Читать книгу Astrología genealógica - Justo Félix Olivari Tenreiro - Страница 10

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EL ORIGEN DE TU REALIDAD

Me pregunto si en verdad somos conscientes del momento “existencial” del que somos protagonistas y testigos al mismo tiempo. Tiempo, palabra capricorniana si las hay...

Cuando el suceso bisagra a nivel planetario está frente a nuestros ojos, como el árbol que nos tapa el bosque, suele ser difícil conceptualizarlo como tal, como el advenimiento de un nuevo paradigma; por lo general, mínimo una década después, será una importante masa crítica la que le dé el verdadero valor a eso que se introdujo en el colectivo.

Quince años atrás, aproximadamente, una querida amiga me habló por primera vez de las Constelaciones Familiares, y fue todo un sismo para mi conciencia notificarme de ese enfoque sistémico transpersonal. Hoy en día, millones de personas en todo el planeta han acudido a esa iluminada herramienta en busca de sanación y equilibrio en sus existencias.

Ir a bucear en las ramas del árbol de nuestros ancestros el origen de nuestros pesares presentes revolucionó el universo de lo “terapéutico”, derivando en un enfoque mucho más refinado y asertivo, que ha abrevado en otras tantas disciplinas hasta llegar hoy en día a ese regalo sagrado que representa el enfoque Transgeneracional.

Encontrarnos con que dolencias como la celiaquía, el mal de Parkinson, diferentes tipos de alergias, infertilidad, y todo lo que a partir de ahora llamamos síntoma, desde el momento en que nos angustia o nos limita nuestra capacidad de acción o de alcanzar lo que para cada uno es plenitud, tiene una real y concreta sanación, es un milagro en el que todos, como Humanidad–Inconsciente Colectivo debemos haber participado en su creación.

Hace tiempo que sabemos que nada sucede en la Tierra sin que se refleje en el espejo celestial; el correlato de la propagación cada vez más masiva de esta disciplina bien podemos rastrearlo en varios puntos históricos. En 2008 Plutón ingresó a Capricornio afectando el eje en el que Cancer es partícipe necesario. Familia, clan, patriarcado, maternidad, paternidad, todo quedó envuelto en franco proceso de deconstrucción.

A fines de 2017 se hizo presente en ese mismo espacio zodiacal el Padre de criatura, nuestro bien amado Saturno. Y en noviembre de 2018 el eje nodal pasó de Leo–Acuario a Cancer–Capricornio.

¿La cereza del postre? A fines de marzo de este año Plutón hizo conjunción con el Nodo Sur, y en el día de la fecha Saturno, en su ciclo de retrogradación sobre el espacio capricorniano, se acaba de volver a reunir con ese mismo punto nodal luego de un primer encuentro en abril pasado.

¿En qué otro sitio espaciotemporal crees que podrás encontrar la sanación a todos y cada uno de tus síntomas tanto físicos como emocionales, vinculares, monetarios, vocacionales, etc., siendo que hay un 90 % de probabilidad de que cualquiera de ellos sea una herencia familiar, un hermoso legado que nuestros ancestros trajeron hasta nosotros para recordarnos que somos los únicos y exclusivos creadores de nuestra realidad?

LOS NO NACIDOS EN LA CARTA NATAL

Quienes me siguen de un tiempo a esta parte saben de mis importantes diferencias con cierto enfoque muy analítico y técnico a la hora de estudiar Astrología y de abordar la lectura de una Carta Natal.

Así hace unos meses hablaba de la futilidad de proponerle al educando que memorice determinados conceptos, siendo que si se lo invita al mismo a que sienta las energías, a que las paladee, bien puede ahorrarse ese esfuerzo mental racional.

Si ya sabes de qué se trata Piscis, por ejemplo, y ya conoces las características energéticas de cada planeta, te resultará evidente que Venus se encuentra mucho más a gusto en Piscis o en Cancer, que en Capricornio. Te evitas, de ese modo, tener que memorizar si cada uno de los diez planetas se encuentra, en cada Signo, en “detrimento”, “caída”, “exaltación”, “exilio”, etc., etc.

Otro temita que de rebuscado tiene todo, y que posiblemente esté a favor de llenar el currículo de un instituto que justifique la duración de la formación, es el de las benditas casas derivadas.

Para los que lo desconocen, según este método, por ejemplo al primer hijo lo veríamos en la casa V, pero al segundo lo encontraríamos contando cinco casas más, tomando la V como la inicial. Y así con los diferentes matrimonio, etc.

