Читать книгу La guerra cristera - Lourdes Celina Vázquez Parada - Страница 10
Un tema complejo
ОглавлениеPoco a poco se han descubierto aristas agrarias y económicas en aquella compleja situación, y han aflorado también las relaciones de la rebelión con ciertas características regionales.
No fue una sola, es cierto, la llamada rebelión cristera. Bien podría decirse que cristeros hubo y hay de muchos tipos, aunque los alteños de Jalisco y los abajeños de Guanajuato parecen haber asumido que los meros meros fueron y siguen siendo ellos. Mas en el norte jalisciense, mayormente por Huejuquilla y Mezquitic, también se dieron muestras importantes con matices muy notables, lo mismo que en el sur de Jalisco, a pesar de la raigambre liberal de que otrora hicieron gala también sus moradores.
Pero durante los últimos años, en especial los pobladores del occidente de México, se han quitado el bozal y se han dado a escribir y hablar públicamente de los cristeros más que en muchos lustros anteriores. Ha habido de todo, desde retórica incendiaria de quienes quisieran volver a las andadas, hasta análisis cuidadosos y muy enriquecedores del estudio formal que comenzó Meyer.
En suma, de conformidad con lo que se ha procedido a escribir en los tiempos recientes, puede decirse que, además de haberse ahondado en el conocimiento de aquella aventura, se ha dejado claro que, para comprender cabalmente el asunto, deben tomarse en cuenta, por un lado, las peculiaridades cada vez más claras de las diferentes expresiones cristeras y, por el otro, las demás razones, aparte de las religiosas, que latieron explícitamente en el corazón de los rebeldes y de quienes los auxiliaron desde una vida aparentemente civil, además del papel que les hicieron jugar en la confrontación de la Iglesia con el Estado, en aquel entonces.
¡Qué bueno que el tema de los cristeros se ha puesto sobre el tapete! Muy necesario resulta su análisis y, mejor, su entendimiento y comprensión. De lo más insano resultaba tratar de mantenerlo oculto, pues de esta manera, además, se ha contribuido a distorsionarlo sobremanera, de acuerdo con perspectivas e intereses posteriores. Además de las adulteraciones conscientemente dolosas, debe estarse consciente de que la preservación de la memoria de boca en boca es una manera eficiente de mantener vivo el recuerdo, pero también tiende a modificar y, sobre todo, a mitificar los hechos. Es así como se va gestando la conciencia popular.
Asimismo, debemos tomar en cuenta que el caso de los cristeros, además de un asunto histórico y, por tanto, materia de la historiografía, también se está convirtiendo en un tema político; esto es, buena parte de las ideas esgrimidas entonces y, especialmente, la intención de imponerlas a costa de lo que sea y recurriendo a cualquier método, han vuelto a cobrar vigencia entre algunos sectores de la sociedad y a darle sustento a diversas organizaciones de ella que, de seguir creciendo, a lo mejor derivan en un problema, igual que antaño, sumamente difícil de resolver.
Entre las muchas explicaciones que se pueden hallar a la guerra cristera, no debe perderse de vista a los sectores más conservadores e intransigentes de nuestra sociedad, que constituyen sin duda un escollo para el proceso democratizador en el que estamos inmersos.
Dicho de otra manera, deben aplaudirse, entre otras cosas, los estudios actuales sobre los cristeros a efecto de que no se vuelvan a repetir tales expresiones de intransigencia y falta de consideración por la discrepancia.