Читать книгу El paciente cero eras tú - Juan Carlos Monedero - Страница 10
ОглавлениеCarta de un sanitario del servicio de urgencias de la ciudad de Madrid (España)
Ayer, cuando llegué a casa, eché cuenta del tiempo que llevamos luchando contra esta pandemia.
Algo más de 2 meses que nuestra manera de vivir y trabajar ha cambiado totalmente.
En el recuerdo quedan decenas de avisos que, a día de hoy, cuesta mucho razonar o comprender.
Decenas de situaciones complicadas, rabia, lágrimas, dolor…
En este tiempo, las sensaciones buenas que recuerdo de esta «etapa» son los aplausos de los primeros días, las sonrisas y bromas de mis compañeros. Sí, incluso detrás de una mascarilla reconocemos las sonrisas y muecas.
También hay situaciones y recuerdos amargos que no voy a olvidar nunca.
Ir a domicilios a atender disneas, que habían evolucionado en nada de tiempo… y en vez de poder resolverlas como hacíamos casi siempre… te encontrabas fallecidos, y el médico sólo podía certificar su muerte. Pacientes agonizando en sus camas y sin ninguna posibilidad de salir adelante.
Entrar en un portal para atender una disnea en un cuarto piso (los primeros días de confinamiento) y darte cuenta de que entre el bajo y el segundo piso… había un olor que reconoces rápidamente, es el olor a muerte y descomposición de un cadáver.
Atender un intento autolítico (los intentos de suicidio en estos días se han disparado) de un profesional que estaba luchando contra el virus y decía no poder más, un profesional con muchos años de experiencia (intensivista) que no podía superar lo que estaba viendo, viviendo.
Síndromes de abstinencia, agresiones, brotes psiquiátricos, ansiedades, miedos, soledades de octogenarios en su domicilio y con miedo a morir… A morir solos.
Entrar en residencias donde llevaban 3 días con un positivo o varios, fallecidos… que aún los servicios funerarios no daban abasto para recoger tanto cadáver. Domicilios donde tardaban en recoger un cadáver de 24 a 48 horas.
Y mil cosas más que podíamos contar cualquiera de los que estamos trabajando…
Compañeros, amigos que han enfermado, sin olvidar a los que han fallecido luchando contra esta pandemia (D.E.P.).
Llevo días enfadado, enojado, parece que mucha población aún no se entera de qué va esto, gente haciendo deporte pegados como lapas, gente haciendo corrillos con los perros y charlando animadamente, sin mascarillas, gente haciendo botellones o reuniones en una plaza, ni distancia de seguridad ni hostias.
Hoy me levanto viendo a gente que se ha manifestado en la calle, enarbolando cacerolas y banderas como si «el Bicho» no fuera con ellos. Total… un desmadre de idiotas que vemos a diario haciendo «de su capa un sayo».
Particularmente he dejado de sentir pena y lástima, sólo me queda intentar proteger a mi familia y compañeros en la medida que me sea posible. Los demás seguid haciendo lo que queráis, ojalá nunca tengáis que vernos vestidos así, a menos de 20 centímetros de vosotros o de un ser querido.
A todos los que estáis cumpliendo las normas básicas, sociales y sanitarias de este confinamiento, agradeceros el ESFUERZO y mostraros mi más absoluto RESPETO.
¡GRACIAS! Gracias de corazón.
Un sanitario más