Te podrás imaginar la cantidad de vueltas que terminas dando alrededor del Zodíaco si alguien ha tenido más de tres hijos!!

Damas y caballero: no importa la cantidad de parejas que alguien pueda tener potencialmente en su vida; les aseguro que todas las encontrarán en esa mismísima Casa VII.

Tampoco importa entonces cuántos vástagos pueda llegar a engendrar una persona, ni cuántos de ellos hayan finalmente nacido, y cuántos no. Todos también serán visibles en el área de vida número cinco.

Y es aquí en donde me quiero detener. Sabrán que hace tiempo vengo indagando en la temática de la genealogía, y utilizando la carta natal como herramienta de diagnóstico para encontrar el origen transgeneracional de todas y cada una de nuestras dificultades e infortunios. Y precisamente los niños “no nacidos” (como amorosamente denominamos a lo que solemos llamar aborto, sea espontáneo o inducido), tienen una importancia capital en el desarrollo vital de quienes los sucedieron.

Si todo, pero absolutamente todo lo que emerge como síntoma, todo lo que se manifiesta como dificultad, trastorno, imposibilidad en cualquier área de vida, incluyendo las enfermedades físicas, se ve reflejado en el mapa astral, con su consecuente correlato hereditario, la pregunta del millón era si podíamos ver también en esa cartografía a esos seres que eligieron no encarnar en este plano.

Fuerte fue el impacto de verlos tan presentes como los que recibieron nombre.

Y de eso se trata sanar las memorias de los no nacidos y su influencia en nuestras existencias: de darles un nombre, de hacer el duelo correspondiente, de comprender que el pacto de almas era ese y que todo fue perfecto así como fue, que no hay juicio alguno, y de poder despedirnos de ellos en un ritual de entierro que los integre de manera amorosa y sagrada al clan familiar.

BENDITA CASA XI

Las relaciones de pareja, a lo largo de la historia de la Humanidad, han sido objeto de extensos estudios, de todo tipo de expresión artística, de motivo de horas y horas de consulta terapéutica.

Alegrías y pesares varios. Ese espacio, tantísimas veces idealizado como un lugar de felicidad última y eterna, es, más bien, el lugar por excelencia en el que tenemos la posibilidad de iluminarnos: ver en cada respuesta y expresión de nuestr@ compañer@ la sublime oportunidad de encontrarnos con lo que está en sombra en nosotros, de sanar en cada uno lo que él o ella me moviliza de manera doliente.

En ese juego de espejos, mucho de nuestro ego se hace girones, mientras recorremos esa montaña rusa de emociones–sentimientos–pensamientos. Y cuando somos incapaces de elaborar esa ensalada vivencial por nosotros mismos en silencio, recurrimos a alguien que nos escuche para poder escucharnos a nosotros mismos, como mínimo, o que nos mime y acaricie con una palabra de aliento o que nos deje con la boca abierta a partir de una lúcida intervención, en el mejor de los casos.

Amiga. Amigo. Red.

Es verdad que lo que nos trae la Casa XI en forma de amistad también nos invita a trabajarnos, pero en la mayoría de los casos los vínculos de “Casa VII”, las relaciones amorosas, nos llevan a niveles de movilización interna miles de veces más amplios.

Será mi configuración energético–astrológica la que ha promovido que desde mi más tierna adolescencia tenga muchas más amigas mujeres que varones. Y me siento todo un agraciado por eso.

La amiga que celebra con vos la felicidad que te acompaña cuando comienzas una relación. La misma que te contiene cuando estás desconcertado ante algún movimiento de tu pareja que no comprendes, es la que luego, llegado el caso, te abraza con infinita ternura cuando es amor lo que sangra, la que te tiene una eterna paciencia en tiempos de obsesión cuando te preguntas una y mil veces si las cosas se van a solucionar, la que te acompaña en un eventual duelo, la que, con dulzura y tacto, te recomienda que sueltes aquello que te está amortajando.

La pasión, compulsión, absorción a la que nos puede llevar un enamoramiento pueden concluir en que desatendamos los nexos de amistad tan valiosos y reconstituyentes.

Hoy me inclino y honro el amor de mis amigos; ¿qué sería de nosotros sin esa red majestuosa? La otra cara de la misma moneda es celebrar gozoso cada uno de sus logros, su evolución en el plano laboral/profesional, su nuevo noviazgo, la mudanza a ese hogar más bonito que tanto deseaban, la conclusión exitosa de sus estudios, y así con todas y cada una de sus bienaventuranzas. Dejando siempre abierto mi Corazón para contenerlos amorosamente en cada pesar por el que elijan transitar.

