Читать книгу Rumbo: maestr@ - José Miguel Pareja Salinas - Страница 12

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INTRODUCCIÓN

Queremos ayudarte a desarrollar, en esta parte del libro que aquí se inicia, las competencias profesionales del docente. Aquellas competencias que no salen en los libros de texto, que quizá no encuentres en las universidades…

No vamos a actualizar los conocimientos concretos sobre las materias que vas a enseñar, sino los aspectos prácticos que te van a permitir enseñarlas. No te vamos a recordar las teorías sobre el aprendizaje que te han explicado en la universidad, sino aquellas estrategias que vas a emplear y el entorno que vas a preparar, a acondicionar, para que se produzca ese aprendizaje. No te señalaremos las funciones que debes desempeñar, sino cómo afrontarlas para que tengas éxito. No buscaremos cualidades especiales (que puede que tengas o que no), sino cómo actuar en diferentes situaciones utilizando técnicas concretas con las que trataremos de hacer crecer tus habilidades y, por ende, tus competencias profesionales docentes.


Claro está que algunas no podrás completarlas hasta que te encuentres tutorizando un grupo y siendo responsable del curso desde septiembre a junio. Entonces tendrás una perspectiva más completa. Lo que pretendemos ahora es que, al finalizar las prácticas, puedas decir: «Lo único que me falta es que me den una clase para mí y me dejen trabajar«.

En las páginas que siguen queremos hablarte de gestión. De buena gestión. De gestión del alumnado, de las familias y de los compañeros.

De cómo gestionar el aprendizaje y las relaciones, la convivencia y las demandas de unos y de otros; de tu preparación personal; y la de los recursos que tengas a tu alcance.

Pero, sobre todo, queremos hablar de ti. Porque en este momento eres lo más importante. Si tú estás bien, si tienes una buena perspectiva, una visión de lo que quieres hacer, si tienes unos valores sólidos en consonancia con esta profesión tan hermosa, si tienes unas metas claras y procedimientos claros y concretos sobre cómo hacer las cosas, si emocionalmente estás listo... todo irá de maravilla.

Sabrás más matemáticas o menos, más inglés o menos, más música o menos. De eso se encargará la universidad o tu propia formación. Nosotros queremos que gestiones bien lo que haces desde que pongas el primer pie en tu escuela.

Empecemos con una reflexión que nos permita deducir cuál es la actitud esencial.

¿Conoces el relato de las tres rejas? Algunos lo atribuyen a Sócrates, aunque otros piensan que es de un autor desconocido. Dice así:

El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de este y le dice:

—Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia…

—¡Espera! —lo interrumpe el filósofo—. ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?

—¿Las tres rejas? —preguntó su discípulo.

—Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?

—No. Lo oí comentar a unos vecinos.

—Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?

—No, en realidad no. Al contrario…

—¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?

—A decir verdad, no.

—Entonces… —dijo el sabio sonriendo—, si no es verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido.

La verdad, la bondad y la necesidad. Estamos todos de acuerdo en que la escuela trata de enseñar la verdad, la bondad y la belleza. Luego este cuento nos puede ayudar a establecer las dos terceras partes de las líneas directrices de nuestra acción. Nos centraremos en la primera.

La búsqueda de la verdad nos hace pensar en cómo enseñar (y cómo aprender) a tener espíritu crítico, pensamiento crítico, hábitos de duda. El educador planifica y actúa para evaluar después si ha conseguido lo que pretendía e introducir mejoras, volviendo a empezar. Es el procedimiento científico de investigación-acción para encontrar la verdad de su enseñanza. Se pregunta constantemente si lo que pasa en el aula responde a lo que él ha hecho o hay otras influencias. Se pregunta por qué tal o cual persona se ha atascado y otros no (búsqueda de la verdad del aprendizaje). Actualmente, los bulos por internet, las fake news, la ingeniería social de los estafadores hacen que sea todavía más importante adquirir ese pensamiento crítico y enseñarlo al alumnado.


Por eso, debes preguntarte si lo que hace tu tutora o tu tutor en el aula es lo adecuado o lo más relevante para el aprendizaje que quiere conseguir; si la ubicación y agrupamiento del alumnado es el idóneo para esa situación; si las cosas que te dicen son realmente ciertas o es la versión de una de las partes… Y, de esta forma, preguntándotelo, darás ejemplo a tu alumnado de que hay que buscar la verdad siempre, en cada situación, sin descanso pero sin obsesionarse.

Decía Voltaire: «La duda es un estado incómodo; la certeza es un estado ridículo». Se llega a la verdad activamente. La búsqueda es activa, como buen aprendizaje. Y ello implica muchos procesos: comprobaciones, verificaciones, contraste de resultados, constataciones, pruebas y experimentaciones, análisis… «¿Estás bien?» o «¿Ya lo sabes hacer?» pueden ser dos ejemplos claros y cortos de comprobación del aprendizaje. Como decía el cuento: «¿Estás seguro de que es cierto lo que has oído?». Esta es una verificación maravillosa.

Así que pregunta, pregunta siempre.

Si el asunto del contenido de la educación (qué es lo que hay que enseñar) es relevante, mucho más relevante para ti es el tema de la función del docente, su intermediación. Es decir, qué pinta el maestro en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Pues sois, ni más ni menos, los mediadores necesarios, puesto que abrís la puerta a la reflexión sobre el mundo. Una puerta que compartís con la familia de cada alumno, pero una plataforma de acceso de cualquier modo.

«El principal cuidador del niño es el intermediario entre la realidad y él. Da sentido a los aprendizajes.» Dice L’Ecuyer. Nuestro alumnado ve a través de nuestros ojos, e interpreta como nos ve hacerlo a nosotros.

Si queremos ser ese puente o nexo de unión entre nuestro alumnado y la realidad, debemos hacerlo de esta forma: cuidando. Tenemos que conseguir vincularnos, desarrollar el apego, establecer un liderazgo positivo, ser su ejemplo diario y ser esa figura que, con una mirada, consiga cambiar su mundo.

Todo esto es lo que queremos desarrollar en las páginas siguientes con técnicas concretas y prácticas. Pero no podíamos dejar de poner antes encima de la mesa estos dos asuntos fundamentales: la verdad y la bondad.

«Transmitir la hermosura que hay en la verdad y en la bondad no está al alcance de todos; quizá sea eso, al fin y al cabo, lo que distinga a un educador excelente de otro.”

Catherine L’Ecuyer

Rumbo: maestr@

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