? Como es la percepción y el sentimiento de una madre para con el hijo de sus entrañas, así son los sentimientos de la Santísima Virgen para con nosotros. Ella es la bondad y misericordia personificadas. Por eso, el pueblo cristiano la llama sin más como la Madre de Misericordia28, más aún, la misericordia personificada.

Y como una madre es fiel, así también la Santísima Virgen es fiel a sus hijos.

Como ven, éste es el pensamiento que vive en nuestra Familia de Schoenstatt: Mater perfectam habebit curam29. Es decir: en todas las situaciones, por difíciles que sean, la Santísima Virgen es poderosa, la Santísima Virgen es bondadosa, la Santísima Virgen es fiel.

¡Y por difíciles que sean las situaciones! ¡Oh, ya sabemos qué difícil es hoy hasta vivir cristianamente! Y nosotros no queremos vivir sólo cristianamente, sino que queremos ser santos. ¿Quién ha de ayudarnos? Aquí lo decimos: hoja de rosa por hoja de rosa, confianza por confianza.

¿Cómo es la grandiosa meta a la que queremos consagrar todas las fuerzas de nuestra vida? La Santísima Virgen quiere utilizarnos a todos como instrumentos para crear un mundo nuevo, es decir, para llevar el mundo actual a una ribera de tiempos nuevos.

Entonces entendemos qué importante es que, en este mes, repitamos siempre de nuevo la idea: hoja de rosa por hoja de rosa. Es decir, confianza por confianza.

Hemos dicho que la alianza de amor es un intercambio de corazones. Y podemos agregar: la alianza de amor es también, al mismo tiempo, un intercambio de bienes.

Y este mes, la Santísima Virgen nos ofrece de su corazón el bien de la confianza, y nosotros le regalamos la confianza de nuestra parte.

San Bernardo nos ha transmitido una frase muy hermosa. Él ve a la Santísima Virgen como la gran estrella del mar y dice: nuestra vida hoy en día es como la vida de un timonel, de un marinero en el mar proceloso. Y realmente, hoy tenemos borrasca tras borrasca, todo es tormenta tras tormenta. San Bernardo enumera después en qué dificultades pueden encontrarse un barco y sus pasajeros. (Y repite una y otra vez:)

«Respice stellam, voca Mariam»: Mira la Estrella, invoca con confianza a María30.Suena hermosísimo: Respice stellam, voca Mariam.

Entonces, cuando pienso en dificultades interiores —quisiera estar con el mundo, disfrutar, y hacerlo como el mundo que me rodea— y siento que tengo que llevar una vida santa, cristiana, ¿quién me ayudará en esas tormentas? Mira la Estrella, invoca a María.

Cuando estoy inseguro acerca de cuál ha de ser mi vocación, de qué haré en el futuro, de cómo cumpliré las intenciones de Dios para con mi vida, la respuesta es siempre la misma: mira la Estrella, invoca a la Santísima Virgen.

Y cuando no sé cómo he de educar a mis hijos, cuando estoy angustiado pensando qué será de ellos cuando sean arrastrados a la tormenta del mar, siempre lo mismo: respice stellam, voca Mariam.

O cuando no sé cómo seguir en la lucha existencial de la vida, siempre lo mismo: respice stellam, voca Mariam.

Para expresar lo mismo, nosotros solemos decir: Mater perfectam habebit curam.

Así podríamos enumerar todas las dificultades de nuestra vida. Y siempre lo mismo: ¿dónde está la Estrella del mar?

Y cuando vemos cómo del otro lado el Bolchevismo avanza triunfalmente por el mundo y notamos que los católicos no sabemos qué hacer, siempre lo mismo: respice stellam, voca Mariam.

En nuestra Familia31 se reza una oración sumamente sencilla y hermosa. Dice así:

En tu poder

y en tu bondad

fundo mi vida;

en ellos espero

confiando como niño.

Madre Admirable,

en ti y en tu Hijo

en toda circunstancia

creo y confío

ciegamente.

Amén.

De ese modo queremos tener presente durante este mes la hoja de nuestra rosa. Si lo hacemos, la renovación de la alianza que hoy realizamos se tornará en una bendición sin fin para nosotros, para nuestros hijos y nuestros nietos.

1 Plática en el santuario.

2 En su primera consagración, celebrada el 2 de febrero de 1956, los matrimonios recibieron como símbolo de su alianza una rosa. Véase tomo 1 y siguientes. El P. Kentenich interpretó en los encuentros subsiguientes los diferentes elementos del símbolo.