KIRÓN EN VIRGO: ¿VIRGEN O HETAIRA?

La herida kironiana presente en el Signo de Virgo o en la Casa VI, y también en aspecto, cualquiera sea este, con Mercurio, remite, en la mayoría de los casos, a una importante disociación en la psiquis del nativo entre los arquetipos de la Virgen y el de la Hetaira.

Así tantísimas mujeres pueden expresarse libremente en el plano sexual cuando no media un compromiso afectivo, enfriándose de manera significativa cuando entra en juego la maternidad, real o potencial, desde el momento en que, al estar en pareja, pasan a ser la probable madre de los hijos de su cónyuge. Otras, directamente han pasado sus vidas con escasísimos contactos sexuales, y están las que, teniendo en sombra el arquetipo de lo virginal, rechazan de plano la maternidad, experimentando su vida erótica con gran frenesí.

Del mismo modo un varón con esta escinción psíquica, buscará como madre de sus hijos a una mujer que le remita a la Virgen, aun cuando la sexualidad entre ambos sea muy pobre en cantidad y calidad, buscando fuera de ese vínculo, eventualmente, a aquella que lo satisfaga en ese aspecto (Muchas veces contando con la anuencia silenciosa y cómplice de su esposa, la que, poseída por ese misma dicotomía, se siente aliviada de no tener que responder ni de ser exigida en el plano sexual).

Ignoro, y me resulta sumamente intrigante saber cómo experimentarán esta posición de Kirón en sus cartas natales habitantes de otras culturas, quienes no están inmersos en un Inconsciente Colectivo marcado a fuego por una única diosa, en la que no sólo se resalta su condición de madre, sino que además se reconoce como arista especial el hecho de que lo haya sido desde un estado de “pureza” extrema, asociando el concepto de pureza al de su condición de virgen.

Los occidentales no hemos, quizás, ni siquiera comenzado a desandar el camino de la reconciliación entre esas dos figuras antagónicas.

La ¿evolución? humana es muy dinámica; los desarrollos científicos y tecnológicos han agotado ya nuestra capacidad de asombro. Mientras tanto, bien se nos puede escapar la dimensión de lo que muchos de esos “avances” significan. ¿Hemos tomado acaso real y cabal consciencia de, por ejemplo, que actualmente una mujer puede engendrar un hijo en su vientre sin haber tenido jamás una relación sexual?

La misma Iglesia Católica que nos describió de ese modo la figura de la madre de Jesús, es la que en tiempos modernos presencia cómo es enfrentada por tantísimos occidentales no dispuestos a acatar sus mandatos de cómo deben realizarse las cosas, aquella voz que nos dice lo que está bien, y lo que no.

No importa lo que hagamos, en definitiva siempre lo trascendental es desde qué nivel de Consciencia lo estemos realizando.

Me pregunto entonces si una mujer que elije ya sea la inseminación artificial o la fecundación in vitro para acceder a la maternidad, convencida de que está revelándose frente al “Patriarcado”, ¿tiene idea de que acaso no esté haciendo otra cosa que responder a esa misma cruel disociación, emulando ni más ni menos que lo que nos contó la Iglesia sobre lo acontecido con la Virgen María, en donde el o la obstetra están cumpliendo la función que en el mito desempeñó el Arcángel Gabriel?

La pregunta del millón siempre es la misma: ¿Quién elije cuando elijo? ¿En qué parte de mi árbol genealógico se originó la herida que determinó que no podía ser las dos cosas, madre y amante al mismo tiempo? Acatamiento y rebeldía son las dos caras de una misma moneda. Hasta que no vaya a buscar el punto de inflexión, la génesis de esa o cualquier otra problemática, para reprogramarla y sanarla, deberé seguir preguntándome si mis decisiones son autónomas, o no.

ACUARIO–LEO, A LAS PUERTAS DEL AMOR INCONDICIONAL

En nuestra Carta Natal están presentes todas las semillas de nuestros potenciales. Siempre teniendo en cuenta que dependerá de la evolución de nuestra Alma y de lo necesarios o no que sean algunos aprendizajes para nosotros en esta encarnación, podemos ver en la misma lo que está implícito como posibilidades de desarrollo.

