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Los caminos de la sanación

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El camino de la especialización contempla el rol a desempeñar por los curanderos andinos en su comunidad.

Para Fernández Juárez (2004: 24), “el «maestro» tiene que saber cuál es su «camino» en el que va a especializarse, si es «para el rayo», si es «para la Pachamama»”, y que el iniciado debe cambiar de vida y observar buena conducta, y con sus dones velar por la salud, la prosperidad, y la protección espiritual sirve a la comunidad, características que también releva Tomás Huanca (1990).

El compromiso que adquiere el nuevo yatiri no admite renuncias de ningún tipo. La persona que desatienda su compromiso como elegido del rayo está expuesta a desgracias. El curandero retribuye a los encantos y espíritus auxiliares, quienes le dieron el don de la videncia y lo asisten en su trabajo de terapeuta y adivino con ofrendas y rituales de agradecimiento.

Polia Meconi (1996: 101) señala que la función del curandero es “garantizar el control ritual de las fuerzas sobrenaturales, cuida la salud, protege contra los «contagios» espirituales que causan la enfermedad, asegurando el normal desarrollo de las actividades cotidianas”.

El yatiri asume el compromiso de utilizar todo su saber para el bien de la comunidad y rendir sacrificio a los espíritus tutelares, la Pachamama y los santos.

Los testimonios que se transcriben a continuación refieren a los curanderos y chamanes en Perú y Bolivia:

Soy de Trujillo, Perú, vine a los dieciséis años a la Argentina. Mi familia es católica, pero siempre consultaba a los curanderos. En ese entonces yo estaba mal, mi madre me dijo: “¿Por qué no te hacés curar?”. Me recomendaron al maestro Zurita. Yo pedí plata para viajar, fui de Laredo a Trujillo, después tomé un ómnibus a Piura, después una combi para ver al maestro Zurita. Hay un lugar donde salen las combis que van a los distintos curanderos, te dicen: “Al maestro Zurita sube a esa combi”, el que va a la laguna es aparte. Yo tenía un poncho y un sombrero por el frío de la sierra. Allí estuve dos días, te hospedan, va mucha gente, artistas, políticos, alcaldes (a ellos les cobran en dólares), van a la laguna de noche. De doce de la noche a seis de la mañana es “la limpia”, después de las seis empieza el baño de florecimiento. La laguna es inmensa, el agua helada, el baño de florecimiento se hace con flores, rosas, ramillete de novia; los curanderos exprimen bien las hojas. Después se hace una dieta, que no te vea el sol, no hay que bañarse, no comer condimentos, bebidas negras, comer después de mediodía. (Luz, peruana, 40)

Luz destaca la convocatoria de los maestros curanderos en Piura y la intensa actividad que desarrollan en la zona, convertida en un importante mercado mágico-religioso de bienes simbólicos de sanación. Las sesiones duran toda la noche, al final las personas que acuden hacen un baño de florecimiento, luego del cual salen renovadas; resulta como una especie de renacimiento. Posteriormente deben observar una dieta y abstención de baño para mantener el equilibrio humoral.

Yo vengo de afrodescendientes. En Perú los que venimos de afrodescendientes nos reunimos en hermandades. Allá los curanderos pueden sanar, pero han hecho un pacto con el demonio en los cerros, van a la noche y hacen un pacto con el diablo para tener poderes y pueden curar enfermedades, pero son hechiceros. (Hombre peruano, 55 años)

El entrevistado señaló que los curanderos llamados “maleros” realizan pactos con el demonio en los cerros para obtener poderes con los que también curan enfermedades, y en los cerros están junto con los maestros curanderos comunes.

Asimismo, se destaca la vigencia de las creencias mágico-médicas en los centros culturales de Perú y Bolivia. El curandero sanador se halla investido de un halo mágico-religioso social fundamental para la curación (Bianchetti, 2014: 129).

En cuanto a los yatiris llegados a la ciudad, Fernández Juárez (2004: 35) observa que “los yatiris aymaras han encontrado adecuado acomodo en ciudades como El Alto y La Paz, donde cada vez resultan más numerosos”. De acuerdo con el autor, se pueden distinguir dos tipos de yatiris: los que están organizados en sindicatos o afiliados a algún tipo de asociación como en Faro Murillo (La Paz) y aquellos que trabajan en forma independiente.

