Читать книгу Astrología genealógica - Justo Félix Olivari Tenreiro - Страница 12

Оглавление

CUANDO LOS ARCANOS NOS MARCAN EL CAMINO

Cómo me gusta leer el Tarot!! Hoy tomé cabal consciencia de eso en medio de una entrevista con una amiga de hace muchos años.

¿Qué viene a buscar la mayoría de la gente en una sesión? ¿Podrás saber si tu ex volverá? ¿Si te llamarán de ese otro trabajo? Muy probablemente sí. O no. Dependiendo de lo que las cartas te quieran mostrar (En definitiva, somos eso, sólo lectores de lo que se revela frente a nuestros ojos).

Pero seguramente si me elegiste a mí (como a muchos otros tarotistas que pueden trabajar de esta misma manera), es porque tienes la disposición para escuchar otras cosas.

En el mejor de los casos, como la persona que atendí hoy, fue ella misma la que indagó sobre el origen de sus dificultades para relacionarse en pareja de un modo que la colmara. “Lo que veo es que desde la muerte de tu padre te hiciste cargo de tu madre desde un lugar tal vez un tanto culpójeno, como si tuvieras en tu nuca la mirada inquisidora de papá, respecto a cómo te vas a comportar con tu mamá, y eso te desgasta y termina interfiriendo en tus relaciones de pareja”.

Puede que ese no sea tu caso, que, al menos en el plano consciente no tengas el menor interés en anoticiarte de lo que te haría bien sanar o revisar de tu historia. Pues de todos modos si hay algún mensaje para ti, te será dado.

Me ha pasado de ver el complejo vínculo que un hombre tenía con su progenitor, lo que le impedía desarrollarse en el plano económico–laboral, redundando esto en una relación de pareja que no terminaba de consolidarse, para malestar de la mujer que me consultaba.

¿Por qué pasa tantas veces que alguien indaga, por ejemplo, sobre su situación laboral, y lo que aparece está relacionado a otra cosa, supongamos al plano amoroso? ¿Por qué no responden de manera taxativa lo que el consultante preguntó?

Seguramente porque más allá del genuino interés de esa persona por saber algo sobre su trabajo, lo que la tenga más angustiada, más “tomada” en el plano emocional y mental, sea justamente esa situación sentimental. Ese campo emocional movilizado es el que está hablando, mudo en la boca del consultante, sumamente audible para los arcanos.

No pocas veces sucede que veo determinado suceso, para que quien tengo enfrente me responda algo como “Es tal cual lo que me relatas, pero eso me pasó hace catorce años!!”.

Las cartas de Tarot nos leen el inconsciente. Ponen sobre el tapete lo que no está pudiendo ser comprendido por la persona. Visibilizan lo oculto en ese presente, pero que puede haberse originado largo tiempo atrás, que “aparece” mágicamente para que nos encontremos con la realidad de que dicho suceso no está aún sanado, que todavía esa herida no dejó de supurar.

“Coincido con tu mirada; después de ese episodio de infidelidad, jamás he podido volver a formar pareja”.

No me parece decididamente relevante que las personas se acerquen a una lectura de Tarot con el mero afán de que les “adivine” el futuro. Los benditos arcanos se encargarán de que se lleve el o los mensajes que le muestren el mejor camino a seguir.

REALIDADES PARALELAS

Alrededor de los años '80 del Siglo pasado se difundió una técnica que nos decía que si visualizábamos, con determinación y siguiendo algunas determinadas recomendaciones, aquello que deseábamos para nuestra realidad podría llegar a materializarse.

Hace rato que sabemos que el concepto de “tiempo” es una entelequia. Una construcción mental. Que todas las realidades, todos nuestros recuerdos y nuestras memorias, pasado, presente y futuro conviven en simultáneo. Que inclusive episodios de lo que llamamos “vidas pasadas”, bien pueden ser sólo experiencias arquetípicas impresas en el inconsciente colectivo, y que por algún motivo nos vimos relacionados con ellas.

Más de un par de veces me he visto habitando realidades (vínculos, espacios físicos, lugares de residencia, etc.) que olían a conocidas. Como las había pensado en el pasado con cierto fervor, con mucho deseo y ganas, concluía que aquello que tiempo atrás tantas veces había visto en mi mente, había tomado forma en ese presente.

“Lo logré!”, pensé en un principio. Sorprendido, más que nada, porque en mi caso esas “visualizaciones” nada o muy poco tenían que ver con trabajar con esa “técnica” de manera sistemática y regular. Eran más que nada las simples fantasías que a todos se nos pueden disparar en cualquier momento del día. Es más, no pocas veces me juzgaba a mí mismo por pasar tanto tiempo desconectado de la “realidad”.

“¿Lo logré?”, me pregunté más tarde. ¿Y si esa hermosa casa en la que estaba viviendo, o esa mujer tan amorosa, sensible y empática con la que estábamos compartiendo esa etapa de nuestras vidas, en lugar de ser el resultado de haberlas visto–deseado con pasión en el pasado, hablaran de la capacidad que tuve en su momento para “ver” el futuro?

¿Estoy fantaseando, viendo el futuro, o creando mi realidad?

Creo que en un punto, en lo más profundo de nuestro Ser, todos sabemos quiénes somos. Qué experiencias nos corresponden, qué ideal, qué mejor versión de nosotros mismos podemos llegar a manifestar.