Todos tenemos presentes las doce energías en ese mapa. La mismísima rueda el Zodíaco dividida en esas doce porciones iguales, y también los diez planetas que las representan. El porqué de que alguien se pase la vida entera o gran parte de ella habitando sólo un rinconcito de ese Mandala o que otra persona tenga el coraje o al menos la curiosidad para recorrer otras latitudes del mismo abriéndose a dejarse poseer por la mayor cantidad de arquetipos, es un misterio ante el cual no nos queda más que rendirnos impotentes.

Así, absolutamente todos los seres humanos que pisaron pisan y pisarán la faz de la tierra han tenido oportunidades, de diferente calibre, para tener al menos un acercamiento, por poner un ejemplo, con la energía de Acuario.

Y todos, también, desde aquellos que ya han nacido siendo cómplices de lo acuariano, y los otros, los que de a poco hemos sido visitados por dicha energía en importantes y desequilibrantes tránsitos de Urano tocando los más claves puntos de nuestro mapa astral, podemos expresar diversas octavas de la misma.

En verdad creo que nadie humano es capaz de hacerlo de manera rotunda, es esa misma condición humana la que nos lo impide. Pero una de las cualidades más hermosas y sublimes que podemos exhibir del eje Leo–Acuario es algo muy parecido al amor incondicional.

La fogosa pasión leonina que se desprende de un corazón palpitando inquieto necesita de la presencia y permanencia de ese objeto amado para confirmarse. Lo que ocurre en Leo, y en la Casa V que le corresponde, tiene mucho de narcisismo, de necesidad de autorreferencia.

Por otro lado, en Acuario encontramos la capacidad máxima de desapego y distancia. En el peor de los casos, una dificultad manifiesta o un miedo patológico a entablar cualquier compromiso. También, una gran destreza para amar “a distancia”, sea esta física o temporal.

La maestría de esta polaridad, el punto medio de este eje da como resultado algo inusitado. Y plagado de belleza.

Hemos leído o escuchado millones de veces frases como “Si amas a alguien déjalo libre”. Qué liberal y evolucionado que suena!! Pero las miles y miles de personas que han nacido con una matriz vincular ligada a lo escorpiano (la fusión por excelencia), o a lo pisciano (lo indiferenciado, lo que no tiene bordes ni límites), se rascan la cabeza pensando de qué se trata y cómo se hará para llegar a eso.

Una vez más, sea que desde niños esta temática estaba al alcance de nuestras manos, o que las sucesivas visitas de Urano nos fueron acercando a ella, si nuestro Corazón leonino es lo suficiente amplio, noble y leal, podrá ir de a poco deslizándose hacia el centro del Mandala, y percibir como algo cercano la renuncia a esa necesidad de autoafirmación.

Si logramos mermar la ansiedad de nuestros aspectos más drásticos y radicales ligados a una defensa reactiva ante el temor a la perdida de nuestra libertad, podremos tener la certeza de que estamos frente a algo muy bonito, como lo es, ni más ni menos, abrir las puertas para que alguien venga a encender la llama que le de calor a nuestro Corazón.

Cuando llegamos al centro de este vaivén, percibimos como verídico, por ejemplo, que dos personas se amen intensamente a la distancia, sin haberse visto personalmente aún.

VERDADES A MEDIAS

¿Cuántas veces has leído frases como estas? “No busques en otra persona lo que no has podido lograr tú mismo”, “No esperes que una pareja te de lo que tú no tienes”, “Aprende a encontrar en tu interior la compañía que no te llega de afuera”, etc., etc.

Las leo y me pregunto: entonces, la Casa VII de una carta natal, ¿para qué está?

Esa Casa VII es la que nos habla de aquello que “nos complementa”. Si tuviéramos la obligación de hacer todo por nosotros mismos, y desarrollarnos de manera totalmente autónoma, pues no tendría sentido que esta área de vida existiera dentro de un mapa astral.

Comprendo la buena intención que está detrás de esas citas; la idea es que no vayamos por la vida apoyándonos de manera totalmente dependiente en un otro. Pero se prestan a una enorme confusión.

Si soy una persona muy “neptuniana”, con poca estructura y bastante desorganizada, puedo relacionarme, tranquilamente, con alguien que tenga cualidades capricornianas de orden y “pies en la tierra”. Si mi situación económica nunca ha sido muy floreciente, podría atraer a un ser que tenga ya trabajada y desarrollada la cualidad taurina que le facilita el buen manejo de la materia (dinero).

Si soy alguien muy volcado a lo racional y analítico, seguro que no sólo me sentiré atraído, sino que además podré entablar un vínculo de pareja con una persona muy “esotérica”, que ame los mundos simbólicos y “psíquicos”.