Don Teodoro destacó su pertenencia a una asociación de yatiris en Bolivia:

Yo fui presidente de una asociación, fui vicepresidente también, entonces, de yatiris [exhibe dichos carnets]. Hay asociaciones en La Paz, Santa Cruz, hay diferentes asociaciones, yo manejé diferentes asociaciones de curanderos y yatiris. Nosotros planificábamos cómo se tiene que manejar esto, cómo se tiene que llevar si esa persona hace bien o no hace bien, eso es todo lo ordenado. Teníamos relación con las facultades, con el periodismo. Yo sigo conectado con la Asociación de Medicina, de médicos originarios del campo, en Santa Cruz; a Sobometra [Sociedad Boliviana de Medicina Tradicional]2 pertenecemos a nivel nacional. Con treinta años, como yo le acompañaba a mi abuelo, ya sabía, ya me había enseñado porque al abuelo había que acompañarlo de noche, y de ahí aprendí más. Yo me dediqué a esto como treinta años, ahora tengo sesenta y cinco años.

De acuerdo con el testimonio del entrevistado, en Bolivia hay una fuerte sindicalización del oficio de yatiri; los yatiris urbanos en su mayoría se hallan agremiados. El sindicalismo constituye un ámbito de socialización secundaria, capacitación y contacto social.

El hermano Oscar se refirió a la Asociación de Curanderos de Perú:

Allá en Perú hemos separado al que acá le llaman “manochanta” o el estafador; los hemos separado con una cosa legal, hemos pedido al Estado que respeten a las asociaciones, tengan un registro de los hampicamayoc [médico]que son los curanderos. En Perú los chamanes están asociados, está el Apus Inca que lo dirige el hermano que es presidente, yo soy miembro de esa asociación, nos hemos asociado porque es importante deslindar responsabilidades con otras personas, seudocuranderos, seudochamanes. Esta asociación está desde la época del presidente Fujimori, en los 80, porque hubo un problema; los doctores se pusieron un poco celosos porque un chamán que atiende en una mesada desde las doce de la noche hasta las siete de la mañana con las plantas sagradas tiene cincuenta pacientes. Van a Huancabamba, van a la selva, ellos vieron algo como la intuición y no sabiendo lo culpaban, lo denigraban, han investigado bien y se han dado cuenta que eso sirve para recuperar a un ser. En realidad, lo van a embotar de pastillas, pero no van a quitarle esa pérdida de la sombra. Es importante que esto se difunda literalmente; yo lo felicito que está investigando este campo.

La pertenencia a asociaciones y sindicatos demuestra el nivel de legitimidad de los curanderos en Bolivia y Perú, a diferencia de la situación marginal que viven en Buenos Aires.

En el medio urbano los curanderos deben lograr una clientela y ser reconocidos por su eficacia en la práctica de su oficio. El primer trabajo se consigue mediante la relación con parientes o paisanos que se hallan insertos en asociaciones vecinales, grupos de barrio y comparsas musicales.

Los yatiris tienen diferentes opciones para desempeñar su trabajo en el caso de emigrar. Un destino promisorio es la ciudad de Buenos Aires, más precisamente la Pequeña Bolivia. Pero, antes de entrar más de lleno en ella, en el próximo capítulo indagaremos en las creencias y prácticas de los curanderos.

1. También han llegado al Pachjiri los evangelistas. Según Fernández Juárez (2004: 26), los “hermanos evangélicos” aymaras han entrado en la disputa simbólica sobre este centro ceremonial, particularmente después de los rumores extendidos en el altiplano respecto del ofrecimiento al cerro de un sacrifico humano.

2. Sobometra reúne a numerosos especialistas en medicina tradicional, kallawayas, hueseros, curanderos. Fundada en 1984, es la primera institución de país que ha agrupado formalmente a médicos tradicionales en Bolivia.

Los curanderos andinos de la pequeña Bolivia

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