Читать книгу Cocina vegana mediterránea - Laura Kohan - Страница 9
ОглавлениеVeganizando nuestra dieta
(dedicado a los que empiezan)
Pasos para realizar una transición al veganismo con éxito
Cambiar nuestra dieta y estilo de vida de repente puede ser todo un reto si no lo planeamos de la forma más adecuada. Incluso dando el salto desde el vegetarianismo comprobaremos cómo cambia la dinámica de la dieta, especialmente a la hora de comer fuera de casa, pues la mantequilla y la leche están presentes en casi todos los dulces, y los huevos ya no son una opción. Tenemos dos formas de acercarnos a una alimentación cien por cien vegetal. La primera y más drástica es dejar de consumir productos animales sin mirar atrás. Este tipo de transición tiene la ventaja de que vamos a experimentar más rápidamente las mejoras en nuestra salud y los cambios en nuestro cuerpo. Nuestros niveles de energía van a aumentar, vamos a perder peso y mejorarán nuestras funciones corporales a medio plazo (sin mencionar lo orgullosos que estaremos de nosotros mismos por ser consecuentes con nuestras ideas). Los efectos en nuestro cuerpo van a actuar como el mejor agente motivador para seguir adelante. Sin embargo, debemos estar preparados para asumir este gran reto, pues los temidos ataques de ansiedad asociados a la necesidad de hidratos- basura o la carne, la presión social o una mala planificación de nuestra dieta pueden destruir, en un minuto de debilidad, todos nuestros buenos propósitos.
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A continuación damos unas sencillas recomendaciones que serán útiles durante las primeras semanas de transición a la nueva dieta.
Conocer nuestro estado
Antes del cambio de dieta, convendría someterse a un chequeo médico que incluya un análisis de sangre y orina, y la medición de la presión arterial. Estos análisis deberían reflejar los niveles de colesterol, triglicéridos, homocisteína, transaminasas, glucosa, vitaminas y minerales. Pasados unos tres meses podríamos repetir todos estos análisis y cotejarlos con los antiguos. Los primeros análisis van a darnos una idea de cuál era nuestro estado general antes de cambiar de dieta; y los segundos nos ayudarán a confirmar si estamos haciendo las cosas bien, y, además, actuarán como un gran incentivo para reforzar nuestra decisión y, de paso, convencer a nuestro entorno de lo acertado del cambio.
Darnos ánimos
Es probable que durante la transición al veganismo olvidemos por qué es importante llevar una alimentación cien por cien libre de productos animales y crueldad. En esos momentos, nadie mejor que nosotros mismos podrá recordárnoslo. La idea es que durante las primeras semanas refresquemos nuestra memoria dejándonos notas o post-it con las razones por las que hemos decidido cambiar nuestra forma de comer. Podemos escribirlas en letras grandes o con colores llamativos y dejarlas en sitios visibles de la cocina, como la nevera o las puertas de algún armario. Serán pequeñas y claras declaraciones de intenciones que reaviven diariamente nuestra motivación y nos recuerden la importancia de nuestra decisión.
Renovar la despensa
Desde el momento en que decidamos adoptar el veganismo, debemos desprendernos de golpe de todos los alimentos elaborados con productos animales, y sustituirlos por su equivalente vegano para que, cuando haga aparición el hambre, no sintamos que no tenemos alternativas para saciarlo. El hecho de compartir la cocina con otras personas que coman carne no debe representar un problema. Bastará con habilitar una balda de la nevera y otra en un armario de la cocina donde poner todas nuestras alternativas veganas (e ignorar el resto de las baldas). Al final de este libro se ofrecen varios listados de supermercados naturales o veganos y tiendas online donde conseguir todo lo inimaginable para renovar con éxito nuestra despensa.
Leer las etiquetas
Aunque buena parte de la comida del supermercado puede parecernos naturalmente vegana siempre es mejor prevenir que curar, por lo que conviene perder unos segundos leyendo las etiquetas para no equivocarnos. Va a sorprendernos la cantidad de productos a los que se les añaden lácteos o alguno de sus derivados, como es el caso de muchos panes, y en especial los panes de molde, las salsas y los cereales de desayuno. Cuidado también al comprar chocolate negro, ya que incluso en sus versiones más puras suele contener leche en polvo. Con el huevo debemos prestar más atención al comprar pastas de trigo, salsas y cualquier producto de pastelería o panadería.
