Читать книгу Gestión empresarial en las instituciones de educación superior para la calidad y la pertinencia - Juan Carlos Núñez Bustillos - Страница 35

Tablas y comentarios

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La satisfacción laboral es indagada por una cuestión de la encuesta RPAM, en la sección 2, sobre referentes laborales de los académicos. Todo se hizo a través de responder a escalas tipo Likert, como se dijo antes y la pregunta está planteada así: ¿Cómo calificaría su satisfacción general con su trabajo académico actual?

Tabla 1. Distribución de los académicos por satisfacción general, agrupados por tipo de Ies
EstratoNMuy bajaBajaNeutralAltaMuy alta
General19500.41.511.148.838.2
Centros Públicos de Investigación1130.04.413.346.036.3
Instituciones Públicas Federales4240.51.98.343.945.5
Instituciones Públicas Estatales7940.50.811.851.535.4
Instituciones Públicas Tecnológicas3110.30.611.951.435.7
Instituciones Particulares3100.03.211.347.138.4
Fuente: Elaboración propia, con base en datos de la encuesta Reconfiguración de la Profesión Académica (RPAM).

Como se aprecia, a pesar de que la diversificación de funciones ha producido un académico multifuncional al que se le ha complicado su eficiente desempeño en funciones y roles simultáneos, esto no ha sido obstáculo para que acepte tener una alta satisfacción laboral general. Ya en varios estudios anteriores, Padilla, Jiménez y Ramírez (2008), Grediaga, Rodríguez y Padilla (2004), y Galaz (2003), sus autores, habían informado de lo que parece una tendencia hacia el alto grado de satisfacción laboral en los académicos de educación superior. Los resultados de RPAM (2008) confirman que la tendencia referida se mantiene: cerca de la mitad, 38.2%, están muy satisfechos con su trabajo y 48.8% altamente satisfechos. Si agregamos estos rangos obtenemos 87%. Los valores inferiores —opuestos— son respuesta de muy pocos académicos: 0.4% y 1.5%, y precisamente porque corresponden a muy bajo y bajo nivel de satisfacción, su ligero contrapeso ab absurdum juega a favor del 87 comentado y lo fortalece. Por tipo de Ies a la que están adscritos, los académicos de las Ies Públicas Federales manifiestan, en mayor proporción, 45.5%, estar muy satisfechos con su trabajo. Les siguen los de Ies Particulares, 38.4%. El siguiente grado de la escala, en orden descendente, son las Ies públicas estatales y las tecnológicas, casi parejas en el rango 35%. La mayor proporción de quienes están altamente satisfechos son los que pertenecen a las Ies Públicas Estatales, 51.5%, y las Ies Tecnológicos, 51.4%. Una pregunta queda al aire: ¿Por qué la mayor proporción de académicos con baja satisfacción laboral es —4.4%— en los Centros Públicos de Investigación?

La tabla 2 contigua resume las respuestas a la cuestión 6 B, para establecer mejor la perspectiva de la tabla anterior.

Tabla 2. Respuestas a la pregunta B-6: Satisfacción general en su trabajo académico actual
EstratoNMuy bajaBajaNeutralAltaMuy alta
General19500.41.511.148.838.2
Suma de contiguos13.087.0
Fuente: Elaboración propia, con base en datos de la encuesta Reconfiguración de la Profesión Académica (RPAM).

Si entre los efectos benéficos que una Ies pertinente puede producir se encuentra estar en condición de aportar a la transformación y desarrollo de las comunidades locales y nacionales, sería una impertinencia no considerar el sentir relacionado con la satisfacción laboral y visión que los académicos tienen dentro de su accionar en las instituciones de educación superior, pues son ellos quienes “preparan” y articulan al estudiante con los demás procesos educativos. Ahora bien, si la pertinencia apunta al currículo, los métodos pedagógicos, la organización escolar y la interacción con la comunidad, ¿no son los académicos quienes accionan esta serie de factores?

Los resultados que se han manejado sobre la satisfacción laboral de los académicos podrían quedar finiquitados en lo inquirido hasta aquí. Afortunadamente, en RPAM se encuentra otra cuestión que pregunta y explora hasta nueve diversos aspectos, de donde extraemos tres, que por su contenido se relacionan con la satisfacción laboral. La cuestión reza así: ¿En qué medida está usted de acuerdo con cada una de las siguientes afirmaciones relativas a su trabajo académico?

Las tres alternativas conectadas con lo que se está discutiendo demandan, cada una, que los profesores respondan, la primera a una pregunta formulada negativamente: “éste es un mal momento para que una persona joven inicie una carrera académica en mi campo”; la siguiente pide responder a “si tuviera que hacerlo de nuevo, yo no sería un académico”; y la tercera ausculta si existe o no, y en qué nivel, la siguiente afirmación: “mi trabajo es fuente de una considerable tensión personal”. Revisemos el primer ítem y las respuestas a la nueva cuestión, en la tabla 3.

Tabla 3. Este es un mal momento para que una persona joven inicie una carrera académica en mi campo. Global
NFED234FDATotal
193458.916.211.47.46.1100.0
Suma de contiguos75.113.5
FED= fuertemente en desacuerdo; FDA= fuertemente de acuerdoFuente: Elaboración propia, con base en datos de la encuesta Reconfiguración de la Profesión Académica (RPAM).