3 Sí, hija mía.

4 Véase Lc 1,46-55.

5 Lc 1, 49.

6 Lc 1, 46.

7 El P. Kentenich ha hecho una aportación importante en la formulación de un principio mariológico fundamental que contiene todas las diferentes afirmaciones sobre María, las fundamenta e integra. En la Semana de Octubre de 1950, él formuló ese principio de la siguiente manera: María «es, por oficio, la digna compañera y colaboradora permanente de Cristo, Cabeza de todo el mundo y de la Iglesia, en toda la obra de la salvación» (edición pro manuscripto de 1993). Del conjunto de la obra de salvación forma parte como primer paso la encarnación de Dios. Según el designio divino, la encarnación se dio gracias a la cooperación de María, que en libertad y amor dijo sí a los planes de Dios y, de ese modo, se convirtió en Madre de Dios. Así, su condición de madre es su primer y fundamental servicio como compañera y colaboradora de Cristo —pero no el único—. A partir de ese momento, María coopera ininterrumpidamente en la redención objetiva y subjetiva. La formulación del P. Kentenich según la cual María es la «colaboradora permanente del Señor en toda la obra de salvación» expresa frente a la caracterización de María como «Madre de Dios» una determinación mayor y más amplia.

8 Véase Lc 1,5s.

9 Véase Sal 104,32; 144,5.

10 Lc 1,54.

11 Lc 1,50.

12 Véase Lc 1,55.

13 En este punto se interrumpe brevemente la grabación. La frase ha sido completada en base a apuntes.

14 Véase Lc 1,26-38.

15 Lc 1,33.

16 Véase Lc 2,1-20.

17 Véase Mt 2,16-18.

18 La Santísima Virgen.

19 Véase Jn 19,25.

20 Véase la encíclica Mystici Corporis, del 29-6-1943, n. 19.

21 Véase Sermones de Scripturis 169,11.

22 En el ribete bordado que, a modo de delgado antependium, se coloca en el borde del altar de los santuarios de Schoenstatt suele aparecer la frase: «Nada sin ti – Nada sin nosotros».

23 Así como Dios, en la historia de salvación, da una y otra vez a determinadas personas y comunidades una misión especial, así ha entregado una misión original también a los miembros de la Familia de Schoenstatt. Cuando en ese contexto se habla de una misión especial debe entenderse siempre en sentido afirmativo, no exclusivo.

24 Véase Schoenstatt, Primera Acta de Fundación, n. 5.

25 La Santísima Virgen.

26 En la fe y en la experiencia de vida de la Iglesia, la participación de María en el plan de salvación concreto de Dios supera de forma incomparable el de todos los otros santos. Como testimonios escriturísticos para fundamentar la doctrina de la cooperación de la Santísima Virgen en la salvación de los hombres se mencionan en la tradición patrística y en las enseñanzas pontificias más recientes el Protoevangelio (Gn 3,15) y la frase pronunciada por Cristo en la cruz («Ahí tienes a tu madre», Jn 19,27). Por su sí a la maternidad divina, su comunión de sufrimiento y de voluntad con Cristo, la participación en el sufrimiento al pie de la cruz y su intercesión pidiendo el Espíritu Santo, María ha merecido de alguna manera la dignidad de ser también distribuidora de todas las gracias que Jesús nos ha obtenido por su muerte. La cooperación de María se da en dependencia de la mediación de Cristo, la única necesaria, y esa cooperación sólo es posible en base a los merecimientos de Cristo. Pero la Santísima Virgen ha entrado de una forma totalmente personal en la mediación única entre Dios y los hombres, en la mediación del Dios hecho hombre, Jesucristo. Véase Eva Selbald, «Fürbitte», en: Marienlexikon, ed. R. Bäumer y L. Scheffczyck, t. 2, St. Ottilien 1989, 549-558.

27 La expresión «voz y voto en el consejo de la Trinidad» aparece de continuo en los textos del P. Kentenich para caracterizar el puesto especial de María. Véase Paul Vautier, Maria, die Erzieherin, Vallendar-Schoenstatt 1981, 73ss.

28 Por ejemplo, en la oración «Dios te salve, Reina y Madre de misericordia», la Salve.

29 La Madre cuidará perfectamente.

30 Sermones in laudibus virginis Mariae, Homilía 2 super «Missus est», n. 17.

31 La Familia de Schoenstatt.

Lunes por la tarde… Tomo 2

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