Читать книгу Te amo, gracias - Kimi Turró - Страница 5
ОглавлениеAmigos de Adrià
«Siempre te recordaremos como la alegría del local. Un pilar imprescindible para todos nosotros. Nunca olvidaremos tu “¡Yujuuuu!” cuando bajabas con la bicicleta e ibas directo a tu butaca preferida. O la facilidad que tenías para hacernos sonreír a todos. Como estas, mil cosas. Gracias por haber compartido una pequeña parte de nuestra vida. ¡No te olvidaremos nunca, Rocky!».
Júlia Blanquera
«De vez en cuando, íbamos a esquiar con toda la tropa. Siempre recordaré aquellas mañanas en las que él me esperaba en la plaza Mayor con la tabla de snow, y juntos, íbamos a buscar el bus. El día que quedábamos e íbamos los dos, durante todo el camino, todo eran risas y risas, y aquellas escapadas a esquiar eran diferentes tan solo porque estaba él».
Irene González
«Podría explicar tantas anécdotas, recuerdos, detalles, momentos, situaciones... Pero si tengo que expresar lo más esencial, me quedo con la transparencia de tus ojos, la naturaleza de tu ser, la sinceridad de tu sonrisa, la tranquilidad de tu comportamiento, aquellos abrazos desde la amistad y el respeto, la humildad de tu apoyo constante. Así que, si te pudiera hacer un regalo, me gustaría darte la capacidad de verte a ti mismo a través de mis ojos. Solo así te darías cuenta de cómo eras, de especial».
Pol Fresneda
«Cómo recuerdo aquella sonrisa que hacía que cada día saliera volando del instituto hacia casa, para encontrármelo a él sentado en su butaca intocable y pasarnos tardes y tardes de conversación, junto con nuestros amigos duendes, que vivían en nuestra chimenea...».
Tina
«Cuando me pongo a pensar en Adrià, me vienen muchos recuerdos a la mente y se me dibuja una sonrisa inmensa involuntariamente. Durante la adolescencia compartimos muchas vivencias, ya que es la época en la que experimentas más y tienes ganas de comerte el mundo. El local era el lugar donde se creaban las locuras. Pero si pienso en experiencias que siguen en el fondo de mi corazón y les quito el polvo, es cuando realmente veo una amistad de infancia con Adrià. Infinitas tardes compartidas en la plaza después del colegio, esperando que nuestras madres cerraran las tiendas. Era bastante monótono, pero la rutina de ir a Can Carbó a comprar un panecillo y después a la carnicería para que nos hicieran un bocadillo era una rutina bonita que cuando no sucedía se echaba en falta. Pasar toda la tarde jugando sin ningún tipo de preocupación ¡así es como realmente recuerdo a Adrià! La plaza era nuestra: jugábamos y hablábamos con todos los tenderos, especialmente con nuestra aliada, “la Brugui”, y ayudábamos a los policías a multar a los coches ¡incluido el de mi madre!
Es saludable y bonito recordar, y al mismo tiempo sientes tristeza y absoluta impotencia, ya que no hay marcha atrás. Aunque recuerdos, fotos y cosas materiales ayudan a que tengamos su alma más cerca y que él pueda seguir formando parte de nuestras vidas».
Pere Sánchez