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6.4. Desarrollo de los órganos bucofonatorios

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Lo más importante, respecto al desarrollo del lenguaje en el niño o niña, es la movilidad y el tono de los órganos bucofonatorios. La manera más natural de entrenar la movilidad es a través de la alimentación. Es decir, si la introducción de la alimentación es correcta, al comer los niños o niñas ejercitarán la musculatura necesaria para que la adquisición del lenguaje sea la correspondiente a su edad. Esta interrelación entre tipo de alimentación y estimulación de los órganos bucofonatorios puede resumirse de la siguiente manera:

1 Desde el nacimiento: el bebé nace con el reflejo de succión y el reflejo de los cuatro puntos cardinales.

2 Entre los tres y cuatro meses: el niño o niña toma papillas más espesas, originando un aumento del movimiento hacia atrás de la lengua.

3 A partir de los cuatro meses: el niño o niña debe tomar alimentos más consistentes, como el puré de fruta o de vegetal triturado, con lo cual tendrá que hacer barridos laterales con la lengua.

4 Siete meses: aumenta la coordinación entre la lengua y la laringe. La mayoría de los niño o niñas ya tienen algunos dientes a esta edad, por lo que empiezan a comer alimentos más consistentes (galletas, pan...).

5 Diez meses: hacia esta edad ya mejorado el tono muscular, sobre todo, el de los labios y empieza a mejorar el control de la saliva y la coordinación de la mandíbula y la lengua.

6 Doce meses: el niño o niña mastica con facilidad y va desapareciendo el babeo.


Además de la imitación de los adultos, la inclusión de alimentos cada vez más sólidos, ejercita notablemente el aparato bucofonatorio.


Sabía que...

El aparato bucofonatorio está compuesto por:

1 Labios

2 Mandíbulas

3 Paladar duro y blando

4 Lengua

5 Dientes

Autonomía personal y salud infantil. SSC322_3

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