Pero del mismo modo que estoy convencido de lo recién expuesto, mi certeza es que, en una inmensa mayoría de los casos, como el mío, acceder a ese potencial requiere de Trabajo. Trabajo interno, sanación, cura, terapia, en definitiva, toma de consciencia de lo que nos impide llegar a desarrollar todo ese potencial que nos espera.

Debo confesar la fascinación que a mi niño interno le provocan muchas de las películas que han visto la luz en las últimas décadas que nos hablan de esa ausencia de límites temporales, como la mítica “Volver al futuro” en donde los viajes al pasado les permiten a los protagonistas cambiar lo que había sido su realidad. Semanas atrás me atrapó “Predestination”, en la que ambos personajes principales hacen viajes temporales a partir de los cuales logran una profunda comprensión de sí mismos y de muchas de las circunstancias por las que atravesaron en su vida.

“Pero eso mismo es lo que estoy haciendo yo en cada sesión de Transgeneracional!!, grité hace unos días exaltado, feliz por ser, esta vez, protagonista de uno de esos films de aventuras.

Buscar en el árbol familiar el origen de lo que hoy me angustia y me limita, sea un síntoma físico, problemas vinculares, económicos, laborales, etc., indagar con ese antepasado qué fue lo que le pasó, dejarlo expresarse, que saque su odio, ira, dolor, resentimiento para que logre descansar en paz, y comprobar luego los efectos sanadores concretos, visibles y palpables en mi existir cotidiano que ese viaje a otro tiempo me regaló, es la prueba más empírica de que lo que hasta ahora sólo era “ficción”, está al alcance de nuestras manos.

En épocas de Neptuno navegando Piscis, entiendo que es menester estar receptivos a estas miradas y experiencias oceánicas, en donde se evaporan los límites espaciotemporales.

EL VIAJE DE KIRÓN

Tal vez la pregunta más extraña (desopilante) que me hicieron en mi vida, me la realizó hace unos años una mujer, cuando le comenté que me dedicaba a la Astrología y al Tarot. “¿Cómo se te ocurrió trabajar de eso?”.

En verdad parece que los seres humanos estamos muy convencidos de que somos nosotros, de manera consciente, los que tomamos la mayor parte de las decisiones de nuestro existir. A nuestro ego le encanta creer eso, fascinado con la idea de tener el control de todo, o casi, lo que hacemos.

En el día de la fecha, hablando con una alumna–Maestra, un ser delicioso por donde se lo mire, me preguntaba si acaso sería mi Kirón natal en Casa lX el que me lleva de viaje, el que me guía en esta travesía de sanación y expansión de consciencia simultáneas.

“¿Cómo se te ocurrió irte a vivir a Misiones?”, otra pregunta de compleja respuesta, más allá de mi acostumbrado coloquial “Estaba harto de vivir en Buenos Aires”.

Estando en esa provincia, más precisamente habitando el pueblo llamado Candelaria, con la ayuda de una amante que me vino a visitar, tuve un flash que me dejó poco menos que catatónico. Sabiendo de mi Nodo Sur en Sagitario, me dice: “Vos viniste a esta tierra a trabajar algo de tu pasado como sacerdote. Seguramente hiciste votos de castidad y de pobreza en otra vida, por eso no tuviste descendencia, y tenés esos problemas económicos tan fuertes”, sus palabras, que se condecían con una realidad monetaria que a Dios gracias quedó atrás, y con la verdad de que aun, más allá de mi gran anhelo, no soy padre.

Terminé de oírla y salí despedido a buscar una carta que había recibido de la municipalidad de la ciudad de Candelaria. “Mirá esto, por favor!!”, le dije en estado alterado. El membrete de esa misiva tenía la imagen de una enorme cruz de madera, y al pie de la misma rezaba: “Capital de los treinta pueblos jesuíticos”. Efectivamente, los jesuitas, en el 1600 y pico, establecieron treinta misiones en esa región, habiendo sido esa su capital.

Siempre tuve la certeza de que en vidas anteriores había sido sacerdote. La misma certeza que tuve de que yo me quería ir a vivir a la ciudad de Posadas, pero “casualmente” una amiga de allí me ofreció, para alquilar, una casa en Candelaria, a escasos 30 km. “¿Para vos es lo mismo?”. Obviamente, mi Alma respondió “Sí, claro” (En ese preciso momento, Saturno en tránsito estaba justamente sobre mi Nodo Sur en Sagitario).

Mi muy corta estadía en la ciudad de Córdoba no es ajena a ese patrón de sanación. Fue allí en donde realicé una impresionante sesión de Transgeneracional. En la misma pude descubrir, y liberar, la cruel herida que había padecido mi abuela materna, lo que redundó en que yo atrajera situaciones muy dolorosas a lo largo de toda mi vida.

Hablando con la decodificadora, recordé que, recién nacido, con sólo tres meses, estaba veraneando con mis padres y mis hermanas más grandes en esta misma ciudad, cuando tuvimos que volver de urgencia a Buenos Aires ante la noticia de la súbita muerte de esa misma abuela (Mi reencuentro con la terapia de Transgeneracional, y la estupenda combinación entre expansión de consciencia y sanación que dicho enfoque me está provocando, coinciden con el actual tránsito de Neptuno literalmente sobre mi Kirón en Piscis natal).

Sólo Dios lo sabe en qué nuevo destino me veré sanando otra rama más de ese mi precioso árbol familiar.

Astrología genealógica

Подняться наверх