Todas las generalizaciones son peligrosas, desde el momento en que cada uno de nosotros somos absolutamente único e irrepetibles. Y es eso precisamente lo que nos muestra nuestra carta natal: nos habla claramente de cuál es nuestra particular impronta energética, de quiénes somos, lo que incluye cuál es nuestra propia y específica forma de vincularnos.

Las relaciones de pareja son el más hermoso, sublime y sagrado espacio para aprender a desarrollar aquello que todavía no hemos podido integrar. Y permitirle a mi compañera, además de todo lo otro que me regala día a día con su presencia, que también sea mi maestra, requiere de mi parte de una humildad mayúscula.

¿EN QUÉ CONSISTE UNA CONSULTA SOBRE LA CARTA NATAL DESDE LA ASTROLOGÍA GENEALÓGICA?

Estaba redactando esta nota cuando una persona me pregunta, por mensaje privado, cómo hacía para ver el árbol genealógico en una Carta Natal. ¿Cómo responder semejante pregunta en un par de líneas?

En mi caso no tengo una fórmula. No hay nada tabulado, nada que se pueda enseñar ni delinear de manera concreta. Son todos los saberes respecto de lo que cada energía representa y significa, los que me van llevando hacia las conclusiones a las que llego. Lo mejor, entonces, es relatarles casos concretos de algunas consultas recientes.

Una mujer me plantea su enorme dificultad para ponerle límites a su hijo de 9 años de edad. Ese niño era indomable, según su relato. Nada ni nadie lo detenía, tan rebelde y auto afirmativo. “¿En dónde está el padre?”, fue mi primer pregunta. “Su padre no existe, es un adolescente incapaz de hacerse cargo de su hijo, al igual que mi propio padre, otro inmaduro crónico”. Bien.

La “inmadurez” de un ser humano está relacionada, entre otras cosas, a su dificultad para aceptar límites, ¿verdad? ¿Y qué principio energético nos habla de esta temática? Saturno, el regente de Capricornio, la figura arquetípica del Padre! Ese niño estaba siendo total y absolutamente fiel a los mandatos de, en este caso, ambas ramas de su clan, no aceptando límite alguno! (Su mapa astral mostraba una hipertrofia ariana, y un muy debilitado Saturno).

Esto que, en un punto, puede parecer de muy simple lectura, es algo que, en mayor o menor medida nos pasa a todos: que nos cueste mucho ver en dónde está el origen del problema, eso que desde afuera parece evidente. La mirada del astrólogo conceptualiza, ordena, y le pone nombre a esa dificultad.

Un hombre de unos 56 años, al que llamaré Ernesto, había empezado, tiempo atrás, a dedicarse a una labor que lo satisfacía con creces, dejando atrás el trabajo en relación de dependencia que ejerció durante décadas, pero no lograba la prosperidad económica que deseaba.

Su matriz natal mostraba a una madre intrusiva, controladora, bastante manipuladora. Sus comentarios sobre ella, así lo confirmaban. Esa madre nunca estuvo de acuerdo con el cambio de rumbo profesional de mi consultante. Victimizándose y culpando a su hijo de sus problemas de salud, producto del disgusto que esa situación le provocaba a ella, según sus palabras.

La energía por excelencia con la que nos dejamos inocular con culpa es la pisciana. Pues bien: en la Revolución Solar de ese año de mi consultante, un gigantesco Neptuno (regente de Piscis), desde la Casa X, la que nos habla de lo profesional, le hacía oposición al Sol de Ernesto, siendo este, durante ese año, el regente de su Casa ll, sus recursos. Estaba clarísimo, al menos para mí, que la mirada internalizada de esa madre omnipresente en sus mensajes culpójenos, era lo que le estaban impidiendo a él desarrollarse de manera próspera en su nuevo emprendimiento laboral.

Ernesto no tenía el permiso de su madre para ser feliz con la profesión que había elegido. Ella lo hacía sentir culpable por esto, y eso era puntualmente lo que él tenía que sanar y liberar. Asintió con una sonrisa, mientras me contaba que su madre, al día de hoy, le sigue preguntando si ya había conseguido trabajo...

En verdad espero, con estos dos ejemplos, haber sido claro a la hora de mostrar lo importante que puede ser un encuentro para la lectura de una Carta Natal como guía respecto a dónde se encuentra el origen de cualquier síntoma, físico o no.

Astrología genealógica

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