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PREFACIO 3

Nada inmortal se encuentra en la estructura del universo: ni el orbe, ni los reinos de los hombres, ni la áurea Roma, ni el mar, ni la tierra, ni los astros resplandecientes del cielo. Pues el Padre de todas las cosas ha fijado el tiempo [5] irrevocable 4 en el que el último fuego abrasador asolará al mundo en su totalidad. Pero sin embargo sus acciones sublimes y la gloria de su valor acompañan a lo largo de los tiempos a innumerables hombres cuya fama y alabanzas aumentan los poetas. A unos los celebran los elevados cantos que [10] fluyen de la fuente de Esmirna 5 , a otros la dulzura del Mincíades 6 Marón. Y no discurre menor la gloria de los poetas mismos, que permanecerá semejante a la eterna, mientras los siglos se sucedan volando y el movimiento rotatorio del mundo, según las leyes establecidas, haga girar al cielo estrellado [15] alrededor de tierras y mares. Pero si fama tan duradera alcanzaron poemas que entrelazan falsedades con las hazañas de los héroes antiguos, la decidida confianza en una alabanza eterna para la posteridad me proporcionará gloria inmortal y recompensará mi mérito. Pues mi canto serán las [20] hazañas de la vida de Cristo, regalo divino para los pueblos, sin atisbo de engaño. Y no tengo miedo de que el incendio del mundo arrastre consigo esta obra; pues ella tal vez me sustraerá al fuego entonces, cuando de una nube que vomite llamas descienda relumbrante el juez, la gloria del Padre que se sienta en el alto trono, Cristo. Así pues, ¡venga!, que el Espíritu Santificador me asista como inspirador del canto [25] y rocíe el alma del poeta con la corriente pura del dulce Jordán para que podamos decir cosas dignas de Cristo.


3 Este prefacio comprende un total de veintisiete hexámetros y estructuralmente puede dividirse en dos partes casi simétricas (vv. 1-14 por un lado y vv. 15-27 por otro). En la primera parte domina el contenido pagano, en tanto que en la segunda destacan los elementos cristianos (cf. E.MURRU , «Analisi semiologica e strutturale della praefatio agli Evangeliorum libri di Giovenco», Wiener Studien n. f. 14 [1980], 133-151). Una gran parte del mismo se dedica al tema tradicional de la fama eterna de los poetas ilustres y de los personajes celebrados por ellos en sus composiciones (cf. vv. 6-14). Y Juvenco se augura a si mismo una gloria inmortal por el tema de su canto: frente a las falsedades insertas en los poemas paganos (v. 16: quae veterum gestis hominum mendacia nectunt), su obra versará sobre «las hazañas de la vida de Cristo» (v. 19: nam mihi carmen erit Christi vitalia gesta ), muy lejos de cualquier engaño. Las epopeyas clásicas comienzan con un proemio en el que suele bosquejarse la temática de la obra junto con una invocación a las Musas, y Juvenco se ajusta al molde tradicional, con la particularidad de que el poeta cristiano invoca para que lo inspire, no a la Musa, sino al Espíritu Santo (vv. 25-26: sanctificus adsit mihi carminis auctor / spiritus). En realidad en el prefacio se manifiesta ya la tensión de los dos polos entre los que se mueve el quehacer poético de Juvenco (cf. Introducción , págs. 16-17). Para una mayor profundización en cuestiones relativas al prefacio, cf. P. G. VAN DER NAT , «Die Praefatio der Evangelienparaphrase des Iuvencus», en W. DEN BOER , P. G. VAN DER NAT , C. M. J. SICKING y J. C. M. VAN WINDEN (eds.), Romanitas et Christianitas. Studia I. H. Waszinka. d. VI kal. Nov. a. MCMLXXIII XIII lustra complenti oblata, Amsterdam, 1973, págs. 249-257, y F. QUADLBAUER , «Zur Invocatio des Iuvencus (praef. 25-27)», Grazer Beiträge 11(1974), 185-212.

4 En el v. 4 de este Prefacio (Nam statuit genitor rerum inrevocabile tempus ) hemos interpretado rerum como determinante de genitor («el Padre de todas las cosas»). Esta juntura aparece en otros lugares de la obra de Juvenco (cf. I 16: rerum pater unicus ). No obstante, cabe también la posibilidad, más lógica desde el punto de vista del orden de palabras, de interpretar rerum como determinante de inrevocabile tempus. En ese caso la traducción sería: «Pues el Padre ha fijado el tiempo irrevocable de las cosas...».

5 Alusión a Homero. Aunque eran varias las ciudades que se disputaban el haber sido la cuna del gran poeta, los espíritus más privilegiados de la Antigüedad sostenían que la patria de Homero debió de ser o Quíos o Esmirna.

6 Esto es, nacido en las riberas del rio Mincio, el río de la Galia Transpadana cercano a Mantua, la patria de Publio Virgilio Marón.

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