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PRÓLOGO

A Juan Ignacio y Agustín

Empecé este libro una Navidad con el objetivo de compartir mis experiencias y devolver al fútbol todo lo que me dio gracias a la suerte de trabajar con jugadores, entrenadores y colegas. Entiendo que el crecimiento profesional llega a partir de compartir e intercambiar con los profesionales los conocimientos y las experiencias con los que uno ha trabajado, las pocas certezas a las que llegamos trabajando en este apasionante mundo del fútbol, en el que es tremendamente difícil pronunciar afirmaciones y verdades absolutas.

Deseo tener siempre viva y presente la exigencia de un entorno familiar en el que pude ver y sentir en mis padres la constante búsqueda de la verdad a partir de la investigación y el porqué y el fundamento de los hechos en el conocimiento científico y la sabiduría fundada en la experiencia.

En cuanto al plano personal, tengo también presente la disciplina y la profesionalidad necesarias para afrontar todos los desafíos que se presentaron con la meta de encontrar siempre la mayor excelencia y el éxito.

Quiero agradecer a todos los entrenadores con los que pude compartir, desde mis primeras experiencias con infantiles, juveniles y categorías del ascenso, una infinidad de horas de entrenamiento pasando algunas experiencias en el fútbol argentino, recorriendo equipos de la liga española y logrando entrenar a grupos de vértice del fútbol italiano, en las cuales me permitieron desarrollar mi tarea con total libertad expresando mi personalidad y sentir sobre la preparación física. A este respecto entiendo que al mejor estado de condición física no se llega con un deseo, una ilusión, ni se compra, sino que sólo se obtiene a partir del trabajo, la devoción y la entrega.

Además de conocer y comprender en nuestra preparación, sesión a sesión, día a día, la psicología del jugador y la pasión depositada por los futbolistas cada semana, esperando siempre con la misma ilusión la víspera de cada partido, con sensaciones alternativas de euforia y frustración, sabiendo que cada partido es siempre una nueva y diferente historia, tuve el privilegio, gracias al trabajo del entrenador, junto a la ambición y capacidad de los grupos, de disputar aproximadamente ocho instancias finales con diferentes equipos, viviendo algunas veces la sensación del éxito, y también otras el dolor de la derrota en los momentos de mayor expectativa. Pero siempre encontré y rescaté algún aprendizaje.

Me encuentro haciendo este relato simplemente con el deseo de sentirme profesionalmente más completo y realizado, y, como dije desde el inicio, de devolver al fútbol toda la generosidad que he encontrado en mi camino.

Espero encontrar una forma didáctica y breve de atraer la atención del lector con el fin de que no se arrepienta de haberlo leído.