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LA DISTANCIA OBJETIVA DEL ASTRÓLOGO

Siempre me pregunté por qué motivo se asocia a Acuario, a su regente Urano y a la Casa XI con la Astrología. En dónde está ese hilo conductor. Antes de buscar respuestas “externas” traté de llegar a alguna conclusión, como es mi costumbre, por mis propios medios.

Mi respuesta está vinculada al desapego, a la distancia emocional, a la escasez de “pasión” que nos provee esa energía acuariana, como requisito fundamental para el sano desempeño de nuestra amada profesión.

Tiempo atrás cometí la torpeza de recomendarle, a una consultante, una terapeuta que yo no conocía, de la que sólo había leía alguna nota, pero de la que no tenía referencia alguna respecto a su desempeño profesional.

Semanas después, esa consultante me cuenta que durante la entrevista que tuvo con ella, luego de haberle contado que en un momento de su vida había decidido interrumpir un embarazo, la misma le hizo poco menos que un escándalo, y, de manera inquisidora, le preguntaba si lo había hablado con su madre, y otras barbaridades más por el estilo.

Hace unos pocos días me consulta una mujer con importantes conocimientos astrológicos. “Félix, ¿ese aspecto que veo entre los planetas regentes de mi Casa II y mi Casa VIII indica, como yo creo, que podría desempeñarme bien, y ser relativamente próspera trabajando como prostituta?”. La lectura que estaba haciendo de esa conjunción planetaria era impecable. Mi respuesta fue un sí rotundo. “Bien, empezaré entonces a mover los medios para dedicarme a eso a la brevedad”.

Debo confesar que me hace mucho ruido ver a un/una astrólog@ decididamente apasionado con una “ideología” política en particular, o con determinado grupo partidario de su país.

Siempre le digo lo mismo a mis alumnos: sea que estemos leyendo la Carta Natal de Hitler, o la del Che Guevara, tenemos que hacer el esfuerzo por desapasionarnos y comprender que sólo estamos analizando movimientos y posibles manifestaciones energéticas de ese mapa que tenemos ante nuestra vista.

A nadie le importa y no debería importarle mi opinión ni ningún juicio personal desde el momento en que elegí dedicarme a ayudar y a guiar a los demás para que tomen contacto con sus potenciales, y que puedan desembarazarse de todos los condicionamientos externos que les impidan o les hayan impedido ejercer su libre albedrío.

Ese es el distanciamiento más hermoso y sano que entiendo que Acuario me provee. Y, como Signo opuesto complementario de Leo, ese desapego, lejos de expresar desdén o falta de compromiso, representa el mayor acto de Amor que le puedo ofrendar a quien deposita su confianza en mí.

LA CARTA NATAL: UN MAPA QUE NO DICE NADA

Desde los que creen que en la misma se puede ver el futuro, hasta muchos de los que como yo la utilizamos como una herramienta de auto conocimiento y de apoyo en nuestro trabajo de crecimiento personal, hemos creído en algún momento que la Carta Natal de un ser humano era una fuente de información clara y precisa sobre el mismo.

Damas y caballeros, un mapa natal sólo nos aporta HIPÓTESIS.

Dos personas de la misma edad con Luna en Virgo habrán elaborado de manera muy distinta lo que eso significó en materia de mandatos familiares ligados, en este caso, a la sobre adaptación que se les exigió cuando niños.

No hay dos personas en el mundo que hayan desarrollado, de igual forma, en el mismo lapso de tiempo, el aprendizaje que significa el Ascendente, cualquiera sea este...

¿Cómo puedo saber yo, con sólo mirar un mapa, cuán sanada o no está la herida kironiana de quien tengo sentado frente a mí por primera vez en mi Vida?

¿Cómo saber con cuál de los dos planetas de una conjunción o de una oposición está más identificada la persona, habiendo proyectado la energía del otro? ¿Y si acaso ya hizo un trabajo importante de integración de esa polaridad?

¿Puedo dar por sentado que quien tiene muchos planetas en Capricornio, por poner un ejemplo, es un autómata que tiene toda su vida cronometrada y que sólo se siente seguro en la rutina? He visto a muchos consultantes incorporar y abrirse, con el correr de los años, a energías que de jóvenes les resultaban extrañas y lejanas, y sentirse muy a gusto con las mismas.

Hay personas que no cambian mucho a lo largo de los años. Hay otras cuyas transformaciones son, en verdad, muy profundas, y una constante en sus existencias. Pero yo, como astrólogo, no tengo manera de saber cuál de estas realidades es la de la persona que se sentará frente a mí en un par de horas, a menos que lo indague.

Días atrás atendí a una mujer con 4 (sí, cuatro) planetas en Aries, entre ellos ni más ni menos que el Sol... Y Marte!! Cualquier desprevenido, de los que abundan, dirá que esa dama es una guerrera con todas las letras. Sólo que ella se siente completamente alejada de esa energía. ¿Adivinen qué? Un hermoso y omnipresente Neptuno hacía aspecto a esos mismos cuatro cuerpos celestes. La identificación de su consciencia era con ese astro, energía transpersonal que absorbía a todas esas otras.

Escuchar tanto como hablar. Preguntar. Preguntar antes de afirmar y de dar por sentado. De eso trata básicamente la entrevista con un consultante, el único que tiene las respuestas de todas las hipótesis que nos planteamos al momento de ver su Carta, a menos que nos guste la idea de usar la Astrología como otro de los tantos medios que tenemos los humanos para llenarnos de preconceptos, encasillar y etiquetar a los demás.

Astrología genealógica

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