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ОглавлениеDe Jotamario a Jaime en Bogotá
X-504 o amigo mío:
Acabo de regresar de Pereira y de afeitarme la barba de años. Anduve con Eduardo y me convencí para siempre de que es un poeta extraordinario, un ser extraordinario. Al abrir mi apartado que era tuyo encuentro tu sorpresa, que es la mía. Muy bravo, bien. Espero que puedas hacer con la Gaceta5 lo que te propones. Por el bien de la literatura y aún por el de nosotros, los que momentáneamente estamos peleados con ella. Pero haz que llegue y nos llegue, y lléganos también que te queremos. En Pereira alguien me mostró “Mama negra”6 y nos pareció bella como una canoa. Te mandaré de mis cosas, algunas. Hoy presenté renuncia de la galería de arte. Espero trabajar en la Librería Nacional ya como subgerente o algo por el estilo, o en El Expreso que comenzará a salir en octubre. Pero también tengo invitaciones al exterior, a diferentes puntos cardinales, en noviembre, en enero, no sé qué hacer, porque necesito una estabilidad económica fuerte, sobre todo para mi familia, que está muy débil. Pero también un viaje al mundo es tentador. Mírame aquí sentado y no tengo siquiera un mapa para mirar la casa de Brigitte Bardot.
Grandes dilemas asaltan mi cuarto en forma de sueños especiales a altas horas de fiebre. ¿Enfría Bogotá? ¿Me podrías publicar las “Palabras al viento radioactivo”7 con la ilustración que le dimos a Eduardo Mendoza Varela de Pedro Alcántara? El 30 de noviembre cumplo 25 años, imagínate, hará cuatro años que fui a tu oficina a confirmarte que tenía mayoría de edad y tú me ofreciste un helado de caramelo. Ahora escribo poco y no bien. Guardo muchos pedacitos de papel en las cajas con poemitas empezados. Y allí se quedan, dulces. Para los bichos papelófagos. En otro tiempo había, qué había, cientos de fieles que cantaban a las ventanas de mi nariz, que se halaban el pelo. Ahora el cielo es otra cosa. Ahora el cielo es caldo de ojo. Y turpiales cantan en otras partes, pero se escucha su cantar en los libros.
Y como escrito estaba
Caeremos en el foso de los perdones y nos consolaremos porque nadie habrá muerto
porque todos somos higos de dios
y enamorados desde lejos de los faraones
Jotamario