Planear nuestras comidas con antelación y… ¡cocinar!
Para evitar momentos de pánico a la hora de la comida deberíamos adoptar el ritual semanal de sentarnos con lápiz, papel y libro de recetas en mano, y dedicarle media hora de nuestro tiempo a planear las comidas que prepararemos durante la semana. Después deberíamos repasar todos los ingredientes que nos faltan y salir a hacer la compra. Y aunque no dispongamos ni de mucho tiempo ni de muchas habilidades culinarias, es importante arañarle unos minutos al día para prepararnos un sencillo plato de comida casera (que podremos llevarnos al trabajo o re-cenar más tarde). No hace falta complicarse mucho. Bastará con una ensalada o sopa completa, un sencillo guiso o un plato de cereales con verduras y soja. Una vez al día es beneficioso regalarle a nuestro cuerpo una comida casera y hecha con mucho amor. Deberíamos decidir cuántas horas a la semana —de las 168 que tiene— vamos a dedicarlas a comer de manera saludable y equilibrada.
Comer por colores
Si tenemos dudas acerca de cuántas vitaminas, minerales y antioxidantes le estamos dando a nuestro cuerpo, y queremos estar seguros de darle los necesarios, un buen truco es comer por colores. Solo debemos cerciorarnos de que en nuestro menú diario haya frutas y verduras de, al menos, cinco colores diferentes, y no tendremos que preocuparnos. En una comida vegana lo más importante es la calidad y variedad por encima de la cantidad, así que, cuantos más elementos llenen el plato, mejor.
Buscar apoyos
Sobre todo al principio, es importante tener a alguien con quien compartir nuestras dudas y experiencias. Por eso, si en nuestro entorno no tenemos ningún amigo o familiar vegano, internet puede ser un buen aliado. Lo ideal sería contactar con un grupo vegano o asociación animalista de nuestra provincia o ciudad, pero si no los tuviéramos cerca, hay otras opciones. Existen grupos veganos —muchos de ellos pertenecientes a asociaciones de defensa de los animales— y foros como el de la Unión Vegetariana Española (UVE) donde podremos consultar y compartir sobre infinidad de temas de veganismo y darnos la posibilidad de sentirnos conectados a una gran comunidad que no deja de crecer cada día. Al final de este libro ofrecemos enlaces a los principales foros y grupos donde conocer a otros veganos.
Preparar nuestras respuestas
Una vez que el mundo sepa que somos veganos, es mejor que nos preparemos para una de las preguntas que más vamos a escuchar a la hora de la comida o cuando alguien conozca nuestros hábitos alimenticios: «Y entonces ¿qué comes?»; o «¿De dónde consigues las proteínas?». Quizá no sea una mala idea prepararnos una buena lista de respuestas para sortear el «tercer grado» al que seguro vamos a ser sometidos una y otra vez. Piensa que una buena respuesta puede ayudar a ganar nuevos simpatizantes que entiendan las implicaciones éticas y los beneficios de una dieta vegana.
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Pero, consejos aparte, cada persona tiene unas circunstancias vitales totalmente únicas que son las que determinarán cómo va a desarrollarse su transición a la nueva dieta. Simplemente, es bueno recordar que gran parte de lo que somos lo hemos aprendido, y que, al igual que sucede con cualquier cambio, solo se trata de deshacer los viejos hábitos y crear unos nuevos. Y tanto si decidimos lanzarnos a la piscina del veganismo de un salto o preferimos ir eliminando los productos animales poco a poco de nuestra vida, lo ideal, como veremos en el siguiente apartado, es realizar una dieta depurativa durante un par de semanas, en la que nuestro sistema se vaya limpiando de todos los excesos cometidos en los años anteriores y, de paso, acostumbrarlo a una dieta vegetal.