Читать книгу La Maestría del Amor Incondicional - Lucía Mahapremal Devi - Страница 14

En la casa de mi padre hay muchas moradas.

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Cada uno experimenta diferentes estados de consciencia que responden a las necesidades de aprendizaje del alma. Estos pueden ser de la más baja a la más elevada vibración y frecuencia. Los cuales van a estar asociados al mayor o menor grado de sufrimiento y apego a las diferentes aparentes realidades de seguridad material.

En sus diferentes roles experienciales el alma en el cuerpo físico necesita experimentar los diferentes grados de sentimientos y emoción a la hora de emprender el camino de la experiencia física en la aparente realidad material.

A través de los sentidos físicos experimentamos la diversidad de sentimientos y emociones.

El dolor y el sufrimiento siempre están ahí, latentes, como el moderador del trato y la comunicación que cada uno tiene con el Sí Mismo.

El reconocimiento por una vida de excelencia es el estado de Gracia y nada tiene que ver con hacer las cosas bien o mal, sino con la amplitud de Consciencia para estar más allá de ellas.

Lo bueno o lo malo solo son parámetros de medida a la hora de juzgar lo agradable o desagradable a los sentidos físicos. Pero más allá de ellos, desde la Consciencia y la sabiduría del observador para el discernimiento la vibración del pensar y sentir interior que resuena en una determinada frecuencia para que la inteligencia superior le asigne en un orden inteligente perfecto a su respectiva dimensión de Consciencia.

El libre albedrío es la puerta al campo de infinitas posibilidades, donde cada uno experimenta más allá del bien o del mal. En la aparente realidad mundana, el libre albedrío es relativo y está supeditado al grado de evolución del Alma.

Vestidos con un vehículo físico que nos da la apariencia material para la experiencia de los sentidos en los roles de seres humanos, creamos una realidad aparente, identificándonos con los roles de personas o personajes mundanos, para poco a poco volver a reconocernos en nuestra Identidad Original, la Esencia, La Fuente, El Campo de Consciencia Ilimitado, El Altísimo, el Creador Original, Dios, Inteligencia Omnisciente, Omnipotente y omnipresente.

“El yo material, la entidad del Ego en la Identidad Humana, depende durante su vida física de la función continuada de su vehículo material de la vida, de la existencia continuada del equilibrio desequilibrado de energías e intelecto que, en Urantia, se le ha dado el nombre de Vida. Pero el yo de valor de supervivencia, el yo que puede trascender la experiencia de la muerte, tan solo evoluciona mediante el establecimiento de una transferencia potencial del asiento de la identidad de la personalidad evolutiva desde el vehículo transitorio de la vida –el cuerpo material– al vehículo de naturaleza más duradera e inmortal del alma morontial y aún más allá a aquellos niveles en los que el alma se infunde de realidad espiritual y eventualmente logra el estado de esta. Esta transferencia misma se efectúa mediante la sinceridad, persistencia, y firmeza de las decisiones de la criatura humana que busca a Dios”. El libro de Urantia. La sobrevivencia de la personalidad. Pág. 122.

En una maravillosa danza de nacimientos y muertes en una aparente realidad material experimentamos la dualidad, en diferentes dimensiones de Consciencia.

En la muerte, sea física, de procesos o proyectos, se agota la energía que permite que algo exprese creativamente su vitalidad.

En esa muerte se disuelven los proyectos creativos de algo a alguien que ya cumplió su propósito, para resucitar, renacer, resurgir o transformarse en un proyecto superior o disolverse, según el orden inteligente Superior.

Cada experiencia es absolutamente individual, por lo que cada uno solo expresa el conocimiento en la vida material acorde a la sabiduría de Su Ser Interior. Desde ese punto todas las apreciaciones al nivel de los sentidos físicos son subjetivas y responden al entendimiento y comprensión individual y sagrada.

El camino de realización en la vida mundana, no es un camino en Sí, es una determinación que hace en el paso a paso al Camino, desde la honestidad con Uno Mismo y la fidelidad y lealtad al SÍ Mismo. Cuando te amas te eliges y te percibes en la luminosidad que irradias en el aparente otro. Esa es la expresión del amor Divino.

Cuando desconectamos de la verdadera expresión del Amor Divino, la sensación de separación provoca el sufrimiento, cuando aceptamos una posible realidad dual para la creatividad de los sentidos en la experiencia de los pensamientos, ideas sentimientos emociones, sensaciones, de la Vida material.

Todo lo que percibimos a través de los sentidos es solo una aparente sensación de la manifestación de la realidad interior, identificada con las memorias mundanas.

El miedo es el producto del desconocimiento y la negación de nuestra Verdadera Realidad, por el apego a las sensaciones de los sentidos.

El temor de disolvernos en la nada, cuando en verdad nos unificamos a la totalidad, como energía de la Consciencia Soy en todo lo que Es.

Más allá del libre albedrío del Alma, el nacimiento, el crecimiento, la expansión y la muerte de un proyecto creativo siempre es armónico a un orden superior, manifestándose acorde a su frecuencia y vibración a un propósito y orden natural, Divino Superior.

Al oponer resistencia en nuestro libre albedrío, a ese orden, provocamos el dolor y el sufrimiento por la densidad de la vibración de la energía que irradiamos en el sentir interno.

En el camino de la experiencia de la Totalidad, nos detenemos en la Dimensión de Consciencia que el alma considera su máxima verdad: la morada de nuestro Padre Madre Interno.

La Maestría del Amor Incondicional

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