Reconforta saber que la mayoría, seis de cada diez —58.9%— expresaron su desacuerdo general a la pregunta. Los valores contiguos dan 75.1%, esto es, tres de cada cuatro sí alentarían al joven a comprometerse con su campo académico. En el segundo ítem se cuestiona la perseverancia del académico y averigua si repetiría su historia. Con agrado se constata que globalmente hay un acuerdo en los números: 76.4% rechazan la afirmación propuesta, como lo dice la siguiente tabla:

Tabla 4. Si tuviera que hacerlo de nuevo, yo no sería un académico. Global y género
nFED234FDATotal
Global98.3%194076.49.04.62.57.4100.0
GéneroMasculino120575.09.85.12.97.2100.0
(n= 1916)Femenino71179.38.03.81.87.0100.0
FED= fuertemente en desacuerdo; FDA= fuertemente de acuerdoFuente: Elaboración propia, con base en datos de la encuesta Reconfiguración de la Profesión Académica (RPAM).

Sin embargo, llama la atención un desnivel interesante por género. Las académicas suben en 4.3 puntos porcentuales sobre sus colegas en el rechazo a la propuesta de la cuestión; ¿serán más decididas las mujeres? Adviértase que en ésta, la tabla global y la variable por género se exponen juntas con todos sus valores para favorecer el escudriño y la reflexión. En la variable siguiente, tabla 5, dadas las altas cifras que encontramos, la tabla se reduce a sólo la columna de n y del valor 1; la respuesta es masiva, y llega en torno a 8 por c/10 académicos consultados.

Tabla 5. Si tuviera que hacerlo de nuevo,yo no sería un académico. Estratos
nFED
EstratoCentros Públicos de Investigación11382.3
(n= 1940)Instituciones Públicas Federales42476.7
98.3%Instituciones Públicas Estatales78877.8
Instituciones Públicas Tecnológicas30973.1
Instituciones Particulares30673.9
Grado MáximoHasta licenciatura43174.9
(n= 1934)Hasta Maestría91277.0
98.0%Doctorado50077.6
Postdoctorado9174.7
FED= fuertemente en desacuerdoFuente: Elaboración propia, con base en datos de la encuesta Reconfiguración de la Profesión Académica (RPAM).

La respuesta de la gran mayoría reitera que volvería a su trayectoria inicial, lo que se puede traducir en una declaración a favor —salvo el síndrome del vaso medio vacío— de la salud de la profesión, del medio educativo donde se desempeña y de la cultura organizacional general del subsistema de educación superior mexicano. Pasando al tercero de los ítems se aprecia que, en forma general, para los académicos no es fuente de estrés su trabajo —tabla 6— en la suma de contiguos FED con rangos 2 y 3, cuyo índice es 76.9%, que simplificado se convierte en que casi ocho de cada diez rechazó la afirmación en cuestión.

Tabla 6. Mi trabajo es fuente de una considerable tensión personal. Global
GlobalnFED234FDATotal
99.13%195631.321.124.514.68.4100.0
Suma de contiguos76.9
FED= fuertemente en desacuerdo; FDA= fuertemente de acuerdoFuente: Elaboración propia, con base en datos de la encuesta Reconfiguración de la Profesión Académica (RPAM).

Si en la valoración media el porcentaje es muy próximo entre uno y otro género —tabla 7—, los extremos de la tabla clarifican y aportan una variación llamativa: las mujeres, en la suma de contiguos, en proporción de una por cada cuatro, aceptan que pasan por estrés en 5.2 puntos más que los hombres. Parece poco, mas si se recurre a los valores contiguos en la parte izquierda de la tabla, la separación entre géneros sube a 6.5, y la diferencia no da lugar a duda al comparar los puntos porcentuales que separan las sumas contiguas por género. En las mujeres, la discrepancia entre las sumas contiguas es menor: 48.6-26.1 = 22.5 puntos. Entre los hombres, las cifras son: 55.1-20.9 = 34.2 puntos. ¿Cuentas y simple aritmética, nada más? De ninguna manera. Las académicas resienten más factores estresantes; valga recordar que están mejor dotadas para la relación y en ella al tono y calidez, que sus pares masculinos, y parecerían expresarlo en la dispersión de sus respuestas en la escala Likert de la cuestión.

Tabla 7. Mi trabajo es fuente de una considerable tensión personal. Género
nFED234FDATotal
GéneroN= 1932Masculino121432.922.224.113.27.7100.0
Suma de contiguos55.120.9
Femenino71829.219.425.216.69.6100.0
Suma de contiguos48.626.1
FED= fuertemente en desacuerdo; FDA= fuertemente de acuerdoFuente: Elaboración propia, con base en datos de la encuesta Reconfiguración de la Profesión Académica (RPAM).

El alto grado de satisfacción laboral de los académicos, encontrado desde la cuestión específica, mejora en su imagen y significado con la ilustración proporcionada por los tres últimos ítems: se revela como un valor cierto, un activo que requiere ser preservado y sostenido, y un factor directamente ligado al clima y cultura organizacional de cualquier centro educativo. Galaz Fontes (2003) estima que la satisfacción laboral de los académicos justifica su estudio por tres razones: está asociada al desarrollo y dignidad de los trabajadores, es un componente de calidad de vida, y porque un académico satisfecho trabaja mejor en pro de la organización.

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